/ miércoles 13 de febrero de 2019

Nuestra historia al desnudo

“…me dejé llevar luego de una de nuestras tantas discusiones y sin mayor explicación, amanecí al lado de Renato, nuestro amigo en común”

Sé que lo sabías, y en realidad, al tocar a tu puerta no sabría exactamente qué decir, pero lo cierto era que debía tener el valor de verte a los ojos, de decirte con toda honestidad que te había fallado, sin esperar en absoluto, respuesta racional alguna de tu parte y es que posiblemente yo podría manejar la situación a mi favor, diciendo que en medio de una noche de copas, y sin estar en mis 5 sentidos, me dejé llevar luego de una de nuestras tantas discusiones y sin mayor explicación, amanecí al lado de Renato, nuestro amigo en común.

Pero prevalecía en mi, ante todo, y aunque eso implicara perderte, el deseo de sincerarme… y no es que esa noche con Renato significara algo para mí, es que ambos sabíamos que por más que lo intentábamos, nos decepcionábamos cada vez con mayor frecuencia, tal vez habíamos ondeado la bandera blanca, porque a pesar de lo que yo pudiera significar para ti y tú para mí, nuestras fuerzas por intentar sacar a flote lo nuestro se habían agotado.

Me detuve un lapso indefinido a la puerta de tu departamento y cuando por fin tuve el valor para tocar, abriste de forma sorpresiva, mi miraste con los ojos llenos de furia, pero no dijiste nada, solo tomaste mi mano y me dirigiste a tu recámara, no debías decir nada, sé que te había decepcionado; nos sentamos sobre la cama, no dejabas de mirarme y pareciera ser que me habías enmudecido, me costó mucho trabajo estructurar mi discurso, pero finalmente pude decir: “Lo siento, sé que te fallé y que eso es motivo suficiente para que no quieras saber de mí, pero, aunque a estas alturas pareciera ser irreal quería decir las cosas de frente, asumir mi error, pero sobre todo no lastimarte más de lo que ya lo hice. Es el momento menos indicado para decirte que te quiero, pero así es, y lo real también es que dejamos de funcionar como pareja hace ya un tiempo, ambos lo sabíamos, aunque no quisimos ahondar más allá, asumo mi error, te pido disculpas porque las cosas hayan llegado hasta este punto y entiendo si es tu decisión no volvernos a ver”, entonces interrumpiste.

“Déjame decirte que posiblemente esté un buen rato enojado, tratando de entender por qué nos permitimos llegar a este punto, no puedo evitarlo, pero también agradezco tu sinceridad en nuestro estatus, es cierto, hace tiempo que no estábamos bien, dejamos de intentarlo y justo por querernos, porque el amor se nos fue de las manos sin darnos cuenta, yo también deje de pelear por ti sin admitir que aunque el afecto prevalecía, ya no era más amor lo que nos unía, y sin embargo, por miedo tal vez, nuestra vida siguió un rumbo sin dirección, caminando a la par pero sin estar realmente juntos. Siento mucho no haber promovido el seguir soñando con un nosotros y contribuir a que la distancia se hiciera más y más grande”, luego ambos enmudecimos, lo habíamos dicho todo, y no sabía realmente si el no pelear y reconocer cada uno que lo nuestro no podía seguir así era bueno o malo.

Lo único real es que te quería, te lo dije, a lo que tu respondiste que también me querías, entonces por más duro que pareciera ambos entendimos que nuestras vidas no estaban destinadas a un felices por siempre, esta estación de nuestras vidas que nos había tocado compartir, nos habría servido entonces para aprender y crecer, lo suficiente como para seguir en busca de lo que estábamos destinados a vivir; nuestras miradas se volvieron a encontrar en un ambiente de liberación, sin pensarlo más te abracé, pusiste un beso en mis labios, el más dulce que haya recibido, nuestros ojos se inundaron de lágrimas y prometimos estar bien, por más que eso implicara que cada uno tomara rumbos distintos. Me pediste una última noche juntos, a lo accedí, solo permanecimos abrazados hasta el amanecer, anuncio de que era hora de irme, fingiste dormir, procuré no hacer ruido, besé tus labios y salí de tu casa, desarmada pero consciente de que lo mejor para ambos estaba por llegar.

