Hola queridos lectores, ¿qué tal están pasando estos fríos? ¡Terribles! pero bueno, es parte de las festividades navideñas, una Navidad sin frío no es Navidad, ¿y qué tal de posadas?, hoy nos reunimos con la familia para festejar un aniversario más del natalicio del hijo de Dios, y qué mejor que celebrarlo en familia.
En esta ocasión, queridos lectores, les voy a platicar de ciertos objetos ornamentales que están por ahí, perdidos en esta ciudad de ángeles: las decoraciones art decó, comencemos.
Hace algunos meses tuve el privilegio de exponer una plática a un nutrido grupo de alumnos de una facultad de arquitectura de conocida universidad del barrio de Analco, tocando el tema del art noveau en Puebla. Hace días un asistente a esta plática me detuvo en la vía pública y me mostró unas fotografías de ciertos frisos que existen en algunas casas del centro histórico y me preguntó si eran art decó o art noveau, y esta plática se convirtió en un recorrido buscando más de estos frisos en fachadas.
¿Art decó o art noveau?, ¿cuál es cuál? Respuesta: los dos son lo mismo, el art noveau es el estilo de diseño y el art decó es el resultado, o sea el primero es la idea y el segundo es el producto ya terminado; este estilo surge en Francia a finales de los años veintes, como una muestra de rebeldía de los arquitectos al diseño clásico colonial, dando por terminado el diseño rebuscado de curvas y espirales, para convertirlo en líneas y círculos.
En los años treintas, este diseño se exporta a los Estados Unidos, preferentemente a la ciudad que nunca duerme, Nueva York, y su símbolo más icónico de este arte: el edificio Chrysler.
Este estilo llega a México en los cuarentas y por las mismas fechas aterriza en Puebla, dejando una profunda huella en el diseño arquitectónico poblano, marcando el fin del diseño neocolonial cuarentero, dejándonos sus dos últimos símbolos: los dos edificios en la esquina de la Avenida Reforma y la 11 Norte-Sur, e irónicamente, a una calle de estos nace uno de los dos símbolos del art noveau poblano, el edificio vacas y otro es el edificio María, atrás de catedral.
Pero al mismo tiempo surgen en las calles poblanas varios frisos decorativos, mostrándonos el verdadero art decó: pequeñas placas de granito talladas, con formas sencillas, con marcadas líneas rectas y semicírculos, simbolizando nada, así es, simplemente expresando su protesta contra las curvas y volutas coloniales, marcando la nueva época del diseño arquitectónico, muy representado en la colonia El Carmen, en el barrio de Santiago, en algunas casas al norte del Centro Histórico, en fin, regada por la ciudad nos encontramos esta particular forma de diseño, digno de ser admirado y protegido, pues ya a nadie de las nuevas generaciones de arquitectos le interesa preservarlo.
Esta nota viene acompañada de varias placas mostrando este singular diseño, mudos testigos de lo que en su momento representó una protesta silenciosa de los arquitectos que se negaron a seguir construyendo el estilo neoclásico de principios del siglo XX.
Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez, y nos leemos la próxima semana, feliz Navidad a todos mis lectores y un abrazo a sus apreciables familias.
Dios nos entregó su más preciado tesoro, su hijo, y este nos dio su más preciado regalo, su vida, para salvación de nuestras familias, correspondámosle defendiendo la vida desde el momento de la concepción.
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