Hola queridos lectores su servidor Eduardo Zamora, nuevamente agradeciéndoles el favor de recibirme en sus hogares en este primer domingo de marzo, despidiendo al invierno y comenzando a disfrutar de los calores de esta primavera.
Seguramente les extrañará el título de mi nota, pues ahora les explico: les voy a platicar la historia de una de las mas simbólicas e históricas colonias de nuestra ciudad, Santa María. Comenzamos.
Esta colonia localizada al norte de nuestra ciudad fue fundada en el año de 1931, abarca el polígono de calles comprendidas: al norte desde la 46 Poniente, al sur la 28 Poniente, al oriente la 3 Norte y al poniente la 9 Norte. Surgió siendo el prototipo de unidad habitacional completa, pues fue la primera colonia a la que se le integraron los servicios más esenciales de una comunidad de familias: un parque público, una iglesia, una escuela y un mercado, idea tomada de las nuevas unidades habitacionales en los Estados Unidos, específicamente en la pujante “ciudad de los sueños”, Hollywood, en California.
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Esto fue lo que le dio pauta al diseño característico de las casas de la Santa María, las quintas, copia mexicana de los famosos chalets o casas de descanso de las estrellas del cine de la época, construidas al centro del terreno con su característico estilo colonial californiano, muy popular en las colonias América Norte y San Francisco, fundadas 3 años después.
Esta colonia fue idea original de los empresarios Francisco Rodríguez Pacheco y su socio alemán Agustín Henning, quienes fundan la compañía fraccionadora Pacheco y Henning, y compran la parte sur de la hacienda lechera Santa María, la cual en su época de oro abarcó desde la actual 28 Poniente, hasta la parte norte de la autopista México-Puebla.
Ellos fraccionan y diseñan la colonia, ofreciendo lotes a un costo de cincuenta centavos el metro cuadrado -recuerden que estamos hablando del año de 1931, la ciudad de Puebla terminaba en la 18 poniente- y les ofrecen a los clientes, familias poblanas con deseos de fundar una colonia exclusiva, varios diseños de casas al estilo americano de los chalets, llamándolos aquí “quintas” y como detalle curioso, las familias ponen de moda el nombrar a sus casas como la esposa del dueño o la mamá del mismo, de ahí que en todas las fachadas se leía la palabra “quinta” seguida de un nombre femenino.
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Santa María fue la primera colonia poblana de renombre en tener de vecinos a las más prestigiadas familias de la época, los Gonzales Palencia, la familia del fotógrafo Josaphat, la familia Abed, la familia Genaro Zardaneta, los Reyes Huerta, entre otras.
EL OCASO, ¿QUÉ FUE LO QUE PASÓ?
Como en todas las familias, crecen los hijos, heredan la casa, nacen los nietos, las casas son ya demasiado pequeñas, se mudan a nuevos fraccionamientos, dejan a los padres, y los nietos venden las casas o las derrumban, para construir algo nuevo y funcional, y es a partir de ahí cuando la otrora colonia residencial Santa María cae en un periodo de estancamiento y declinación.
De los cientos de quintas que formaban la colonia, en la actualidad no sobreviven más que unas veinte, de las cuales muchas se encuentran en total abandono, ya sea porque fallecieron los moradores, están en litigio familiar o quien sabe, pero con tristeza observamos que esta primera zona residencial, prototipo de la ciudad, muere día a día.
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Y es más triste que, a casi cien años de su fundación, las autoridades y las sociedades defensoras del patrimonio histórico no han movido un dedo en proteger legislativamente las pocas quintas que sobreviven, declarándolas patrimonio histórico inmobiliario de la ciudad o en el mejor de los casos, declarando las quintas existentes como monumentos históricos.
Es una tristeza el recorrer esta colonia y observar que, en alguna época de nuestra ciudad, aquí habitaron los más afamados empresarios, comerciantes, políticos e industriales poblanos. Hoy en día, de las quintas existentes solo sobreviven recuerdos de lo que hace casi cien años eran mansiones, bellamente coronadas con cientos de nombres femeninos.
¿Qué habrá sido de estas familias?, ¿recordarán su infancia en estas calles?, ¿y nosotros los poblanos, volveremos a ver el esplendor de estas quintas? Querido poblano, te invito a que recorras estas calles de la Santa María, para que admires la belleza de las todavía existentes quintas de la colonia; conócelas antes de que desaparezcan totalmente, viaja al pasado dentro de tu mente e imagínate lo bello que habrá sido el vivir en este “Hollywood poblano”.
Se despide de ustedes su amigo El Barón Rojo. Agradezco el favor de su atención y los invito a contactarme para cualquier comentario o sugerencia. Hasta la próxima.
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