/ lunes 11 de abril de 2022

Esta zona de Puebla iba a ser para vivienda popular y hoy es una zona de lujo, ¿qué pasó?

El gobierno federal vía Sedesol, que encabezaba Luis Donaldo Colosio, llevó a cabo la expropiación de 1,082 hectáreas de la reserva territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl con un plano de usos y destinos de suelo muy específico

En 1992, el gobierno federal vía la Secretaría de Desarrollo Social federal (Sedesol), que en ese momento encabezaba Luis Donaldo Colosio, llevó a cabo la expropiación de 1,082 hectáreas de la reserva territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl que sería regido bajo el “Plan de cien ciudades” que él formuló y que beneficiaría de manera equitativa a ejidatarios, desarrolladores inmobiliarios y al propio estado.

La reserva sería destinada para vivienda popular y media con sus respectivos servicios: escuelas públicas, hospitales, panteones, vialidades, muchas áreas verdes y un Gran Parque Metropolitano que sería pulmón de la ciudad pero también delimitaría los linderos entre Puebla y San Andrés Cholula.

Los intereses de los grupos de poder cambiaron por completo el propósito de la misma y hoy la reserva es una zona destinada, en su mayoría, a la élite social con escuelas privadas, costosos hospitales, exclusivos centro comerciales y residenciales de lujo.

Foto: Cortesía Puebla Verde, A.C.

REGULACIÓN DEL EJIDO

“En 1975 estaba recién casada y vivía en el bulevar Atlixco. Desde ahí se veía como la ciudad se detenía y luego eran puros ejidos, terminaba donde ahora está el circuito Juan Pablo II. Ya había crecido mucho y el terreno entre Puebla y San Andrés Cholula nunca estuvo bien delimitado”, expone Verónica Masttreta, directora de la asociación Puebla Verde de apoyo al medio ambiente.

Refiere que la ciudad ya estaba alcanzando los ejidos y el de San Andrés Cholula, llegaba hasta orillas del río Atoyac. “Los políticos, los empresarios y los especuladores inmobiliarios sabían que ahí había una bolsa de tierra gigante que ya se había empezado a desarrollar de manera irregular en el ejido, pero no sabían cómo echarle mano porque en ese momento no se podía urbanizar como ahora se puede”, asegura.

No se podía porque la constitución lo prohibía, solo se les podían quitar ejidos vía expropiación. Cuando Salinas de Gortari llegó al poder modificó el modo en que el ejido se regulaba lo que permitió que se hicieran ventas ordenadas para urbanizaciones por parte de los campesinos.

EL DECRETO EXPROPIATORIO

Para ese entonces Verónica Mastretta estaba en el Consejo de Medio Ambiente de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) que se ocupaba del tema ambiental y era dirigida por Luis Donaldo Colosio, con quien trato personalmente.

“Un día Colosio nos mostró un programa que se llamaba ´Plan de cien ciudades´ en el que había observado cómo las cien ciudades más grandes del país estaban siendo presionadas por esa regulación que no permitía que los ejidatarios fueran empresarios desarrolladores”, detalla.

Documento expedido por Sedesol federal en el que se indica que, el Parque Metropolitano y el Jardín del Arte, deberán permanecer como área verde de manera “irreductible” Foto Cortesía Verónica Mastretta

Leer más: Leyendas de Puebla | El fantasma de la expenitenciaría

Dice que lo que Colosio quería hacer con su “Plan de cien ciudades” era permitir que el ejidatario participara con sus tierras en un plan de desarrollo urbano ordenado que antes la figura jurídica del ejido impedía; los desarrolladores inmobiliarios aportarían la infraestructura.

“Con esta intención, en mayo de 1992, el gobierno federal vía Sedesol, que encabezaba Luis Donaldo, llevó a cabo un decreto expropiatorio con un plano de usos y destinos de suelo muy específico de la reserva territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl, en el que se expropiaron 1,082 hectáreas”, advierte.

La idea era urbanizar con vivienda popular y media, había espacios para escuelas públicas, para panteones, hospitales, alrededor de 200 hectáreas para vialidades. Solo un 8 por ciento del terreno era para uso comercial. También se planearon parques pequeños y un Gran Parque Metropolitano de 100 hectáreas que iba en una franja desde la federal a Atlixco hasta lo que ahora es el CIS.

