Yo era de esas que pensaban que, si no lograba una buena lubricación por mí misma, y los estímulos de mi novio claro está, la responsable en todo caso era yo, pese a todo el deseo y proactividad de ambas partes, lo que suponía una angustia desafiante ante mis encuentros íntimos.
Y sí, hasta hace un par de semanas estaba en el 39% de las mujeres que consideran el uso del lubricante como un tema tabú, cuando por mí misma concluía que mi resequedad vaginal era causa de mi falta de concentración, pero lo cierto es que no tomaba en cuenta que esta condición muchas veces es consecuencia de la deshidratación, el estrés o el uso de medicamentos.
Y ante eso, y siendo tan fácil el uso de un lubricante en sus múltiples modalidades ¿Qué es lo que nos detiene a hacer uso de esta joya? En un primer momento buena parte del rechazo al uso del lubricante, tiene que ver con el desconocimiento de su existencia, y es que la educación sexual sigue siendo vagamente acertada que hablar de lubricantes muchas veces es demasiado y en su lugar nos condenamos a imitar el sexo de película, donde el lubricante sería la última opción para entrar en escena y en su lugar nos venden la idea de un sexo perfecto, espontáneo, deslizante, húmedo y delicioso.
La realidad es que las mujeres necesitamos de muchos factores en consonancia para que nuestra vagina se humedezca por sí sola, en este sentido, muchas veces un buen foreplay hará maravillas para activar los neuroquímicos responsables de los centros de recompensas en nuestros cerebros, lo que promueve el flujo sanguíneo en nuestras zonas erógenas y ¡Ta-rán! se haga la humedad en nuestras vaginas.
Pero si el foreplay se omite o éste no es suficiente, la excitación puede existir, pero no al punto para que todo esto ocurra, o al menos no al nivel deseado, y ante este punto hay que ser realistas: no todas producimos lubricación a grandes cantidades, y es que lo curioso es que, al acercarnos al orgasmo, este proceso se ve disminuido.
¿Tenemos que estar condenadas a la sensación incómoda de roce y/o el sexo con dolor? Indiscutiblemente no, en un primer punto tenemos que partir de que el uso del lubricante en la intimidad no es cosa del otro mundo y tampoco es una forma de menospreciar tu potencial en la cama, es simplemente una herramienta más para el logro de una vida sexual saludable y placentera, que se adapta a tus necesidades y gustos al encontrarlos en diferentes variedades, por ejemplo a base de agua para el uso del condón, de silicona cuando el sexo es en el agua, de sabores para ponerte creativa, inficionados con cannabidiol para el dolor…¡y la lista sigue en aumento! el punto es vivir la sexualidad sin tapujos ni ataduras.
CONTACTO:
- Dr. Joaquín Alejandro Soto Chilaca
- Médico Psiquiatra, Sexólogo, Psiquiatra Forense y Psicoterapeuta
- Director de Mindful. Expertos en Psiquiatría y Psicología
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