El 24 de julio, después de cuatro meses de la suspensión y cancelación del último torneo, el balón volverá a rodar en la Liga MX. Así lo dispuso la asamblea de dueños el miércoles, donde también se aprobó la reaparición del repechaje y se le dio la bienvenida a Mazatlán dentro de la competencia.
La vuelta de la repesca, desaparecida en México desde el Clausura 2008, supondría una oportunidad dorada para conjuntos como el Puebla, en el ánimo de verlos o verlo una vez más en la liguilla del futbol nacional. La Franja, por cierto, no califica a las finales del balompié azteca desde el Apertura 2015, cuando cayó en la ronda de cuartos de final con los Diablos Rojos del Toluca.
Desde entonces han pasado 10 torneos y el conjunto blanquiazul brilló por su ausencia en la disputa por el título en cada uno de los mismos.
Si el nuevo formato de la competencia se hubiera instaurado en el Clausura 2020, Puebla presumía de opciones de disputar la liguilla.
El cuadro de la Angelópolis hasta el momento de la suspensión marchaba en la décima plaza de la tabla y de acuerdo al acomodo propuesto por la competencia, donde del quinto al duodécimo sembrado protagonizarán la repesca, los blanquiazules hubiesen enfrentado en el repechaje al hoy extinto conjunto de Monarcas Morelia por un pase a la ronda de cuartos de final, donde a partir del nuevo torneo esperarán los mejores cuatro de la clasificación.
La vuelta de la repesca, además de favorecer al tema televisión, le devuelve un poco de la competitividad perdida al circuito con la desaparición del descenso. En una liga cada vez más dividida entre los grandes y cortos presupuestos, equipos como La Franja se planteaban como primer objetivo la permanencia y después pelear por estar en mitad de la tabla, hoy dicha meta presume un premio que acabaría con la disputa de la corona del futbol mexicano y con par de partidos más en el calendario, buenos para el tema taquilla.