/ sábado 9 de octubre de 2021

Puebla FC: Gran orgullo por el equipo de casa | Los tiempos idos

Desde hace casi ocho décadas, las figuras del futbol poblano han entregado las mejores jugadas de este deporte de balón a su afición

El Club de Futbol Puebla fue fundado por un grupo de empresarios españoles encabezados por Joaquín Díaz Loredo que, para disfrutar este deporte de balón, construyeron un campo en el que las primeras figuras del futbol poblano, entregaron sus mejores jugadas a miles de aficionados que se reunían cada quince días para verlos jugar, a pesar de que no era tan fácil llegar porque estaba el río que dividía la ciudad.

Desde hace casi ocho décadas, el Puebla de La Franja ha llenado de orgullo a su afición y ha compartido su casa actual, el estadio Cuauhtémoc, con figuras de renombre internacional; unas han formado parte de sus filas y otras, como Pelé y Maradona, han hecho vibrar a la afición como invitados.

COMIENZA LA HISTORIA

El campo de futbol se inauguró el 21 de mayo de 1944 con el partido Puebla vs Atlante que La Franja perdió 4 a 3, cosa que no importó porque la afición seguía acudiendo a apoyar al equipo de casa cada quince días que se jugaban los partidos.

Javier Díaz Bonfigli, conocido como “el foco Bonfigli”, dice que el parque se llamaba El Mirador, no solo porque estaba en la propiedad del rancho homónimo, además, porque del otro lado del río (hoy bulevar 5 de mayo), bajando del oriente al poniente sobre la 25, había una torre con aspecto de vela de barco desde donde se vigilaba todas las parcelas para que no se robaran el maíz que se cultivaba.

Lee esto: Volkswagen, motor económico de Puebla desde hace 57 años | Los tiempos idos

Año 1944-1950 | Foto: Facebook @ClubPueblaOficial

“El Mirador estaba en el terreno que ocupa hoy el Parque España, del lado de la 25 oriente eran gradas de sombra que era una techumbre de láminas de cartón enchapopotado y la tribuna de enfrente era de sol. El parque estaba hecho de madera, lo único que tenía de concreto eran 5 o 6 gradas que estaban del lado de la sombra y debajo de ellas eran los vestidores del Puebla y del equipo visitante”, asegura.

Díaz Bonfigli señala que cuando había partidos internacionales ponían unas gradas de madera movibles atrás de las porterías. Dice que aquí jugaron contra el Puebla, el Independiente de Argentina y el Club Atlético San Lorenzo de Almagro, también argentino.

Refiere que su papá se llevaba con los jugadores y a veces, Ángel Tito Pérez que era un argentino, se lo llevaba a un lugar preferente con él para ver el partido, lo sentaba en las gradas de sombra y le decía que ahí se quedará hasta que regresara. El futbolista jugaba, después se bañaba y regresaba por el niño para llevárselo de regreso a su papá, del otro lado del campo.

“El campo era delimitado por una malla ciclónica y era una alfombra, el césped de la cancha estaba considerado como uno de los mejores de la República Mexicana, era un campo precioso. Era padrísimo ver ahí los partidos, se llenaba el parquecito porque había mucha afición. Los jugadores estaban siempre como a metro y medio atrás de la malla y se escuchaba todo lo que platicaba”, señala.

Fachada del edificio de avenida Reforma 325 en el que “El Sol” inició sus labores hace 77 años. En la foto se aprecia a un grupo de jugadores del Puebla, F.C. que visitaron las instalaciones | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

La temporada 1944-1945 fue la primera liga que jugó el Puebla y quedó como subcampeón. Recuera que para la temporada 1945-1946 fue Campeón de Copa, se llamaba Copa México, el entrenador era un vasco que se llamaba Isidro Landa.

“En el equipo jugaban 5 o 6 argentinos con una mezcla de jugadores mexicanos. Los extranjeros cobraban muy bien pero los jugadores mexicanos tenían que trabajar para subsistir. El goleador del equipo fue “La Changa” Álvarez, que era taxista; un señor Castillo manejaba un camión de refrescos y el portero vendía seguros de vida. En esa época los futbolistas jugaban por amor a la camiseta”, sentencia.

Dice que el Puebla siempre contó con muy buena afición, asegura que se llenaba el parque que tenía una capacidad de alrededor de 8 mil espectadores y no era tan fácil llegar porque estaba el río que dividía la ciudad y había pocos caminos para cruzar del oriente al poniente.

