/ miércoles 26 de mayo de 2021

Tlacuache y cacomixtle, dos animalitos inofensivos que debemos proteger 

Ninguno de los dos es peligroso ni dañino para los humanos, es más, son benéficos porque ayudan a controlar plagas y en la reproducción de plantas

El día de hoy vamos a escribir acerca de un par de animalitos que no son mascotas, pero sí son de todos nosotros, porque son endémicos del continente americano; no son agresivos ni dañinos para el hombre, por el contrario, somos nosotros quienes les podemos causar daño a ellos al invadir sus hábitats: el tacuache y el cacomixtle.

El primero es el mismo que en otros lugares se conoce como zarihueya y el segundo, que es pariente de los mapaches, tiene una cola anillada como este, pero es más parecido a un gato. Para hablar de ellos entrevistamos a Guillermo Montiel, especialista en medicina veterinaria zootecnista del hospital Natura Viva, quien es además consejero ciudadano de Bienestar Animal, integrante de la mesa directiva del colegio Veterinario de Especialistas en pequeñas especies y también atiende a fauna silvestre.

¿EN QUÉ SE PARECEN?

Tocamos el tema de ambas especies en un solo artículo porque, aunque tienen orígenes diferentes, han corrido con suertes similares, pues en el tiempo que llevamos de pandemia, debido a que ha disminuido la movilidad de las personas, ambos animales han podido aumentar sus poblaciones y poco a poco se han acercado más a las ciudades, principalmente en busca de comida, al no encontrarla en sus espacios naturales.

Cacomixtle. Foto: Robertbody | Wikimedia commons

Ambos existen en Puebla, pero casi no los vemos porque son nocturnos, de día ellos duermen y están escondidos. En el Continente Americano el cacomixtle no llega tan al sur, se encuentra desde el norte de Estados Unidos y en México hasta lo que sería Puebla, Tlaxcala, Guerrero y Morelos ya casi no se ve en el sur; el tlacuache sí, hasta en Guatemala y Honduras todavía hay y en Sudamérica también, afirma.

Además, ambos son perseguidos y en ocasiones golpeados o incluso asesinados por quienes, por error, piensan que son dañinos o peligrosos, pero nada más lejos de la verdad, pues son muy pacíficos y no nos transmiten enfermedades -ni siquiera la rabia, como algunos piensan-.

Es más, ambos pueden ayudar en la reproducción de plantas, como árboles y bayas, porque al comerlas ingieren sus semillas y después las defecan en otro lugar, con lo cual las reparten y contribuyen a que crezcan más plantitas, comenta.

Cacomixtle. Foto: Luiishuerta | Wikimedia commons

Se alimentan de insectos y pueden ayudar a controlar plagas, pues comen animales dañinos como alacranes o incluso cucarachas y los tlacuaches soportan el veneno de las serpientes de cascabel, que son parte de su dieta.

TLACUACHE

“El señor tlacuache” en épocas prehispánicas era conocido por una leyenda que afirmaba que por su astucia fue el encargado de robar el fuego a los dioses para traerlo a los hombres y gracias a esto su cola prensil quedó pelona; algo así como un titán lo hizo en la mitología griega, de manera que tenemos a nuestro Prometeo, dice el entrevistado.

Por su aspecto podríamos pensar que son roedores, pues se ven algo más o menos parecido a una rata gigante, pero pertenecen a la familia de los marsupiales; esto es que tiene una especie de bolsa (como los canguros) en la que se guardan sus crías desde que nacen hasta los dos meses de edad; posteriormente salen de ese marsupio para trepar al lomo de su madre y permanecen ahí durante dos meses más, para aprender a ser tlacuachitos, explica.

Foto: Cuartoscuro

Es un animal lento, no tiene buena acción diurna, posee un gran olfato, los ejemplares más grandes pueden pesar hasta 20 kg y medir entre 30 y 40 centímetros; hay unas especies más pequeñas y otras más grandes, pero el más común es el que tenemos aquí en la ciudad de Puebla. Son omnívoros, comen cualquier alimento y se ha adaptado a alimentarse también de la basura de las poblaciones urbanas.

