/ sábado 20 de agosto de 2022

La gran inundación del siglo XX en Puebla | Los tiempos idos

La gran inundación ocurrió el 17 de julio de 1939 por el desbordamiento del río San Francisco

Derrumbes, muerte y desolación dejó a la gran inundación provocada por el desbordamiento del río San Francisco el lunes 17 de julio de 1939.

El fenómeno causó devastación, daños económicos y pérdida de vidas humanas, pero sirvió para que las autoridades dieran solución al problema de las inundaciones a la que estuvo sometida la ciudad de Puebla desde su fundación.

Las primeras acciones que se realizaron derivadas de esta catástrofe fueron desviar las corrientes que provenían de la Malinche y que alimentaban al río San Francisco. Pero fue hasta 1963 que formalizó el proyecto para embovedar.

Tragedia que trajo desolación

“Espantosa Catástrofe”, fue el titular del martes 18 de julio de 1939 del periódico La Opinión, que daba cuenta de la tragedia ocurrida el día anterior en la ciudad de Puebla: Una manga de agua proveniente de La Malinche, provocó el desbordamiento del río San Francisco, lo que dejó muerte y desolación.

“El populoso barrio de San Antonio fue teatro de impresionante tragedia, se desplomó el mesón, sepultando casi a todos los que ahí vivían; muchos otros fueron arrasados por las turbulentas aguas. Bardas enteras se vinieron abajo con docenas de gentes (…) La inundación llegó hasta San Juan de Dios, Plaza de San José y Paseo de San Francisco, arrastrando algunos cadáveres. El puente de San Roque fue destruido, así como otros. Mucha gente quedó en la calle”, se lee en la publicación.

Esta inundación fue catalogada como una catástrofe, la gran inundación del siglo XX. Desde luego que esta no fue la primera que sufrió la ciudad, pero si ha sido la que dejó mayor devastación y la que motivó a las autoridades a plantearse soluciones definitivas.

Devastación en la ciudad

Puebla se fundó a la orilla del río San Francisco que se alimentaba de los escurrimientos (deshielo) de la Malinche. Aunque el afluente nunca abasteció a la ciudad de agua para consumo, si sirvió como fuente de energía para la industria y también, como canal de desechos.

El de San Francisco tiene su nacimiento en las barrancas de La Malinche, era un río de temporal que se alimentaba de los escurrimientos de esa montaña que ocurrían en primavera-verano con los deshielos, expone el investigador David Ramírez Huitrón, fundador de la página de Facebook Puebla Antigua.

“Por lo mismo era imprevisible, a veces corría mucha agua o de repente estaba muy seco, según la temporada. Por eso cuando los españoles levantaron los molinos a un costado del río San Francisco, construyeron un sistema de represas para que siempre corriera el agua y se pudieran mover los molinos. La presa estaba a un costado de la 2 norte y ya no existe”, señala.

Refiere que el río era una bomba de tiempo porque cuando llovía crecía de golpe y este fue uno de los factores que influyó para la catástrofe de 1939, junto con la falta de infraestructura porque no era la primera vez que se inundaba la ciudad.

De hecho, a los pocos meses de que se establecieron los primeros pobladores en el valle de Puebla, en 1531, las primeras aguas torrenciales se llevaron las casas que se habían construido del lado oriente del río San Francisco y hubo que cambiarse al lado poniente, a un lugar más alto y protegido.

El Cabildo resolvió trasladar la ciudad al otro lado del río (actual zócalo) para aprovechar que el terreno tenía una pequeña elevación que evitaría inundaciones y también permitiría que los desechos se fueran hacia el afluente. Pero servir como canal de desechos fue otro factor que provocó su desbordamiento en 1939.

“En 1664 el río creció de golpe y provocó una inundación, lo mismo en 1714, solo que esta vez fue más fuerte. Dicen que el río levantó un banco de herrería que pesaba toneladas y estaba en la plazuela de San José (18 Oriente entre 2 y 4 Norte), lo arrastró hasta por donde hoy es el Barrio del Artista. En esta ocasión, también se inundó la plazuela del Teatro Principal. Existe una pintura muy curiosa que plasma a los galápagos, que eras personas que cargaba a las señoras para cruzarlas por el río y que estas no se mojaran sus vestiduras”, detalla.

