/ miércoles 8 de diciembre de 2021

¿Sientes que eres una mala madre? Podrías padecer un síndrome

Existe un síndrome con el cual las mujeres tienen sentimiento de culpa por no poder compaginar la vida laboral con la familiar

En nuestro país aún se tiene la percepción de que la mamá debe ser una mujer que da todo por su familia y que puede manejar a la perfección el tener un empleo, además de cuidar la casa y a los hijos; pero, aunque cada vez son más los esposos que ayudan en el hogar, la verdad es que la mayor parte de la responsabilidad todavía recae en ellas.

Cuando no se logra cumplir con todo como ellas mismas creen que deben hacerlo, se pueden llegar a sentir agobiadas y presentar el padecimiento conocido como “síndrome de la mala madre”, el cual nos explica Dulce María Pérez Torres, doctora en psicología social catedrática de la UPAEP.

CÓMO HAN CAMBIADO LOS ROLES DE LAS MAMÁS

Tradicionalmente las madres se consideraban como abnegada, sufrida, trabajadora, luchona estructural y emocionalmente fuertes para sostener todas las situaciones alrededor de la familia, pero hoy en día ya son emprendedoras y muchas trabajan en actividades que realizan desde el interior del hogar, de manera que no se extrañen del sistema familiar, al cual estarán vinculadas por toda la vida, comenta.

Leer más: ¿Sabes qué es el síndrome de Ícaro o de los quemados?

Otras más hoy, ya en el siglo XXI, salen de la casa a buscar trabajo, tenemos como ejemplo la feminización del magisterio, oficinistas, el área de la salud, donde hay una gran cantidad de mujeres, salen a las empresas o a las industrias a buscar esta seguridad, junto con su pareja, para lograr una estabilidad económica que sea mejor a la que pudieran ya tener.

¿TODO ESTO ES DEMASIADA EXIGENCIA?

Ante esto, la encargada de la formación social de los psicólogos en la UPAEP indica que en un principio se le llamó “la gran evolución social de la mujer” y su “empoderamiento” en diferentes ámbitos: laboral, familiar, social.

Sin embargo, con el tiempo estas exigencias han sobrepasado lo que la mujer podía hacer, aunque ella es multifuncional, pues a menudo vemos fotografías donde la mamá está escribiendo en la computadora, atendiendo al teléfono y tiene un niño junto a ella, pero esto ha sido totalmente rebasado, por las condiciones históricas que hoy vivimos.

Cortesía: Freepik

¿QUÉ LES PROVOCA CULPABILIDAD?

Respecto al sentimiento de culpa, hay dos percepciones que la especialista clarifica, la primera es la que tienen los hijos respecto a la madre cuando ella suele trabajar, pues pareciera que no atiende a los niños, en cuanto a las funciones que estábamos acostumbrados desde hace muchísimo tiempo.

Por otro lado, la mujer que se siente culpable por no cuidarlos adecuadamente, como le enseñaron, lo cual le causa los síndromes de estrés, de burn out, de Piero y ese sentimiento de culpabilidad porque no logra conciliar la vida personal, la de pareja y la familiar; por tanto, está como atrapada en el aspecto laboral, menciona Pérez Torres.

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EL SÍNDROME DE LA MALA MADRE

Este síndrome se presenta cuando la misma mujer no hace válida su función de madre trabajadora, esposa y todos sus roles, porque no puede responder a la totalidad de los requerimientos que se supone que la sociedad espera de ella.

Sobre todo, por el tiempo que dedica a los hijos más pequeños y entonces se siente, en esta parte, no valorada por ella misma, por lo que hace (o no logra hacer) para compaginar los tiempos, los momentos y las responsabilidades que tiene que ir cumpliendo, según ella.

Este padecimiento, a decir de la entrevistada, se presenta más frecuentemente en la actualidad, más con la pandemia, que hizo reconsiderar a muchas mujeres el hecho de que estar en el hogar requería potencializar muchas cosas.

Y ahora que todos estamos regresando a las oficinas, pues también puede ser que aumente este síndrome de mala madre, por tener que dejar estas funciones de casa que se vivieron durante año y medio o más.

Esto va a permitir que la mujer, que era abnegada, sufrida, que coordinaba un montón de cosas dentro de la casa y del trabajo, ahora se verán mermadas, porque ya tiene que responder a los requerimientos del trabajo, asegura.

CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS

Con este síndrome hay un cansancio extremo por regresar a las cuestiones laborales, se da una sobreprotección a los hijos de manera exacerbada, debido a que siente que ha dejado de cuidarlos y también hay un tipo de autosacrificio delante de la pareja, por decirle “también estoy atenta a ti”, asevera.

Por otro lado, hay desgaste emocional interno, se sienten poco valiosas, poco atractivas y poco empoderadas, tanto en la familia, porque la dejan, como en el de la empresa, porque no cumplen, por atender cuestiones de la casa.

Tienen un sentimiento de división y al mismo tiempo de soledad, porque a nadie se lo pueden contar, ya que piensan que serán “mal vistas” por las otras mujeres que sí “están cumpliendo” las actividades que les exige la sociedad.

También florece una sensación de fracaso, porque se dan cuenta de que no tienen este dominio con los hijos ni con el trabajo, entonces se frustran y viene la parte de la agresión, afirma la especialista.

Cortesía: user18526052

CÓMO ATENUAR EL SÍNDROME DE MALA MADRE

Las mujeres tenemos como un “checklist’” para detectar hasta dónde podemos “restirar el hilo”, como le llaman vulgarmente nuestras abuelas, ya que llega un momento en que podemos decir: “aquí dejo la parte de mi trabajo”; debemos darnos cuenta cuándo parar y dedicarnos a los niños, afirma Dulce María Pérez, doctora en psicología catedrática de la UPAEP.

Si no hace esta separación, la mujer se “empantana”, por decirlo así, en esos sentimientos encontrados, sufre, se deprime o también abandona simbólicamente las responsabilidades que le tocan, con respecto a la casa o al trabajo: es muy frecuente que se le olviden las cosas, incluso olvida a sus hijos en las escuelas, o los requisitos de la empresa, y eso le produce mayor frustración.

CÓMO HACERLE FRENTE

La especialista aconseja no sentirte culpable, sino saber que salir a trabajar estás logrando que tus hijos tengan una mejor calidad de vida y esto es muy importante; otra recomendación es no dar argumentos como “es que trabajo para ti”, “me sacrifico para ti”, porque al final de cuentas estos “autosacrificios” generan que el hijo cuando crezca diga: “yo no te pedí”, lo cual te va a causar un sentimiento de doble culpa.

No debes sobreprotegerlos, porque las madres tenemos el gran problema de que al tener mucho trabajo se tiende a hacer esto; evita darles muchos regalos, pues los niños con lo que uno les puede dar se conforman.

Hay que lidiar con la frustración y aprender a tomar decisiones, porque necesitas ir al trabajo, pero también lidiar con los fracasos que se te van presentando; de lo contrario te puedes ahogar en esta situación y no avanzar.

Otra cuestión muy importante: cuando la mujer se empodera puede delegar las responsabilidades de la casa, con esto la entrevistada no se refiere a dejarle todo a las personas que están al cuidado de los hijos, o dejar un hijo menor al cuidado de uno mayor, sino tratar de encargar a alguien el cuidado y protección tanto de la casa como entre los miembros.

Con estos consejos el síndrome de la mala se disminuye conforme encontramos satisfacciones tanto en el hogar como en el trabajo, aunque lo cierto es que todas tenemos siempre esa sensación de “creo que no lo logré”, “creo que me faltan cosas”, porque es muy fuerte la cultura que nos rodea, y que nos lleva a buscar cumplir ciertos requerimientos y roles.

CONSEJOS PARA LIDIAR CON TODOS LOS ROLES

  • Que la mujer goce plenamente cada momento de su vida: si eres madre, disfrútala hasta donde más puedas; aunque tengas la responsabilidad compartida con el trabajo, hay que vivir esas grandes satisfacciones que implica tener un hijo, estar frente a un trabajo y al mismo tiempo disfrutes con la pareja.

  • Debes tener esos momentos de sorpresa con la pareja, estar juntos, intimar (aunque a veces los hijos lo impidan); hay muchas formas de hacerlo, una cena sabrosa, una cartita al esposo, para ir mermando ese sentimiento de no estar con él.

  • Para finalizar, las mujeres también necesitamos dedicar un tiempo para nosotras mismas y destinar el que vamos a darles a los demás, porque si no tenemos límites, nos “empantanamos” y seguramente viviremos estados de frustración y de tristeza a lo largo de nuestra vida, finaliza.