La expropiación se hizo a petición del propio gobierno del estado que en ese momento era encabezado por Mariano Piña Olaya. Verónica asegura que él, junto con sus aliados, ya le había echado el ojo a la reserva, por eso construyó la Vía Atlixcáyotl. La infraestructura la puso el estado, no los desarrolladores.

La expropiación se hace y el decreto se publica, pero antes de que el gobierno federal le entregara de manera formal la reserva a Piña Olaya, este empezó a vender por fuera, señala Mastretta, quien recuerda que fue mediante presiones políticas y económicas que desarticularon a los ejidatrios y estos terminaron cediendo sus tierras.

Foto: Cortesía Puebla Verde, A.C.

“El promedio del pago fue entre 8 y 20 pesos por metro. Ahí ya había viviendas de familias que tenían 10 o 15 años viviendo, como el señor que era dueño del restaurante Cocodrilos que estaba en el circuito, él construyó su casa donde está el puente de la federal a Atlixco donde ahora están unos edificios gigantes (contra esquina de Veana)”, detalla.

LA ENTREGA DE LA RESERVA SE SUSPENDE

Piña Olaya quería cumplir con lo muy obvio e hizo una primera reforestación de las 100 hectáreas y construyó el Hospital del Niño Poblano, pero comenzó a hacer lo que quiso con todo lo demás, pasando por alto el uso y destino del suelo de la expropiación original. Él ya se iba (del gobierno), por eso en octubre de 1992 empezó a venderle a sus amigos, pero lo hizo sin recibir la reserva de manera oficial. Antes de que se la entregaran se puso a vender a los políticos y empresarios de su grupo, para comprar iban a pagar una parte a la ventanilla de Finanzas, y la otra parte se la daban por fuera a su tesorero”, sentencia.

Cuando Mastretta se dio cuenta lo que el gobierno estatal estaba haciendo fue junto con un grupo de empresarios de la Coparmex a ver a Colosio (finales de 1992) para decirle que no entregara la reserva porque le estaban cambiando el uso y destino del suelo.

“Luis Donaldo suspendió la entrega de la reserva para a Piña Olaya y cuando Manuel Bartlett entró al gobierno, el 15 de enero de 1993, echó para atrás la venta de los ejidos que ya habían vendido en 200-300 pesos el metro, que no era mucho, pero ¡cuánto vale ahora!, y es una gran diferencia a como les compraron a los ejidatarios”, señala.

“Bartlett le dijo a los empresarios: ´pasen a la ventanilla por su dinero´, pero solo les devolvieron lo que marcaba en el recibo que les habían entregado en Finanzas, así que lo que habían pagado por fuera, lo perdieron”, narra.

Foto: Cortesía Puebla Verde, A.C.

EL PROGRAMA ANGELÓPOLIS

Bartlett tenía que respetar los usos y destinos del suelo para obtener la reserva y así lo hizo al presentar su proyecto de la Reserva Territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl, pero con otro programa de desarrollo urbano que modificó el decreto original.

“Así tuvo una carta blanca muy elástica para mover los usos y destinos de aquí para allá, como quisiera, y le fue vendiendo a sus compadres, amigos y etcétera”, dice.

Comenta que empezó a hacer cambios para meter el centro comercial Angelópolis y lo primero que hizo fue quitar la mala reforestación que había hecho Piña Olaya en el parque metropolitano y lo partió, le cambió el uso de suelo a 50 hectáreas, las pasó para donde ahora está el Tec de Monterrey y se las entregó a Carlos Peralta para que desarrollara un parque.

“Hizo un velódromo y le pidió a las escuelas que fueran a sembrar arbolitos, que se secaron. Todos cayeron en la trampa, lo que querían era quedarse con esas 50 hectáreas. Yo me enteré que Bartlett había hecho esto porque ya tenía la organización Puebla Verde y me pidieron que hiciera un presupuesto para trasplantar los árboles que estaban en el parque metropolitano para allá”, asegura.

“Cuando me pidieron eso yo les dije que no lo podían hacer, que estaba cambiando el uso y destino del suelo. ¡Me mandaron a volar! y no me volvieron a buscar, pero sí encontraron una pseudoambientalista que cobró por mover de lugar pinos que no resisten el traslado. Aquí fue cuando empezaron a destazar la reserva, cortando y moviendo”, acusa.

