/ domingo 3 de mayo de 2020

¡Pocos, pero con talento! Los poblanos se lucen en la Liga Mexicana

César Vargas, Nathanael Santiago, Edson García, Édgar Torres y Juan Carlos García son los cinco jugadores nacidos en el Estado que militan en la pelota profesional

César Vargas, Nathanael Santiago, Édgar Torres, Edson García y Juan Carlos García tienen muchas cosas en común: son beisbolistas, son poblanos, juegan en Liga Mexicana, pero ninguno lo hace con Pericos, el equipo de la entidad.

Son ellos, apenas los cinco poblanos que militan en la pelota de Liga Mexicana lo que sigue representando una cantidad menor en relación a los estados del Norte como Sonora y Sinaloa que continúan produciendo jugadores para los circuitos profesionales a diestra y siniestra.

De los cinco jugadores nacidos en el estado, tres de ellos son lanzadores; Édson García se desempeña como jugador de campo, con la versatilidad que puede jugar tanto en el cuadro como en la zona de los jardines; y Juan Carlos es receptor.

Una cifra muy pequeña, pero de mucha calidad, ya que cuatro, de los cinco, tienen la virtud de jugaron las ligas profesionales tanto en verano como en invierno, lo que no presumen muchos. Además, dos de ellos –Édgar y Édson- representaron a México en la pasada Serie del Caribe.

DE LA ZARAGOZA

Curiosamente, pese a que cuatro de ellos son egresados de la Liga Zaragoza, un circuito infantil que cuenta con más de 100 equipos y que lleva 48 años impulsando el beisbol entre los pequeños en la entidad, ninguno pertenece a los Pericos de Puebla.

Solo Juan Carlos García vistió la franela verde entre 2012 y 2016, pero a pesar de sus vcualidades como receptor fue dejado en libertad y desde entonces se ha abirto en diferentes equipos.

Es la historia de toda la vida. Equipos poblanos menospreciando a los poblanos.

Parece increíble, pero mientras clubes de Liga Mexicana realizan un scouteo completo sobre jugadores nacidos en Puebla, la organización verde en el pasado se olvidó de concentrar su radar en el sitio que puede ser el semillero que alimenta al equipo grande.

“Eso sucedió en el pasado, ahora estamos cerca de la liga porque queremos tener poblanos en el equipo y que no se los lleve nadie de aquí”, expresó a inicios de los entrenamientos del equipo grande, el buscador de talento del equipo, Humberto Soto.

Los clubes de Liga Mexicana han detectado a jugadores como Édgar Torres en los campeonatos de Olimpiada Nacional y les dan seguimiento hasta convencerlos de firmar con ellos.

“Pericos nunca me dijo nada”, señala un poco resignado el zurdo lanzador de los Generales de Durango que a sus 24 años buscaba consolidarse en el equipo grande.

Una historia repetida, lo mismo sucedió en los años 60 con los Pericos en pleno apogeo en Puebla dejaron a escapar a un larguirucho lanzador nacido en Tecamachalco, que años después ganó la Serie Mundial con los Tigres de Detroit.

Aurelio López se le fue de las manos a los Pericos. Firmó por los Diablos en 1967, y al año siguiente ya estaba relevando con el equipo grande.

“Es un mal de antaño”, dijo el profesor Román Díaz, quien conoció a Aurelio desde joven.

Édgar Torres ganó un juego en Serie del Caribe. Foto: EFE

CÉSAR, SÍ

César Vargas, el lanzador derecho que probó fortuna con los Padres de San Diego en la Gran Carpa en 2016, pasó por el mismo seguimiento.

Lo vio Sultanes, al igual que Torres, lo siguió y siguió, pero a la hora de estampar su firma ya no fue posible, porque le ganó el sentimentalismo y firmó con los Pericos.

La razón obedeció que para ese entonces su papá Nacho Vargas trabajaba para la organización verde, que fue la que a final de cuentas vendió al derecho a los Yanquis de Nueva York.

Pero Sultanes no quitó el dedo de la llaga, aprovechó que Pericos estaba necesitado de jugadores y obtuvo los derechos de retorno de Vargas a cambio de varios elementos, para ya contar con él en este 2019 cuando fue dejado en libertad por los Nacionales de Washington.

Antes ya César sumaba todo un palmarés en la pelota invernal donde recibió la primera oportunidad con los Naranjeros de Hermosillo en 2011.

Nathanael Reyes es el as del bullpen de Diablos. Foto: Cortesía LMB

TAMBIÉN JUAN CARLOS

En ese sentido, el único que escauteó y firmó directamente Pericos fue al cátcher nacido en San Salvador Chachapa, Puebla, Juan Carlos García.