Cortesía: Lookstudio


En nuestro país aún se tiene la percepción de que la mamá debe ser una mujer que da todo por su familia y que puede manejar a la perfección el tener un empleo, además de cuidar la casa y a los hijos; pero, aunque cada vez son más los esposos que ayudan en el hogar, la verdad es que la mayor parte de la responsabilidad todavía recae en ellas.

Cuando no se logra cumplir con todo como ellas mismas creen que deben hacerlo, se pueden llegar a sentir agobiadas y presentar el padecimiento conocido como “síndrome de la mala madre”, el cual nos explica Dulce María Pérez Torres, doctora en psicología social catedrática de la UPAEP.

CÓMO HAN CAMBIADO LOS ROLES DE LAS MAMÁS

Tradicionalmente las madres se consideraban como abnegada, sufrida, trabajadora, luchona estructural y emocionalmente fuertes para sostener todas las situaciones alrededor de la familia, pero hoy en día ya son emprendedoras y muchas trabajan en actividades que realizan desde el interior del hogar, de manera que no se extrañen del sistema familiar, al cual estarán vinculadas por toda la vida, comenta.

Leer más: ¿Sabes qué es el síndrome de Ícaro o de los quemados?

Otras más hoy, ya en el siglo XXI, salen de la casa a buscar trabajo, tenemos como ejemplo la feminización del magisterio, oficinistas, el área de la salud, donde hay una gran cantidad de mujeres, salen a las empresas o a las industrias a buscar esta seguridad, junto con su pareja, para lograr una estabilidad económica que sea mejor a la que pudieran ya tener.

¿TODO ESTO ES DEMASIADA EXIGENCIA?

Ante esto, la encargada de la formación social de los psicólogos en la UPAEP indica que en un principio se le llamó “la gran evolución social de la mujer” y su “empoderamiento” en diferentes ámbitos: laboral, familiar, social.

Sin embargo, con el tiempo estas exigencias han sobrepasado lo que la mujer podía hacer, aunque ella es multifuncional, pues a menudo vemos fotografías donde la mamá está escribiendo en la computadora, atendiendo al teléfono y tiene un niño junto a ella, pero esto ha sido totalmente rebasado, por las condiciones históricas que hoy vivimos.

Cortesía: Freepik

¿QUÉ LES PROVOCA CULPABILIDAD?

Respecto al sentimiento de culpa, hay dos percepciones que la especialista clarifica, la primera es la que tienen los hijos respecto a la madre cuando ella suele trabajar, pues pareciera que no atiende a los niños, en cuanto a las funciones que estábamos acostumbrados desde hace muchísimo tiempo.

Por otro lado, la mujer que se siente culpable por no cuidarlos adecuadamente, como le enseñaron, lo cual le causa los síndromes de estrés, de burn out, de Piero y ese sentimiento de culpabilidad porque no logra conciliar la vida personal, la de pareja y la familiar; por tanto, está como atrapada en el aspecto laboral, menciona Pérez Torres.

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EL SÍNDROME DE LA MALA MADRE

Este síndrome se presenta cuando la misma mujer no hace válida su función de madre trabajadora, esposa y todos sus roles, porque no puede responder a la totalidad de los requerimientos que se supone que la sociedad espera de ella.

Sobre todo, por el tiempo que dedica a los hijos más pequeños y entonces se siente, en esta parte, no valorada por ella misma, por lo que hace (o no logra hacer) para compaginar los tiempos, los momentos y las responsabilidades que tiene que ir cumpliendo, según ella.

Este padecimiento, a decir de la entrevistada, se presenta más frecuentemente en la actualidad, más con la pandemia, que hizo reconsiderar a muchas mujeres el hecho de que estar en el hogar requería potencializar muchas cosas.

Y ahora que todos estamos regresando a las oficinas, pues también puede ser que aumente este síndrome de mala madre, por tener que dejar estas funciones de casa que se vivieron durante año y medio o más.

Esto va a permitir que la mujer, que era abnegada, sufrida, que coordinaba un montón de cosas dentro de la casa y del trabajo, ahora se verán mermadas, porque ya tiene que responder a los requerimientos del trabajo, asegura.

CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS

Con este síndrome hay un cansancio extremo por regresar a las cuestiones laborales, se da una sobreprotección a los hijos de manera exacerbada, debido a que siente que ha dejado de cuidarlos y también hay un tipo de autosacrificio delante de la pareja, por decirle “también estoy atenta a ti”, asevera.

Por otro lado, hay desgaste emocional interno, se sienten poco valiosas, poco atractivas y poco empoderadas, tanto en la familia, porque la dejan, como en el de la empresa, porque no cumplen, por atender cuestiones de la casa.

Tienen un sentimiento de división y al mismo tiempo de soledad, porque a nadie se lo pueden contar, ya que piensan que serán “mal vistas” por las otras mujeres que sí “están cumpliendo” las actividades que les exige la sociedad.

También florece una sensación de fracaso, porque se dan cuenta de que no tienen este dominio con los hijos ni con el trabajo, entonces se frustran y viene la parte de la agresión, afirma la especialista.

Cortesía: user18526052

CÓMO ATENUAR EL SÍNDROME DE MALA MADRE

Las mujeres tenemos como un “checklist’” para detectar hasta dónde podemos “restirar el hilo”, como le llaman vulgarmente nuestras abuelas, ya que llega un momento en que podemos decir: “aquí dejo la parte de mi trabajo”; debemos darnos cuenta cuándo parar y dedicarnos a los niños, afirma Dulce María Pérez, doctora en psicología catedrática de la UPAEP.

Si no hace esta separación, la mujer se “empantana”, por decirlo así, en esos sentimientos encontrados, sufre, se deprime o también abandona simbólicamente las responsabilidades que le tocan, con respecto a la casa o al trabajo: es muy frecuente que se le olviden las cosas, incluso olvida a sus hijos en las escuelas, o los requisitos de la empresa, y eso le produce mayor frustración.

CÓMO HACERLE FRENTE

La especialista aconseja no sentirte culpable, sino saber que salir a trabajar estás logrando que tus hijos tengan una mejor calidad de vida y esto es muy importante; otra recomendación es no dar argumentos como “es que trabajo para ti”, “me sacrifico para ti”, porque al final de cuentas estos “autosacrificios” generan que el hijo cuando crezca diga: “yo no te pedí”, lo cual te va a causar un sentimiento de doble culpa.

No debes sobreprotegerlos, porque las madres tenemos el gran problema de que al tener mucho trabajo se tiende a hacer esto; evita darles muchos regalos, pues los niños con lo que uno les puede dar se conforman.

Hay que lidiar con la frustración y aprender a tomar decisiones, porque necesitas ir al trabajo, pero también lidiar con los fracasos que se te van presentando; de lo contrario te puedes ahogar en esta situación y no avanzar.

Otra cuestión muy importante: cuando la mujer se empodera puede delegar las responsabilidades de la casa, con esto la entrevistada no se refiere a dejarle todo a las personas que están al cuidado de los hijos, o dejar un hijo menor al cuidado de uno mayor, sino tratar de encargar a alguien el cuidado y protección tanto de la casa como entre los miembros.

Con estos consejos el síndrome de la mala se disminuye conforme encontramos satisfacciones tanto en el hogar como en el trabajo, aunque lo cierto es que todas tenemos siempre esa sensación de “creo que no lo logré”, “creo que me faltan cosas”, porque es muy fuerte la cultura que nos rodea, y que nos lleva a buscar cumplir ciertos requerimientos y roles.

CONSEJOS PARA LIDIAR CON TODOS LOS ROLES

  • Que la mujer goce plenamente cada momento de su vida: si eres madre, disfrútala hasta donde más puedas; aunque tengas la responsabilidad compartida con el trabajo, hay que vivir esas grandes satisfacciones que implica tener un hijo, estar frente a un trabajo y al mismo tiempo disfrutes con la pareja.

  • Debes tener esos momentos de sorpresa con la pareja, estar juntos, intimar (aunque a veces los hijos lo impidan); hay muchas formas de hacerlo, una cena sabrosa, una cartita al esposo, para ir mermando ese sentimiento de no estar con él.

  • Para finalizar, las mujeres también necesitamos dedicar un tiempo para nosotras mismas y destinar el que vamos a darles a los demás, porque si no tenemos límites, nos “empantanamos” y seguramente viviremos estados de frustración y de tristeza a lo largo de nuestra vida, finaliza.

Cortesía: Lookstudio


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