Los cambios en el clima en recientes días han propiciado un aumento en la cantidad de contaminantes dispersos en el aire.
Hay partículas gruesas, mayores de las 10 micras, que debido a su tamaño y peso son visibles. Estos forman los componentes del polvo, restos de piel y pelo de humanos y animales, además de polvo de excretas y huevos de parásitos. Tienden a no elevarse demasiado del suelo y son atrapados en su mayoría por el vestíbulo de la nariz a su ingreso por vía respiratoria. Sin embargo, provocan dolor de garganta, irritación ocular, exacerbación de enfermedades alérgicas como la rinitis o asma bronquial. La contaminación de alimentos con estas partículas puede favorecer la transmisión de parásitos intestinales.
Las partículas medianas, situadas en el umbral de 2.5 y 10 micras, denominadas PM 10 son producidas por la combustión, como las emisiones de motores de combustión, los incendios forestales, las emisiones volcánicas, los humos producidos por la industria y las actividades de la construcción. Debido a su fineza y peso, se mantienen más tiempo suspendidas. Son inhaladas con facilidad pero son atrapadas en el tracto respiratorio. Estas provocan irritación, manifestándose clínicamente como tos productiva, con catarro o irritación conjuntival (ojos rojos). Estas partículas son atrapadas por los cubrebocas.
Pero últimamente se ha reportado aumento de las partículas más finas, conocidas como PM 2.5, siendo mayores a 1 micra y hasta las 2.5 micras. No pueden ser detenidas por cubrebocas normales. Permanecen más tiempo flotando en el aire y pueden llegar con facilidad hasta los alvéolos. Además de provocar síntomas parecidos a los otros tipos de partículas, estas producen mayor irritación al tracto respiratorio y ocasionan bronquiolitis en niños menores de 3 años, dificultad respiratoria al esfuerzo en la edad escolar, así como neumonías en los mayores de 65 años con factores de riesgo, tales como la hipertensión arterial y la diabetes mellitus.
Por eso, es importante evitar la exposición a la contaminación del aire cuando se reporta en este una mala calidad. No hay que salir de casa a hacer ejercicio. Usar cubrebocas puede ayudar a reducir las partículas inhaladas. Mantener cerradas puertas y ventanas evitará el ingreso de estas partículas al hogar. No se debe usar carbón o leña para cocinar y evitar la quema de objetos.
- * Titular de Cirugía Ambulatoria
- IMSS UMAA
- Máster en Patología Mamaria y Senología
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