/ sábado 26 de diciembre de 2020

Cancha de San Pedro, de nosocomio a palacio deportivo | Los tiempos idos

El céntrico edificio colonial ha sido arena de lucha libre, explanada para eventos escolares y cancha de baloncesto, actualmente alberga al Museo de Arte Virreinal

Baloncesto, voleibol y, hasta lucha libre, se practicó en la Cancha de San Pedro por más de 30 años en los que fue punto de reunión familiar y convivencia deportiva para los poblanos, así como referente nacional en estos deportes de balón; devolviéndole su esplendor al edificio que albergó por siglos al Hospital de San Pedro, cuyo uso histórico le otorgó una carga emocional y fantástica.

Las luchas y los juegos eran en la noche, había mucha afición. El centro del patio era la cancha y estaba acondicionado con piso de duela; por la parte más larga estaban las gradas, de un lado las del equipo de casa y del otro, las de visitante”, expone Mario Salazar, fundador de la página “Lo que quieres saber de Puebla”.

Entre risas, Mario recuerda a “la viejita de las porras” que era intendente y viva ahí, asegura que ella amenizaba todos los juegos: “siempre estaba en primera fila, del lado de las gradas de casa, y cuando el equipo iba perdiendo se enojaba y a todo pulmón decía: ¡griten pendejos, ahora es cuando nos necesitan! y la tribuna se prendía”.

Dice que, su tío Andrés Salazar Aranda, conocido como “el títere”, jugó con diferentes equipos de la UAP, entre los años 57 y 65. Otros equipos eran el R.A.C., al parecer propiedad de Rafael Ávila Camacho; un equipo del doctor Leal y otro patrocinado por el dentista Luis Villaseñor, muy queridos en la ciudad; también participó la Normal del Estado y otros, porque “la cancha” era santuario del basquetbol universitario.

LA MECA DEL BALONCESTO

Puebla es cuna del basquetbol, aquí se disputó el primer juego en México, en 1902. Y según registros de la hemeroteca de este diario, El Sol de Puebla, la Cancha de San Pedro inició sus actividades deportivas con el XVII Campeonato Nacional de Basquetbol Varonil de Primera Fuerza, el 21 de febrero de 1948.

El equipo que disputó el campeonato en 1948: “el compadre” Alfonso Gómez; “la flauta”, Jesús Bautista; “el pambazo” Jorge Cardiel; el entrenador Francisco “chupamirto” Ramírez; “el burro”, Enrique Esquivel; Luis Ramos, Luis Villaseñor, Hilario Figueroa, Enrique del Barrio, Ovidio Laguna, Jesús Morales y Arturo García Valdés | Foto: El Sol de Puebla

“De la Cancha de San Pedro salieron muchos basquetbolistas muy buenos. Toda la gente relacionada con el baloncesto jugaba ahí. Era la meca del basquetbol en Puebla”, señala Javier López Moreno, quien recuerda que de niño acompañaba a su papá, Javier López Merino, que jugaba en varios equipos y de quien aprendió la pasión por este deporte.

“Iba con mi papá los fines de semana que se jugaban los torneos y estábamos ahí casi todo el día. Entre semana la gente se juntaba a jugar de forma informal y los entrenadores de las ligas iban a observar para fichar jugadores”, asegura.

Relata que era un ambiente muy bonito porque se fomentaba el deporte y se juntaban muchas familias, dice que era muy seguro para los niños como él porque era un lugar cerrado y todos se conocían.

Gracias a esto, Javier se aficionó al basquetbol desde pequeño, incluso en la universidad obtuvo una beca por la práctica de este deporte. Él estuvo en la selección de Puebla, en el selectivo nacional y jugó con “las abejas poblanas”, la primera escuela de baloncesto en la ciudad.

UN RECINTO VERSÁTIL

La Cancha de San Pedro inició sus actividades deportivas en 1948 y hasta 1984 | Foto: radiobuap.com

La Cancha de San Pedro se utilizaba para múltiples eventos, no solo para deportes. Era un lugar obligado para festivales escolares y graduaciones que se hacían mediante una ceremonia en la que había bailables y se entregaban los diplomas, asegura Eduardo López Villalobos.

“Yo iba a la Leonardo Bravo, un kínder que está en la 7 sur entre 5 y 7 poniente. En 1968 terminé el preescolar y la entrega de diplomas fue ahí. En primaria, fui a jugar un partido con el equipo de mi escuela, la Gustavo P Marh”, recuerda.