Como un mecanismo de defensa, cuando se sienten amenazados se hacen los muertos; entran en un estado de catarsis, aunque en realidad no tienen tantos depredadores, el principal sería el humano, desafortunadamente. Si fuera un macho adulto y estuviera acorralado o una hembra con cría pues sí podría llegar morder, pero solamente si son amenazados, molestados; en realidad ellos sólo quieren sobrevivir y la ciudad hoy representa un lugar para hacerlo.

EL CACOMIXTLE

Su nombre científico es Bassariscus astutus, actualmente se encuentra en una “reconquista” de su territorio; es un mamífero pequeño con cola anillada y cara delgada, como de gato; es de la familia tanto del mapache como del coatí, vive en los árboles y es muy ágil. Es más carnívoro, pero también se está adaptando a una dieta más de frutas y de vegetales, por lo cual también se le ve cada vez más.

Tlacuache. Foto: Drcyrus | Wikimedia commons

Al cacomixtle mucha gente no lo conoce, nunca lo habían visto y le tienen miedo, pero no es peligrosos. Es más aéreo, vive en árboles toda su vida; baja por agua o por alimento, pero generalmente están en sus ramas, aunque ahora ya también le gusta resguardarse abajo de los tinacos, por ejemplo, porque es fresco y los protege del calor y del frío, asegura.

Es de hábitos nocturnos, se acercan menos a nosotros y se alimenta de aquello que encuentra en los árboles (pequeños vertebrados como aves, ratas, ratones, ardillas, conejos, serpientes, lagartijas, ranas y sapos, al igual que bayas, algunas frutas e insectos). A veces frecuenta algún jardín, puede llegar a ser amigo de ellos e incluso permitir que se alimentan de sus croquetas y para los perros no es fácil atraparlos.

“En la Ciudad de México la UNAM está haciendo un estudio porque en alcaldías como Xochimilco, Milpa Alta, Coyoacán, Tlalpan cada vez hay más ejemplares; también en la CDMX se están recuperando las poblaciones, porque se están adaptando a vivir con nosotros y está bonito que se empiecen a recuperar”, expresa Montiel.

Tlacuache. Foto: Specialjake | Wikimedia commons

¿CÓMO PODEMOS AYUDARLES?

Lo que podríamos hacer para ayudar, tanto a los tlacuaches como a los cacomixtles es, primero, no molestarles o facilitarles el tránsito; lo que podría hacer una ciudad moderna sería permitirles pasajes aéreos, ayudarles con árboles y con algunos artificios para que puedan cruzar, por ejemplo, de un parque a otro y puedan tener sus áreas.

El especialista nos invita a cuidarlos, tratar de entender que son dos especies muy interesantes, porque son nativas de aquí, que han vivido aquí por muchísimos años y que ahora ellos se están acercando a la ciudad porque producimos una gran cantidad de basura y en ella encuentran a veces su alimento.

Si vemos alguno que esté en dificultades podemos ayudarlos si llamamos al departamento de Bienestar Animal del Ayuntamiento para que haga la primera acción, que sería el levantamiento para protegerlo y ya de ahí lo canalizarán con Semarnat o quienes están involucrados para atenderle; siempre se buscará que sean liberados en algún lugar donde pueda vivir de manera más natural.

De preferencia no debemos intentar recogerlos nosotros, solo custodiarlos en lo que puede venir alguien los sepa manejar, porque sí podrían quizá mordernos, en un momento dado, si se sienten amenazados y si hay dolor o están lastimados, con más razón.

“El señor tlacuache, como no es tan agraciado, es el que recibe en ocasiones más agresiones; se han encontrado muchos ejemplares lastimados o golpeados porque le gente no los quiere, así que pensemos que son parte de nuestra historia”, enfatiza el entrevistado.