De las 100 hectáreas destinadas al Gran Parque Metropolitano solo se había salvado una extensión de 12.8 hectáreas, donde habían colgado un letrero con la leyenda: “Aquí se construye el Parque del Arte”.

Foto: Cortesía Puebla Verde, A.C.

Una semana antes de que Bartlett dejara la administración, en enero de 1999, refiere que el entonces gobernador “hizo venta de garaje” y le vendió a Costco, a Nelson Vargas, a La Isla y el terreno del CIS a un particular que pagó con un cheque sin fondos, pero como el pago quedó registrado, se recuperó el terreno en la administración de Rafael Moreno Valle.

EL RESCATE DEL PARQUE DEL ARTE

Los intereses del grupo que menciona Verónica se fueron acomodando según la administración en curso así que cuando Melquiades Morales gobernó el estado (1999-2005), no fue la excepción.

“Melquiades le quiso quitar el parque a Peralta con el pretexto de que no lo había desarrollado, entonces este se lo traspasó a ´el güero´ (Ricardo) Henaine”, recuerda.

“Una parte de esas hectáreas Melquiades las donó al Tec y aunque la universidad le metió árboles no era un parque y el uso del suelo del terreno era para eso. A Henaine le dejó 18 hectáreas de las que utilizó seis para poner su Valle Fantástico, que fue conocido como ´fraude fantástico´ porque él dijo que pondría un Six Flagas, y las otras 12, en la parte de atrás, eran para desarrollar un parque que tampoco hizo porque al igual que Peralta, solo quería quedarse con el terreno”, enfatiza.

Relata que a Melquiades todo mundo lo quería porque vendía en 200-300 pesos el metro en esa zona, tanto así que cuando él dejaba la administración, Henaine pagó las 18 hectáreas que le había dado al Fideicomiso de la Reserva Territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl por solo cinco millones de pesos.

En su último año de gestión Melquiades anunció que en la extensión que quedaba del Parque del Arte se construiría el Auditorio Metropolitano.

Destrucción del Parque del Arte para colocar canchas de futbol, 28 de julio de 2010 | Foto: Cortesía Puebla Verde, A.C.

“Yo ya me había empezado a meter en broncas porque los usos y destinos de la reserva se habían ido a la basura. Entonces sacamos un desplegado muy amable dirigido al gobernador diciéndole que estaba construyendo en lo último que quedaba del parque metropolitano y lo fuimos a ver junto con (Pedro Ángel) Palou que era el Secretario de Cultura. Le dije: ´oiga no, si quiera dejen un parque ahí, son 12.8 hectáreas, denos la custodia, póngale un capital semilla mínimo y nosotros conseguimos el dinero que falta´”, subraya.

Melquiades dijo que sí y movió el auditorio para atrás. Puso un capital semilla de 5-6 millones de pesos y la organización Puebla Verde consiguió dos.

“De lo perdido pudimos rescatar esto y nos dieron la custodia de 2003 a 2008. El terreno ya se había convertido en un basurero de desechos y escombro, nos costó mucho dinero sacarlo pero empezamos por hacer el borde, cercamos”, explica.

DE PARQUE A CENTRO COMERCIAL

“Después de Melquiades siguió Mario Marín y ahí fue un festín, yo me agarré con él porque ya estaba vendiendo el Parque del Arte. En un bautizo me enteré que iban a hacer un hotel y un centro comercial; también meterían canchas de futbol. Yo dije: ´me voy a morir´ pero me fui a juicio con él porque un día me quitó el parque con policías encapuchados con pasamontañas y con un documento ilegal”, señala.

Verónica relata que en 2008 recibió un documento del fideicomiso de la reserva en el que le informaban que tenía tres días para entregarlo, pero ella no lo hizo. Al tercer día estaba en el parque y llegaron ocho camionetas con policías encapuchados y se lo quitaron.

Destrucción del Parque del Arte el 28 de julio de 2010 cuando le fue arrebatado a Puebla Verde por la administración en curso | Foto: Cortesía Puebla Verde, A.C.

Le hablé a mi abogado y él me peguntó que con qué documento, le dije que con una orden de un juez de lo civil. Él dijo que ‘te lo tenían que pedir por la vía mercantil porque está protegido por un fideicomiso, no sirve el papel, lo vamos a impugnar y se los vamos a ganar pero en este momento se los tienes que entregar porque si no estarías desacatando”, advierte.

