El voto femenino en México fue el resultado de una ardua lucha de mujeres en la arena pública que rindió fruto el 17 de octubre de 1953, cuando el entonces presidente, Adolfo Ruiz Cortines promulgó las reformas institucionales para otorgar el voto a las mujeres en el ámbito federal. El 3 de julio de 1955 las mexicanas por primera vez votaron en una elección.
En la lucha por el reconocimiento de los derechos económicos y sociales para las mujeres destaca un personaje poblano, cuyo nombre se encuentra inscrito con letras de oro en el Muro de Honor del Salón de Plenos del H. Congreso del Estado Libre y Soberano de Puebla. Se trata de la profesora Carmen Caballero de Cortés, una de las precursoras del voto femenino en México.
Carmen Caballero Camarillo de Cortés nació el 13 de enero de 1911 en el municipio de Acatlán de Osorio en el estado de Puebla, estudió en el Instituto Normal del Estado, en donde egresó como profesora de Educación primaria y superior.
Siendo estudiante, comenzó a interesarse en defender la causa de las mujeres y los niños. Juntó con un grupo de profesoras y otras mujeres poblanas recorrió el interior del estado para formar el sector femenil del único partido político en ese entonces, el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El 6 de abril de 1952 en el Parque 18 de marzo de la Ciudad de México llegó a reunir junto con la Lic. Margarita García Flores representando al estado de Nuevo León, y la Lic. Martha Andrade del Rosal representando a la ciudad de México a veinte mil mujeres en torno a la lucha sufragista.
Al año siguiente fue lograda la histórica reforma el 17 de octubre de 1953 en la que por primera vez las mujeres mexicanas obtuvieron el derecho al voto universal en todas las elecciones.
Fue también la primera mujer en ejercer el cargo de presidente municipal en Tétela de Ocampo, en la sierra norte del estado de Puebla de 1978 a 1981. Además, fue Diputada Local en el periodo de 1987-1990. Murió el 7 de marzo de 1991 a la edad de 80 años.
En entrevista para El Sol de Puebla, Mauricio Dávila Cortés nieto de Carmen Caballero compartió una anécdota vivida a lado de este gran personaje de la vida política de Puebla y del país.
“Mi abuelita tenía un comedor muy grande en Tetela de Ocampo, recuerdo que cuando estábamos desayunando, las personas de la comunidad tocaban a la puerta en busca de una solución a sus problemas, ella dejaba de comer para atenderlos y sin conocerlos, los invitaba a la mesa”, relató.
Finalmente, expresó que la profesora Carmen siempre será recordada como una mujer intachable, noble y sencilla, pero sobre todo con una gran calidad humana, cuya enseñanza que dejó es que la finalidad del servidor público es servir a los demás, no servirse del cargo.