“Estaba el Puente de la Democracia en la 18; luego el Puente del Toro en la 9 oriente, que era por donde pasaba el ganado que llevaban al rastro que estaba en la 14 sur y ahora es inspección de policía; adelante estaba la avenida 25 oriente, por donde llegaban los aficionados que iban a gradas de sombra en sus coches; y más adelante por la 27-29 ponían unos tablones y cobraban 10 centavos por que la gente pasara por ahí caminando, era la gente que iba a la tribuna de sol”, advierte.

En esas época el porrista del Puebla era ´el 40 pelos´, le decían así porque ya no tenía pelito en su cabeza, era un señor muy humilde pero organizaba bien la porra, hacia una copa de cartón forrada de estaño, le metía palomas adentro y cuando tronaba, volaban las palomas, era algo muy bonito”, asegura.

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El Súper Camote, Roberto Enrique Pino Díaz | Foto: Isabel Cristina Díaz Cardoso

Dice que el Puebla siempre tuvo una buena porra, cuando el equipo se fue y regresó a segunda división en el 1964 al estadio Ignacio Zaragoza, surgió Pepe “El Grillo”, el señor Salas y Rodolfo Méndez.

Ya cuando La Franja se cambió al Estadio Cuauhtémoc, después de su primer triunfo en la liguilla de 1982-1983, surge el Súper Camote que llegó a tener una porra muy grande y se hizo leyenda; era su sobrino, Roberto Enrique Pino Díaz.

Diez años más tarde, las finanzas del equipo estaban en crisis, lo tenían al borde de la quiebra, entonces la directiva del el club solicitó a la Federación de Futbol un permiso para ausentarse de la liga por espacio de un año, mientras se saneaban las finanzas, pero regresó 10 años después y a segunda división.

La leyenda popular dice que, a causa esta crisis, se le mandó prender fuego a la tribuna del parque y así, en un dos por tres, las llamas acabaron con la diversión y los sueños de miles de poblanos.

“Los aficionados de esa época asistíamos a todo los juegos y vimos al Puebla crecer, nos encariñamos mucho con el equipo, era verdadera afición. Pero empezaron a maltratarlo porque lo tomó gente que no sabía de futbol y otros lo tomaron como botín político”, sentencia.

“Desde su fundación el equipo ha ganado cinco Campeonatos de Copa y dos veces ha sido Campeón de Liguilla, pero a los directivos se les olvida y hacen malas gestiones, como este año que vendieron a cuatro jugadores, los mejores, piensan que el entrenador lo va a hacer todo y no”, concluye.

TRIUNFO EN PRIMERA DIVISIÓN

Javier Díaz Cardoso, hijo del “el foco Bonfigli”, conocido como “el foquito”, dice que heredó la afición por el futbol gracias a su papá y que él fue a la inauguración del Estadio Cuauhtémoc en el vientre de su madre.

“El estadio es como mi segunda casa, a mucha gente le bromeo y cuándo me preguntan a dónde quiero ser enterrado, les digo que me incineren y lleven mis cenizas ahí. Para mí el Cuauhtémoc es un estadio que tiene vida, trasmite emociones, sobre todo cuando la afición está conectada con el equipo, vibra de una manera impresionante”, subraya.

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Javier Díaz Bonfigli, conocido como “El Foco Bonfigli”, ondea la bandera monumental de La Franja que cosió su mamá | Foto: Javier Díaz Cardoso

“Yo tuve la fortuna de estar en la final de 1983 en la cancha, tenía 13 años e iba con mi papá y mi tío. Para esa final, mi abuela hizo una bandera muy grande, junto dos sábanas blancas y le cosió la franja azul encima, de esquina a esquina, y la unió a un palo de madera para ondearla por el estadio”, detalla.

Dice que su papá conocía a Emmanuel Couttolenc Osorio y le pidió permiso de animar a la afición antes del partido, la gente se prendió con la bandera que ondeaba muy bonito. Cuando iba a empezar el partido se quedaron en la cancha porque ya no había lugar en la tribuna. Durante el juego convivieron con los jugadores y, cuando se anotó el gol de la victoria, dice fue muy emocionante, salieron todos corriendo a la mitad del campo para seguir ondeando la bandera con euforia.

Javier Díaz Cardoso, conocido como “el foquito”, eufórico con el triunfo del Puebla a los 13 años a mitad del campo de futbol | Foto: Javier Díaz Cardoso

“Al salir del Cuauhtémoc para tomar la calzada Zaragoza y bajar por los fuertes, fue una fiesta, todos cantábamos y gritábamos de coche a coche, íbamos en caravana. Llegamos a casa de la hermana de mi mamá donde toda la familia vio el juego por la televisión, ese día no se hablaba de otra cosa que no fuera la final. Ya después llegó mi papá con la playera de Campeón del Puebla y bañado en champán porque él se coló al festejo en los vestidores”, advierte.