“Debí de haber sospechado que lo querían porque nunca me dieron un permiso para poner un transformador de alta tensión que necesitaba para sacar agua de un pozo que encontramos a 150 metros de profundidad; tampoco obtuve permiso de poner luz, tuve que poner unas celdas solares en la caseta de la entrada y comprábamos pipas de agua para regar”, añade.

Para ese entonces, Henaine ya estaba vendiendo el terreno destinado para parque anunciándolo en dos periódicos de la capital del país, no en el suyo (El Heraldo de Puebla), y antes de que se perdieran esas hectáreas y las tres del parque del arte, Verónica le pidió al senador (Jorge) Ocejo que la acompañara a ver a Ernesto Cordero, que era el Secretario de Desarrollo Social en la administración de Felipe Calderón.

Cordero mandó a la subsecretaria de Desarrollo Urbano y Ordenación del Territorio de Sedesol federal, Sara Topelson, a supervisar que los usos y destinos de suelo se apegaran al decreto expropiatorio.

“Era una judía muy pípiris nice, nunca se me va a olvidar que vino con sus zapatos Louis Vuitton, que después se cambió por unos tenis de la misma marca, pero a mí no me importó y la metí al terreno de Heanine por atrás, nos recorrimos todo con el calorón que hacía. Estaba todo quemado y era un basurero con desechos y perros muertos. Luego le di una vuelta por los residenciales de la zona y la única colonia popular que había en donde todo se rentaba o vendía por inmobiliarias. También la traje al Parque del Arte para que viera como lo habíamos dejado”, expone.

“Luego me enteré que ella manejaba todos los negocios inmobiliarios pero, ante las evidencias, tuvo que firmar el documento duro que recibimos por parte de la Secretaria de Desarrollo Social que dice que el Parque del Arte y el Gran Parque Metropolitano (incluidas las hectáreas de Henaine) deben permanecer como área verde de manera ´irreductible´. Ya no podían vender ni hacer nada”, subraya.

Después de tres años de litigio, en 2010 Verónica y su organización Puebla Verde ganaron el juicio a Mario Marín.

Pese a que el Gran Parque Metropolitano ya tenía una reforestación fue partido para construir el centro comercial Angelópolis | Foto: Cortesía Fideicomiso de la Reserva Territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl

UNA REMODELACIÓN INNECESARIA

“Henaine no quería dejar el terreno pero cuando entró Moreno Valle (febrero de 2010), él se lo quitó en un día para construir ahí el Museo Internacional del Barroco”, recuerda.

Uno de los propósitos del Gran Parque Metropolitano era delimitar Puebla de San Andrés, marcando claramente el territorio entre ambos. Verónica explica que después de tanto manosear la reserva los linderos entre ambos cambiaron y llevaban años en litigio. Una vez que Moreno Valle acomodó sus intereses, desde el Congreso que el controlaba, marcó el lindero en la avenida del Niño Poblano.

A Moreno Valle le tocaba entregarle el Parque del Arte a la organización Puebla Verde representada por Mastretta, entonces la mandó a llamar para decirle que se lo entregaría pero que no cobrara la entrada, a lo que ella respondió: “¿cómo lo mantengo?”.

Ella le propuso que para hacerlo gratuito le diera un millón de pesos, de los tres que el estado destinaba para mantenerlo, porque era lo que le costaba a la organización. Él fue contundente y le dijo: “no, me lo voy a quedar yo”.

“Entonces le pedí que me pagara los costos del juicio y sí me los pagó. Siento que fue muy ingrato, él tenía que haber dicho ´Verónica aquí está el parque, dime cómo lo vas a manejar, cómo te ayudo´. Se aventó una remodelación innecesaria que le costó cien millones de pesos. La última vez que hablé con él le pedí que dejara que los arboles crecieran, que le diera tiempo al parque. También le dije que ahí no podía poner restaurantes y por eso los voló. Fue la última vez que hablé con él”, señala.

Ahora en el Parque del Arte cobran todo. Operar un parque sin subsidio no es fácil, muchas veces nosotros hacemos las cosas, sí, por gusto, pero principalmente por convicción”, concluye Mastretta.

