Después de la cosecha en la jornada anterior donde el Puebla empató en tiempo de reposición con gol de Matías Alustiza y Lobos volvió a la senda del triunfo venciendo 3-1 a Querétaro, lo que se viene para los equipos poblanos representa peligro inminente.
Y es que los dos cuadros poblanos tendrán el sábado, dentro de la octava fecha del Apertura MX, salidas de auténtico riesgo. El Puebla se meterá a la casa de los Rayados del Monterrey, líder invicto del torneo con 17 puntos, mientras que los Lobos visitarán en el Azteca a las Águilas del América, que se encuentran heridas después de sufrir par de descalabros consecutivos, y sin poder anotar gol.
El Monterrey, dirigido por Diego Alonso, marcha con cinco triunfos y dos empates, y en su último encuentro se metió a la cancha del Morelos para derrotar 3-2 al Morelia.
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En su casa ya se despachó al Pachuca (5-0), América (3-2) y Lobos (4-0), lo que habla de su contundencia en el ataque, encabezado por el líder de goleo Rogelio Funes Mori.
León fue el único que salió vivo de la sultana al empatar a dos goles en un vibrante partido.
Es decir, Rayados ha sumado 10 de los 17 puntos que tiene en su estadio, donde es prácticamente invencible.
Por su parte, el Puebla en carretera ha conseguido seis de sus nueve puntos, con sus triunfos sobre Veracruz y Atlas. La única derrota la sufrió ante Toluca.
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Eso indica que el conjunto poblano se ha acomodado mejor como visitante, por lo que Monterrey será una prueba de fuego.
Lobos, por su lado, llega motivado tras su triunfo ante Gallos Blancos, ante un América necesitado de puntos, que en su anterior juego en casa fue humillado 3-0 por León y que busca sacarse la espina a como dé lugar.
A eso hay que sumarle la derrota ante Pumas, que era su cliente desde hace varios torneos, lo que tiene a los de Coapa que no los calienta ni el sol.
Lobos tiene saldo de un triunfo y dos derrotas en el actual torneo, y aunque suma un punto más que las Águilas, ya sabe lo que sufrir cuando se mete al Azteca.
Es una prueba de fuego para los universitarios, que saben que para alcanzar pronto la salvación deben jugar con inteligencia, ante un campeón que se encuentra herido en su orgullo y querrá comenzar a levantarse.