EL VALOR DE UN EQUIPO

“Cuando estaba en la prepa engañe a mis papás y venía a entrenar con el Puebla, ya me había volado 8 materias. En ese entonces Manolo Lapuente era el director deportivo y un día me dijo: debutas el domingo, yo tenía 17 años. Le tuve que decir a mi papa”, expone el exfutbolista, Emmanuel Couttolenc.

En ese entonces las oficinas estaban en el edificio DIANA y dice que fue con su papá, quien hizo el contrato con el Puebla a su nombre porque su hijo era menor de edad. No debutó ese domingo pero se quedó como reserva y empezó a viajar. “Debuté con La Franja a los 18 años, el mismo día que debutó Roberto Ruiz Esparza, en un partido contra Nexaca”, señala.

Esa época fue en la que el Puebla era del español Jorge Suárez quien se trajo a futbolistas de renombre como Asensi y Pirri, al entrenador Joaquím Rifé y otros brasileños.

“Se vino la devaluación y esos jugadores se regresaron a España. Al equipo nos dejaron en Avándaro y estuvimos ahí tres días a la deriva. ¡Imagínate! En ese entonces no había celulares, ni que te mando un Whatsapp”, detalla.

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Equipo Campeón de Liga, temporada 82-83 | Foto: Paul Moreno

“Un día llegó mi papá con Emilio Maurer, Enrique Montero Ponce y Manolo Lapuente y nos dijeron que el equipo había sido vendido pero que lo compró el gobierno. Entonces armaron un equipo para no descender y acaban siendo campeones de la temporada 1982-1983, fue la primera vez que el Puebla fue Campeón en primera división”, señala.

Más tarde, Couttolenc dejó el Puebla para irse con el Chivas y fue seleccionado nacional de la sub 19.

No es lo mismo ponerte una playera que otra, no es lo mismo portar la playera de la Selección Nacional, aunque sea sub 19, que ponerte la del Puebla, pesa más la de la selección, también pesa más la de Chivas y te lo digo como ex jugador. Y en esto tiene mucho que ver la historia, si cada jugador del Puebla leyera un poquito de cómo se fundó el equipo Puebla y como ha ido contra marea, sabría a qué institución llega, porque no llegan a un ´equipito´”, advierte.

Como equipo nosotros hacíamos labor social, íbamos a orfanatos u otras instituciones de beneficencia; pero íbamos todos, desde los utileros hasta los mejores jugadores, convivíamos con los niños les llevábamos juguetes o la ayuda que hiciera falta. Ahora lo hacen de vez en cuando para divulgarlo en sus redes sociales”, sentencia.

“HISTORIA GANADORA”

Paul Moreno, llegó de Salamanca, Guanajuato a jugar al Puebla cuando tenía 19 años, eran futbolista de segunda división pero muy audaz con el balón y con grandes sueños y aspiraciones futbolísticas.

“Mi sueño siempre fue ser futbolista de primera división. La primera vez que baje por ese pasillo del estadio Cuauhtémoc para llegar a los vestidores y entrar a la cancha, pisar el césped y ver las tribunas el estadio, fue impresionante. Recuerdo que debuté en el minuto 4-5 de un segundo tiempo, tome la pelota, desborde y metí pase de gol. Ahí empezó todo, siempre calificamos con el equipo”, asegura.

Te va a gustar: Esta es la historia de La Constancia, cuna del desarrollo industrial de Puebla | Los tiempos idos

Cuando Paul Moreno llegó al Puebla con 19 años | Foto: Paul Moreno

Se ha dicho que el equipo que se formó con 15 días antes de empezar la temporada en la que el Puebla obtuvo el Campeones de Liga 82-83, estaba formado por veteranos (por su edad). Pero el futbolista asevera que para él, era un equipo lleno de jugadores con experiencia que venían de ser campeones con sus propios equipos y hasta con la selección.

“Se armó un de calidad, con experiencia, empezando por Manolo Lapuente que ha sido uno de los entrenadores más exitosos del futbol mexicano, quien con gran inteligencia y capacidad arma un equipo que a la postre sale campeón y jugando bien al futbol, no de manera casual. Jugando de local ese equipo era muy fuerte y normalmente ganaba los partidos de casa”, detalla

Refiere que eran jugadores que se conocían porque habían sido rivales, pero reconocían sus capacidades y cualidades. Gente con experiencia que a medida que empiezan a jugar generan un buen grupo en el que había respeto, armonía y compromiso, por eso jugaban bien.