En 1939, la fuerte corriente del río se llevó el barandal del Puente de Bubas, como se aprecia en la imagen. | Foto: Cortesía Enrique Cordero y Torres


El investigador comenta que en esta ocasión el ayuntamiento construyó un muro de contención en el paseo de San Francisco por si el río volvía a crecer de golpe, para que no se desbordara hacia el centro, hacia la ciudad. A partir de entonces, dice que las inundaciones fueron más esporádicas: “En 1834 hubo una que se llevó el puente de Analco, estaba sobre la 5 oriente. Después los vecinos lo suplieron y construyeron el de Ovando”.

La suma de factores

Antiguamente los camiones de basura tiraban los desechos, etcétera, junto a San Javier, en la 13 Sur y Reforma, porque era lo más lejano, no había nada y a esa calle le llamaban la Calle del Cascajo. Pero la ciudad empezó a crecer hacia allá, hacia el poniente, y el ayuntamiento resolvió dejar de llevar la basura y empezó a tirarla del otro lado de la ciudad, junto al río.

A la calle que está justo atrás de la Capilla de Dolores en San Francisco le llamaban “la rinconada del río”, bajaba toda la 10 Oriente y topaba con pared porque ahí estaba el muro de contención y ahí era el lugar donde tiraban la basura.

“A lo largo de los años se fue juntando toda la basura, el escombro y la tierra, a un costado del muro. Esta se fue metiendo varios metros dentro del cauce del río y se formó una especie de meandro (islote), que hizo que se hiciera una curva; se volvió peligroso porque por lo mismo, se hacían remolinos y estos desgastaban los cimientos de los puentes, por eso cuando corría fuerte el cauce se los llevaba”, advierte.

En el siglo XIX la población no era tan grande como lo fue a principios del siglo XX. La explosión urbana fue otro factor que se sumó al desbordamiento del río.

“Las personas que tenían sus casas junto al río empezaron a apoderarse del terreno del afluente, empezaron a construir y así se fue haciendo más chico. Si tenía una extensión de 20 o 25 metros de ancho, empezó a reducirse hasta quedar como un cajón, entre paredes. Cuando se estableció la colonia industrial en donde está el Estanque de los Pescaditos, empezaron a contaminar el río porque tiraban ahí los desechos. Entonces se volvió también, foco de infección”, dice.

A esto hay que sumarle que la Malinche pasó por un proceso de deforestación muy grave a principios del siglo XX.

“Había mucho talamonte que, literal, estaban rasurando el bosque porque era su forma de subsistir, se dedicaban a vender carbón. Dejaron pelona a la Malinche, por eso cuando calló la tromba no hubo masa forestal que absorbiera la lluvia y toda la barranca que llegaba al río se llenó de lodo”, asegura.

Para 1939 la situación era propicia para una desgracia, por todo lo anterior, sumado a la falta de mantenimiento de las autoridades que dejó de desazolvar el río.

En agosto de 1958 el río volvió a crecer y, aunque no se inundó de forma espectacular, se formó una gran alberca de agua sucia. Muestra de ello fue el lodazal que se formó afuera del Colegio Central de la 25 Oriente. | Hemeroteca El Sol de Puebla

Ocurre la catástrofe

A las 16:00 horas del 17 de julio de 1939, ocurrió la catástrofe: “Ese día el río se vino con todo, dicen que fue tan sorpresivo que se llevó a los indígenas que vendían carbón en la Plazuela de San Antonio. El lodazal llegó hasta el Carolino e inundó todo el barrio de la Luz, Analco y toda la zona hasta donde terminaba la ciudad (11 Oriente) que fue hasta donde el río arrastró a los muertitos”, detalla el investigador.

Los muertos fueron 22, al menos fue lo que se contabilizó al recoger los cuerpos encontrados en la zona donde terminaba la ciudad en ese entonces, a la altura de la 11 Oriente y bulevar. Una mujer que se había aferrado un árbol en el paseo de San Francisco fue rescatada con vida.

En esta ocasión, los puentes que se llevó la corriente del río fueron: El de la Madre que estaba en la 4 Oriente y era conocido así porque junto estaba la pulquería del mismo nombre, el puente de San Roque que estaba sobre la 2 Oriente y había sido inaugurado en 1873, el barandal de forja que se había colocado en el Puente de Bubas en 1885, y también la herrería de la Casa Villa Flora (hoy hotel Icon).

