Por su historia, tradición y atractivos naturales, los Pueblos Mágicos son lugares ideales para pasar un fin de semana al aire libre disfrutando aventura, misticismo y diversión al máximo. ¡Lánzate a cualquiera de ellos!
CHIGNAHUAPAN
Este Pueblo Mágico de la sierra norte se encuentra a una hora y media de la capital poblana. Además de su riqueza natural, está lleno de aventura y sorpresas, atractivos que lo hacen ser un destino en el que vivirás un fin de semana espectacular.
Existen más de 250 talleres familiares y/o fábricas dedicadas a esta actividad que en conjunto producen más de 100 millones de esferas al año (distribuidas en todo el país), elaboradas por manos artesanas. De octubre a diciembre Chignahuapan se convierte en una Villa Navideña.
A la plaza principal le da color el quisco estilo mudéjar (único en su tipo en México), atrás de él está la escultura de Capulina, orgullosamente chignahuapense. Su parroquia de Santiago Apóstol, santo patrono del municipio, tiene una fachada estilo barroco indígena.
La Basílica de la Inmaculada Concepción, alberga la virgen más grande de América Latina (12 metros aprox.) tallada en madera de cedro por un escultor poblano.
A cinco minutos del zócalo está la Laguna Chignahuapan, un sitio tranquilo rodeado de palapas en el que podrás caminar por senderos, practicar pesca deportiva o pasear en lancha.
Visita el centro ecoturístico Cascadas de Quetzalapan, una zona boscosa por donde fluye el caudal que llega a la cascada. Hay tirolesa, puente colgante, rappel, tiro con arco y zona de campamento.
Disfruta las aguas termales que nacen en una caverna a una temperatura de 52 °C y fluyen por una vena inactiva de un volcán hasta mezclarse con agua del manantial.
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No te vayas sin comer lo típico: la barbacoa de hoyo y consomé, tlacoyos, chicharrón prensado en tacos, pollo en hongo, conejo y el pan de queso e higo. Bebidas: pulque y licores de frutas.
CUETZALAN
Cuetzalan es uno de los Pueblos Mágicos más encantadores del estado y una estupenda alternativa turística que ofrece las mejores experiencias sin implicar tanto gasto. Se encuentra a tres horas de Puebla capital, pero vale la pena visitarlo un fin de semana.
Posee una combinación de tesoros naturales, prehispánicos y coloniales, inmersos en un ambiente colmado de neblina, que de día y de noche lo llenan de misticismo, y en donde sus habitantes aún visten ropa típica como sus antepasados indígenas.
Su arquitectura colonial no te dejará indiferente. La parroquia de San Francisco de Asís fue construida a mediados del siglo XV; su torre de estilo renacentista es la más alta del estado. A principios del siglo XIX se le agregó una torre reloj de estilo ecléctico de 68 metros de altura.
El santuario de Guadalupe está inspirado en la Basílica de Lourdes en Louvre, Francia. Su peculiaridad es que en la torre del campanario tiene hilados de vasijas de barro, por lo que es conocida como la “Iglesia de los Jarritos”.
El paisaje es realmente hermoso y el clima es cálido y húmedo buena parte del año, por eso se ha vuelto favorito para los amantes de la naturaleza y los deportes extremos, pero también para todos aquellos que buscan una escapada romántica de fin de semana.
Cuetzalan es ideal para hacer senderismo y disfrutar aventura al máximo, visita sus cascadas Las Golondrinas, Las Brisas o Las Hamacas; adéntrate en su mundo subterráneo en las grutas Aventura, Atepolihui o Atepolihui también conocidas como grutas del Diablo.
Lánzate a la Zona Arqueológica Yohualichan, una ciudad prehispánica que fue habitada por otomíes y totonacas. Consta de 5 edificios principales, orientados a los 4 puntos cardinales. Destaca el montículo de las grecas y el juego de pelota.