Cuando empecé a jugar con el Puebla se empezaron a dar las cosas muy bien, ¡imagínese! debutar con La Franja, cumplir mi sueño, poder estar con un grupo de buenos jugadores dirigidos por un gran entrenador, lograr ser campeón el primer año, ser reconocido a nivel internacional (por los italianos) y nacional como un jugador importante dentro de ese equipo, para mí fue muy gratificantes y de mucha realización”, puntualiza.

Delantera de La Franja temporada 1988-1989 | Foto: Paul Moreno

Nosotros hicimos ´historia ganadora´ en el Puebla y siempre recibimos mucho cariño de la afición. Para mí ha significado mucho, solo ciento gratitud para Puebla, el equipo y sus aficionados. Yo radico aquí y mis dos hijos son poblanos, me gusta mucho vivir aquí”, señala.

ESTADIO PROPIO

“Cuando se construye el Cuauhtémoc, en el plano deportivo significó tener un propio estadio de futbol sin la incomodidad del Zaragoza, además de moderno”, expone Antonio Abascal López, jefe de Información Deportiva del Sistema Estatal de Telecomunicaciones.

Refiere que en ese entonces hay mucha identidad entre el Puebla, la afición y la afición con su estadio. Después el Puebla empieza a crecer a tener más apoyos. A finales de 1970 llega la directiva del español Jorge Suárez, que era el dueño del hotel México en CDMX, y hace una gran inversión en el club.

Enfatiza que él trae a Asensi, figura del Barcelona, a Pirri del Real Madrid, Puebla se dio el lujo de tener jugadores como ellos, ambos eran ya leyendas en sus respectivos equipos; también a otro español, Santiago Idígoras y a los brasileños, Picole y Muricy, y como entrenador a Joaquím Rifé, del Barcelona.

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Puebla de La Franja Campeón de Copa 1987 | Foto: Paul Moreno

Con la devaluación de 1982, la crisis económica hace que estos jugadores regresan a sus lugares de origen. Expone que Suárez le iba a vender el equipo al Veracruz, pero intervinieron Emilio Maurer y Enrique Montero Ponce.

“Hablaron con el gobernador Jiménez Morales para que comprara el equipo pero Suárez no aceptó la oferta. Maurer y Montero Ponce se va a un bar con Suárez y siguen platicando y lo convencen de venderle el equipo al Gobierno del Estado”, detalla.

Subraya que el campeonato ya iba a empezar y entonces ellos se encargan de conseguir jugadores y arman un equipo de veteranos, considerados así por su edad, la mayoría rondaban los 30, pero venían de ser seleccionados nacionales y de obtener títulos con sus equipos, más bien eran jugadores con experiencia; también un novato que no tenía experiencia en primera división pero era una promesa, Paul Moreno. Terminan siendo campeones de liga 1982-1983 y llena de gloria al equipo poblano.

El Puebla pasa de ser un equipo chico, a ser campeón. Dice que esos años son muy buenos siempre se van metiendo a la liguilla, no ganan los campeonatos pero era un equipo protagonista.

Recuerda que cuando Manuel Bartlett gana la gubernatura del estado, le pide a la familia Abed que compre al Puebla. Cuando lo compran le cambian el color a la franja (naranja) y el equipo empieza a pelear por el “no descenso”, las entradas van disminuyendo en el Cuauhtémoc y se va perdiendo la identidad.

Luego se lo venden a dos poblanos que entran con buenas intenciones, Paco Bernat y Enrique Regordosa, a mediados del 1998, pero les habían vendido un cascaron, los jugadores importantes ya no estaban en el equipo.

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Actual equipo del Puebla de La Franja | Foto: Facebook @ClubPueblaOficial

A partir de aquí, Abascal asegura que el Puebla de La Franja se vuelve un botín político y hoy el Puebla no es un gran equipo. Señala que el verdadero dueño del Puebla es TV Azteca y lo que le interesa es tener las transmisiones garantizadas.

El Puebla estuvo a punto de desaparecer porque venía de desastre en desastre y eso no lo entiende la afición. Hoy se están haciendo mejor las cosas, un mejor trabajo en fuerzas básicas, ya tiene cartas de jugadores porque durante mucho años vivió de préstamos y eso permite hacer también negocios y tener una estabilidad que no tenía”, señala.

“La directiva actual dice que está a punto de construir la Ciudad Deportiva del Puebla. Si lo hace será como ganar un campeonato porque La Franja, es el único de México que no tiene instalaciones propias”, concluye.