En 1992, el gobierno federal vía la Secretaría de Desarrollo Social federal (Sedesol), que en ese momento encabezaba Luis Donaldo Colosio, llevó a cabo la expropiación de 1,082 hectáreas de la reserva territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl que sería regido bajo el “Plan de cien ciudades” que él formuló y que beneficiaría de manera equitativa a ejidatarios, desarrolladores inmobiliarios y al propio estado.

La reserva sería destinada para vivienda popular y media con sus respectivos servicios: escuelas públicas, hospitales, panteones, vialidades, muchas áreas verdes y un Gran Parque Metropolitano que sería pulmón de la ciudad pero también delimitaría los linderos entre Puebla y San Andrés Cholula.

Los intereses de los grupos de poder cambiaron por completo el propósito de la misma y hoy la reserva es una zona destinada, en su mayoría, a la élite social con escuelas privadas, costosos hospitales, exclusivos centro comerciales y residenciales de lujo.

Foto: Cortesía Puebla Verde, A.C.

REGULACIÓN DEL EJIDO

“En 1975 estaba recién casada y vivía en el bulevar Atlixco. Desde ahí se veía como la ciudad se detenía y luego eran puros ejidos, terminaba donde ahora está el circuito Juan Pablo II. Ya había crecido mucho y el terreno entre Puebla y San Andrés Cholula nunca estuvo bien delimitado”, expone Verónica Masttreta, directora de la asociación Puebla Verde de apoyo al medio ambiente.

Refiere que la ciudad ya estaba alcanzando los ejidos y el de San Andrés Cholula, llegaba hasta orillas del río Atoyac. “Los políticos, los empresarios y los especuladores inmobiliarios sabían que ahí había una bolsa de tierra gigante que ya se había empezado a desarrollar de manera irregular en el ejido, pero no sabían cómo echarle mano porque en ese momento no se podía urbanizar como ahora se puede”, asegura.

No se podía porque la constitución lo prohibía, solo se les podían quitar ejidos vía expropiación. Cuando Salinas de Gortari llegó al poder modificó el modo en que el ejido se regulaba lo que permitió que se hicieran ventas ordenadas para urbanizaciones por parte de los campesinos.

EL DECRETO EXPROPIATORIO

Para ese entonces Verónica Mastretta estaba en el Consejo de Medio Ambiente de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) que se ocupaba del tema ambiental y era dirigida por Luis Donaldo Colosio, con quien trato personalmente.

“Un día Colosio nos mostró un programa que se llamaba ´Plan de cien ciudades´ en el que había observado cómo las cien ciudades más grandes del país estaban siendo presionadas por esa regulación que no permitía que los ejidatarios fueran empresarios desarrolladores”, detalla.

Documento expedido por Sedesol federal en el que se indica que, el Parque Metropolitano y el Jardín del Arte, deberán permanecer como área verde de manera “irreductible” Foto Cortesía Verónica Mastretta

Leer más: Leyendas de Puebla | El fantasma de la expenitenciaría

Dice que lo que Colosio quería hacer con su “Plan de cien ciudades” era permitir que el ejidatario participara con sus tierras en un plan de desarrollo urbano ordenado que antes la figura jurídica del ejido impedía; los desarrolladores inmobiliarios aportarían la infraestructura.

“Con esta intención, en mayo de 1992, el gobierno federal vía Sedesol, que encabezaba Luis Donaldo, llevó a cabo un decreto expropiatorio con un plano de usos y destinos de suelo muy específico de la reserva territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl, en el que se expropiaron 1,082 hectáreas”, advierte.

La idea era urbanizar con vivienda popular y media, había espacios para escuelas públicas, para panteones, hospitales, alrededor de 200 hectáreas para vialidades. Solo un 8 por ciento del terreno era para uso comercial. También se planearon parques pequeños y un Gran Parque Metropolitano de 100 hectáreas que iba en una franja desde la federal a Atlixco hasta lo que ahora es el CIS.

La expropiación se hizo a petición del propio gobierno del estado que en ese momento era encabezado por Mariano Piña Olaya. Verónica asegura que él, junto con sus aliados, ya le había echado el ojo a la reserva, por eso construyó la Vía Atlixcáyotl. La infraestructura la puso el estado, no los desarrolladores.