CONTACTO:

Médico Psiquiatra, Sexólogo, Psiquiatra Forense y Psicoterapeuta

Director de Mindful. Expertos en Psiquiatría y Psicología

www.vivemindful.com

Sé que lo sabías, y en realidad, al tocar a tu puerta no sabría exactamente qué decir, pero lo cierto era que debía tener el valor de verte a los ojos, de decirte con toda honestidad que te había fallado, sin esperar en absoluto, respuesta racional alguna de tu parte y es que posiblemente yo podría manejar la situación a mi favor, diciendo que en medio de una noche de copas, y sin estar en mis 5 sentidos, me dejé llevar luego de una de nuestras tantas discusiones y sin mayor explicación, amanecí al lado de Renato, nuestro amigo en común.

Pero prevalecía en mi, ante todo, y aunque eso implicara perderte, el deseo de sincerarme… y no es que esa noche con Renato significara algo para mí, es que ambos sabíamos que por más que lo intentábamos, nos decepcionábamos cada vez con mayor frecuencia, tal vez habíamos ondeado la bandera blanca, porque a pesar de lo que yo pudiera significar para ti y tú para mí, nuestras fuerzas por intentar sacar a flote lo nuestro se habían agotado.

Me detuve un lapso indefinido a la puerta de tu departamento y cuando por fin tuve el valor para tocar, abriste de forma sorpresiva, mi miraste con los ojos llenos de furia, pero no dijiste nada, solo tomaste mi mano y me dirigiste a tu recámara, no debías decir nada, sé que te había decepcionado; nos sentamos sobre la cama, no dejabas de mirarme y pareciera ser que me habías enmudecido, me costó mucho trabajo estructurar mi discurso, pero finalmente pude decir: “Lo siento, sé que te fallé y que eso es motivo suficiente para que no quieras saber de mí, pero, aunque a estas alturas pareciera ser irreal quería decir las cosas de frente, asumir mi error, pero sobre todo no lastimarte más de lo que ya lo hice. Es el momento menos indicado para decirte que te quiero, pero así es, y lo real también es que dejamos de funcionar como pareja hace ya un tiempo, ambos lo sabíamos, aunque no quisimos ahondar más allá, asumo mi error, te pido disculpas porque las cosas hayan llegado hasta este punto y entiendo si es tu decisión no volvernos a ver”, entonces interrumpiste.

“Déjame decirte que posiblemente esté un buen rato enojado, tratando de entender por qué nos permitimos llegar a este punto, no puedo evitarlo, pero también agradezco tu sinceridad en nuestro estatus, es cierto, hace tiempo que no estábamos bien, dejamos de intentarlo y justo por querernos, porque el amor se nos fue de las manos sin darnos cuenta, yo también deje de pelear por ti sin admitir que aunque el afecto prevalecía, ya no era más amor lo que nos unía, y sin embargo, por miedo tal vez, nuestra vida siguió un rumbo sin dirección, caminando a la par pero sin estar realmente juntos. Siento mucho no haber promovido el seguir soñando con un nosotros y contribuir a que la distancia se hiciera más y más grande”, luego ambos enmudecimos, lo habíamos dicho todo, y no sabía realmente si el no pelear y reconocer cada uno que lo nuestro no podía seguir así era bueno o malo.

Lo único real es que te quería, te lo dije, a lo que tu respondiste que también me querías, entonces por más duro que pareciera ambos entendimos que nuestras vidas no estaban destinadas a un felices por siempre, esta estación de nuestras vidas que nos había tocado compartir, nos habría servido entonces para aprender y crecer, lo suficiente como para seguir en busca de lo que estábamos destinados a vivir; nuestras miradas se volvieron a encontrar en un ambiente de liberación, sin pensarlo más te abracé, pusiste un beso en mis labios, el más dulce que haya recibido, nuestros ojos se inundaron de lágrimas y prometimos estar bien, por más que eso implicara que cada uno tomara rumbos distintos. Me pediste una última noche juntos, a lo accedí, solo permanecimos abrazados hasta el amanecer, anuncio de que era hora de irme, fingiste dormir, procuré no hacer ruido, besé tus labios y salí de tu casa, desarmada pero consciente de que lo mejor para ambos estaba por llegar.

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Director de Mindful. Expertos en Psiquiatría y Psicología

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