El Club de Futbol Puebla fue fundado por un grupo de empresarios españoles encabezados por Joaquín Díaz Loredo que, para disfrutar este deporte de balón, construyeron un campo en el que las primeras figuras del futbol poblano, entregaron sus mejores jugadas a miles de aficionados que se reunían cada quince días para verlos jugar, a pesar de que no era tan fácil llegar porque estaba el río que dividía la ciudad.

Desde hace casi ocho décadas, el Puebla de La Franja ha llenado de orgullo a su afición y ha compartido su casa actual, el estadio Cuauhtémoc, con figuras de renombre internacional; unas han formado parte de sus filas y otras, como Pelé y Maradona, han hecho vibrar a la afición como invitados.

COMIENZA LA HISTORIA

El campo de futbol se inauguró el 21 de mayo de 1944 con el partido Puebla vs Atlante que La Franja perdió 4 a 3, cosa que no importó porque la afición seguía acudiendo a apoyar al equipo de casa cada quince días que se jugaban los partidos.

Javier Díaz Bonfigli, conocido como “el foco Bonfigli”, dice que el parque se llamaba El Mirador, no solo porque estaba en la propiedad del rancho homónimo, además, porque del otro lado del río (hoy bulevar 5 de mayo), bajando del oriente al poniente sobre la 25, había una torre con aspecto de vela de barco desde donde se vigilaba todas las parcelas para que no se robaran el maíz que se cultivaba.

Lee esto: Volkswagen, motor económico de Puebla desde hace 57 años | Los tiempos idos

Año 1944-1950 | Foto: Facebook @ClubPueblaOficial

“El Mirador estaba en el terreno que ocupa hoy el Parque España, del lado de la 25 oriente eran gradas de sombra que era una techumbre de láminas de cartón enchapopotado y la tribuna de enfrente era de sol. El parque estaba hecho de madera, lo único que tenía de concreto eran 5 o 6 gradas que estaban del lado de la sombra y debajo de ellas eran los vestidores del Puebla y del equipo visitante”, asegura.

Díaz Bonfigli señala que cuando había partidos internacionales ponían unas gradas de madera movibles atrás de las porterías. Dice que aquí jugaron contra el Puebla, el Independiente de Argentina y el Club Atlético San Lorenzo de Almagro, también argentino.

Refiere que su papá se llevaba con los jugadores y a veces, Ángel Tito Pérez que era un argentino, se lo llevaba a un lugar preferente con él para ver el partido, lo sentaba en las gradas de sombra y le decía que ahí se quedará hasta que regresara. El futbolista jugaba, después se bañaba y regresaba por el niño para llevárselo de regreso a su papá, del otro lado del campo.

“El campo era delimitado por una malla ciclónica y era una alfombra, el césped de la cancha estaba considerado como uno de los mejores de la República Mexicana, era un campo precioso. Era padrísimo ver ahí los partidos, se llenaba el parquecito porque había mucha afición. Los jugadores estaban siempre como a metro y medio atrás de la malla y se escuchaba todo lo que platicaba”, señala.

Fachada del edificio de avenida Reforma 325 en el que “El Sol” inició sus labores hace 77 años. En la foto se aprecia a un grupo de jugadores del Puebla, F.C. que visitaron las instalaciones | Foto: Hemeroteca El Sol de Puebla

La temporada 1944-1945 fue la primera liga que jugó el Puebla y quedó como subcampeón. Recuera que para la temporada 1945-1946 fue Campeón de Copa, se llamaba Copa México, el entrenador era un vasco que se llamaba Isidro Landa.

“En el equipo jugaban 5 o 6 argentinos con una mezcla de jugadores mexicanos. Los extranjeros cobraban muy bien pero los jugadores mexicanos tenían que trabajar para subsistir. El goleador del equipo fue “La Changa” Álvarez, que era taxista; un señor Castillo manejaba un camión de refrescos y el portero vendía seguros de vida. En esa época los futbolistas jugaban por amor a la camiseta”, sentencia.

Dice que el Puebla siempre contó con muy buena afición, asegura que se llenaba el parque que tenía una capacidad de alrededor de 8 mil espectadores y no era tan fácil llegar porque estaba el río que dividía la ciudad y había pocos caminos para cruzar del oriente al poniente.

