La Hacienda de Santiago Apipilolco, que de origen era un rancho, fue construida en 1773 a orillas de Acatzingo, en un cerro por el que desembocaba mucha agua, tanta que los hacendados mandaron poner zanjas en todo el perímetro para que el agua circulara, como su propio sistema de drenaje.
Ahora la hacienda está en total abandono y es parte de los ejidos de esta región que está llena de historias tristes y sobrenaturales por los hechos que se han suscitado a lo largo de dos siglos, como la trágica muerte de los dueños que fueron acribillados junto con su hija.
Otros relatos orales en esta zona de los que habla la gente es la de “El capataz” que deambula por el sitio resguardando la propiedad, o la famosa “Carreta de la muerte” que es tirada por caballos y se escucha salir de la hacienda para cruzar Acatzingo hacia la ermita.
El camino antiguo para llegar a este lugar era conocido como la calle Álamos y justo donde está la desviación a la hacienda aún existe un fresno enorme que daba cobijo a los caminantes de esas épocas.
A unos metros del fresno edificaron un pequeño puente para que cruzara la gente porque había una zanja por donde bajaba el agua del jagüey de la hacienda con rumbo a los campos de cultivo. El agua corría limpia y cristalina, y refrescaba a los viajeros mientas descansaban a la sombra del fresno; pero con el tiempo a esta zona se le empezó a conocer como “El paso de la muerte”.
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LA PROCESION DE LAS ÁNIMAS
En Acatzingo existen 13 barrios y cada uno tiene su propia capilla con su respectivo panteón en el que se entierran los vecinos del mismo barrio. Para darle cristiana sepultura a sus muertos los pobladores tienen la costumbre de ir en procesión, como un último paseo de sus seres queridos.
Los habitantes de la zona de Apipilolco tomaban el camino de los Álamos para llegar al barrio de Jesús de las Maravillas, eran días de camino a pie y con el ataúd a cuestas, así que al llegar al fresno descansaban para seguir su camino.
El fresno parecía estar encantado por que los caminantes empezaron a ver entidades en su cercanía e incluso, grupos de personas ataviadas de blanco proclamando rezos.
Cuenta la leyenda que un 1º de noviembre, Pedro iba regresaba del campo cerca de las dos de la mañana cando se escuchó unos rezos en la cercanía de su casa, provenían de la calle de los Álamos, el camino antiguo a la hacienda de Apipilolco que hoy es conocido como 14 Poniente.
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Al acercarse quedó perplejo al ver un grupo de 30 a 50 personas vestidas de blanco, que iban con rumbo al barrio de Jesús de las Maravillas. Algunas de estas personas llevaban rebozo, traían una vela en una mano y hasta unos chiquihuites en la espalda llenos de pan y de fruta: Era una procesión de las ánimas.
Quedó atónito y al momento recordó los relatos orales de sus antepasados: “La noche del 1º de noviembre las almas del más allá vienen a visitarnos. Cerca del campo santo se ve salir una procesión de personas vestidas con túnicas blancas y en sus manos velas negras; van vagando por la ciudad en busca de gente para que los siga en su largo caminar”. ¡Qué susto!
· Relato: Jesús Fernando Machorro Fuentes. Acatzingo Tierra de Leyendas. Morador del municipio, se ha dado a la tarea de investigar las leyendas que las personas mayores de la localidad cuentan de boca en boca ayudado por clarividentes, médiums, historiadores e investigadores de lo paranormal.
· Adaptación: Erika Reyes
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