Creativa, perfeccionista y apasionada por la vida es Yovana Guerrero Habib, una artista plástica poblana que con gran destreza e ingenio, ha hecho del hilo y los clavos, un arte que ha traspasado fronteras.
Para dar vida a retratos, animaciones, naturaleza y personajes fantásticos o de la farándula, Yovana utiliza una técnica ancestral conocida como hilorama, con la que también ha reinterpretado obra de la cultura pop que tanto le gusta.
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Tras siete años de dedicada por completo a las artes plásticas ha adquirido la destreza, la habilidad y el conocimiento necesarios para cotizarse no solo en Puebla, también en México y el mundo. Tanto, que su lista de espera, está saturada hasta marzo de 2022.
¿EN QUÉ CONSISTE SU ARTE?
La técnica del hilorama se empleó en el siglo 19 para hacer la geometría más comprensible para los niños, porque se trata de hacer figuras con hilos que se tensan alrededor de un conjunto de clavos.
“Yo soy cien por ciento autodidacta en esta técnica que se basa en hilos tensados sobre clavos, la adapte un poco al cambiarle el sentido de solo lo geométrico y la empecé a hacer más abstracta, más pop”, expone.
“El arte pop me gusta mucho por los colores vivos, a veces voy a comprar hilos que en ese momento no sé cómo voy a usar, pero cuando llega el momento, se perfectamente que color voy a utilizar. Puedo también hacer una obra en blanco y negro, muy sobria, que resulte espectacular. Con el hilo le puedes dar mucha textura a la obra”, señala.
Para hacer sus cuadros, utiliza cualquier tipo de hilo que sea de calidad porque su obra tiene que durar, ya sea estambre, hilo de algodón, hilaza, etcétera. En el caso de los clavos usa de varias medidas y tipos porque estos le ayudaran a delinear y darle perspectiva a la obra.
“Uso clavos con cabeza y sin cabeza porque reflejan diferente la luz. Los clavos sin cabeza únicamente marcan pero no reflejan luz, también me sirven para darle perspectiva a la obra, los pongo atrás y los que tienen cabeza adelante. Eso lo aprendí sobre la marcha, con los años de práctica”, asegura.
PERFECCIONISTA A TOPE
Para iniciar una obra, primero pinta la base de madera, luego traza la figura, clava y después empieza a hilar sin ningún patrón específico para que no le queden geométricos si no más abstractos los trazos y así la obra tenga más vida.
“Cuando es algo sencillo lo hago sin plantilla pero cuando son retratos la utilizo porque tiene que quedar al cien por ciento. Llegó a utilizar colores, en un retrato uso varios tonos de color piel para darle las sombras o líneas de expresión, si es blanco y negro, entonces uso varios tonos de grises”, detalla.
“Mi trabajo habla por mí y soy muy perfeccionista, por eso no hago trabajos pequeños porque se pierde el detalle. Me ha pasado que termino una obra y al final no me convence el color o hile más de un lado que del otro, y lo deshago todo para empezar de nuevo. En los clavos también elijo los que tienen mejor terminado y que la cabeza este bonita, en las tiendas grandes ya me conocen, entonces me hablan y me dicen: ´señorita ya llegaron los clavos que le gustan, ya se los aparte´, voy y lleno el carrito de clavos porque no es fácil encontrarlos”, sentencia.
Refiere que el formato más grande que ha hecho es una obra de 2.40 x 1.60 metros. Pero un día hizo uno de Mariposas Monarca de 2 x 1.40 metros, y se dio a la tarea de contar: utilizó 6,100 clavos y cerca de 6 kilómetros de hilo.
Las redes sociales han sido su trampolín para darse a conocer, “no soy tan extrovertida como podría parecer y se me hace más cómodo subir una foto de la obra con una pequeña explicación, que sentarme frente a una cámara y decir las cosas. Así fue como poco a poco me han ido encontrando mis clientes, incluso medios que me han entrevistado”, dice.
“Hice una exposición en el complejo cultural y afortunadamente de esa fecha para acá no he podido juntar obra para otra porque los clientes me tienen saturada, el 95 % de la obra que hago es por encargo. He hecho muchos envíos a toda la República y al extranjero, un cuadro se fue a Londres otro a Washington y otro a Nueva York”, detalla.
¿CUÁNTO PUEDE COSTAR UN CUADRO?
La artista dice que muchas veces las personas creen que por ser pequeño es más económico, pero no, al contrario, porque cuesta más trabajo. El costo depende del tamaño de la obra y del nivel de detalle que lleve, también le pueden pedir un cuadro y decir “este es mi presupuesto”, y ella se acopla.
