Dentro de los muchos problemas que tiene nuestro deporte, debemos resaltar una disciplina que ha dado los mejores dividendos para nuestro país a lo largo de la historia.
Arrojarse a una piscina puede parecer algo recreativo y que todos hemos hecho en algún momento, pero se requiere gran habilidad para realizar las piruetas y giros antes de llegar al agua, momento que es el clímax de la ejecución, ya que una entrada limpia es la diferencia entre un excelente y un pésimo clavado.
Empezaremos mencionando a la figura principal, quien abrió la tradición clavadística para nuestra patria: Joaquín Capilla alcanzó cuatro preseas en 1948, 1952 y 1956, en tierras europeas y de Oceanía, dando un oro, una plata y dos bronces para el palmarés nacional.
Juan Botella, Álvaro Gaxiola y Carlos Girón continuaron con los triunfos dentro del agua, con dos segundos lugares y un tercero, desde las olimpiadas de Roma 60, hasta Moscú 80.
De forma personal, todavía recuerdo la emoción frente al televisor en 1988, en Corea, cuando Jesús Mena pudo colarse al pódium y alcanzar el bronce, logro que le permitiría después ser el abanderado de la delegación olímpica.
Ahí llegamos a un bache de 12 años, situación que fue superada por Fernando Platas, quien hizo honor a su patronímico y alcanzó el argentum en el trampolín de 3 metros en Australia. Por cierto, en Sidney se rompieron los 16 años sin oro para el deporte mexicano, gracias a una sorprendente Soraya Jiménez que logró que nuestro Himno Nacional se volviera a tocar en una justa olímpica.
Tatiana Ortiz y Paola Espinosa alcanzaron un pódium en 2008, en esos juegos cuya inauguración se me figuró a la de 1936, ya que China quiso demostrar, al igual que Alemania, que estaban presentes en el mundo querían ser grandes protagonistas de él.
Cuatro años después, Espinosa volvió a repetir la hazaña, esta vez con Alejandra Orozco; al igual que Iván García y Germán Sánchez.
En Tokio, nuevamente llegó quien había sido la joven de las olimpiadas pasadas, Orozco y Gabriela Agúndez lograron un bronce, para así acumular 14 de las 69 medallas que ha obtenido México en todos los Juegos Olímpicos.
Resaltemos que los grandes triunfos no se deben precisamente a los apoyos de los directivos, es bien sabido que nuestra Comisión Nacional del Deporte y las federaciones de los distintos deportes se han comportado muchas veces como los sindicatos más corruptos, sin destinar los recursos necesarios para quien quiere triunfar.
Basta recordar los escándalos de corrupción de la actual titular de la Conade, Ana Gabriela Guevara y algunos otros que estuvieron antes de ella, así como también la actividad política de muchos deportistas que, después de haber logrado los laureles, se desvirtúan al querer hacer una carrera política que, por definición en nuestro país, solo sirve para el beneficio personal. Hasta la próxima.
vicente_leopoldo@hotmail.com; @vicente_aven.