Para comer, te deleitarás con una variedad de platillos irresistibles, prueba un rico y aromático café producido en la zona. Lo típico: acamayas en varias preparaciones, cecina ahumada, sopa de hongos y tlayoyos de alverjón con salsa de chiltepín. Para acompañar, un vino de maracuyá o un yolixpa, “bebida espirituosa”, que se produce aquí desde tiempos ancestrales.
ZACATLÁN
Zacatlán es un Pueblo Mágico de la sierra norte que se encuentra a dos horas y media de la capital poblana, ideal para ir un fin de semana. Está enmarcado por cascadas milenarias que emergen desafiantes entre barrancas profundas y árboles que regalan manzanas y otros frutos.
En el zócalo se encuentra un reloj floral que hace alusión a la tradición relojera del pueblo y que marca el ritmo cada tres horas con sonetos mexicanos. A un costado se encuentra el Convento Franciscano que data de 1567 y junto a él, el Museo del Vino.
A un costado del Palacio Municipal está el andador de los Jilgueros que te guiará hacia los principales atractivos del pueblo, como La fábrica de Relojes Centenario y los vitromurales elaborados en pedacería de azulejo con la técnica de Trencadís.
Llegarás al paseo de los Jilgueros donde se encuentra el Mirador, cuya estructura es completamente de cristal y te regala un espectáculo de luz que se fusiona con la naturaleza y las nubes. Ahí mismo, tendrás oportunidad de surcar el cielo una tirolesa de mil 400 metros de longitud que recorre que se recorren a más de 100 kilómetros por hora en 1 minuto 30 segundos.
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Visita la fábrica de bebidas de manzana Bodegas Delicia típica en la elaboración de refrescos, sidras, vinos, cocteles y hasta cervezas elaboradas con esta fruta.
No te puedes ir del pueblo sin comprar tu dotación de pan de queso, a dos cuadras del zócalo esta la panadería El Chino donde elaboran el pan al horno de leña.
Para comer lánzate a La Chichipinga, restaurante de comida tradicional donde encontrarás lo más típico de la sierra nororiental.
ATLIXCO
Atlixco lo tiene todo para cautivar a cualquiera, la naturaleza no solo le concedió el mejor clima del mundo, también laderas regidas de manantiales que han favorecido el cultivo de flores y la creación de balnearios.
Este Pueblo Mágico se ha vuelto el plan perfecto para escaparse un fin de semana a conocer su historia, sus viveros y disfrutar su gastronomía. Se encuentra a solo 30 kilómetros de la capital poblana que se recorren en 20 minutos.
Disfruta un paseo lleno de vida en la zona norponiente de la ciudad que alberga decenas de viveros en los que encontraras naturaleza viva en todas sus formas y colores: cientos de especies de flores y plantas. Son conocidos como los viveros de Cabrera y se ubican en la calle 20 poniente a la altura del Jagüey.
Darte una vuelta por el zócalo será una gran experiencia en la que podrás observar como esta ciudad ha armonizado su desarrollo urbano con su legado arquitectónico colonial que data del año 1579, año de su fundación.
Después de tanto caminar, refréscate con un raspado o sorbete típicos del pueblo; seguramente, se te abrirá el apetito, así que solo tienes que entrar en alguno de los restaurantes del centro para degustar una rica cecina atlixquense con su guacamole, antojitos y hasta mariscos.
En Atlixco también puedes divertirte bajo el sol y el agua de manantial, en sus balnearios y parques acuáticos, ahí podrás disfrutar el aire puro y convivir con la naturaleza; algunos tienen zona de acampar y hasta ofrecen hospedaje.
Ahora que si lo tuyo es la aventura, visita el parque Xtremo en el Aeródromo de Atlixco, lo pasarás genial en la tirolesa, el gotcha, los karts, en los lagos con rampas y hasta tendrás oportunidad de lanzarte en paracaídas.