Al “Chachapas” lo vieron “Houston” Jiménez y Jorge Loredo en el entrenamiento de 2010 y ya no lo dejaron ir. Firmó con la organización, y dos años después a los 18 años ya estaba debutando con los verdes.

Juan Carlos se mantuvo con el equipo hasta 2016, el año del campeonato donde jugó cuatro partidos. Al año siguiente se fue a Veracruz; 2018 estuvo en Laredo y desde el año pasado es parte de los Rieleros de Aguascalientes donde comparte créditos con su paisano y con el que compartió generación en la Liga Zaragoza, Édson García.

Juan Carlos ha sido suplente desde que subió y la muestra está en que en siete años ha jugado solamente 148 partidos, aunque sus 27 primaveras todavía tiene camino para mantenerse en el circuito de profesional.

Édson García también fuera a Serie del Caribe y juega para Rieleros. Foto: Archivo El Sol de Puebla

INMIGRANTE

Nathanael Santiago fue un niño inmigrante, que se fue a los nueve años a Estados Unidos, donde tuvo el gusanillo por el beisbol y fue firmado por San Francisco donde lo vio Miguel Ojeda y se lo trajo para Diablos en 2016. Nació en Atlixco, pero no pasó por la Zaragoza, porque desde pequeño vivió el sueño americano, donde comenzó a jugar el deporte de sus amores.

A los 30 años, el atlixquense, es hoy uno de los ases del bullpen tanto en invierno como en verano y fue refuerzo del campeón Culacán, pero no fue a Serie del Caribe.

Juan Carlos García comenzó con Pericos y se mantiene en LMB con Rieleros. Foto: Cortesía LMB

EL GRAN ÉDSON

Al igual que Vargas y Torres, quien llegó desde pequeño a la liga fue Édson García, un jovencito que siempre estuvo detrás de su hermano Miguel, quien era de la misma camada de Carreón y pintaba para llegar.

“Este es el que va a llegar lejos”, decía una y otra vez cuando venía al pequeño Édson, Jorge Calvo Jr., quien lo firmó para los Tigres, allá por el año 2006 cuando contaba con solo 14 años.

Édson jugaba como parador en corto, pero su versatilidad lo llevaron a cubrir la segunda base e incluso hasta los jardines, dejando en la banca a peloteros que tenían esa posición natural.

El nacido en Chipilo y cuyo abuelo Agustín “Pijini” Bejerano fue uno de los grandes peloteros cubanos que vino a México, tiene otra particularidad a su favor: batea a los dos lados.

Es un chocador natural, pero cuando se para por el lado de los zurdos, se convierte en un bateador de peligro.

Ya jugó en equipos grandes como Tigres, con quienes debutó en 2012, Yucatán y Tijuana, con los que estuvo en la final del 2016, precisamente contra Pericos.

Actualmente lo hace con Aguascalientes, donde es titular indiscutible.

En el invierno ya fue campeón con los Charros de Jalisco, se consolidó en la pasada campaña con los Venados de Mazatlán donde fue compañero de su paisano Édgar Torres y al igual que él, participó en la primera Serie del Caribe.

Dos poblanos en un clásico caribeño, porque mientras García y Torres fueron como refuerzos, Santiago, campeón con Culiacán, no fue incluido para ir a Puerto Rico.

En la Zaragoza, César jugó para Vochos; Édson lo hizo para Azulejos y Pequeños Gigantes; Juan Carlos para Ángeles, y el más joven de los cuatro, Édgar, lo hizo para Picolines, Dorados y Atléticos.

A los tres primeros los separa solo un año de edad, César tiene 28, Édson y Juan Carlos 27, y llegaron a enfrentarse desde las categorías menores hasta juveniles, mientras cuenta con 24.

Jaime Meléndez, otro lanzador nacido en Ayutla, egresado de la Zaragoza, también lo firmó Sultanes. Es tal su talento, que los Fantasmas Grises lo vendieron a los Astros de Houston, con quienes se desempeña en ligas menores.

A la par, Sultanes firmó al zurdo Francisco Ramírez, pero lo dejó en libertad, por lo que en 2019 se presentó en el entrenamiento de los Pericos y apenas lo vio Humberto Soto, de inmediato lo aseguró para la organización verde.

Antes de ellos, como Carlos López Neri, Roberto Mota Jr. y César Castillo también egresados de la Zaragoza se dieron su probadita en Liga Mexicana. Otros más lo intentaron, pero quedaron en el camino.

El paso de los primeros con Pericos fue efímero, mientras Castillo tuvo un buen año con Minatitlán, allá por 2013.

