La antigua Ciudad de los Ángeles se trazó a partir de la Plaza Mayor y en torno a ella se levantaron los poderes coloniales y algunas casas con portales de personajes notables.
La primera construcción que se edificó frente a la plaza fue el Edificio de la Audiencia, desde donde se gobernaba la ciudad. Ahí se establecieron los poderes coloniales, y del lado poniente de la propiedad, se construyeron casas que se rentaban para generar ingresos. Después vinieron los portales que, además de embellecer el edificio, cumplían su función comercial.
El antiguo portal de la Audiencia, hoy Portal Hidalgo, fue el más importante porque desde ahí se impartió justicia. A lo largo de los siglos, las accesorias y casas habitación que se rentaban para generar ingresos fueron vendidas y cambiaron de giro de acuerdo a la exigencia de los vecinos de la ciudad.
La traza española
Como todas las urbes de la Nueva España, la antigua Ciudad de los Ángeles se trazó a partir de la Plaza Mayor (zócalo) y en torno a ella se levantaron los poderes coloniales y algunas casas con portales de personajes notables.
“Primero se trazó a cordel la Plaza Mayor y de ahí se trazaron las demás manzanas en dimensiones de 200 x 100 varas, y las calles de 14 (una vara 0.836 milímetros). A partir de las esquinas del zócalo se fueron trazando las calles rectas. Se determinó dejar la parte sur para el poder religioso, y la parte norte para el poder civil, que es el Ayuntamiento. El que la trazó fue el primer corregidor de la ciudad, Hernando Delgueta, que era primo de Hernán Cortés”, expone Arturo Córdova Durana, historiador analista del Archivo General Municipal (AGMP) y miembro del consejo de la crónica de Puebla.
La primera construcción que se estableció fue el edificio de la Audiencia (Ayuntamiento), que se edificó frente a la Plaza Mayor. Ahí se establecieron los poderes coloniales, y del lado poniente de la propiedad, se construyeron casas que se rentaban para generar ingresos. Después vinieron los portales que, además de embellecer el edificio, cumplían su función comercial. En medio de las dos manzanas había un callejón (hoy Pasaje del Ayuntamiento).
Cuando se fundó la antigua Ciudad de los Ángeles las casas se construían de una sola planta, pero Puebla se convirtió en una metrópoli pujante por lo que las construcciones pasaron rápidamente de una a dos plantas.
El historiador refiere que, hacia 1533, los vecinos del lado oriente (Portal Morelos) y poniente (Portal Juárez) de la plaza, obtuvieron licencia para construir sus portales y para ello, el ayuntamiento les amplio el terreno de su propiedad por delante de sus casas, 8 pies (casi cinco metros y medio). De esta manera, y de acuerdo a la antigua usanza, podrían rentar las accesorias del primer piso para sostenerse y vivir en la segunda planta.
Además de su función ornamental, una de las principales funciones de los portales era el comercio debido a que sus amplios espacios y el hecho de que estuvieran techados, protegía a mercaderes y transeúntes de las inclemencias del tiempo.
El edificio de la Audiencia (Palacio Municipal) fue planeado desde un inicio con portales, por lo que no hubo que robar superficie de la calle de la Audiencia (Juan de Palafox y Mendoza) que, desde la fundación de Puebla, fue la principal arteria de la ciudad.
“Se acordó respetar la verticalidad de la calle porque era la salida hacia la ciudad de México y a Cholula, además era la calle principal donde estaban las casas del Ayuntamiento. Por eso se respetó el hecho de no hacer los portales fuera de la estructura arquitectónica, y también por eso, este portal (Hidalgo) tiene columnas cuadradas en los arcos y en los otros son toscanas (redondas)”, detalla.
Las casas del Ayuntamiento
El Portal de la Audiencia (hoy Hidalgo), siempre fue el principal porque desde ese edificio se impartía justicia. Se sabe que el Cabildo rentaba el edificio del lado poniente del portal como casas habitación en la segunda planta, y la planta baja como accesorias. Así obtenía ingresos de la ciudad.
