/ domingo 16 de mayo de 2021

¿Sientes que tu trabajo te quema? Esto es lo te podría estar sucediendo

Cuidado, podrías tener burnout o síndrome de desgaste profesional

El exceso de trabajo puede tener graves consecuencias si no se marcan límites ni se hace una clara división entre la vida laboral y profesional, una de estas es el llamado burnout, síndrome de “estar quemado” o del desgaste profesional.

Para hablar acerca de este tema y cómo podemos prevenirlo, entrevistamos a Ana Laura Utrilla Lack, profesional de la salud mental con especialidad en neuropsicología, que además imparte las asignaturas de psicopatología infantil en la Upaep y de neuropsicología en la Ibero.

Para comenzar, explica que el término surgió aproximadamente en los años 70 e inicialmente se le relacionaba con el personal de la salud o con personas que tuvieran contacto directo con atención al público, pero poco a poco ha cambiado y en la actualidad podemos entender que el burnout, el sentirse “quemado”, se relaciona también con otro tipo de ocupaciones.

Quienes lo sufren pasan mucho tiempo en el trabajo, se sienten muy angustiados, tienen una carga laboral excesiva y debido a esto poco a poco experimentan ciertos síntomas relacionados con el estrés, ansiedad e incluso depresión, hasta llegar incluso a un punto en el que colapsan; eso es muy grandes rasgos lo que entendemos por el burnout, que va a tener tanto síntomas físicos como psicológicos y va a repercutir en todo nuestro entorno, en todas nuestras relaciones, dice la especialista.

Incluso la OMS, la Organización Mundial de la Salud, ya lo reconoció como una enfermedad desde el año pasado porque ya es algo que se puede diagnosticar y se puede tratar; anteriormente se consideraba como consecuencia de otros padecimientos.

Es un trastorno, pero no de la personalidad, sino que es una enfermedad provocada por la manera en que percibimos el trabajo, porque podemos tener a más de una persona con una carga de trabajo excesiva y no necesariamente las dos personas van a presentarlo.

También va a tener relación con algunas características personales, especialmente con un término que ha cobrado mucha fuerza recientemente: la resiliencia, con qué tanta resiliencia tenga la persona, en su inteligencia emocional para saber manejar las emociones que le ocasiona el trabajo; asimismo, a una persona que sea muy perfeccionista le va a ser mucho más difícil manejar las situaciones que se le presenten en su actividad laboral o manejar la frustración que esta le causa, asegura.

Además, tiene que ver con la capacidad de manejar las relaciones sociales: en la mayoría de nuestros trabajos vamos a tener contacto con otras personas, vamos a enfrentarnos con expectativas o exigencias del entorno y el que sepamos manejar estas situaciones a nuestro alrededor también va a repercutir en qué tan probable es que presentemos este síndrome del burnout.

Foto: Cookie Studio

¿CUÁLES SON SUS PRINCIPALES CAUSAS?

El síndrome del burnout se asocia con el clima laboral, con cómo nos sentimos en nuestro espacio de trabajo, tanto en relaciones sociales como en la carga de este o si nos percibimos en peligro, si sentimos que no contamos con las medidas de seguridad que se requieren, si estamos en constante estado de alerta; otro factor que favorece que se presente este síndrome es el hecho de no poner una pausa al trabajo.

Cuando surgió este término había un test que medía ciertas situaciones o efectos que se tenían y entre ellos hablaban, por ejemplo, en el caso de los médicos, quienes saben que aún terminando su horario laboral en cualquier momento les puede llegar una llamada de emergencia, que no importa si están en casa, de vacaciones o si son las 3:00 de la mañana, siempre tienen que estar en un estado de alerta para responder ante las situaciones que se presenten, eso es otro factor muy importante que puede detonar este “estar quemado”, indica Ana Laura.

Foto: Cookie Studio

EL BURNOUT EN LA PANDEMIA

Si lo relacionamos ahorita con la pandemia, que antes salíamos del trabajo y se acababa; ahora ya ni siquiera salimos, a lo mejor nada más cerramos la computadora, si es que trabajamos en casa. La tecnología también nos hace sentir o esperar que estemos disponibles todo el tiempo y ese no poder desconectarte de tu trabajo es otro factor muy importante para la presencia del burnout.

Ana Laura expone que, debido a este sentir de que pareciera nunca terminar el trabajo, por lo que ha escuchado con pacientes y en su entorno sí ha aumentado el síndrome de burnout con la pandemia, pues a veces las personas ya no se dan ese tiempo para ellas mismas, como por ejemplo en los traslados de ida y vuelta cuando puedes escuchar música y te sirven para desconectarte totalmente; ahora se mezcló la vida personal con la laboral y entonces sí hay un agotamiento muy importante en las personas.

