La Parroquia de San Bernardino de Siena en Tlaxcalancingo, en conjunto con la Arquidiócesis de Puebla, presentaron la exposición de la Sábana Santa, la cual se trata de una réplica certificada de la conocida “reliquia más importante” del cristianismo.
Esta muestra lleva por nombre “Exhibición itinerante en México de la Sábana Santa” y fue presentada el pasado viernes 17 de marzo, día en el que se abrió la muestra para el público en general que desee visitarla.
En conferencia de prensa se explicó que la sábana fue traída desde Turín, Italia y proviene del Instituto Othonia, un centro de investigación italiano que busca difundir el conocimiento de esta reliquia, además de contribuir a su preservación y conservación.
La sábana se trata de un lienzo de lino de 4.43 metros de largo por 1.13 metros de ancho. Sobre este se habría colocado el cuerpo de Cristo tras la crucifixión por lo que se pueden encontrar algunas marcas sobre la misma.
Para explicar mejor su contenido, como parte de la muestra se cuenta con una estatua con las dimensiones de Cristo y su posición al momento de ser colocado sobre la sábana.
De igual forma, en esta exhibición se pueden encontrar 25 paneles en donde se explica el análisis histórico de la reliquia, junto a otros objetos como es una corona de esquinas, replica también de la que habría usado Jesucristo, además de algunos clavos y flajelos como los que se habrían utilizado en la crucifixión.
La “Exhibición Itinerante en México de la Sábana Santa” se puede visitar este 19 de marzo con horario de 16:00 a 19:00 horas y el lunes 20 de marzo con horarios de 09:00 a 15:00 horas y de 16:00 a 19:00 horas en la Iglesia Parroquial de San Bernardino de Siena ubicada en Tlaxcalancingo.
¿Qué debes saber de la Sábana Santa?
La Sábana Santa es una de las reliquias conocidas del cristianismo que mayor polémica ha causado dentro de la religión como por su origen al no saberse si se trata de un objeto original o de una falsificación realizada durante la Edad Media.
Esta reliquia se conserva en la catedral de Turín y fue exhibida por primera vez en el siglo XIV. La familia de Geoffroy de Charny, nieto de quien habría sido un caballero templario, la custodiaba y la mantenía, pero por problemas económicos la vendió al duque de Saboya, quien, tras mostrarla por toda Italia, construyó una capilla en su honor. El Vaticano en aquel momento permitió su veneración.
El carácter de milagroso del objeto lo recibió tras un incendio en la capilla en donde salió sin ningún daño, por lo que se decidió llevarla a la catedral de Turín para su conservación y en donde solo ha sido mostrada en ocasiones excepcionales.
Hasta ese momento, la tela de Edesa era la aproximación más antigua a la imagen verdadera de Cristo al tener plasmado su rostro. El conocimiento de esta pieza se tiene desde el siglo I, pero desapareció durante la cuarta cruzada, ocurrida a principios del siglo XIII, durante el saqueo de Constantinopla.
De la tela de Edesa siempre se pensó que se trataba solo de una pieza de un lienzo más completo, por lo que habría sido parte de la Sábana Santa. De acuerdo a varias crónicas, el cuerpo de Cristo al bajar de la cruz fue cubierto de cabeza a pies con una sábana, pero en pocos pasajes se afirma que en la tela quedó impresa la figura de Jesús.