“El gobierno descansaba en dos figuras públicas, una era el Cabildo que representaba los intereses de la ciudad, y otro era el Alcalde Mayor, que representaba los intereses de la Corona Española. Eran dos figuras que se ´ayuntaban´, se juntaban para gobernar la ciudad y por eso se le dice Ayuntamiento”, advierte.
El Edificio de la Audiencia fue conocido así porque era el lugar donde las autoridades escuchaban a los primeros vecinos de la ciudad. Se sabe, que en el edificio también se encontraban la casa de la Audiencia, el Cabildo, la cárcel, la Alhóndiga, el archivo de la ciudad, la capilla, la carnicería y el corral, que se llamaba así porque ahí tenían a los animales que eran confiscados.
Córdova refiere que en la casa de la Audiencia (hoy Galería del Palacio) también vivía el Alcalde Mayor. Esta construcción compartía muros con la cárcel (hoy Teatro de la Ciudad), incluso había un pasadizo que conectaba con el Cabildo, que siempre ha estado en la segunda planta del Palacio Municipal.
Las cárceles no eran lugares de castigo, funcionaron de otra manera, durante el virreinato eran casas públicas en la que se custodiaba a los reos hasta que se resolvía su situación jurídica. Mientras tanto, se les tenía que mantener en buenas condiciones hasta que se les dictara sentencia o se les dejara en libertad. Además de las habitaciones de los reos, había baños e incluso, contaba con agua encañada directamente de la fuente de la plaza. Llegó a tener una fuente de mármol, una sala de confesión o de tormentos, que era muy normal en aquella época, y una sala de visita.
“La capilla del Cabildo (o Consejo) era la que unía ambos edificios del portal. Era un cuarto (volado) que estaba arriba de lo que ahora es la entrada al pasaje. Era una capilla abierta, por eso la gente que estaba en la Plaza Mayor podía oír misa. Los días primero (de enero) de cada año, se celebraba misa para invocar las gracias del Espíritu Santo porque después de ella se repartían los cargos a los regidores que iban a ejercer su función durante el año”, señala.
La Alhóndiga era la primera estructura del edificio poniente, del actual Pasaje hacia la 5 de Mayo, y de la avenida Juan de Palafox y Mendoza hasta la 2 Oriente, donde actualmente se ubica el hotel homónimo.
“En la Alhóndiga se recababan granos, maíz y trigo, para garantizar el abasto a la ciudad a un costo más bajo, sobre todo en tiempos de carestía o hambruna. En el siglo XVI la entrada era por los portales y en el siglo XVII, cambio a la 2 Oriente. En 1864, sirvió de hospedaje para Maximiliano y Carlota en su visita a Puebla”, dice.
“Un tiempo también estuvo ahí la sede del Congreso, después del segundo imperio. Ahí celebraron el cumpleaños de Carlota en junio de 1864, cumplió 24 años. Hoy el hotel conserva su fachada del siglo XVI y lo de abajo son comercios”, añade.
Durante la época colonial, la autoridad exponía los cuerpos de ahogados y muertos en riñas en este Portal de la Audiencia. Podía ser para que sus familiares los reconocieran o para que los vecinos aportaran para su entierro porque eran de escasos recursos, o como ejemplo, para que los demás no hicieran lo mismo. El historiador comenta que esta horrible costumbre finalizó cuando México se volvió independiente, por cuestiones higiénicas y por protestas de los vecinos para quienes era desagradable ver los cadáveres colgados.
Hacia el siglo XX
Arturo Córdova dice que, antes de que el portal de la Audiencia cambiará de nombre a Portal Hidalgo, en 1852, también se le conoció como portal de los chileros, porque del lado poniente, es decir, del pasaje hacia la calle 5 de Mayo, había comerciantes que vendían chiles.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, las casas del lado poniente del portal se comenzaron a vender y el Ayuntamiento solo conservó las accesorias del lado oriente para arrendarlas y seguir obteniendo ingresos.
La cárcel municipal estuvo en el Edificio de la Audiencia hasta 1862, cuando Ignacio Guerrero y Manzano, la compró para transformarla en el Teatro Guerrero. De acuerdo con información obtenida en el Archivo General Municipal de Puebla (AGMP), el Ayuntamiento le vendió el edificio al empresario por la cantidad de quince mil trescientos noventa pesos (antiguos). Cuando él falleció en 1889, la autoridad recuperó el edificio.
