Tlaxco, Tlax. El ganadero José Antonio González Esnaurrizar quien dirige los destinos de la dehesa poblano - tlaxcalteca de La Joya, tuvo un día de herradero en compañía de su familia y colaboradores. Esta es una de las actividades que no se pueden detener en el campo bravo ya que sirven para marcar al ganado a muy corta edad para su control, así como para vitaminarlo, desparasitar y vacunar a cada uno de los ejemplares.
LABORES CAMPERAS
De las 267 ganaderías de bravo que se encuentran registradas ante la Asociación Nacional de criadores de Toros de Lidia (ANCTL), 37 están asentadas dentro del vecino estado de Tlaxcala, mismas que se ubican diseminadas a lo largo y ancho de 10 municipios y que brindan sustento a muchas familias a pesar de esta contingencia del COVID-19.
En el caso de La Joya, dependen concretamente cinco familias, algunas con más de 20 años de experiencia. Prácticamente desde que se fundó esta cabaña brava con registro en Zacatlán, Puebla. Esta ganadería fundada por Don José González Dorantes (QEPD) con ganado español de encaste Parladé y que actualmente lleva con la misma seriedad y entusiasmo su hijo José Antonio González Dorantes, ahora ve también la participación de sus jóvenes hijos Santiago y Victoria, así como los caporales y vaqueros lo hacen con sus nuevas generaciones.
José Antonio González pudo apoyarse de sus hijos Santiago y Victoria, así como de su equipo de caporales y vaqueros, gente mayor y joven para trabajar y convivir con el campo bravo. Así fue como en medio del aire puro y trabajo arduo se pasó la mañana campera. Sin dejar de mencionar que la pareja del ganadero González Esnaurrizar, Nash Hernández, con el buen ánimo que le caracteriza también participó en todo momento.
Al final de la tarde, se disfrutó de unas carnitas a la leña, así como del aroma de la tierra mojada tras una intensa lluvia que alimentó al campo tlaxcalteca.