“Estaba el Puente de la Democracia en la 18; luego el Puente del Toro en la 9 oriente, que era por donde pasaba el ganado que llevaban al rastro que estaba en la 14 sur y ahora es inspección de policía; adelante estaba la avenida 25 oriente, por donde llegaban los aficionados que iban a gradas de sombra en sus coches; y más adelante por la 27-29 ponían unos tablones y cobraban 10 centavos por que la gente pasara por ahí caminando, era la gente que iba a la tribuna de sol”, advierte.

En esas época el porrista del Puebla era ´el 40 pelos´, le decían así porque ya no tenía pelito en su cabeza, era un señor muy humilde pero organizaba bien la porra, hacia una copa de cartón forrada de estaño, le metía palomas adentro y cuando tronaba, volaban las palomas, era algo muy bonito”, asegura.

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El Súper Camote, Roberto Enrique Pino Díaz | Foto: Isabel Cristina Díaz Cardoso

Dice que el Puebla siempre tuvo una buena porra, cuando el equipo se fue y regresó a segunda división en el 1964 al estadio Ignacio Zaragoza, surgió Pepe “El Grillo”, el señor Salas y Rodolfo Méndez.

Ya cuando La Franja se cambió al Estadio Cuauhtémoc, después de su primer triunfo en la liguilla de 1982-1983, surge el Súper Camote que llegó a tener una porra muy grande y se hizo leyenda; era su sobrino, Roberto Enrique Pino Díaz.

Diez años más tarde, las finanzas del equipo estaban en crisis, lo tenían al borde de la quiebra, entonces la directiva del el club solicitó a la Federación de Futbol un permiso para ausentarse de la liga por espacio de un año, mientras se saneaban las finanzas, pero regresó 10 años después y a segunda división.

La leyenda popular dice que, a causa esta crisis, se le mandó prender fuego a la tribuna del parque y así, en un dos por tres, las llamas acabaron con la diversión y los sueños de miles de poblanos.

“Los aficionados de esa época asistíamos a todo los juegos y vimos al Puebla crecer, nos encariñamos mucho con el equipo, era verdadera afición. Pero empezaron a maltratarlo porque lo tomó gente que no sabía de futbol y otros lo tomaron como botín político”, sentencia.

“Desde su fundación el equipo ha ganado cinco Campeonatos de Copa y dos veces ha sido Campeón de Liguilla, pero a los directivos se les olvida y hacen malas gestiones, como este año que vendieron a cuatro jugadores, los mejores, piensan que el entrenador lo va a hacer todo y no”, concluye.

TRIUNFO EN PRIMERA DIVISIÓN

Javier Díaz Cardoso, hijo del “el foco Bonfigli”, conocido como “el foquito”, dice que heredó la afición por el futbol gracias a su papá y que él fue a la inauguración del Estadio Cuauhtémoc en el vientre de su madre.

“El estadio es como mi segunda casa, a mucha gente le bromeo y cuándo me preguntan a dónde quiero ser enterrado, les digo que me incineren y lleven mis cenizas ahí. Para mí el Cuauhtémoc es un estadio que tiene vida, trasmite emociones, sobre todo cuando la afición está conectada con el equipo, vibra de una manera impresionante”, subraya.

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Javier Díaz Bonfigli, conocido como “El Foco Bonfigli”, ondea la bandera monumental de La Franja que cosió su mamá | Foto: Javier Díaz Cardoso

“Yo tuve la fortuna de estar en la final de 1983 en la cancha, tenía 13 años e iba con mi papá y mi tío. Para esa final, mi abuela hizo una bandera muy grande, junto dos sábanas blancas y le cosió la franja azul encima, de esquina a esquina, y la unió a un palo de madera para ondearla por el estadio”, detalla.

Dice que su papá conocía a Emmanuel Couttolenc Osorio y le pidió permiso de animar a la afición antes del partido, la gente se prendió con la bandera que ondeaba muy bonito. Cuando iba a empezar el partido se quedaron en la cancha porque ya no había lugar en la tribuna. Durante el juego convivieron con los jugadores y, cuando se anotó el gol de la victoria, dice fue muy emocionante, salieron todos corriendo a la mitad del campo para seguir ondeando la bandera con euforia.

Javier Díaz Cardoso, conocido como “el foquito”, eufórico con el triunfo del Puebla a los 13 años a mitad del campo de futbol | Foto: Javier Díaz Cardoso

“Al salir del Cuauhtémoc para tomar la calzada Zaragoza y bajar por los fuertes, fue una fiesta, todos cantábamos y gritábamos de coche a coche, íbamos en caravana. Llegamos a casa de la hermana de mi mamá donde toda la familia vio el juego por la televisión, ese día no se hablaba de otra cosa que no fuera la final. Ya después llegó mi papá con la playera de Campeón del Puebla y bañado en champán porque él se coló al festejo en los vestidores”, advierte.