La expropiación se hace y el decreto se publica, pero antes de que el gobierno federal le entregara de manera formal la reserva a Piña Olaya, este empezó a vender por fuera, señala Mastretta, quien recuerda que fue mediante presiones políticas y económicas que desarticularon a los ejidatrios y estos terminaron cediendo sus tierras.

Foto: Cortesía Puebla Verde, A.C.

“El promedio del pago fue entre 8 y 20 pesos por metro. Ahí ya había viviendas de familias que tenían 10 o 15 años viviendo, como el señor que era dueño del restaurante Cocodrilos que estaba en el circuito, él construyó su casa donde está el puente de la federal a Atlixco donde ahora están unos edificios gigantes (contra esquina de Veana)”, detalla.

LA ENTREGA DE LA RESERVA SE SUSPENDE

Piña Olaya quería cumplir con lo muy obvio e hizo una primera reforestación de las 100 hectáreas y construyó el Hospital del Niño Poblano, pero comenzó a hacer lo que quiso con todo lo demás, pasando por alto el uso y destino del suelo de la expropiación original. Él ya se iba (del gobierno), por eso en octubre de 1992 empezó a venderle a sus amigos, pero lo hizo sin recibir la reserva de manera oficial. Antes de que se la entregaran se puso a vender a los políticos y empresarios de su grupo, para comprar iban a pagar una parte a la ventanilla de Finanzas, y la otra parte se la daban por fuera a su tesorero”, sentencia.

Cuando Mastretta se dio cuenta lo que el gobierno estatal estaba haciendo fue junto con un grupo de empresarios de la Coparmex a ver a Colosio (finales de 1992) para decirle que no entregara la reserva porque le estaban cambiando el uso y destino del suelo.

“Luis Donaldo suspendió la entrega de la reserva para a Piña Olaya y cuando Manuel Bartlett entró al gobierno, el 15 de enero de 1993, echó para atrás la venta de los ejidos que ya habían vendido en 200-300 pesos el metro, que no era mucho, pero ¡cuánto vale ahora!, y es una gran diferencia a como les compraron a los ejidatarios”, señala.

“Bartlett le dijo a los empresarios: ´pasen a la ventanilla por su dinero´, pero solo les devolvieron lo que marcaba en el recibo que les habían entregado en Finanzas, así que lo que habían pagado por fuera, lo perdieron”, narra.

Foto: Cortesía Puebla Verde, A.C.

EL PROGRAMA ANGELÓPOLIS

Bartlett tenía que respetar los usos y destinos del suelo para obtener la reserva y así lo hizo al presentar su proyecto de la Reserva Territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl, pero con otro programa de desarrollo urbano que modificó el decreto original.

“Así tuvo una carta blanca muy elástica para mover los usos y destinos de aquí para allá, como quisiera, y le fue vendiendo a sus compadres, amigos y etcétera”, dice.

Comenta que empezó a hacer cambios para meter el centro comercial Angelópolis y lo primero que hizo fue quitar la mala reforestación que había hecho Piña Olaya en el parque metropolitano y lo partió, le cambió el uso de suelo a 50 hectáreas, las pasó para donde ahora está el Tec de Monterrey y se las entregó a Carlos Peralta para que desarrollara un parque.

“Hizo un velódromo y le pidió a las escuelas que fueran a sembrar arbolitos, que se secaron. Todos cayeron en la trampa, lo que querían era quedarse con esas 50 hectáreas. Yo me enteré que Bartlett había hecho esto porque ya tenía la organización Puebla Verde y me pidieron que hiciera un presupuesto para trasplantar los árboles que estaban en el parque metropolitano para allá”, asegura.

“Cuando me pidieron eso yo les dije que no lo podían hacer, que estaba cambiando el uso y destino del suelo. ¡Me mandaron a volar! y no me volvieron a buscar, pero sí encontraron una pseudoambientalista que cobró por mover de lugar pinos que no resisten el traslado. Aquí fue cuando empezaron a destazar la reserva, cortando y moviendo”, acusa.

De las 100 hectáreas destinadas al Gran Parque Metropolitano solo se había salvado una extensión de 12.8 hectáreas, donde habían colgado un letrero con la leyenda: “Aquí se construye el Parque del Arte”.

Foto: Cortesía Puebla Verde, A.C.