El Edificio de la Audiencia, que actualmente es el Palacio Municipal, ocupó la misma superficie desde la fundación de la ciudad, pero sufrió dos remodelaciones.
“La primera modificación que le hicieron al edificio construido en el siglo XVI, fue en 1714. Conservaron el arco de la entrada que tiene elementos de la arquitectura de entonces para que quedara testimonio de cómo había sido. Lo subieron a la segunda planta y actualmente está pegada al salón de Cabildo, donde están unas figuras de bronce”, asegura.
A finales del siglo XIX, en 1897, se remodeló de acuerdo al estilo arquitectónico que imperaba en la época porfirista, dice el investigador, quien agrega que, para hacerlo, la autoridad lanzó una convocatoria y el proyecto que ganó fue el del arquitecto inglés, Charles James S. Hall. La obra fue terminada a principios del siglo XX y se inauguró en 1907. Es la edificación que conocemos actualmente.
Córdova Durana puntualiza diciendo que, en esa misma época (1898) derribaron la capilla que estaba sobre el callejón y remodelaron el Pasaje del Ayuntamiento. Fue durante la administración de Ernesto Espinosa Bravo, que lo techaron con vitrales emplomados, le pusieron el escudo de armas al frente y pavimentaron el callejón (1901).
Al iniciar el siglo XX, un incendio consumió al teatro y las llamas estuvieron a punto de destruir la memoria histórica de la ciudad que, desde entonces, reposa en el archivo municipal. Solo los separaba un muro, pero el secretario del Ayuntamiento, Enrique Gómez Haro, sacó los libros para resguardarlos.
Recuerdos del portal
Con el porfiriato inició el proceso de modernización de la Angelópolis, y lo mismo sucedió con el entretenimiento cuando se comenzaron a introducir modas y actividades para distracción de la población.
El teatro estuvo en ruinas dieciocho años hasta que, en 1928, Jesús Cienfuegos obtuvo la concesión y comenzó su reconstrucción, pero esta vez como Cine Guerrero, el que inauguró en 1930. Durante la segunda mitad del mismo siglo, el empresario fue asesinado y entonces las autoridades lo recuperaron y lo habilitaron como Teatro de la Ciudad.
“Recuerdo que la primera accesoria del lado poniente del Portal Hidalgo era la Nueva España, donde sigue estando. Mi papá (Francisco Rodríguez Pacheco) estuvo trabajando unos años ahí como empleado de mostrados, hasta 1932, cuando se independizó para ejercer una carrera exitosa como defensor jurista”, expone el empresario poblano , Jorge Rodríguez Pacheco, quien narra sus recuerdos en el Portal Hidalgo.
“Después de la Nueva España estaba la casa Tabe, en donde vendían dulces y chocolates Larín, yo estuve en la inauguración cuando tenía 9 años; luego se convirtió en joyería y fue muy renombrada. Junto había un edificio donde había un fotógrafo Ribero, era muy famoso pero no recuerdo su nombre. A un lado, otro edificio que tiene escalones hacia abajo (hoy está Oxxo y Dominos), creo que ahí había una churrería, ese edificio se lo regaló mi papá a mi hermana María Eugenia Rodríguez Pacheco Hernández”, detalla.
Recuerda que también estaba la tienda de ropa “Los precios bajos” de Carlos Balcázar, en seguida el hotel “Royalty” y la “Agencia Grafos” de Ciro Molina, quien fundó la primera radiodifusora de la ciudad (X.E.V) y también la primera planta de gas en el estado (Cía. Hidro Gas de Puebla, S.A. de C.V.); asimismo, introdujo los primeros aparatos que alegraron y facilitaron la vida de los poblanos, como máquinas de escribir, fonógrafos, televisores, refrigeradores y estufas de gas, que vendía en su famoso establecimiento.
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“En la esquina del pasaje estaba la cantina Oxford y enfrente (hacia el zócalo), había una alacena donde vendían el Periódico Mural del señor Aristos. Sobre el Portal Hidalgo, cruzando el pasaje, estaba el restaurante La Flor de Puebla, que era de mi sobrina Mafalda Rodríguez Pacheco Naude, mi papá se lo había regalado y después el Ayuntamiento se lo compró para hacer la Galería del Palacio”, asegura.