EL VALOR DE UN EQUIPO

“Cuando estaba en la prepa engañe a mis papás y venía a entrenar con el Puebla, ya me había volado 8 materias. En ese entonces Manolo Lapuente era el director deportivo y un día me dijo: debutas el domingo, yo tenía 17 años. Le tuve que decir a mi papa”, expone el exfutbolista, Emmanuel Couttolenc.

En ese entonces las oficinas estaban en el edificio DIANA y dice que fue con su papá, quien hizo el contrato con el Puebla a su nombre porque su hijo era menor de edad. No debutó ese domingo pero se quedó como reserva y empezó a viajar. “Debuté con La Franja a los 18 años, el mismo día que debutó Roberto Ruiz Esparza, en un partido contra Nexaca”, señala.

Esa época fue en la que el Puebla era del español Jorge Suárez quien se trajo a futbolistas de renombre como Asensi y Pirri, al entrenador Joaquím Rifé y otros brasileños.

“Se vino la devaluación y esos jugadores se regresaron a España. Al equipo nos dejaron en Avándaro y estuvimos ahí tres días a la deriva. ¡Imagínate! En ese entonces no había celulares, ni que te mando un Whatsapp”, detalla.

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Equipo Campeón de Liga, temporada 82-83 | Foto: Paul Moreno

“Un día llegó mi papá con Emilio Maurer, Enrique Montero Ponce y Manolo Lapuente y nos dijeron que el equipo había sido vendido pero que lo compró el gobierno. Entonces armaron un equipo para no descender y acaban siendo campeones de la temporada 1982-1983, fue la primera vez que el Puebla fue Campeón en primera división”, señala.

Más tarde, Couttolenc dejó el Puebla para irse con el Chivas y fue seleccionado nacional de la sub 19.

No es lo mismo ponerte una playera que otra, no es lo mismo portar la playera de la Selección Nacional, aunque sea sub 19, que ponerte la del Puebla, pesa más la de la selección, también pesa más la de Chivas y te lo digo como ex jugador. Y en esto tiene mucho que ver la historia, si cada jugador del Puebla leyera un poquito de cómo se fundó el equipo Puebla y como ha ido contra marea, sabría a qué institución llega, porque no llegan a un ´equipito´”, advierte.

Como equipo nosotros hacíamos labor social, íbamos a orfanatos u otras instituciones de beneficencia; pero íbamos todos, desde los utileros hasta los mejores jugadores, convivíamos con los niños les llevábamos juguetes o la ayuda que hiciera falta. Ahora lo hacen de vez en cuando para divulgarlo en sus redes sociales”, sentencia.

“HISTORIA GANADORA”

Paul Moreno, llegó de Salamanca, Guanajuato a jugar al Puebla cuando tenía 19 años, eran futbolista de segunda división pero muy audaz con el balón y con grandes sueños y aspiraciones futbolísticas.

“Mi sueño siempre fue ser futbolista de primera división. La primera vez que baje por ese pasillo del estadio Cuauhtémoc para llegar a los vestidores y entrar a la cancha, pisar el césped y ver las tribunas el estadio, fue impresionante. Recuerdo que debuté en el minuto 4-5 de un segundo tiempo, tome la pelota, desborde y metí pase de gol. Ahí empezó todo, siempre calificamos con el equipo”, asegura.

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Cuando Paul Moreno llegó al Puebla con 19 años | Foto: Paul Moreno

Se ha dicho que el equipo que se formó con 15 días antes de empezar la temporada en la que el Puebla obtuvo el Campeones de Liga 82-83, estaba formado por veteranos (por su edad). Pero el futbolista asevera que para él, era un equipo lleno de jugadores con experiencia que venían de ser campeones con sus propios equipos y hasta con la selección.

“Se armó un de calidad, con experiencia, empezando por Manolo Lapuente que ha sido uno de los entrenadores más exitosos del futbol mexicano, quien con gran inteligencia y capacidad arma un equipo que a la postre sale campeón y jugando bien al futbol, no de manera casual. Jugando de local ese equipo era muy fuerte y normalmente ganaba los partidos de casa”, detalla

Refiere que eran jugadores que se conocían porque habían sido rivales, pero reconocían sus capacidades y cualidades. Gente con experiencia que a medida que empiezan a jugar generan un buen grupo en el que había respeto, armonía y compromiso, por eso jugaban bien.

