Diversas son las leyendas que rondan por las calles de México y una que relacionada a Antonio López de Santa Anna con el beso de una dama y la independencia del estado de Aguascalientes no podía faltar.
Según cuenta la leyenda, el primero de mayo de 1835 el entonces presidente de México, Antonio López de Santa Anna, había viajado con rumbo Zacatecas acompañado de tres mil hombres, pues se había desatado una rebelión contra el gobierno federal por parte del entonces gobernador de esta entidad Francisco García Salinas.
Debido a la situación y a lo largo del viaje, Santa Anna decidió descansar en Aguascalientes, en específico en la residencia de doña Luisa Fernández Villa de García Rojas y su esposo don Pedro García Rojas.
En aquel entonces, lo que ahora se conoce como un estado de México formaba parte de la ciudad de Zacatecas, aunque ya mostraban interés por independizarse, por ello tras enterarse de la visita del ejecutivo federal decidieron recibirlo con flores y papel de china sobre la calle Morelos, donde se ubicaba la casa en la que se hospedaría.
Fue durante la charla que se dio en la cena entre el presidente y los anfitriones, que la señora Fernández Villa habló sobre las carencias de empleos, así como de escuelas que presentaba Aguascalientes debido a que el gobierno zacatecano se quedaba gran parte de la recaudación de recursos de este ayuntamiento.
Una vez que la mujer terminó de expresar lo que su ciudad atravesaba, un empleado entró para llamar a Don Pedro García para que atendiera un asunto de urgencia, por lo que el hombre tuvo que dejar sólo a López de Santa Anna y su esposa.
Tras retomar la plática, la mujer indicó que los pobladores de Aguascalientes serían capaces de cualquier sacrificio con tal de obtener su independencia, ante lo que el presidente le tomó la mano a la mujer, gesto al que la mujer no se resistió.
Cuenta la historia que el primer mandatario tras verse deslumbrado por la belleza de Doña Luisa se acercó a la señora para darle un largo y apasionado beso, que sólo fue interrumpido por el retorno de Don Pedro.
Una vez que García Rojas entro a la habitación, la mujer expresó con alegría, “¡Por fin Aguascalientes es independiente! ¿Verdad, general?”, a lo que López de Santa Anna sólo asintió con la cabeza.
Finalmente, el 23 de mayo de 1835 fue expedido un decreto en el que se confirmaba la independencia de Aguascalientes y Don Pedro García Rojas era nombrado como su primer gobernador, incluso en el escudo de armas del estado debajo de una cadena se pueden observar unos labios rojos que representan el beso de Antonio López de Santa Anna y doña Luisa Fernández Villa de García Rojas.