En el año 2000 cuando regresó el beisbol a Puebla a través de la mudanza de la franquicia de los Rieleros de Aguascalientes. El roster, que llegó por herencia, no presentaba nada halagador para Puebla en un plazo inmediato.
Acostumbrado a tener grandes clubes, a ser protagonista de la Liga Mexicana, la afición quería evitar que se repitiera la experiencia de la etapa anterior inmediata, cuando en las tres campañas que se mantuvo el beisbol entre 1993 y 1995, jamás se pudo cumplir el sueño de llenar a la postemporada, y comenzó a exigir refuerzos de calidad.
Recuerdo que el "Che" Reyes venía a cargo. Samuel Lozano abrió la brecha como gerente general y Ricardo Henaine aparecía como dueño del equipo.
Pero todo empezó mal cuando en un arranque de ira, apenas en el cuarto juego de la temporada, el dueño se enojó por una derrota y dio la orden de despedir al manager.
En ese primer año, con "El Piri" Bellazetín como relevo en el timón, también con la campaña a dos vueltas, Puebla fue último en la primera parte y penúltimo en la segunda, para terminar en el fondo de la zona Centro con 50 triunfos y 68 derrotas, a 24 juegos del primer lugar Tigres. Un comienzo desastroso.
Fueron tres años de vacas flacas, hasta que en el 2003, ya con los Tigres en Puebla y con la necesidad de tener dos equipos de altura se decidieron a invertir y reforzar a los Pericos.
Para eso pasaron managers como Eddie Castro, Marco Antonio Guzmán y reiniciaron el proyecto, otra vez con Enrique Reyes, que había tenido un temporadón al frente de Cancún.
Llegaron refuerzos como Darrell Sherman y Julián, además de lanzadores como Rich Kelley y el equipo se metió por primera vez a la postemporada, y por primera vez tuvo marca ganadora.
Tras un 2002 con 38-70, al siguiente se metió al cuarto lugar con 62-48, donde le tocaron los Diablos y aquella desafortunada acción en el jardín central en el batazo de Arredondo en el séptimo juego, que acabó con las esperanzas.
Pero desde ahí los Pericos se abrieron paso y recuperaron su protagonismo en las Liga Mexicana. Fue el inicio de años de bonanzas, comenzando por jugar la final del Norte al año siguiente; hasta sus cuatro títulos del Sur y el banderín del 2016.
Entonces, la nueva directiva ya sabe lo que tiene que hacer: invertir en refuerzos de calidad, para que este equipo se mantenga su posición de grande y demuestre el porqué con sus cuatro finales entre 2010 y 2017 -aunque haya perdido tres.-, aparece como el más dominante del Sur en la presente década.
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El miércoles será la ceremonia del Salón de la Fama en Monterrey donde serán entronizadas cuatro leyendas de nuestra pelota. Tres jugadores, Fernando Valenzuela, Daniel Fernández y Ricardo Sáenz, y un directivo, Cuauhtémoc Rodríguez. Una distinción más que merecida d ela que hablaremos mañana.