Cuando empecé a jugar con el Puebla se empezaron a dar las cosas muy bien, ¡imagínese! debutar con La Franja, cumplir mi sueño, poder estar con un grupo de buenos jugadores dirigidos por un gran entrenador, lograr ser campeón el primer año, ser reconocido a nivel internacional (por los italianos) y nacional como un jugador importante dentro de ese equipo, para mí fue muy gratificantes y de mucha realización”, puntualiza.

Delantera de La Franja temporada 1988-1989 | Foto: Paul Moreno

Nosotros hicimos ´historia ganadora´ en el Puebla y siempre recibimos mucho cariño de la afición. Para mí ha significado mucho, solo ciento gratitud para Puebla, el equipo y sus aficionados. Yo radico aquí y mis dos hijos son poblanos, me gusta mucho vivir aquí”, señala.

ESTADIO PROPIO

“Cuando se construye el Cuauhtémoc, en el plano deportivo significó tener un propio estadio de futbol sin la incomodidad del Zaragoza, además de moderno”, expone Antonio Abascal López, jefe de Información Deportiva del Sistema Estatal de Telecomunicaciones.

Refiere que en ese entonces hay mucha identidad entre el Puebla, la afición y la afición con su estadio. Después el Puebla empieza a crecer a tener más apoyos. A finales de 1970 llega la directiva del español Jorge Suárez, que era el dueño del hotel México en CDMX, y hace una gran inversión en el club.

Enfatiza que él trae a Asensi, figura del Barcelona, a Pirri del Real Madrid, Puebla se dio el lujo de tener jugadores como ellos, ambos eran ya leyendas en sus respectivos equipos; también a otro español, Santiago Idígoras y a los brasileños, Picole y Muricy, y como entrenador a Joaquím Rifé, del Barcelona.

Te va a gustar: Esta es la historia de La Constancia, cuna del desarrollo industrial de Puebla | Los tiempos idos

Puebla de La Franja Campeón de Copa 1987 | Foto: Paul Moreno

Con la devaluación de 1982, la crisis económica hace que estos jugadores regresan a sus lugares de origen. Expone que Suárez le iba a vender el equipo al Veracruz, pero intervinieron Emilio Maurer y Enrique Montero Ponce.

“Hablaron con el gobernador Jiménez Morales para que comprara el equipo pero Suárez no aceptó la oferta. Maurer y Montero Ponce se va a un bar con Suárez y siguen platicando y lo convencen de venderle el equipo al Gobierno del Estado”, detalla.

Subraya que el campeonato ya iba a empezar y entonces ellos se encargan de conseguir jugadores y arman un equipo de veteranos, considerados así por su edad, la mayoría rondaban los 30, pero venían de ser seleccionados nacionales y de obtener títulos con sus equipos, más bien eran jugadores con experiencia; también un novato que no tenía experiencia en primera división pero era una promesa, Paul Moreno. Terminan siendo campeones de liga 1982-1983 y llena de gloria al equipo poblano.

El Puebla pasa de ser un equipo chico, a ser campeón. Dice que esos años son muy buenos siempre se van metiendo a la liguilla, no ganan los campeonatos pero era un equipo protagonista.

Recuerda que cuando Manuel Bartlett gana la gubernatura del estado, le pide a la familia Abed que compre al Puebla. Cuando lo compran le cambian el color a la franja (naranja) y el equipo empieza a pelear por el “no descenso”, las entradas van disminuyendo en el Cuauhtémoc y se va perdiendo la identidad.

Luego se lo venden a dos poblanos que entran con buenas intenciones, Paco Bernat y Enrique Regordosa, a mediados del 1998, pero les habían vendido un cascaron, los jugadores importantes ya no estaban en el equipo.

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Actual equipo del Puebla de La Franja | Foto: Facebook @ClubPueblaOficial

A partir de aquí, Abascal asegura que el Puebla de La Franja se vuelve un botín político y hoy el Puebla no es un gran equipo. Señala que el verdadero dueño del Puebla es TV Azteca y lo que le interesa es tener las transmisiones garantizadas.

El Puebla estuvo a punto de desaparecer porque venía de desastre en desastre y eso no lo entiende la afición. Hoy se están haciendo mejor las cosas, un mejor trabajo en fuerzas básicas, ya tiene cartas de jugadores porque durante mucho años vivió de préstamos y eso permite hacer también negocios y tener una estabilidad que no tenía”, señala.

“La directiva actual dice que está a punto de construir la Ciudad Deportiva del Puebla. Si lo hace será como ganar un campeonato porque La Franja, es el único de México que no tiene instalaciones propias”, concluye.

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