Gran entusiasmo causó en el sector obrero, la noticia que difundió este medio el domingo 30 de octubre de 1966, informó que antes de terminar el año se iniciarían las obras del Instituto Tecnológico de Puebla, mismo que beneficiará no solo a los trabajadores, también a sus hijos.
El secretario general de la Federación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (FROC), Salomón Cortés, señaló la trascendencia del proyecto para la preparación cultural y profesional de los trabajadores, asimismo enfatizó que de esta forma podrían aspirar a un mejor nivel de vida.
Te puede interesar: El Capitán Fantasma: el criminal más famoso de México fue encarcelado en Puebla
“El Instituto Tecnológico de Puebla, será un medio eficaz para que las nuevas generaciones de trabajadores estén a la altura de las modernas empresas; de que sean absorbidos por las mismas y de que encuentren mejores horizontes”, expresó.
La institución le fue ofrecido a la FROC como promesa de campaña del Presidente Díaz Ordaz, por lo que la necesidad de llevar a cabo la erección del mismo era imperiosa, y ya existían instrucciones presidenciales ante el Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAPFCE) y la Secretaría de Educación Pública.
SUMAN ESFUERZOS PARA SU CONSTRUCCIÓN
La construcción se dio en una extensión de 40 hectáreas adquiridas por el Gobierno del Estado en el ejido de Santa Cruz Guadalupe. Los trámites de expropiación del terreno se hicieron a través de la intervención del entonces senador Gonzalo Bautista, quien encabezó a un grupo de la iniciativa privada en una reunión en la casa del Gobernador.
En dicha reunión estuvieron presentes, los miembros de la Asociación Civil Pro-Tecnológico de Puebla, los ingenieros René Ojeda, Marcos Mastretta y Rogelio Ojeda, así como los señores Rodolfo Budib y Alberto Sánchez, directivos de la Junta de Mejoramiento de Puebla.
La iniciativa privada respaldo el proyecto en tres aspectos: orientación sobre las carreras técnicas que se necesitaban, sugirió docentes de tiempo completo de acuerdo con las necesidades de las industrias, y otorgó becas para sus trabajadores o para estudiantes de pocos recursos.
La inversión de la CAPFCE se dio en tres etapas: La primera fue de tres millones de pesos, la segunda de cuatro millones, y la siguiente se planeó con respecto al Plan de Estudios que se afinó de acuerdo a la Secretaría de Educación Pública y a la iniciativa privada.
El Instituto Tecnológico de Puebla surgió de la necesidad de adiestrar a los trabajadores para que pudieran prepararse técnicamente y en su caso, que sus hijos adquirieran una carrera profesional, todo esto derivado de la instalación de nuevas industrias en el estado y el avance técnico de las mismas.