“Fue tanta la cantidad de lodo y agua que prácticamente llegó hasta el Carolino, a unos metros del zócalo. Todo el centro quedó envuelto en lodazal, la zona de San Roque, el Parian, el Barrio del Artista, el Teatro Principal y la Capilla de Dolores”, asegura.

La población comenzó a decir que el río era asesino, un muladar y un foco de infección. Por supuesto, culparon a las autoridades de la tragedia y presionó para que tomaran cartas en el asunto. La realidad es que la gente no había tomado consciencia de que, a pesar de que era necesaria la infraestructura hidráulica, ellos contribuyeron porque ahí iban a tirar su basura, sus animales muertos, etcétera.


Desde su fundación, la ciudad de Puebla sufrió constantes inundaciones al haber sido levantada junto al río (1958). | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

Soluciones inmediatas

En ese momento el gobernador del estado era Maximino Ávila Camacho y su hermano Rafael, el presidente municipal. Las medidas de paleamiento urbano inmediato que se tomaron fueron la rehabilitación de las calles más importantes, la reconstrucción de los puentes y la limpieza de la caja del río. Todo se terminó en 1941.

“Este desastre también causó problemas en el abasto de agua de la ciudad, hubo escases y algunos pozos quedaron completamente sucios. Fue tan fuerte que se dañó la caja que bombea el agua para distribuirla a toda la ciudad y hubo que reemplazarla”, dice.

Para evitar que ocurriera un nuevo desastre similar, la solución que implementó el gobierno del estado fue lo que llamaron, la construcción de “Obras de defensa del río San Francisco”.

De las barrancas de la Malinche construyeron canales para desviar el curso de la agua que venía de las montañas hacia el río Atoyac. A la altura de las barrancas del Conde y Honda, construyeron unos diques, es decir, unieron las barrancas y el agua en lugar de venirse para el río San Francisco, se empezó a ir hacia el Atoyac”, explica.

Esto solucionó entre comillas el problema porque, en efecto, ya no había peligro de que el centro se inundara tan feo, pero lo que pasó fue que el río San Francisco se volvió una alberca de aguas negras porque la gente seguía teniendo conectados sus drenajes al río, y lo mismo las fábricas. Cuando era temporada de sequía el río apestaba porque solo era el agua sucia, ya no corría el agua limpia de la montaña”, advierte.

El proyecto de embovedamiento

En agosto de 1958 el río volvió a crecer y aunque no se inundó de forma espectacular se formó una gran alberca de agua sucia.

En ese momento, el gobernador del estado era Fausto Ortega y Carlos Vergara soto el alcalde. Ellos comenzaron las gestiones para el entubamiento del río y obtuvieron el financiamiento del gobierno federal para iniciar las obras.

Desde 1941 se tenía la intención de entubar el río pero era una inversión muy fuerte y el gobierno federal no tuvo la voluntad. Fue hasta 1962, cuando llegó a la presidencia de la República el poblano Gustavo Díaz Ordaz, en que se consiguió el financiamiento. Fue una inversión tripartita, por parte del gobierno federal, estatal y municipal”, subraya.

Los trabajos de entubamiento del río empezaron formalmente en diciembre de1963, le tocó al gobernador Antonio Nava Castillo, ejecutarlo. Pero el proyecto se quedó parado dos años porque este tuvo que dimitir por el conflicto de la leche”, puntualiza.

Los que tuvieron que continuar con el proyecto fueron Aarón Merino Fernández, que fue el gobernador interino, y Eduardo Cue Merlo, que estaba en su primer periodo de alcalde. El 5 de mayo del 1965 vino Gustavo Díaz Ordaz a Puebla y aprovecharon para inaugurar el primer pedazo de envobedamiento del rio San Francisco, fue de San José a Analco.


Derrumbes, muerte y desolación dejó a la gran inundación provocada por el desbordamiento del río San Francisco el lunes 17 de julio de 1939.

El fenómeno causó devastación, daños económicos y pérdida de vidas humanas, pero sirvió para que las autoridades dieran solución al problema de las inundaciones a la que estuvo sometida la ciudad de Puebla desde su fundación.

Las primeras acciones que se realizaron derivadas de esta catástrofe fueron desviar las corrientes que provenían de la Malinche y que alimentaban al río San Francisco. Pero fue hasta 1963 que formalizó el proyecto para embovedar.