Si encuentras uno de estos ejemplares, o algún otro animalito silvestre que requiera ayuda, puedes llamar al hospital Natura viva al número 2222-43-22-35 o al celular del MVZ Guillermo Montiel, 2223-25-50-47.

El día de hoy vamos a escribir acerca de un par de animalitos que no son mascotas, pero sí son de todos nosotros, porque son endémicos del continente americano; no son agresivos ni dañinos para el hombre, por el contrario, somos nosotros quienes les podemos causar daño a ellos al invadir sus hábitats: el tacuache y el cacomixtle.

El primero es el mismo que en otros lugares se conoce como zarihueya y el segundo, que es pariente de los mapaches, tiene una cola anillada como este, pero es más parecido a un gato. Para hablar de ellos entrevistamos a Guillermo Montiel, especialista en medicina veterinaria zootecnista del hospital Natura Viva, quien es además consejero ciudadano de Bienestar Animal, integrante de la mesa directiva del colegio Veterinario de Especialistas en pequeñas especies y también atiende a fauna silvestre.

¿EN QUÉ SE PARECEN?

Tocamos el tema de ambas especies en un solo artículo porque, aunque tienen orígenes diferentes, han corrido con suertes similares, pues en el tiempo que llevamos de pandemia, debido a que ha disminuido la movilidad de las personas, ambos animales han podido aumentar sus poblaciones y poco a poco se han acercado más a las ciudades, principalmente en busca de comida, al no encontrarla en sus espacios naturales.

Cacomixtle. Foto: Robertbody | Wikimedia commons

Ambos existen en Puebla, pero casi no los vemos porque son nocturnos, de día ellos duermen y están escondidos. En el Continente Americano el cacomixtle no llega tan al sur, se encuentra desde el norte de Estados Unidos y en México hasta lo que sería Puebla, Tlaxcala, Guerrero y Morelos ya casi no se ve en el sur; el tlacuache sí, hasta en Guatemala y Honduras todavía hay y en Sudamérica también, afirma.

Además, ambos son perseguidos y en ocasiones golpeados o incluso asesinados por quienes, por error, piensan que son dañinos o peligrosos, pero nada más lejos de la verdad, pues son muy pacíficos y no nos transmiten enfermedades -ni siquiera la rabia, como algunos piensan-.

Es más, ambos pueden ayudar en la reproducción de plantas, como árboles y bayas, porque al comerlas ingieren sus semillas y después las defecan en otro lugar, con lo cual las reparten y contribuyen a que crezcan más plantitas, comenta.

Cacomixtle. Foto: Luiishuerta | Wikimedia commons

Se alimentan de insectos y pueden ayudar a controlar plagas, pues comen animales dañinos como alacranes o incluso cucarachas y los tlacuaches soportan el veneno de las serpientes de cascabel, que son parte de su dieta.

TLACUACHE

“El señor tlacuache” en épocas prehispánicas era conocido por una leyenda que afirmaba que por su astucia fue el encargado de robar el fuego a los dioses para traerlo a los hombres y gracias a esto su cola prensil quedó pelona; algo así como un titán lo hizo en la mitología griega, de manera que tenemos a nuestro Prometeo, dice el entrevistado.

Por su aspecto podríamos pensar que son roedores, pues se ven algo más o menos parecido a una rata gigante, pero pertenecen a la familia de los marsupiales; esto es que tiene una especie de bolsa (como los canguros) en la que se guardan sus crías desde que nacen hasta los dos meses de edad; posteriormente salen de ese marsupio para trepar al lomo de su madre y permanecen ahí durante dos meses más, para aprender a ser tlacuachitos, explica.

Foto: Cuartoscuro

Es un animal lento, no tiene buena acción diurna, posee un gran olfato, los ejemplares más grandes pueden pesar hasta 20 kg y medir entre 30 y 40 centímetros; hay unas especies más pequeñas y otras más grandes, pero el más común es el que tenemos aquí en la ciudad de Puebla. Son omnívoros, comen cualquier alimento y se ha adaptado a alimentarse también de la basura de las poblaciones urbanas.

