El serpentinero poblano César Vargas se coronó campeón en la Liga del Pacífico del beisbol japonés, en su primera temporada con los Búfalos de Orix y jugará la Serie Mundial de la pelota oriental contra los Tokio Swallows, monarca de la Liga Central, a partir del 20 de este mes.
Vargas en su primera temporada en la pelota japonesa entró al relevó en la quinta entrada y colgó par de argollas en el cuarto juego de la final contra los Marineros de Chiba, alcanzando rectas de 99 millas, lo que le abre una posibilidad de volver a la Gran Carpa, donde ya probó fortuna en 2016 con los Padres de San Diego, siempre y cuando no decida quedarse en la pelota japonesa.
Vargas retiró de manera perfecta a los seis bateadores que enfrentó, recetando un chocolate, con esa poderosa recta que alcanzó las 99 millas.
De esa manera, el lanzador poblano que al igual que su padre Nacho Vargas bajó desde los jardines a la loma de pitcheo es el primer pelotero nacido en la Angelópolis que milita en la pelota japonesa y además, logra un campeonato.
Vargas, producto de la escuela de beisbol Infantil-Juvenil Ignacio Zaragoza, dijo estar muy contento por haber colaborado con su relevo en la final, “y porque además de todo me fue bien y pudimos finiquitar la serie. Ahora debemos seguir trabajando duro para conquistar el campeonato”.
Sobre sus planes futuros señaló que lo primero es concentrase para ganar la Serie Mundial Japonesa a los Swallows y después pensará en qué decisión tomar.
Vargas pertenece en la pelota invernal mexicana a los Naranjeros de Hermosillo, y es muy probable que después de terminar en Japón, se una al equipo sonorense en la recta final de la temporada.
No descarta tampoco la posibilidad de intentar volver a Grandes Ligas, aunque se encuentra encantado en Japón y en estos momentos es su principal opción para continuar dentro de la pelota de verano.
Además, con las terapias que ha recibido en su brazo de lanzar, se siente más fuerte que nunca, alcanzando incluso esa velocidad de 99 millas, que no llegó a tener ni cuando llegó a la Gran Carpa.
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EL CAMINO
Los Búfalos terminaron en la primera posición en la Liga del Pacífico lo que le brindó el primer beneficio que tiene el calificado número uno en el circuito.
De esa manera esperó al ganador de la serie entre el segundo y tercer lugar que protagonizaron los Marineros contra Rakouten Gold.
Ya en la batalla final, los Búfalos llegaron con la ventaja de uno-cero, de acuerdo a las reglas de la pelota japonesa, por lo que solamente iban por tres triunfos para levantarse con el banderín.
Los Búfalos ganaron los dos primeros por blanqueada de 2-0 y 1-0, y en el tercero dejaron en el terreno a los Marineros por pizarra de 4-3 para concretar el campeonato.
Por su parte, en la Liga Central, Tokio dispuso en igual número de partido de los Gigantes de Yomiuri, coincidentemente también con par de blanqueadas y un cerrado triunfo en el tercer desafío.
Este fue el título número 17 en la historia de la franquicia que nació en 1950 como Búfalos de Kintetsu, y primero desde que adoptó el nombre de Búfalos de Orix en la temporada de 2004.