Tragedia que trajo desolación

“Espantosa Catástrofe”, fue el titular del martes 18 de julio de 1939 del periódico La Opinión, que daba cuenta de la tragedia ocurrida el día anterior en la ciudad de Puebla: Una manga de agua proveniente de La Malinche, provocó el desbordamiento del río San Francisco, lo que dejó muerte y desolación.

“El populoso barrio de San Antonio fue teatro de impresionante tragedia, se desplomó el mesón, sepultando casi a todos los que ahí vivían; muchos otros fueron arrasados por las turbulentas aguas. Bardas enteras se vinieron abajo con docenas de gentes (…) La inundación llegó hasta San Juan de Dios, Plaza de San José y Paseo de San Francisco, arrastrando algunos cadáveres. El puente de San Roque fue destruido, así como otros. Mucha gente quedó en la calle”, se lee en la publicación.

Esta inundación fue catalogada como una catástrofe, la gran inundación del siglo XX. Desde luego que esta no fue la primera que sufrió la ciudad, pero si ha sido la que dejó mayor devastación y la que motivó a las autoridades a plantearse soluciones definitivas.

Devastación en la ciudad

Puebla se fundó a la orilla del río San Francisco que se alimentaba de los escurrimientos (deshielo) de la Malinche. Aunque el afluente nunca abasteció a la ciudad de agua para consumo, si sirvió como fuente de energía para la industria y también, como canal de desechos.

El de San Francisco tiene su nacimiento en las barrancas de La Malinche, era un río de temporal que se alimentaba de los escurrimientos de esa montaña que ocurrían en primavera-verano con los deshielos, expone el investigador David Ramírez Huitrón, fundador de la página de Facebook Puebla Antigua.

“Por lo mismo era imprevisible, a veces corría mucha agua o de repente estaba muy seco, según la temporada. Por eso cuando los españoles levantaron los molinos a un costado del río San Francisco, construyeron un sistema de represas para que siempre corriera el agua y se pudieran mover los molinos. La presa estaba a un costado de la 2 norte y ya no existe”, señala.

Refiere que el río era una bomba de tiempo porque cuando llovía crecía de golpe y este fue uno de los factores que influyó para la catástrofe de 1939, junto con la falta de infraestructura porque no era la primera vez que se inundaba la ciudad.

De hecho, a los pocos meses de que se establecieron los primeros pobladores en el valle de Puebla, en 1531, las primeras aguas torrenciales se llevaron las casas que se habían construido del lado oriente del río San Francisco y hubo que cambiarse al lado poniente, a un lugar más alto y protegido.

El Cabildo resolvió trasladar la ciudad al otro lado del río (actual zócalo) para aprovechar que el terreno tenía una pequeña elevación que evitaría inundaciones y también permitiría que los desechos se fueran hacia el afluente. Pero servir como canal de desechos fue otro factor que provocó su desbordamiento en 1939.

“En 1664 el río creció de golpe y provocó una inundación, lo mismo en 1714, solo que esta vez fue más fuerte. Dicen que el río levantó un banco de herrería que pesaba toneladas y estaba en la plazuela de San José (18 Oriente entre 2 y 4 Norte), lo arrastró hasta por donde hoy es el Barrio del Artista. En esta ocasión, también se inundó la plazuela del Teatro Principal. Existe una pintura muy curiosa que plasma a los galápagos, que eras personas que cargaba a las señoras para cruzarlas por el río y que estas no se mojaran sus vestiduras”, detalla.

En 1939, la fuerte corriente del río se llevó el barandal del Puente de Bubas, como se aprecia en la imagen. | Foto: Cortesía Enrique Cordero y Torres


El investigador comenta que en esta ocasión el ayuntamiento construyó un muro de contención en el paseo de San Francisco por si el río volvía a crecer de golpe, para que no se desbordara hacia el centro, hacia la ciudad. A partir de entonces, dice que las inundaciones fueron más esporádicas: “En 1834 hubo una que se llevó el puente de Analco, estaba sobre la 5 oriente. Después los vecinos lo suplieron y construyeron el de Ovando”.

La suma de factores

Antiguamente los camiones de basura tiraban los desechos, etcétera, junto a San Javier, en la 13 Sur y Reforma, porque era lo más lejano, no había nada y a esa calle le llamaban la Calle del Cascajo. Pero la ciudad empezó a crecer hacia allá, hacia el poniente, y el ayuntamiento resolvió dejar de llevar la basura y empezó a tirarla del otro lado de la ciudad, junto al río.