Una semana antes de que Bartlett dejara la administración, en enero de 1999, refiere que el entonces gobernador “hizo venta de garaje” y le vendió a Costco, a Nelson Vargas, a La Isla y el terreno del CIS a un particular que pagó con un cheque sin fondos, pero como el pago quedó registrado, se recuperó el terreno en la administración de Rafael Moreno Valle.

EL RESCATE DEL PARQUE DEL ARTE

Los intereses del grupo que menciona Verónica se fueron acomodando según la administración en curso así que cuando Melquiades Morales gobernó el estado (1999-2005), no fue la excepción.

“Melquiades le quiso quitar el parque a Peralta con el pretexto de que no lo había desarrollado, entonces este se lo traspasó a ´el güero´ (Ricardo) Henaine”, recuerda.

“Una parte de esas hectáreas Melquiades las donó al Tec y aunque la universidad le metió árboles no era un parque y el uso del suelo del terreno era para eso. A Henaine le dejó 18 hectáreas de las que utilizó seis para poner su Valle Fantástico, que fue conocido como ´fraude fantástico´ porque él dijo que pondría un Six Flagas, y las otras 12, en la parte de atrás, eran para desarrollar un parque que tampoco hizo porque al igual que Peralta, solo quería quedarse con el terreno”, enfatiza.

Relata que a Melquiades todo mundo lo quería porque vendía en 200-300 pesos el metro en esa zona, tanto así que cuando él dejaba la administración, Henaine pagó las 18 hectáreas que le había dado al Fideicomiso de la Reserva Territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl por solo cinco millones de pesos.

En su último año de gestión Melquiades anunció que en la extensión que quedaba del Parque del Arte se construiría el Auditorio Metropolitano.

Destrucción del Parque del Arte para colocar canchas de futbol, 28 de julio de 2010 | Foto: Cortesía Puebla Verde, A.C.

“Yo ya me había empezado a meter en broncas porque los usos y destinos de la reserva se habían ido a la basura. Entonces sacamos un desplegado muy amable dirigido al gobernador diciéndole que estaba construyendo en lo último que quedaba del parque metropolitano y lo fuimos a ver junto con (Pedro Ángel) Palou que era el Secretario de Cultura. Le dije: ´oiga no, si quiera dejen un parque ahí, son 12.8 hectáreas, denos la custodia, póngale un capital semilla mínimo y nosotros conseguimos el dinero que falta´”, subraya.

Melquiades dijo que sí y movió el auditorio para atrás. Puso un capital semilla de 5-6 millones de pesos y la organización Puebla Verde consiguió dos.

“De lo perdido pudimos rescatar esto y nos dieron la custodia de 2003 a 2008. El terreno ya se había convertido en un basurero de desechos y escombro, nos costó mucho dinero sacarlo pero empezamos por hacer el borde, cercamos”, explica.

DE PARQUE A CENTRO COMERCIAL

“Después de Melquiades siguió Mario Marín y ahí fue un festín, yo me agarré con él porque ya estaba vendiendo el Parque del Arte. En un bautizo me enteré que iban a hacer un hotel y un centro comercial; también meterían canchas de futbol. Yo dije: ´me voy a morir´ pero me fui a juicio con él porque un día me quitó el parque con policías encapuchados con pasamontañas y con un documento ilegal”, señala.

Verónica relata que en 2008 recibió un documento del fideicomiso de la reserva en el que le informaban que tenía tres días para entregarlo, pero ella no lo hizo. Al tercer día estaba en el parque y llegaron ocho camionetas con policías encapuchados y se lo quitaron.

Destrucción del Parque del Arte el 28 de julio de 2010 cuando le fue arrebatado a Puebla Verde por la administración en curso | Foto: Cortesía Puebla Verde, A.C.

Le hablé a mi abogado y él me peguntó que con qué documento, le dije que con una orden de un juez de lo civil. Él dijo que ‘te lo tenían que pedir por la vía mercantil porque está protegido por un fideicomiso, no sirve el papel, lo vamos a impugnar y se los vamos a ganar pero en este momento se los tienes que entregar porque si no estarías desacatando”, advierte.

“Debí de haber sospechado que lo querían porque nunca me dieron un permiso para poner un transformador de alta tensión que necesitaba para sacar agua de un pozo que encontramos a 150 metros de profundidad; tampoco obtuve permiso de poner luz, tuve que poner unas celdas solares en la caseta de la entrada y comprábamos pipas de agua para regar”, añade.

