Hola nuevamente, mis queridos leyentes de esta su columna “Turisteando con el Barón Rojo”, en esta ocasión les voy a narrar tres historias que se conjugan en un mismo sitio, el popularmente conocido Jardín del Señor de los Trabajos, que está sobre la 11 Norte entre las calles 10 y 12 Poniente.
TEMPLO DEL SEÑOR DE LOS TRABAJOS
A este templo antiguamente se le llamó “San Pablo de los Naturales”, para diferenciarlo del templo de San Pablo de los Frailes, que está en la 18 Poniente entre la 9 y 11 Norte. En este, que data del siglo XVI, aproximadamente del año 1550, se venera la imagen del Señor de los Trabajos, en el cual según cuentan las crónicas de la época del siglo XVI, originalmente la imagen la pintó un artista de origen chino en 1612, pero sobre uno de los muros de adobe que daba a la calle.
El muro completo, donde se encuentra esta imagen exquisitamente elaborada, se trasladó al sagrario, en el interior del templo, en 1690; luego se le movió hacia una pequeña capilla en 1784, sobre la nave del lado izquierdo del templo, para finalmente ser colocado sobre el altar mayor en 1856. Todos estos traslados se realizaron con muchísimo esfuerzo y trabajo, durante ellos ningún trabajador sufrió algún accidente, motivo por el cual se le considera milagrosa, de ahí el sobrenombre que se le dio al templo de “el señor de los trabajos”.
La imagen del altar mayor es el muro original que se retiró de la vía pública, el último traslado y colocación final del muro se realizó bajo la dirección del arquitecto y pintor José Manzo (1789-1860).
UNA ESTATUA SIN CABEZA
Esta historia comienza en 1906, cuando por mandato del presidente Porfirio Díaz se ordena a todos los gobiernos estatales levantarle un monumento a Juárez y aquí en la ciudad de Puebla se le erigió en la parte norte de este jardín, del señor de los trabajos. Para ello se recuperó una estatua del expresidente de los Estados Unidos, George Washington, la cual ya estaba elaborada; aprovechando el cuerpo, esta fue “decapitada” y nada más se ordenó la fundición de la imagen de la cabeza del Benemérito de las Américas.
Ya teniendo esta se soldó al cuerpo y así se obtuvo la actual estatua, con algunos detallitos, como el del bastón, ya que Juárez nunca utilizó uno. Basta mencionar que esta es una de las dos únicas representaciones de Juárez que sostienen bastón, la otra está en Atlixco. ¡Qué bueno que no utilizaron el cuerpo de alguna estatua a Franklin D. Roosevelt!, si no, sería la única de Juárez en silla de ruedas.
Otro detalle es que el traje está hecho de láminas de cobre y, al soplar el aire en la dirección correcta, este produce silbidos extraños. La estatua fue develada en 1906, en 1921 se traslada a su actual sitio y en 1929 es reinaugurada durante la administración del presidente Calles.
EL LÍDER DESCONOCIDO
En esta tercera historia les contaré acerca de todo lo que pasó a un monumento que nadie quería y que su historia está llena de desprecios, hasta la fecha. Nos remontamos al año 1900, cuando en los Ferrocarriles Mexicanos un hombre llamado Teodoro Larrey (1871-1944) funda una agrupación a la que llamó Unión de Mecánicos Mexicanos, sobre la 11 Norte en el número 404, una especie de sindicato, sin serlo, para exigir derechos laborales y mejores normas de seguridad para los trabajadores ferrocarrileros.
Esta organización obrera nunca participó en los movimientos revolucionarios de la época; este señor, Larrey, aparte de ser líder de esta agrupación, fue un inventor no reconocido, ya que dentro de sus ideas estaban un nuevo mecanismo de cambiavías, un sistema de frenado para vagones desenganchados y un sistema de purga y vaciado de las calderas de las máquinas, para su servicio y mantenimiento.
Estos inventos nunca llegaron a florecer, ya que por falta de recursos nunca los llegó a patentar, pero en 1950 el sindicato de ferrocarrileros de la república le levanta un monumento, trabajo que se encargó a otra gran persona de la historia de México, al escultor Federico Cannessi (1906- 1977), creador de las figuras del actual monumento a la revolución.
En 1950 Federico Cannessi realiza el monumento a Teodoro Larrey, se instala frente a la desaparecida estación del Ferrocarril Interoceánico, sobre la 11 Norte. Esta estación es demolida en 1958, dando paso a que el monumento iniciara su peregrinar hacia el Jardín del Señor de los Trabajos, haciéndole compañía al busto de Álvaro Obregón, que desde 1935 ocupa la base original donde estaba la estatua a Juárez.
Se coloca exactamente frente a la puerta del templo del señor de los trabajos, levantando fuertes protestas de la feligresía de este templo, y esto se debió a que la base lleva grabados los logotipos de la congregación masona a la que perteneció el homenajeado. El monumento es desalojado de este parque público en 1970 para ser embodegado y en 1974 se reubica en la 80 Poniente, donde se inaugura la nueva estación.
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Es ahí donde por fin se le encontró un sitio al monumento del líder Teodoro Larrey, pero ahí no termina su historia, en el siglo XXI, el gobierno vende a particulares el sistema ferroviario nacional, incluidos las propiedades e inmuebles, y dentro de uno de estos, está incluido el monumento errante en medio de un jardín arbolado, totalmente en el abandono, deteriorándose por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento.
Así concluimos queridos leyentes, estas tres historias que parten de un mismo punto, el jardín del señor de los trabajos, gracias y hasta la próxima semana.
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