A la calle que está justo atrás de la Capilla de Dolores en San Francisco le llamaban “la rinconada del río”, bajaba toda la 10 Oriente y topaba con pared porque ahí estaba el muro de contención y ahí era el lugar donde tiraban la basura.

“A lo largo de los años se fue juntando toda la basura, el escombro y la tierra, a un costado del muro. Esta se fue metiendo varios metros dentro del cauce del río y se formó una especie de meandro (islote), que hizo que se hiciera una curva; se volvió peligroso porque por lo mismo, se hacían remolinos y estos desgastaban los cimientos de los puentes, por eso cuando corría fuerte el cauce se los llevaba”, advierte.

En el siglo XIX la población no era tan grande como lo fue a principios del siglo XX. La explosión urbana fue otro factor que se sumó al desbordamiento del río.

“Las personas que tenían sus casas junto al río empezaron a apoderarse del terreno del afluente, empezaron a construir y así se fue haciendo más chico. Si tenía una extensión de 20 o 25 metros de ancho, empezó a reducirse hasta quedar como un cajón, entre paredes. Cuando se estableció la colonia industrial en donde está el Estanque de los Pescaditos, empezaron a contaminar el río porque tiraban ahí los desechos. Entonces se volvió también, foco de infección”, dice.

A esto hay que sumarle que la Malinche pasó por un proceso de deforestación muy grave a principios del siglo XX.

“Había mucho talamonte que, literal, estaban rasurando el bosque porque era su forma de subsistir, se dedicaban a vender carbón. Dejaron pelona a la Malinche, por eso cuando calló la tromba no hubo masa forestal que absorbiera la lluvia y toda la barranca que llegaba al río se llenó de lodo”, asegura.

Para 1939 la situación era propicia para una desgracia, por todo lo anterior, sumado a la falta de mantenimiento de las autoridades que dejó de desazolvar el río.

En agosto de 1958 el río volvió a crecer y, aunque no se inundó de forma espectacular, se formó una gran alberca de agua sucia. Muestra de ello fue el lodazal que se formó afuera del Colegio Central de la 25 Oriente. | Hemeroteca El Sol de Puebla

Ocurre la catástrofe

A las 16:00 horas del 17 de julio de 1939, ocurrió la catástrofe: “Ese día el río se vino con todo, dicen que fue tan sorpresivo que se llevó a los indígenas que vendían carbón en la Plazuela de San Antonio. El lodazal llegó hasta el Carolino e inundó todo el barrio de la Luz, Analco y toda la zona hasta donde terminaba la ciudad (11 Oriente) que fue hasta donde el río arrastró a los muertitos”, detalla el investigador.

Los muertos fueron 22, al menos fue lo que se contabilizó al recoger los cuerpos encontrados en la zona donde terminaba la ciudad en ese entonces, a la altura de la 11 Oriente y bulevar. Una mujer que se había aferrado un árbol en el paseo de San Francisco fue rescatada con vida.

En esta ocasión, los puentes que se llevó la corriente del río fueron: El de la Madre que estaba en la 4 Oriente y era conocido así porque junto estaba la pulquería del mismo nombre, el puente de San Roque que estaba sobre la 2 Oriente y había sido inaugurado en 1873, el barandal de forja que se había colocado en el Puente de Bubas en 1885, y también la herrería de la Casa Villa Flora (hoy hotel Icon).

“Fue tanta la cantidad de lodo y agua que prácticamente llegó hasta el Carolino, a unos metros del zócalo. Todo el centro quedó envuelto en lodazal, la zona de San Roque, el Parian, el Barrio del Artista, el Teatro Principal y la Capilla de Dolores”, asegura.

La población comenzó a decir que el río era asesino, un muladar y un foco de infección. Por supuesto, culparon a las autoridades de la tragedia y presionó para que tomaran cartas en el asunto. La realidad es que la gente no había tomado consciencia de que, a pesar de que era necesaria la infraestructura hidráulica, ellos contribuyeron porque ahí iban a tirar su basura, sus animales muertos, etcétera.