“Después del restaurante estaba el Cine Guerrero de don Jesús Cienfuegos; junto había una accesoria de ropa de unas señoritas muy especiales que se llamaba Terge (Teresa y Georgina), y al final (esquina 2 Norte) estaba ´La Primavera´ donde vendían muchas cosas. Recuerdo que una vez estuve ahí con mi tía abuela que me llevó a comprar un regalo. Caminamos toda la 2 Norte y al llegar ahí vi en el aparador un cochecito de plomo pintado de rojo que me gustó, y eso me regaló”, dice Jorge.
Embellecimiento de los portales
Durante la década de los años 30 del siglo XX se hizo un esfuerzo por ordenar el comercio que giraba en torno a la Plaza Mayor. Se construyeron estanquillos (alacenas) a lo largo de los portales con el propósito de vender artesanía y dulces típicos, pero con el paso del tiempo el comercio se diversificó y provocó aglomeraciones.
En 1959, el papá de Jorge, Francisco Rodríguez Pacheco, fue electo como Presidente Municipal de Puebla para el ejercicio 1960-1963. Tomó protesta el 15 de febrero de 1960 en el Congreso del Estado en presencia del Gobernador Fausto M. Ortega y el comité que el mismo había elegido.
Al tomar la presidencia, Rodríguez Pacheco dotó a la ciudad de patrullas, carros de bomberos y compró la primera barredora mecánica. Construyó el mercado Venustiano Carranza y la primera guardería infantil para locatarios. La obra más importante de su gestión como alcalde es el inicio del embovedamiento del Río San Francisco.
Además, el alcalde acordó desaparecer por completo las alacenas y reubicar a los comerciantes quienes fueron trasladados a la 4 Oriente, al mercado de artesanías El Parián.
Dentro del proyecto de mejoramiento en el que se transformó y embelleció el zócalo capitalino y los portales, se modernizó el alumbrado, se colocaron bancas y el piso de los portales que era de laja, se cambió por piedra de Santo Tomás, entre otras acciones.
“Mi papá estaba muy enfermo desde que tomó posesión de su cargo y para abril (1960) ya no salía de su casas (4 Norte esquina 12 Oriente, Molino de San Francisco) pero desde ahí seguía dirigiendo sus obras. Todavía el 13 de septiembre, desde su casa estuvo viendo desfilar las patrullas que había comprado”, comenta Jorge.
“Padecía cáncer de próstata con metástasis en los pulmones y tenía muchos dolores. El 15 de septiembre, como a las 10 de la noche me despedí de él porque lo iban a inducir. Me fui a cenar con un compadre, gran amigo mío, el doctor Alfonso Morante. Estábamos cenando y a las 2 de la mañana comenzaron a tocar la música que más le gustaba a mi papá que era ´Estrellita´, de Manuel M. Ponce. Le dije, quiero ir a ver a mi papá, me levanté y me fui a su casa. Cuando llegué ya estaba en agonía, murió como a las 3 de la mañana del 16 de septiembre de 1960”, lamenta y concluye Jorge.
Durante los siete meses en los que su padre estuvo a cargo de la Presidencia Municipal de Puebla, por su ética y compromiso con la sociedad, los balances mensuales del Ayuntamiento se estuvieron publicando en esta casa editorial, El Sol de Puebla. El regidor Eduardo Cue Merlo, fue quien lo sustituyó en el cargo, y le dio continuidad a sus proyectos. En 1961, en su primer informe, disponible para su consulta en el Archivo General Municipal de Puebla, lo mencionó de la siguiente manera:
“Debo en primer lugar, hacer constar que estoy al frente de este Honorable Ayuntamiento, desde el día 17 de septiembre del año pasado, a consecuencia de la dolorosísima pérdida de mi distinguido compañero y amigo el señor Don Francisco Rodríguez Pacheco (Q.E.P.D.)… En la medida de nuestras capacidades y de nuestras posibilidades hemos continuado hasta donde las circunstancias lo han permitido, el plan de trabajo que nos trazamos y que se refiere al mejoramiento urbano de la ciudad”.