Relata que era un lugar cerrado y oscuro, pero había unos ventanales que descubrían cuando se jugaba de día. Para los bailables tenían unas mantas negras que hacían la función de cortinas y se alumbraba sobre la cancha con cañoncitos de luz.

EL EDIFICIO COLONIAL

El Hospital de San Pedro funcionó como nosocomio por más de 350 años y gozo de un prestigio que traspasó las fronteras del país en diversos ámbitos de la medicina, como la prevención y curación de enfermedades, implementación de tratamientos avanzados, ahí se efectuaron las primeras operaciones y prácticas quirúrgicas y, sus facultativos, se aseguraron de trasmitir sus conocimientos y experiencias para la posteridad.

El Hospital de San Pedro fue el más importante de la Nueva España (1544-1917) | Foto: cortesía radiobuap.com

Asimismo, desempeñó un papel relevante en el tratamiento de epidemias que asolaron al mundo en diferentes épocas, como la viruela, el tabardillo, el cólera y la gripe española, considerada la gran pandemia mundial de 1918.

“Mi abuelo vivía en el centro y me contó que, hace un siglo, el hospital sirvió como morgue de la gripe española, los cuerpos que caían por las calles se recogían en carretas y se llevaban ahí; algunos solo estaban desmayados y salían por su propio pie del recinto cuando se recuperaban”, recuerda Alland López.

El hospital dejó de funcionar el 5 de junio de 1917 y desde entonces tuvo múltiples usos: vecindad, comercios, palacio deportivo, escuela de teatro, biblioteca pública y oficinas del registro civil, entre otras.

Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla

El arqueólogo, Eduardo Merlo, restauró el edificio en 1996, cuando el secretario de cultura era el Héctor Azar y dispuso ahí la dirección de Museos, Ferias y Tradiciones. Relata que, al iniciar los trabajos de restitución, se levantó el antiguo adoquín y fueron encontrados cientos de esqueletos humanos “por siglos sepultaron ahí a los que fallecían, estaba lleno de huesos, y siguen estando ahí porque ahí los dejamos”, advierte.

Hoy se dice que las almas de aquellos perecidos deambulan por los rincones del inmueble que, a partir de 1998, fue dispuesto como Museo Poblano de Arte Virreinal y hoy es San Pedro Museo de Arte.

“Si espantaban, yo no vi nada pero los policías se quejaban de que veían cosas raras. Incluso en el sistema de vigilancia quedó grabado un espanto, era un señor que atravesaba el patio y se fundía en la pared”, concluye Merlo.

Baloncesto, voleibol y, hasta lucha libre, se practicó en la Cancha de San Pedro por más de 30 años en los que fue punto de reunión familiar y convivencia deportiva para los poblanos, así como referente nacional en estos deportes de balón; devolviéndole su esplendor al edificio que albergó por siglos al Hospital de San Pedro, cuyo uso histórico le otorgó una carga emocional y fantástica.

Las luchas y los juegos eran en la noche, había mucha afición. El centro del patio era la cancha y estaba acondicionado con piso de duela; por la parte más larga estaban las gradas, de un lado las del equipo de casa y del otro, las de visitante”, expone Mario Salazar, fundador de la página “Lo que quieres saber de Puebla”.

Entre risas, Mario recuerda a “la viejita de las porras” que era intendente y viva ahí, asegura que ella amenizaba todos los juegos: “siempre estaba en primera fila, del lado de las gradas de casa, y cuando el equipo iba perdiendo se enojaba y a todo pulmón decía: ¡griten pendejos, ahora es cuando nos necesitan! y la tribuna se prendía”.

Dice que, su tío Andrés Salazar Aranda, conocido como “el títere”, jugó con diferentes equipos de la UAP, entre los años 57 y 65. Otros equipos eran el R.A.C., al parecer propiedad de Rafael Ávila Camacho; un equipo del doctor Leal y otro patrocinado por el dentista Luis Villaseñor, muy queridos en la ciudad; también participó la Normal del Estado y otros, porque “la cancha” era santuario del basquetbol universitario.

LA MECA DEL BALONCESTO

Puebla es cuna del basquetbol, aquí se disputó el primer juego en México, en 1902. Y según registros de la hemeroteca de este diario, El Sol de Puebla, la Cancha de San Pedro inició sus actividades deportivas con el XVII Campeonato Nacional de Basquetbol Varonil de Primera Fuerza, el 21 de febrero de 1948.