“Hay autores que incluso ya empiezan a mencionar el burnout como algo que los estudiantes puedan padecer, ya no solamente lo manejan para cuestiones laborales, también ya es algo que podemos escuchar en los chicos: que tienen dolor de espalda, ardor de ojos, sienten que están todo el tiempo trabajando en sus estudios o haciendo algo no de ocio”, agrega.

Foto: Rawpixel.com

SUS SÍNTOMAS

La entrevistada refiere que estos los podemos ver en diferentes esferas, por un lado pueden haber síntomas físicos, donde la persona empiece a tener dolores constantes: de cabeza, gastrointestinales, de cuello, de espalda, mucha tensión muscular, se vuelven como más enfermizos y a lo mejor frecuentemente tienen gripa o se enferman del estómago.

Por otro lado, pueden cambiar los hábitos de alimentación y de sueño, puede ser que la persona esté comiendo más, tenga constantemente antojo de algo salado o dulce, o puede ser que no tengan hambre, cuando se dan cuenta ya pasó toda su jornada laboral y apenas van a comer algo; pueden tener dificultades para dormir o el sueño muy ligero, que con cualquier cosita se despierten, que se sobresalten con mucha facilidad; también pueden llegar a padecer ansiedad, depresión, estar muy irritables.

Uno de los efectos del burnout es que se empiezan a aislar, pueden tener dificultades en sus relaciones personales y sociales, o llegar a tener conductas poco saludables, como consumo excesivo de alcohol, cigarro o de alguna otra sustancia, con la intención teóricamente de mitigar esta preocupación o ansiedad, pero todos los malos hábitos se intensifican y se vuelven un círculo vicioso.

Foto: Rawpixel.com

ENFERMEDADES FÍSICAS QUE PROVOCA

El estrés crónico se asocia con problemas cardiovasculares; justamente con el burnout este se cronifica y el cuerpo produce una sustancia que se llama cortisol que, al aumentar por periodos prolongados, puede repercutir en cuestiones gastrointestinales y en un punto más extremo podría causar una úlcera.

Asimismo, es un tema importante para tomar en cuenta, porque si además juntamos que cambia la alimentación o que no tenemos tiempo ni de hacer ejercicio, porque estamos cansados o “no nos da la vida, más el estrés, se juntan varios factores que pudieran ser de riesgo para una enfermedad cardiovascular o un infarto.

Foto: Wayhomestudio

¿CÓMO DIFERENCIAR ENTRE ANSIEDAD Y BURNOUT?

“La diferencia principal sería el origen de este malestar, porque el tener ansiedad es parte de los síntomas de burnout: sí puede haber ataques de ansiedad o ansiedad crónica, pero el origen de todos estos síntomas va a estar relacionado con la sobrecarga de trabajo o con el manejo emocional que tengo de mi ambiente laboral.

“Supongamos un espacio dónde el bullying no se quedó en la escuela, sino que también está en el trabajo, donde las personas constantemente me molestan o me ponen trabas en todo lo que hago y entonces empiezo a experimentar mucha ansiedad, ya no puedo dormir bien, ya no quiero ir al trabajo, se vuelve una carga para mí, entonces esa ansiedad está relacionada con el burnout, que a su vez se relaciona con el mal clima laboral que tengo en mi espacio”, expone.

ACCIONES PARA PREVENIRLO

Sería importante manejar un tiempo para uno mismo y no descuidarse, porque el trabajo puede ser muy absorbente, e incluso cuando hablan de burnout se menciona a personas que trabajan por vocación, que son más propensas a sufrirlo porque es más fácil que se enganchen con el trabajo, que le regalen un ratito más, se aferran más a este, comenta.

Afirma que debemos tener siempre tiempo de ocio, buenos hábitos de alimentación y actividad física, marcar límites en el trabajo, porque tenemos muy estigmatizados los límites, que usualmente se les ve como algo malo, pero es necesario asertivamente manejar límites con los jefes, con el espacio, saber en qué momento ya toca dedicarte tiempo a ti o a la familia, buscar un buen clima laboral, tener un buen acompañamiento por parte de tus compañeros.

