Barranquilla, Colombia.- El camino aun parece distante, la meta es Tokyo 2020… pero no es así. Cuando nos demos cuenta, la fecha habrá llegado y con ella la competencia.
Paola Espinosa, la mejor clavadista de México y el área lo sabe bien. La preparación es importante para lograr el objetivo de llegar plena y preparada a los Olímpicos, sus posibles quintos Juegos. Tras Atenas, Beijing, Londres y Río de Janeiro, la mexicana no dejará pasar oportunidades de sentir esta presión y por ello se sube al trampolín.
Para ello eligió participar en los Centroamericanos de Barranquilla, a ocho años de haberlo hecho en Mayagüez, y además lograr la medalla que la coloca como la máxima ganadora de preseas en los clavados en Juegos Centroamericanos.
Paola sabe que la ilusión de una tercera medalla va de la mano con el deseo, la entrega y el compromiso en todas las competencias.
“Me siento muy contenta y emocionada. Ilusionada, sabes. Estoy feliz con estos resultados, el regreso no ha sido sencillo pero aquí estoy con todas las ganas y el deseo de realizar una buena preparación”, comentó.
Espinosa Sánchez definitivamente está metida en la dinámica del camino a Tokyo, se atrevió a retar el tiempo y sobre todo a una reincorporación al trampolín, dejando atrás la plataforma. Un nuevo reto.
“Este resultado me hace ver que el esfuerzo valió la pena. Si hay mucha exigencia pero lo hemos encarado bien y más fíjate porque con la medalla de plata me vuelvo en la máxima ganadora de medallas de Centroamérica en los clavados y eso, obviamente me tiene muy satisfecha”, agregó.
- ¿Qué tal ha sido el cambio al trampolín?
- Bien!, pero es muy padre. Es distinto a la plataforma, el control del cuerpo es diferente pero hemos trabajado muy bien con mi nuevo entrenador, Iván Bautista que es un gran líder y un gran motivador, y llegamos en buen momento a la competencia. Me ayuda mucho
- ES UN EJEMPLO A SEGUIR
La clavadista sabe que es la rival a vencer y que todas sus rivales sueñan con topársele en las competencias y también con ganarle, la ganadora del oro en el trampolín de un metro señaló que es un honor haber podido enfrentarle.
“Me provoca una gran satisfacción su comentario. Me emociona saber que soy alguien que ha podido dejar huella. Es un orgullo que me tomen como referente sobre todo porque yo solo hago lo que me gusta y lo disfruto enormemente”, señaló.
- SU FAMILIA ES UN BALUARTE
Acompañada de su hija Ivana y su esposo, el también clavadista Iván García, Paola encuentra la estabilidad y la motivación extra que necesita para encarar las competencias y poner en su mente, la meta de llegar a los Juegos Olímpicos de Tokyo.
“Pues aquí la tengo mira!, echándome porras (eso digo yo, ríe). Tuve esta gran motivación durante todo el proceso, mi hija es una súper motivación y me deja muy satisfecha pues a menos de un año de haber sido mamá y cambiar al trampolín, sí es muy especial. Es el primer paso tumbo a los Olímpicos y juntos lo podemos enfrentar mejor”, puntualizó.
Paola ahora seguirá con su preparación y tiene en mente además de mantener sus entrenamientos, los Juegos Panamericanos de Lima en 2019.
