“Los voy a hacer campeones. Empezamos de cero, y mira cómo vamos”, fueron las palabras de José Miguel Bejos, presidente ejecutivo de los Pericos de Puebla, que disfrutaba la joya de pitcheo de Mauricio Lara desde lo alto del palco principal.
De entrada, José Miguel bajó al terreno de juego. Como pudo se hizo pequeño, se agachó a todo lo que daba para poder librar la malla que protege el palco de directivos a nivel de terreno para poner estar con sus jugadores.
Saludó a Enrique “Che” Reyes, apapachó a los medios y platicó de los deportes de sus amores: Golf y beisbol.
Habló un poco de lo que pretende hacer el comisionado de grandes ligas. “Echar dos pies para atrás la placa de pitcheo, para que no se arriesguen más ni bateador ni lanzador”.
¡Una locura!... refutó el columnista, mientras el “Chato” López, sonreía y movía la cabeza de un lado para otro, dando a entender su negativa.
“No me gusta así, el beisbol es el beisbol y debe seguir igual”, agrega el “Chato”.
“El beisbol es perfecto, ya lo decía el “Mago”, así que ya se dejen de sandeces y lo dejen como está. Ya dejen de atentar contra la esencia de este maravilloso deporte”, intervenimos.
Son las soluciones que intenta implementar el comisionado Rob Manfred para acortar la duración de los juegos.
Todo a la inversa. “El tiempo se reduce con buen pitcheo”, comenta Alejandro Hütt, director de mercadotecnia de los Pericos, y expresidente de la Liga Mexicana.
Fue una charla interesante, mientras Jaime Lucero, fundador de Casa Puebla en Nueva York, se preparaba para hacer el lanzamiento de la primera bola.
Sergio Guzmán, directivo de Williamsport, y amante de hueso colorado al beisbol, era su guía y acompañante de honor.
“Es un día redondo. Saludé a mi amigo y lanza Mauricio Lara, no puedo pedir más”.
Guzmán conoció a Lara desde los 5 años en la Liga Maya, y fue compañero de su hijo Sergio en el nacional de 11-12 años que se celebró hace algunos ayeres en Puebla cuando los campos de la Liga Zaragoza estaban en la Colonia Zapata.
Uff ya llovió.
Pero José Miguel vuelve a lo suyo. “Me gusta la armonía del equipo, y para haber comenzado de cero, vamos por buen camino.
“No nos cruzamos de brazos, seguimos buscando y te juro que vamos a hacer campeones”, agrega.
“Ah, y si esa locura que salió que esta zona de los estadios pertenece a Tlaxcala, me llevo al equipo”, agrega de manera sonriente y toma su lugar en el palco de honor junto Hütt y su inseparable amigo Pepe Chedraui.
Así, el entusiasmo del presidente verde, un hombre que camina de la mano con el éxito.