“Escucharte mucho a ti mismo, si ya sientes que no estás bien, que has tenido cambios, que ya no estás durmiendo bien, que todo el tiempo estás muy cansado, hacerle caso a esos foquitos rojos desde el principio; no pensar que somos Superman o Superwoman que podemos con todo, porque a veces pareciera que es miedo a perder el y trabajo, como a ser visto que no pongo suficiente empeño, a pesar de que mi cuerpo me dice que le pare o que baje, entonces sí hacerle caso a esas señales que nosotros mismos nos mandamos”, recomienda.

Foto: Yanalya

QUÉ HACER SI SOSPECHAMOS QUE LO PADECEMOS

Podríamos manejarlo en dos momentos: si estamos al inicio de este, podríamos hacer algunos cambios nosotros mismos y buscar algún apoyo psicológico; si el profesional detecta que la situación ya supera el trabajo que se puede hacer en conjunto con el psicólogo, ya hablaríamos de ayudarnos también con un psiquiatra para tener apoyo farmacológico para las cuestiones de ansiedad y depresión.

¿ES POSIBLE SUPERARLO?

La parte farmacológica ayudaría a que disminuyan estos síntomas, porque muchas veces hay miedo al uso de medicamentos, pero muchas veces se tiene la idea de que la ansiedad o depresión solo es cuestión de “echarle ganas”; pero cuando estamos en una situación de esas es como si algo nos nublara la vista y no podemos “ver las cosas de manera optimista”, como dicen algunos; por eso es importante el apoyo de medicamentos, expone.

Desde la parte de acompañamiento psicológico, la idea sería trabajar con este manejo de las expectativas; primero identificar en sí en cada una de las personas qué está detonando el burnout, si es el perfeccionismo, que podría ser un factor de riesgo; aprender a tener parámetros más realistas; saber manjar la frustración que me causa el no poder hacer las cosas perfectamente; si es la cuestión social, del ambiente de trabajo, entonces tener herramientas para tener una comunicación asertiva y que mi espacio laboral no me cause esa ansiedad y esa incomodidad; se trabajaría dependiendo de la situación particular, asegura.

Para finalizar, recalca la importancia del cuidado de nuestra salud mental, que es algo que nos toca a nosotros, pues nos podrán poner todas las herramientas a nuestro alrededor, o hacer convenios con psicólogos, darnos capacitaciones en relación con el tema, pero la salud mental es responsabilidad de uno mismo.

Sí debemos prestarnos atención y, en caso de que detectemos algo, atenderlo; no dejarlo de último momento, no tenerle miedo a acercarnos a pedir ayuda, pues más vale atender esas situaciones a tiempo, concluye.

El exceso de trabajo puede tener graves consecuencias si no se marcan límites ni se hace una clara división entre la vida laboral y profesional, una de estas es el llamado burnout, síndrome de “estar quemado” o del desgaste profesional.

Para hablar acerca de este tema y cómo podemos prevenirlo, entrevistamos a Ana Laura Utrilla Lack, profesional de la salud mental con especialidad en neuropsicología, que además imparte las asignaturas de psicopatología infantil en la Upaep y de neuropsicología en la Ibero.

Para comenzar, explica que el término surgió aproximadamente en los años 70 e inicialmente se le relacionaba con el personal de la salud o con personas que tuvieran contacto directo con atención al público, pero poco a poco ha cambiado y en la actualidad podemos entender que el burnout, el sentirse “quemado”, se relaciona también con otro tipo de ocupaciones.

Quienes lo sufren pasan mucho tiempo en el trabajo, se sienten muy angustiados, tienen una carga laboral excesiva y debido a esto poco a poco experimentan ciertos síntomas relacionados con el estrés, ansiedad e incluso depresión, hasta llegar incluso a un punto en el que colapsan; eso es muy grandes rasgos lo que entendemos por el burnout, que va a tener tanto síntomas físicos como psicológicos y va a repercutir en todo nuestro entorno, en todas nuestras relaciones, dice la especialista.

Incluso la OMS, la Organización Mundial de la Salud, ya lo reconoció como una enfermedad desde el año pasado porque ya es algo que se puede diagnosticar y se puede tratar; anteriormente se consideraba como consecuencia de otros padecimientos.

Es un trastorno, pero no de la personalidad, sino que es una enfermedad provocada por la manera en que percibimos el trabajo, porque podemos tener a más de una persona con una carga de trabajo excesiva y no necesariamente las dos personas van a presentarlo.

También va a tener relación con algunas características personales, especialmente con un término que ha cobrado mucha fuerza recientemente: la resiliencia, con qué tanta resiliencia tenga la persona, en su inteligencia emocional para saber manejar las emociones que le ocasiona el trabajo; asimismo, a una persona que sea muy perfeccionista le va a ser mucho más difícil manejar las situaciones que se le presenten en su actividad laboral o manejar la frustración que esta le causa, asegura.