Desde su fundación, la ciudad de Puebla sufrió constantes inundaciones al haber sido levantada junto al río (1958). | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

Soluciones inmediatas

En ese momento el gobernador del estado era Maximino Ávila Camacho y su hermano Rafael, el presidente municipal. Las medidas de paleamiento urbano inmediato que se tomaron fueron la rehabilitación de las calles más importantes, la reconstrucción de los puentes y la limpieza de la caja del río. Todo se terminó en 1941.

“Este desastre también causó problemas en el abasto de agua de la ciudad, hubo escases y algunos pozos quedaron completamente sucios. Fue tan fuerte que se dañó la caja que bombea el agua para distribuirla a toda la ciudad y hubo que reemplazarla”, dice.

Para evitar que ocurriera un nuevo desastre similar, la solución que implementó el gobierno del estado fue lo que llamaron, la construcción de “Obras de defensa del río San Francisco”.

De las barrancas de la Malinche construyeron canales para desviar el curso de la agua que venía de las montañas hacia el río Atoyac. A la altura de las barrancas del Conde y Honda, construyeron unos diques, es decir, unieron las barrancas y el agua en lugar de venirse para el río San Francisco, se empezó a ir hacia el Atoyac”, explica.

Esto solucionó entre comillas el problema porque, en efecto, ya no había peligro de que el centro se inundara tan feo, pero lo que pasó fue que el río San Francisco se volvió una alberca de aguas negras porque la gente seguía teniendo conectados sus drenajes al río, y lo mismo las fábricas. Cuando era temporada de sequía el río apestaba porque solo era el agua sucia, ya no corría el agua limpia de la montaña”, advierte.

El proyecto de embovedamiento

En agosto de 1958 el río volvió a crecer y aunque no se inundó de forma espectacular se formó una gran alberca de agua sucia.

En ese momento, el gobernador del estado era Fausto Ortega y Carlos Vergara soto el alcalde. Ellos comenzaron las gestiones para el entubamiento del río y obtuvieron el financiamiento del gobierno federal para iniciar las obras.

Desde 1941 se tenía la intención de entubar el río pero era una inversión muy fuerte y el gobierno federal no tuvo la voluntad. Fue hasta 1962, cuando llegó a la presidencia de la República el poblano Gustavo Díaz Ordaz, en que se consiguió el financiamiento. Fue una inversión tripartita, por parte del gobierno federal, estatal y municipal”, subraya.

Los trabajos de entubamiento del río empezaron formalmente en diciembre de1963, le tocó al gobernador Antonio Nava Castillo, ejecutarlo. Pero el proyecto se quedó parado dos años porque este tuvo que dimitir por el conflicto de la leche”, puntualiza.

Los que tuvieron que continuar con el proyecto fueron Aarón Merino Fernández, que fue el gobernador interino, y Eduardo Cue Merlo, que estaba en su primer periodo de alcalde. El 5 de mayo del 1965 vino Gustavo Díaz Ordaz a Puebla y aprovecharon para inaugurar el primer pedazo de envobedamiento del rio San Francisco, fue de San José a Analco.


Local

Así se desarrolló la Caravana Coca Cola ¡Por fin no pareció desfile del 5 de Mayo!

Debido al paso lento de los participantes, la gente que esperaba a la altura del Ángel Custodio debió esperar una hora más a los contingentes

Local

¿Perderá la UPVA 28 de Octubre el negocio del estacionamiento del Estadio Cuauhtémoc? Esto propone el gobierno estatal

Esta organización se hace cargo del cobro de cuotas a los automovilistas durante partidos y eventos en el coloso

Local

Es excesivo y perjudicial el aumento del 12% al salario mínimo, dice la IP poblana

Empresarios advierten una escalada de precios para compensar el mayor gasto en nómina

Local

Anuncian que “Vivienda para el Bienestar” construirá 48 mil casas en Puebla

Será a través del Infonavit y Conavi que se realizarán estás construcciones entre el 2025 y el 2030, durante el sexenio de Sheinbaum

Doble Vía

Se desintegra equipo de Buenos Días con López Díaz, ¿quiénes salieron del aire?

En los últimos días tres periodistas de este noticiero matutino le dijeron adiós al programa

Local

Enfrenta María Teresa Castro denuncia por la fallida inversión de 600 mdp en el Banco Accendo

Rafael Micalco interrogó a Morales Guerrero sobre el estado de la investigación relacionada con la inversión