Hola queridos lectores, gracias nuevamente por recibir en sus hogares a su servidor como cada sábado, presentándoles notas siempre con el deseo de que sean de su agrado. En esta ocasión he decidido titular esta entrega así, El jardín Invisible. ¿Y esto a qué se debe?, bueno comencemos.
Durante toda la vida hemos caminado por la esquina de la Calle 5 de Mayo y el cruce de las avenidas 10 Oriente – Poniente. En ese lugar exactamente existe un área arbolada que todo Puebla conoce como “El jardín de San Luis” pero nunca nos hemos fijado en el porqué de su nombre, como si fuera un jardín invisible… ahí está, pero a la vez no existe.
Siempre algún familiar, sobre todo menor a los treinta años, nos pregunta: ¿este jardín tiene nombre?, y le respondemos: así es, efectivamente, se llama popularmente el jardín de San Luis. Pero si no hay ninguna capilla donde se venere a este santo ¿por qué lo llamaron así?
Su historia inicia a finales del siglo XVI cuando se construye el edificio que está sobre la acera poniente de la actual Calle 5 de mayo, entre 8 y 10 Poniente, el colegio de San Luis, por obra y patrocinio de Luis de León Romano, quien siendo alcalde de la ciudad fue un gran impulsor de las obras públicas, entre las que se encuentran el puente de San Francisco y el puente de Amalucan, hoy en día Prolongación de la 14 Oriente.
Al fallecer a mediados del siglo XVI deja su fortuna para construir un colegio para la orden de los dominicos, para lo cual se adquiere el solar comprendido entre las actuales 8 y 10 Poniente, y la 5 de Mayo y la 3 Norte, sosteniéndose este colegio de las rentas de varios inmuebles propiedad de la orden dominica, que comienza con doce alumnos, siendo nombrado Real y Pontificio Colegio de la Orden de San Luis, en honor de sus fundadores y patrocinadores, Luis de León Romano y Luis de Velazco.
Este colegio funcionó como tal, ocupando toda la manzana, hasta la aplicación de las Leyes de Reforma, cuando es incautado. Se cierran sus funciones como escuela para pobres y toda la manzana es demolida, fraccionada y vendida a particulares, salvándose únicamente el inmueble actual sobre la Calle 5 de Mayo, donde se funda el Colegio Benavente, que se muda a su actual domicilio en la 25 Oriente en el año de 1949. La población nunca dejó de nombrar “Jardín de San Luis” a la plazuela frente a él.
Pero bueno, pasando a otra duda, ¿en honor a quien se construyó este jardín?, porque hasta la fecha existe en esa esquina la base de un monumento, pero ¿quién fue ese hombre al que está dedicado? El doctor y profesor Rafael Serrano (1858-1927), quien gran parte de su vida tuvo su domicilio en la “Calle de horno de vidrio” número 8, actual 10 Oriente y por sus méritos académicos e investigaciones sobre la psiquiatría se erigió ese busto en su honor.
Fue obra del escultor poblano Emilio Guevara, develado en el año de 1929 y por muchos años estuvo en el pedestal vacío de esa esquina. Fue tanta el hambre de conocimientos de Rafael Serrano que, en su época de estudiante en el Colegio del Estado, en el Carolino, le pusieron el mote de “la biblioteca ambulante” por el increíble mar de conocimientos que adquirió, pues obtuvo los títulos de abogado, ciencias físicas y psiquiatría con especialidad de patología mental, terminando su vida con el título honorario de director vitalicio de la Escuela de Medicina.
Lamentablemente el tiempo y el vandalismo terminaron con desaparecer su busto y la placa de bronce que se develaron en su memoria.
Así es querido lector, ya se despejaron las dudas del porqué se le llama a esta plazuela “Jardín de San Luis e incluso ya te enteraste en honor a quién se erigió esta plaza pública. Gracias querido lector por tomarte tu tiempo en leer esta breve reseña.
Soy Jorge Eduardo Zamora Martínez. Nos leemos el próximo sábado.
- WhatsApp: 22 14 15 85 38
- Facebook: Eduardo Zamora Martínez