Además, tiene que ver con la capacidad de manejar las relaciones sociales: en la mayoría de nuestros trabajos vamos a tener contacto con otras personas, vamos a enfrentarnos con expectativas o exigencias del entorno y el que sepamos manejar estas situaciones a nuestro alrededor también va a repercutir en qué tan probable es que presentemos este síndrome del burnout.

Foto: Cookie Studio

¿CUÁLES SON SUS PRINCIPALES CAUSAS?

El síndrome del burnout se asocia con el clima laboral, con cómo nos sentimos en nuestro espacio de trabajo, tanto en relaciones sociales como en la carga de este o si nos percibimos en peligro, si sentimos que no contamos con las medidas de seguridad que se requieren, si estamos en constante estado de alerta; otro factor que favorece que se presente este síndrome es el hecho de no poner una pausa al trabajo.

Cuando surgió este término había un test que medía ciertas situaciones o efectos que se tenían y entre ellos hablaban, por ejemplo, en el caso de los médicos, quienes saben que aún terminando su horario laboral en cualquier momento les puede llegar una llamada de emergencia, que no importa si están en casa, de vacaciones o si son las 3:00 de la mañana, siempre tienen que estar en un estado de alerta para responder ante las situaciones que se presenten, eso es otro factor muy importante que puede detonar este “estar quemado”, indica Ana Laura.

Foto: Cookie Studio

EL BURNOUT EN LA PANDEMIA

Si lo relacionamos ahorita con la pandemia, que antes salíamos del trabajo y se acababa; ahora ya ni siquiera salimos, a lo mejor nada más cerramos la computadora, si es que trabajamos en casa. La tecnología también nos hace sentir o esperar que estemos disponibles todo el tiempo y ese no poder desconectarte de tu trabajo es otro factor muy importante para la presencia del burnout.

Ana Laura expone que, debido a este sentir de que pareciera nunca terminar el trabajo, por lo que ha escuchado con pacientes y en su entorno sí ha aumentado el síndrome de burnout con la pandemia, pues a veces las personas ya no se dan ese tiempo para ellas mismas, como por ejemplo en los traslados de ida y vuelta cuando puedes escuchar música y te sirven para desconectarte totalmente; ahora se mezcló la vida personal con la laboral y entonces sí hay un agotamiento muy importante en las personas.

“Hay autores que incluso ya empiezan a mencionar el burnout como algo que los estudiantes puedan padecer, ya no solamente lo manejan para cuestiones laborales, también ya es algo que podemos escuchar en los chicos: que tienen dolor de espalda, ardor de ojos, sienten que están todo el tiempo trabajando en sus estudios o haciendo algo no de ocio”, agrega.

Foto: Rawpixel.com

SUS SÍNTOMAS

La entrevistada refiere que estos los podemos ver en diferentes esferas, por un lado pueden haber síntomas físicos, donde la persona empiece a tener dolores constantes: de cabeza, gastrointestinales, de cuello, de espalda, mucha tensión muscular, se vuelven como más enfermizos y a lo mejor frecuentemente tienen gripa o se enferman del estómago.

Por otro lado, pueden cambiar los hábitos de alimentación y de sueño, puede ser que la persona esté comiendo más, tenga constantemente antojo de algo salado o dulce, o puede ser que no tengan hambre, cuando se dan cuenta ya pasó toda su jornada laboral y apenas van a comer algo; pueden tener dificultades para dormir o el sueño muy ligero, que con cualquier cosita se despierten, que se sobresalten con mucha facilidad; también pueden llegar a padecer ansiedad, depresión, estar muy irritables.

Uno de los efectos del burnout es que se empiezan a aislar, pueden tener dificultades en sus relaciones personales y sociales, o llegar a tener conductas poco saludables, como consumo excesivo de alcohol, cigarro o de alguna otra sustancia, con la intención teóricamente de mitigar esta preocupación o ansiedad, pero todos los malos hábitos se intensifican y se vuelven un círculo vicioso.

Foto: Rawpixel.com

ENFERMEDADES FÍSICAS QUE PROVOCA

El estrés crónico se asocia con problemas cardiovasculares; justamente con el burnout este se cronifica y el cuerpo produce una sustancia que se llama cortisol que, al aumentar por periodos prolongados, puede repercutir en cuestiones gastrointestinales y en un punto más extremo podría causar una úlcera.