“Esto no debe repetirse, estaremos con el ojo abierto para que no se vaya nadie más. Queremos poblanos con Pericos y ya se vio que sí tenemos talento, solo hay que buscarlo”, remata convencido Soto.

César Vargas, Nathanael Santiago, Édgar Torres, Edson García y Juan Carlos García tienen muchas cosas en común: son beisbolistas, son poblanos, juegan en Liga Mexicana, pero ninguno lo hace con Pericos, el equipo de la entidad.

Son ellos, apenas los cinco poblanos que militan en la pelota de Liga Mexicana lo que sigue representando una cantidad menor en relación a los estados del Norte como Sonora y Sinaloa que continúan produciendo jugadores para los circuitos profesionales a diestra y siniestra.

De los cinco jugadores nacidos en el estado, tres de ellos son lanzadores; Édson García se desempeña como jugador de campo, con la versatilidad que puede jugar tanto en el cuadro como en la zona de los jardines; y Juan Carlos es receptor.

Una cifra muy pequeña, pero de mucha calidad, ya que cuatro, de los cinco, tienen la virtud de jugaron las ligas profesionales tanto en verano como en invierno, lo que no presumen muchos. Además, dos de ellos –Édgar y Édson- representaron a México en la pasada Serie del Caribe.

DE LA ZARAGOZA

Curiosamente, pese a que cuatro de ellos son egresados de la Liga Zaragoza, un circuito infantil que cuenta con más de 100 equipos y que lleva 48 años impulsando el beisbol entre los pequeños en la entidad, ninguno pertenece a los Pericos de Puebla.

Solo Juan Carlos García vistió la franela verde entre 2012 y 2016, pero a pesar de sus vcualidades como receptor fue dejado en libertad y desde entonces se ha abirto en diferentes equipos.

Es la historia de toda la vida. Equipos poblanos menospreciando a los poblanos.

Parece increíble, pero mientras clubes de Liga Mexicana realizan un scouteo completo sobre jugadores nacidos en Puebla, la organización verde en el pasado se olvidó de concentrar su radar en el sitio que puede ser el semillero que alimenta al equipo grande.

“Eso sucedió en el pasado, ahora estamos cerca de la liga porque queremos tener poblanos en el equipo y que no se los lleve nadie de aquí”, expresó a inicios de los entrenamientos del equipo grande, el buscador de talento del equipo, Humberto Soto.

Los clubes de Liga Mexicana han detectado a jugadores como Édgar Torres en los campeonatos de Olimpiada Nacional y les dan seguimiento hasta convencerlos de firmar con ellos.

“Pericos nunca me dijo nada”, señala un poco resignado el zurdo lanzador de los Generales de Durango que a sus 24 años buscaba consolidarse en el equipo grande.

Una historia repetida, lo mismo sucedió en los años 60 con los Pericos en pleno apogeo en Puebla dejaron a escapar a un larguirucho lanzador nacido en Tecamachalco, que años después ganó la Serie Mundial con los Tigres de Detroit.

Aurelio López se le fue de las manos a los Pericos. Firmó por los Diablos en 1967, y al año siguiente ya estaba relevando con el equipo grande.

“Es un mal de antaño”, dijo el profesor Román Díaz, quien conoció a Aurelio desde joven.

Édgar Torres ganó un juego en Serie del Caribe. Foto: EFE

CÉSAR, SÍ

César Vargas, el lanzador derecho que probó fortuna con los Padres de San Diego en la Gran Carpa en 2016, pasó por el mismo seguimiento.

Lo vio Sultanes, al igual que Torres, lo siguió y siguió, pero a la hora de estampar su firma ya no fue posible, porque le ganó el sentimentalismo y firmó con los Pericos.

La razón obedeció que para ese entonces su papá Nacho Vargas trabajaba para la organización verde, que fue la que a final de cuentas vendió al derecho a los Yanquis de Nueva York.

Pero Sultanes no quitó el dedo de la llaga, aprovechó que Pericos estaba necesitado de jugadores y obtuvo los derechos de retorno de Vargas a cambio de varios elementos, para ya contar con él en este 2019 cuando fue dejado en libertad por los Nacionales de Washington.

Antes ya César sumaba todo un palmarés en la pelota invernal donde recibió la primera oportunidad con los Naranjeros de Hermosillo en 2011.

Nathanael Reyes es el as del bullpen de Diablos. Foto: Cortesía LMB

TAMBIÉN JUAN CARLOS

En ese sentido, el único que escauteó y firmó directamente Pericos fue al cátcher nacido en San Salvador Chachapa, Puebla, Juan Carlos García.

Al “Chachapas” lo vieron “Houston” Jiménez y Jorge Loredo en el entrenamiento de 2010 y ya no lo dejaron ir. Firmó con la organización, y dos años después a los 18 años ya estaba debutando con los verdes.