El equipo que disputó el campeonato en 1948: “el compadre” Alfonso Gómez; “la flauta”, Jesús Bautista; “el pambazo” Jorge Cardiel; el entrenador Francisco “chupamirto” Ramírez; “el burro”, Enrique Esquivel; Luis Ramos, Luis Villaseñor, Hilario Figueroa, Enrique del Barrio, Ovidio Laguna, Jesús Morales y Arturo García Valdés | Foto: El Sol de Puebla

“De la Cancha de San Pedro salieron muchos basquetbolistas muy buenos. Toda la gente relacionada con el baloncesto jugaba ahí. Era la meca del basquetbol en Puebla”, señala Javier López Moreno, quien recuerda que de niño acompañaba a su papá, Javier López Merino, que jugaba en varios equipos y de quien aprendió la pasión por este deporte.

“Iba con mi papá los fines de semana que se jugaban los torneos y estábamos ahí casi todo el día. Entre semana la gente se juntaba a jugar de forma informal y los entrenadores de las ligas iban a observar para fichar jugadores”, asegura.

Relata que era un ambiente muy bonito porque se fomentaba el deporte y se juntaban muchas familias, dice que era muy seguro para los niños como él porque era un lugar cerrado y todos se conocían.

Gracias a esto, Javier se aficionó al basquetbol desde pequeño, incluso en la universidad obtuvo una beca por la práctica de este deporte. Él estuvo en la selección de Puebla, en el selectivo nacional y jugó con “las abejas poblanas”, la primera escuela de baloncesto en la ciudad.

UN RECINTO VERSÁTIL

La Cancha de San Pedro inició sus actividades deportivas en 1948 y hasta 1984 | Foto: radiobuap.com

La Cancha de San Pedro se utilizaba para múltiples eventos, no solo para deportes. Era un lugar obligado para festivales escolares y graduaciones que se hacían mediante una ceremonia en la que había bailables y se entregaban los diplomas, asegura Eduardo López Villalobos.

“Yo iba a la Leonardo Bravo, un kínder que está en la 7 sur entre 5 y 7 poniente. En 1968 terminé el preescolar y la entrega de diplomas fue ahí. En primaria, fui a jugar un partido con el equipo de mi escuela, la Gustavo P Marh”, recuerda.

Relata que era un lugar cerrado y oscuro, pero había unos ventanales que descubrían cuando se jugaba de día. Para los bailables tenían unas mantas negras que hacían la función de cortinas y se alumbraba sobre la cancha con cañoncitos de luz.

EL EDIFICIO COLONIAL

El Hospital de San Pedro funcionó como nosocomio por más de 350 años y gozo de un prestigio que traspasó las fronteras del país en diversos ámbitos de la medicina, como la prevención y curación de enfermedades, implementación de tratamientos avanzados, ahí se efectuaron las primeras operaciones y prácticas quirúrgicas y, sus facultativos, se aseguraron de trasmitir sus conocimientos y experiencias para la posteridad.

El Hospital de San Pedro fue el más importante de la Nueva España (1544-1917) | Foto: cortesía radiobuap.com

Asimismo, desempeñó un papel relevante en el tratamiento de epidemias que asolaron al mundo en diferentes épocas, como la viruela, el tabardillo, el cólera y la gripe española, considerada la gran pandemia mundial de 1918.

“Mi abuelo vivía en el centro y me contó que, hace un siglo, el hospital sirvió como morgue de la gripe española, los cuerpos que caían por las calles se recogían en carretas y se llevaban ahí; algunos solo estaban desmayados y salían por su propio pie del recinto cuando se recuperaban”, recuerda Alland López.

El hospital dejó de funcionar el 5 de junio de 1917 y desde entonces tuvo múltiples usos: vecindad, comercios, palacio deportivo, escuela de teatro, biblioteca pública y oficinas del registro civil, entre otras.

Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla

El arqueólogo, Eduardo Merlo, restauró el edificio en 1996, cuando el secretario de cultura era el Héctor Azar y dispuso ahí la dirección de Museos, Ferias y Tradiciones. Relata que, al iniciar los trabajos de restitución, se levantó el antiguo adoquín y fueron encontrados cientos de esqueletos humanos “por siglos sepultaron ahí a los que fallecían, estaba lleno de huesos, y siguen estando ahí porque ahí los dejamos”, advierte.

Hoy se dice que las almas de aquellos perecidos deambulan por los rincones del inmueble que, a partir de 1998, fue dispuesto como Museo Poblano de Arte Virreinal y hoy es San Pedro Museo de Arte.

“Si espantaban, yo no vi nada pero los policías se quejaban de que veían cosas raras. Incluso en el sistema de vigilancia quedó grabado un espanto, era un señor que atravesaba el patio y se fundía en la pared”, concluye Merlo.

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