Asimismo, es un tema importante para tomar en cuenta, porque si además juntamos que cambia la alimentación o que no tenemos tiempo ni de hacer ejercicio, porque estamos cansados o “no nos da la vida, más el estrés, se juntan varios factores que pudieran ser de riesgo para una enfermedad cardiovascular o un infarto.

Foto: Wayhomestudio

¿CÓMO DIFERENCIAR ENTRE ANSIEDAD Y BURNOUT?

“La diferencia principal sería el origen de este malestar, porque el tener ansiedad es parte de los síntomas de burnout: sí puede haber ataques de ansiedad o ansiedad crónica, pero el origen de todos estos síntomas va a estar relacionado con la sobrecarga de trabajo o con el manejo emocional que tengo de mi ambiente laboral.

“Supongamos un espacio dónde el bullying no se quedó en la escuela, sino que también está en el trabajo, donde las personas constantemente me molestan o me ponen trabas en todo lo que hago y entonces empiezo a experimentar mucha ansiedad, ya no puedo dormir bien, ya no quiero ir al trabajo, se vuelve una carga para mí, entonces esa ansiedad está relacionada con el burnout, que a su vez se relaciona con el mal clima laboral que tengo en mi espacio”, expone.

ACCIONES PARA PREVENIRLO

Sería importante manejar un tiempo para uno mismo y no descuidarse, porque el trabajo puede ser muy absorbente, e incluso cuando hablan de burnout se menciona a personas que trabajan por vocación, que son más propensas a sufrirlo porque es más fácil que se enganchen con el trabajo, que le regalen un ratito más, se aferran más a este, comenta.

Afirma que debemos tener siempre tiempo de ocio, buenos hábitos de alimentación y actividad física, marcar límites en el trabajo, porque tenemos muy estigmatizados los límites, que usualmente se les ve como algo malo, pero es necesario asertivamente manejar límites con los jefes, con el espacio, saber en qué momento ya toca dedicarte tiempo a ti o a la familia, buscar un buen clima laboral, tener un buen acompañamiento por parte de tus compañeros.

“Escucharte mucho a ti mismo, si ya sientes que no estás bien, que has tenido cambios, que ya no estás durmiendo bien, que todo el tiempo estás muy cansado, hacerle caso a esos foquitos rojos desde el principio; no pensar que somos Superman o Superwoman que podemos con todo, porque a veces pareciera que es miedo a perder el y trabajo, como a ser visto que no pongo suficiente empeño, a pesar de que mi cuerpo me dice que le pare o que baje, entonces sí hacerle caso a esas señales que nosotros mismos nos mandamos”, recomienda.

Foto: Yanalya

QUÉ HACER SI SOSPECHAMOS QUE LO PADECEMOS

Podríamos manejarlo en dos momentos: si estamos al inicio de este, podríamos hacer algunos cambios nosotros mismos y buscar algún apoyo psicológico; si el profesional detecta que la situación ya supera el trabajo que se puede hacer en conjunto con el psicólogo, ya hablaríamos de ayudarnos también con un psiquiatra para tener apoyo farmacológico para las cuestiones de ansiedad y depresión.

¿ES POSIBLE SUPERARLO?

La parte farmacológica ayudaría a que disminuyan estos síntomas, porque muchas veces hay miedo al uso de medicamentos, pero muchas veces se tiene la idea de que la ansiedad o depresión solo es cuestión de “echarle ganas”; pero cuando estamos en una situación de esas es como si algo nos nublara la vista y no podemos “ver las cosas de manera optimista”, como dicen algunos; por eso es importante el apoyo de medicamentos, expone.

Desde la parte de acompañamiento psicológico, la idea sería trabajar con este manejo de las expectativas; primero identificar en sí en cada una de las personas qué está detonando el burnout, si es el perfeccionismo, que podría ser un factor de riesgo; aprender a tener parámetros más realistas; saber manjar la frustración que me causa el no poder hacer las cosas perfectamente; si es la cuestión social, del ambiente de trabajo, entonces tener herramientas para tener una comunicación asertiva y que mi espacio laboral no me cause esa ansiedad y esa incomodidad; se trabajaría dependiendo de la situación particular, asegura.

Para finalizar, recalca la importancia del cuidado de nuestra salud mental, que es algo que nos toca a nosotros, pues nos podrán poner todas las herramientas a nuestro alrededor, o hacer convenios con psicólogos, darnos capacitaciones en relación con el tema, pero la salud mental es responsabilidad de uno mismo.

Sí debemos prestarnos atención y, en caso de que detectemos algo, atenderlo; no dejarlo de último momento, no tenerle miedo a acercarnos a pedir ayuda, pues más vale atender esas situaciones a tiempo, concluye.

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