Juan Carlos se mantuvo con el equipo hasta 2016, el año del campeonato donde jugó cuatro partidos. Al año siguiente se fue a Veracruz; 2018 estuvo en Laredo y desde el año pasado es parte de los Rieleros de Aguascalientes donde comparte créditos con su paisano y con el que compartió generación en la Liga Zaragoza, Édson García.

Juan Carlos ha sido suplente desde que subió y la muestra está en que en siete años ha jugado solamente 148 partidos, aunque sus 27 primaveras todavía tiene camino para mantenerse en el circuito de profesional.

Édson García también fuera a Serie del Caribe y juega para Rieleros. Foto: Archivo El Sol de Puebla

INMIGRANTE

Nathanael Santiago fue un niño inmigrante, que se fue a los nueve años a Estados Unidos, donde tuvo el gusanillo por el beisbol y fue firmado por San Francisco donde lo vio Miguel Ojeda y se lo trajo para Diablos en 2016. Nació en Atlixco, pero no pasó por la Zaragoza, porque desde pequeño vivió el sueño americano, donde comenzó a jugar el deporte de sus amores.

A los 30 años, el atlixquense, es hoy uno de los ases del bullpen tanto en invierno como en verano y fue refuerzo del campeón Culacán, pero no fue a Serie del Caribe.

Juan Carlos García comenzó con Pericos y se mantiene en LMB con Rieleros. Foto: Cortesía LMB

EL GRAN ÉDSON

Al igual que Vargas y Torres, quien llegó desde pequeño a la liga fue Édson García, un jovencito que siempre estuvo detrás de su hermano Miguel, quien era de la misma camada de Carreón y pintaba para llegar.

“Este es el que va a llegar lejos”, decía una y otra vez cuando venía al pequeño Édson, Jorge Calvo Jr., quien lo firmó para los Tigres, allá por el año 2006 cuando contaba con solo 14 años.

Édson jugaba como parador en corto, pero su versatilidad lo llevaron a cubrir la segunda base e incluso hasta los jardines, dejando en la banca a peloteros que tenían esa posición natural.

El nacido en Chipilo y cuyo abuelo Agustín “Pijini” Bejerano fue uno de los grandes peloteros cubanos que vino a México, tiene otra particularidad a su favor: batea a los dos lados.

Es un chocador natural, pero cuando se para por el lado de los zurdos, se convierte en un bateador de peligro.

Ya jugó en equipos grandes como Tigres, con quienes debutó en 2012, Yucatán y Tijuana, con los que estuvo en la final del 2016, precisamente contra Pericos.

Actualmente lo hace con Aguascalientes, donde es titular indiscutible.

En el invierno ya fue campeón con los Charros de Jalisco, se consolidó en la pasada campaña con los Venados de Mazatlán donde fue compañero de su paisano Édgar Torres y al igual que él, participó en la primera Serie del Caribe.

Dos poblanos en un clásico caribeño, porque mientras García y Torres fueron como refuerzos, Santiago, campeón con Culiacán, no fue incluido para ir a Puerto Rico.

En la Zaragoza, César jugó para Vochos; Édson lo hizo para Azulejos y Pequeños Gigantes; Juan Carlos para Ángeles, y el más joven de los cuatro, Édgar, lo hizo para Picolines, Dorados y Atléticos.

A los tres primeros los separa solo un año de edad, César tiene 28, Édson y Juan Carlos 27, y llegaron a enfrentarse desde las categorías menores hasta juveniles, mientras cuenta con 24.

Jaime Meléndez, otro lanzador nacido en Ayutla, egresado de la Zaragoza, también lo firmó Sultanes. Es tal su talento, que los Fantasmas Grises lo vendieron a los Astros de Houston, con quienes se desempeña en ligas menores.

A la par, Sultanes firmó al zurdo Francisco Ramírez, pero lo dejó en libertad, por lo que en 2019 se presentó en el entrenamiento de los Pericos y apenas lo vio Humberto Soto, de inmediato lo aseguró para la organización verde.

Antes de ellos, como Carlos López Neri, Roberto Mota Jr. y César Castillo también egresados de la Zaragoza se dieron su probadita en Liga Mexicana. Otros más lo intentaron, pero quedaron en el camino.

El paso de los primeros con Pericos fue efímero, mientras Castillo tuvo un buen año con Minatitlán, allá por 2013.

“Esto no debe repetirse, estaremos con el ojo abierto para que no se vaya nadie más. Queremos poblanos con Pericos y ya se vio que sí tenemos talento, solo hay que buscarlo”, remata convencido Soto.

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