Ahí está. En completo silencio. Mudo... sin el grito emocionante del aficionado ni el sonido del contacto del bate con la pelota, que empieza a volar y levanta como resorte de sus asientos a sus seguidores. Sólo a lo lejos, el personal de mantenimiento, que es el único que sigue laborando, y el administrador que se da sus vueltas para que todo esté en orden.
El festejo de sus 47 años fue diferente a como lo ha celebrado en los últimos cuatro lustros, donde las emociones han estado a la orden del día.
El parque Hermanos Serdán, con apenas cuatro años de remodelación, luce en silencio. A la espera de que se dé luz verde y pueda albergar el deporte para el que fue construido: el beisbol. Y escuchar de nuevo la clásica voz de ¡playball!
Esta vez, no fue por falta de equipo como sucedió entre 1988-1992 y 1996-1999, sino por culpa de una pandemia que atacó al mundo y tiene en suspenso la temporada 2020 de la Liga Mexicana, -número 95 en la historia del circuito-, y número 21 de manera consecutiva en Puebla, desde que resurgieron los Pericos en el año 2000.
Sí, entre 1981 y 1984 tampoco hubo Liga Mexicana, pero sí hubo beisbol, con la naciente Liga Nacional, donde participaron los peloteros que armaron la revolución en 1980 y estallaron la huelga en el circuito de verano exigiendo sus derechos, respeto y el apoyo de los dueños.
Ahí estuvieron hasta el final de 1984 cuando se anunció el regreso de la LMB con Los Ángeles de Puebla para 1985.
GRAN HISTORIA
Un estadio inaugurado, todavía sin alumbrado, un sábado 16 de junio de 1973 con aquel duelo entre los Pericos de Puebla y los Piratas de Sabinas, donde los poblanos, que cumplían apenas su segundo año de su regreso al circuito, blanquearon 6-0 con una enorme serpentina del derecho Arnulfo Adame.
Una tarde donde el venezolano Teolindo Acosta se consagró conectando el primer imparable en la historia del inmueble y con su paisano Gustavo Spósito, impulsando la primera carrera.
Un estadio que ha vivido de todo, nueve finales de Liga Mexicana, juegos sin hit ni carrera, un juego perfecto de cinco entradas y uno más, en 1993, donde a Chris Bennet solo le faltó un strike para pasar a la historia frente a los Tecolotes de Nuevo Laredo.
Un estadio que vivió su momento cumbre el 14 de septiembre de 1979 cuando en un séptimo juego, los Ángeles de Puebla se consagraron campeones de la Liga Mexicana al vencer en siete dramáticos juegos a los Indios de Ciudad Juárez, con una serpentina magistral del “Indio” Ernesto Escárrega. Al fin alcanzaban el Olimpo, después de muchos intentos frustrados por llegar a la final.
Que albergó a los Ángeles Negros en 1986, uno de los equipos más dominantes del circuito que se coronaron en cinco juegos en el Cuauhtémoc y Famosas frente a los Sultanes, con figuras inolvidables como Willie Aikens que logró la marca de 154 carreras impulsadas en la campaña y que prevalece hasta nuestros días.
Un escenario que ha vivido el constante ir y venir del beisbol, pero que a partir del año 2000 recibió de nueva cuenta al Rey para convertirse en el nido ideal de unos Pericos, que han cambiado tres veces más de dueño, pero que se mantienen firmes en Puebla.
CON DOS EQUIPOS
No solo eso, sino que a partir del año 2002 recibió como inquino a los Tigres de México que se convirtieron en Tigres de la Angelópolis, donde los felinos en ese lustro que jugaron en el Hermanos Serdán, sumaron la novena estrella de su historia al vencer en seis juegos a Saltillo en aquel inolvidable 2005 donde de la mano del “Che” Reyes lograron el título jugando con puros peloteros mexicanos.
De los Tigres fueron tres finales. Fracasaron ante Diablos en 2002 y 2003, pero la tercera fue la vencida.
En el 2007 volvió a quedarse solo con Pericos, un equipo que recuperó el protagonismo desde el 2003 y comenzó a acrecentar su historia.
Así, el Hermanos Serdán ha visto como, a partir del 2004 cuando se jugó la primera final del Norte contra Saltillo, llegaron cinco finales del Sur, desde ese 2009 cuando impuso su dominio en la zona. La primera se perdió, pero las cuatro siguientes se ganaron, para así convertirse en sede de cuatro grandes finales del circuito- 2010, 2014, 2016 y 2017-.
Las dos primeras se perdieron ante Saltillo y Diablos, pero la tercera fue la vencida al superar a Tijuana en seis juegos, en aquella final donde no se pudo redondear la fiesta en el nido verde, y que se capitalizó en la misma frontera.
Al año siguiente, contra todos los pronósticos, otra vez el Serdán disfrutó de la final. Esta vez, Tijuana se vengó y pagó con la misma moneda coronándose en cinco juegos en el estadio poblano. En total nueve grandes finales, entre 1979 y 2017.
Allí quedan el sin hit ni carrera de John Henry el 15 de julio de 1995 contra el Águila; el doble cero de Jesús Olague contra Tigres el 13 de abril de 2002, o el juego perfecto de cinco entradas que lanzó Pascual Coco, lanzador de Monclova, el 30 de mayo de 2006 contra los Tigres, en un juego terminado por la lluvia.
Muchos y muchos capítulos más protagonizados por grandes “caballos” y figuras del beisbol que han desfilado por el diamante verde.
Una celebración diferente, pero ya vendrán tiempo mejores, para festejarte como te mereces, con la pasión desbordante de tu gente y el viaje emocionante de la pelota.