“Cuando me piden una obra me dan el 50% de anticipo y cuando lo termino les mando una foto, me pagan el resto y les hago el envío de su obra. A la mayoría de mis clientes no los conozco, me mandan foto de lo que quieren. Estoy muy agradecida con mis clientes porque confían en mí y no me conocen. Para mi recibir un mensaje que me digan: ´Yovana me encantó mil gracias o me hiciste quedar muy bien, me llena muchísimo”, dice con entusiasmo.
ENTUSIASMO Y PASIÓN POR LA VIDA
Yovana tiene 35 años y es la menor de seis hermanos de una familia tradicional poblana; su mamá se dedicó al hogar y a los hijos, mientras que su padre se dedicó a los bienes raíces.
“Mi papá falleció, pero siento que por le heredé algo y por eso se me facilita hacer los cuadros. Tenía una bodega enorme en la casa que era su taller, ahí cortaba cosas, se ponía a construir otras, creo que de verlo me empezó a llamar la atención todo ese tema. Cuando falleció muchas de sus maquinarias y herramientas pasaron a mis manos”, expone.
“Un día perdiendo el tiempo en internet vi la técnica y dije ¿a ver cómo se hace? y la fui replicando. Hice un cuadro que me gustó mucho y lo colgué; cuando lo hice lo estaba disfrutando mucho y me sentí muy relajada, me dio mucha paz y literal, me fui clavando en la técnica”, relata.
Ella vive de su trabajo como artista pero un día decidió estudiar la carrera de Derecho en línea, al final no la terminó porque su carrera plástica la empezó a absorber y decidió dedicarse a esto al cien por ciento.
A Yovana le gusta leer o ir al cine, disfruta mucho la música incluso cuando está trabajando; le gusta aprender cosas nuevas y aprecia los pequeños detalles, para ella todo es inspiración. Le apasiona vivir y disfrutar la vida, sobre todo desde que su padre falleció y empezó a darle valor al solo hecho de respirar.
El mayor reto de su vida fue cuando vivió una separación y tuvo que empezar de cero, salir adelante sola e independizarse. Su mayor satisfacción es su trabajo, lo disfruta mucho, “sobre todo cuando me piden algo que me gusta, como un personaje o una canción, me emociono como si fuera hacerlo para mí”.
Pese a la calidad de su trabajo ella no se creía que fuera buen haciéndolo, pero la gente le decía que le gustaba lo que hacía y cuando su novio, Luis, llegó a su vida, fue su motor y su empuje para que lo hiciera mejor y se creyera que tenía talento.
“Me decía: ´oye es que si eres muy buena, es que te lo tienes que creer´, yo decía este quiere ligar, con el tiempo me decía ´has esto, intente lo otro´, hasta que dije: pues si soy buena ¿verdad?”, advierte.
UN SÍNDROME QUE NO LA PARALIZA
Yovana tiene tres perritos a los que desde muy temprano saca a pasear para que hagan sus necesidades. Después regresa a casa a tomarse un café para “para reaccionar”, dice.
“Recientemente me diagnosticaron disautonomía, a veces amanezco muy cansada o no me da la batería, entonces tengo que meterle doble pila para iniciar mi día. Es un síndrome en el que hay una falla en la comunicación en el Sistema Nervioso, mi corazón está perfecto pero mi sistema no bombea la sangre suficiente para que llegue al cerebro. Al levantarme me puedo marear, al estar mucho tiempo en el sol se me puede bajar la presión”, detalla.
Refiere que es un síndrome muy difícil de diagnosticar, “Yo sentía que algo estaba mal en mí y los doctores me decían que no, porque no se diagnostica con electro o estudios de sangre. Al no ser tan conocido muchas personas pueden vivir con eso y no saben que tienen. Mi nivel no es tan grave pero tengo que estar muy hidratada, controlar mi presión arterial que no baje, estar bien alimentada y tomar muchos electrolitos”.
Yovana tenía un negocio de productos de limpieza que atendía y le daba para sobrevivir, según sus palabras, pero no sentía que fuera lo suyo. Recuerda que en su círculo de amistades o en redes sociales, veía personas que hablaban de su trabajo y se apasionaban, “yo decía ¡órale que padre! Cuando empecé a hacer mi obra como artista plástica, sentí esa satisfacción. No sé si nací para esto pero me encanta hacerlo, es de las mejores cosas que me han pasado”, concluye.
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