Para ese entonces, Henaine ya estaba vendiendo el terreno destinado para parque anunciándolo en dos periódicos de la capital del país, no en el suyo (El Heraldo de Puebla), y antes de que se perdieran esas hectáreas y las tres del parque del arte, Verónica le pidió al senador (Jorge) Ocejo que la acompañara a ver a Ernesto Cordero, que era el Secretario de Desarrollo Social en la administración de Felipe Calderón.

Cordero mandó a la subsecretaria de Desarrollo Urbano y Ordenación del Territorio de Sedesol federal, Sara Topelson, a supervisar que los usos y destinos de suelo se apegaran al decreto expropiatorio.

“Era una judía muy pípiris nice, nunca se me va a olvidar que vino con sus zapatos Louis Vuitton, que después se cambió por unos tenis de la misma marca, pero a mí no me importó y la metí al terreno de Heanine por atrás, nos recorrimos todo con el calorón que hacía. Estaba todo quemado y era un basurero con desechos y perros muertos. Luego le di una vuelta por los residenciales de la zona y la única colonia popular que había en donde todo se rentaba o vendía por inmobiliarias. También la traje al Parque del Arte para que viera como lo habíamos dejado”, expone.

“Luego me enteré que ella manejaba todos los negocios inmobiliarios pero, ante las evidencias, tuvo que firmar el documento duro que recibimos por parte de la Secretaria de Desarrollo Social que dice que el Parque del Arte y el Gran Parque Metropolitano (incluidas las hectáreas de Henaine) deben permanecer como área verde de manera ´irreductible´. Ya no podían vender ni hacer nada”, subraya.

Después de tres años de litigio, en 2010 Verónica y su organización Puebla Verde ganaron el juicio a Mario Marín.

Pese a que el Gran Parque Metropolitano ya tenía una reforestación fue partido para construir el centro comercial Angelópolis | Foto: Cortesía Fideicomiso de la Reserva Territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl

UNA REMODELACIÓN INNECESARIA

“Henaine no quería dejar el terreno pero cuando entró Moreno Valle (febrero de 2010), él se lo quitó en un día para construir ahí el Museo Internacional del Barroco”, recuerda.

Uno de los propósitos del Gran Parque Metropolitano era delimitar Puebla de San Andrés, marcando claramente el territorio entre ambos. Verónica explica que después de tanto manosear la reserva los linderos entre ambos cambiaron y llevaban años en litigio. Una vez que Moreno Valle acomodó sus intereses, desde el Congreso que el controlaba, marcó el lindero en la avenida del Niño Poblano.

A Moreno Valle le tocaba entregarle el Parque del Arte a la organización Puebla Verde representada por Mastretta, entonces la mandó a llamar para decirle que se lo entregaría pero que no cobrara la entrada, a lo que ella respondió: “¿cómo lo mantengo?”.

Ella le propuso que para hacerlo gratuito le diera un millón de pesos, de los tres que el estado destinaba para mantenerlo, porque era lo que le costaba a la organización. Él fue contundente y le dijo: “no, me lo voy a quedar yo”.

“Entonces le pedí que me pagara los costos del juicio y sí me los pagó. Siento que fue muy ingrato, él tenía que haber dicho ´Verónica aquí está el parque, dime cómo lo vas a manejar, cómo te ayudo´. Se aventó una remodelación innecesaria que le costó cien millones de pesos. La última vez que hablé con él le pedí que dejara que los arboles crecieran, que le diera tiempo al parque. También le dije que ahí no podía poner restaurantes y por eso los voló. Fue la última vez que hablé con él”, señala.

Ahora en el Parque del Arte cobran todo. Operar un parque sin subsidio no es fácil, muchas veces nosotros hacemos las cosas, sí, por gusto, pero principalmente por convicción”, concluye Mastretta.

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Elecciones 2024

INE publica los primeros spots con los que se promocionarán los candidatos a la gubernatura

Los spots se publicaron en el portal del INE a unos días de que inicie el periodo de campañas, que arranca el 31 de marzo

Policiaca

Siete peregrinos de Veracruz son arrollados en la carretera Ciudad Serdán-Tlachichuca

Los peregrinos se dirigían a visitar la imagen del Cristo Negro, en el municipio de Tlacotepec de Benito Juárez