Hola queridos lectores gracias nuevamente por recibirme en la calidez de sus hogares en este ya medio calientito mes de febrero, ya comenzamos a guardar cobertores, cotones y zarapes, según marca la ley popular febrero loco y marzo otro poco.
En esta ocasión les voy a narrar la titánica labor de restauración que se llevó a cabo para la recuperación de la casa más simbólica e histórica de nuestra ciudad, nuestra querida Casa de Alfeñique.
Esta historia inicia a finales del siglo XVII cuando se construye esta casa de dos plantas; a finales del siglo XVIII se le agrega el tercer piso, dándole el acabado que se conserva hasta la actualidad, bautizada en sus primeros días como La Casa del Confite y con el paso del tiempo recibe su actual nombre.
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Como toda la sociedad lo sabe, cientos de casas de la ciudad sufren daños por el sismo del 2017, siendo una de las de mayor afectación esta histórica casona.
Cuál sería mi sorpresa que en mis recorridos por el Centro Histórico me doy cuenta de que ya está reabierta al público. De inmediato me puse en contacto con la directora del museo, Lic. Patricia Vázquez, quien amablemente me platicó las acciones inmediatas que se aplicaron después de ese suceso. Como directora general, antes que entrar en pánico, se preocupó por su personal y los turistas que había en ese momento.
LAS AFECTACIONES
Según datos de las autoridades este fue el inmueble más dañado del Centro Histórico, pues toda el ala oriente de la casa, colindante con la 6 norte, se desgajo dejando grietas de más de 8 centímetros de espacio, hubo que hacer un apuntalamiento enorme, y de urgencia, pues era cuestión de horas para que se derrumbara por completo el inmueble, para ello armaron un andamiaje de soporte enorme, cubriendo toda la fachada oriente de la casa, dicho apuntalamiento se levantó en cuestión de horas, totalmente hecha de polines y vigas de madera; posteriormente se substituyeron estas por viguetas de acero, dejando la casona bien reforzada para evitar su derrumbe, el cual era inminente.+
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EL RESCATE
Pasado el tiempo y ya bien asegurada entra al rescate un equipo de ingenieros, arquitectos, topógrafos e historiadores del INAH, todos unidos con el fin de remediar el daño respetando la arquitectura original del inmueble.
La primera tarea a realizar fue vaciar el museo para rescatar todo su acervo histórico, embalarlo, protegerlo y resguardarlo. Según palabras de la directora solo sufrieron daños algunas sillas del histórico mobiliario y desde luego de inmediato se inició su restauración.
Ya vacía la casa se apuntala totalmente en su interior, colocando todo un bosque de vigas, soportes, polines y andamios para evitar más daños. ¿Y cómo rearmar la casa?, para ello implementaron una solución la cual resultó además de eficiente, discreta. Se colaron en el interior desde el techo doce pilares de concreto armado, pasando por los pisos interiores y directo al subsuelo, alcanzando una profundidad de 6 metros bajo el nivel de calle, logrando con esto prácticamente enterrar la casa al suelo y posteriormente anclar los pilares entre ellos con viguetas de acero reforzadas con tirantes de cables de acero para formar un esqueleto dentro de toda la casa.
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Ya realizado este trabajo ¿qué faltaba?, pues un poco de maquillaje: fueron pintadas y ocultadas de manera tal que para los visitantes sea totalmente imperceptible este enorme esqueleto de acero y concreto.
LOS DETALLES
Ya rescatada la casona el paso siguiente fue el recuperar y resarcir los daños en pisos, muros, dinteles, jambas y murales, en lo cual se avocó un ejército de restauradores de todo tipo y especialidades, desde restauradores profesionales hasta humildes albañiles, estos últimos los más preparados en esta labor, pues a pesar de haber estudiado en la escuela de la vida, su experiencia fue primordial para el titánico rescate.
EL RESULTADO
El resurgimiento a la vida de la más bella casona del centro histórico, nuestra hermosa Casa de Alfeñique, aunque más bien ahora yo le llamaría “Casa de Alfeñique Acerado”, lista para los próximos embates que le presente la naturaleza, los cuales de seguro ahora sí, como reza el dicho popular, le van a hacer lo mismo que le hizo el aire al benemérito, que dicen que nada más le ladeó el sombrero.
Agradezco por este medio a la Lic. Patricia Vásquez, directora de este museo, por las amplias facilidades prestadas a su servidor para la realización de esta nota.
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