Como un mecanismo de defensa, cuando se sienten amenazados se hacen los muertos; entran en un estado de catarsis, aunque en realidad no tienen tantos depredadores, el principal sería el humano, desafortunadamente. Si fuera un macho adulto y estuviera acorralado o una hembra con cría pues sí podría llegar morder, pero solamente si son amenazados, molestados; en realidad ellos sólo quieren sobrevivir y la ciudad hoy representa un lugar para hacerlo.

EL CACOMIXTLE

Su nombre científico es Bassariscus astutus, actualmente se encuentra en una “reconquista” de su territorio; es un mamífero pequeño con cola anillada y cara delgada, como de gato; es de la familia tanto del mapache como del coatí, vive en los árboles y es muy ágil. Es más carnívoro, pero también se está adaptando a una dieta más de frutas y de vegetales, por lo cual también se le ve cada vez más.

Tlacuache. Foto: Drcyrus | Wikimedia commons

Al cacomixtle mucha gente no lo conoce, nunca lo habían visto y le tienen miedo, pero no es peligrosos. Es más aéreo, vive en árboles toda su vida; baja por agua o por alimento, pero generalmente están en sus ramas, aunque ahora ya también le gusta resguardarse abajo de los tinacos, por ejemplo, porque es fresco y los protege del calor y del frío, asegura.

Es de hábitos nocturnos, se acercan menos a nosotros y se alimenta de aquello que encuentra en los árboles (pequeños vertebrados como aves, ratas, ratones, ardillas, conejos, serpientes, lagartijas, ranas y sapos, al igual que bayas, algunas frutas e insectos). A veces frecuenta algún jardín, puede llegar a ser amigo de ellos e incluso permitir que se alimentan de sus croquetas y para los perros no es fácil atraparlos.

“En la Ciudad de México la UNAM está haciendo un estudio porque en alcaldías como Xochimilco, Milpa Alta, Coyoacán, Tlalpan cada vez hay más ejemplares; también en la CDMX se están recuperando las poblaciones, porque se están adaptando a vivir con nosotros y está bonito que se empiecen a recuperar”, expresa Montiel.

Tlacuache. Foto: Specialjake | Wikimedia commons

¿CÓMO PODEMOS AYUDARLES?

Lo que podríamos hacer para ayudar, tanto a los tlacuaches como a los cacomixtles es, primero, no molestarles o facilitarles el tránsito; lo que podría hacer una ciudad moderna sería permitirles pasajes aéreos, ayudarles con árboles y con algunos artificios para que puedan cruzar, por ejemplo, de un parque a otro y puedan tener sus áreas.

El especialista nos invita a cuidarlos, tratar de entender que son dos especies muy interesantes, porque son nativas de aquí, que han vivido aquí por muchísimos años y que ahora ellos se están acercando a la ciudad porque producimos una gran cantidad de basura y en ella encuentran a veces su alimento.

Si vemos alguno que esté en dificultades podemos ayudarlos si llamamos al departamento de Bienestar Animal del Ayuntamiento para que haga la primera acción, que sería el levantamiento para protegerlo y ya de ahí lo canalizarán con Semarnat o quienes están involucrados para atenderle; siempre se buscará que sean liberados en algún lugar donde pueda vivir de manera más natural.

De preferencia no debemos intentar recogerlos nosotros, solo custodiarlos en lo que puede venir alguien los sepa manejar, porque sí podrían quizá mordernos, en un momento dado, si se sienten amenazados y si hay dolor o están lastimados, con más razón.

“El señor tlacuache, como no es tan agraciado, es el que recibe en ocasiones más agresiones; se han encontrado muchos ejemplares lastimados o golpeados porque le gente no los quiere, así que pensemos que son parte de nuestra historia”, enfatiza el entrevistado.

Si encuentras uno de estos ejemplares, o algún otro animalito silvestre que requiera ayuda, puedes llamar al hospital Natura viva al número 2222-43-22-35 o al celular del MVZ Guillermo Montiel, 2223-25-50-47.

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