/ miércoles 2 de febrero de 2022

Santiago Gómez, un "Gallito" de muchos espolones

El nuevo prospecto de Yanquis nació por azares del destino en Ciudad de México, “pero es poblano al cien por ciento”, aclara su padre Sergio Gómez

Santiago “El Gallito” Gómez tenía tres años de edad cuando sus papás lo llevaron a la escuela de Taekwondo del profesor Cristian Rojas Tirado (QEPD). A los siete años ya contaba con el grado de cinta negra, distinción máxima que se otorga a un alumno de esta disciplina marcial.

Fue a esa edad, concretamente en el 2011, cuando “El Gallito” dijo a sus padres “quiero jugar beisbol”.

Y fue así como hizo su transición al Rey de los Deportes para, poco más de una década después firmar con los Yanquis de Nueva York y convertirse en uno de los prospectos más interesantes de la organización más ganadora en la historia de las Grandes Ligas.

Pero este “Gallito” poblano, que por azares del destino nació en la Ciudad de México, ha sido todo deporte, y no solo el Taekwondo y el beisbol han acompañado su vida. A la par practicó el atletismo en su colegio, Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec, y a los 12 años representó a Puebla en la Olimpiada Nacional, donde se ubicó en el octavo lugar en los 150 metros planos.

Todo lo hecho y lo logrado, siempre llevando la estafeta de Puebla.

POBLANO AL CIEN

“Mi hijo es cien por ciento poblano. Nació en Ciudad de México, porque allá estaba el ginecólogo de mi esposa, pero al día siguiente nos regresamos a Puebla, donde hemos hecho nuestra vida”, aclara Sergio “Gallo” Gómez, padre de Santiago, y por el que el nuevo prospecto de los Yanquis heredó el sobrenombre del “Gallito”.

Sergio, guerrerense de nacimiento, llegó a Puebla hace 33 años donde estudió la carrera de Educación Física y más tarde se casó con su compañero de vida, Celia Castro.

“Gallito” es el segundo hijo del matrimonio Gómez Castro, y desde su embarazo fue atendida en la capital por el hermano de Sergio, de profesión ginecólogo.

“Mi hermano quiso atender el parto de mi sobrino y nos trasladamos a la Ciudad de México, donde nació “El Gallito”, pero allí estuvo un solo día, porque al día siguiente nos regresamos a Puebla, nuestro lugar de residencia.

“No hay ninguna duda, “Gallito” creció, estudió y se hizo deportivamente en Puebla, y con orgullo digo que es poblano al cien por ciento”, aclara Sergio Gómez.

Su primer deporte fue el Taekwondo. Foto: Cortesía

SU CAMBIO A LA PELOTA

Ya como cinta negra a los siete años de edad, Santiago decidió probar fortuna en el beisbol. En aquel 2011 se vivía el gran momento de los Pericos que ya habían disputado dos finales del Sur consecutivas y una final de Liga Mexicana.

Fue a esa edad cuando Santiago dijo a sus papás “quiero ser beisbolista”. A Sergio, beisbolista amateur, le encantó la idea y de inmediato encontró un sitio para él.

“Lo llevamos primero con los Filis al parque Ecológico. Allí lo entrenó Raúl Bustos, y al poco tiempo lo pasamos a la Liga Zaragoza con Linces del “Tato” Luna".

“Con Linces jugó hasta los 12 años, y después pasó a Borregos del Tec de Monterrey que tenían a su cargo Chucho Calvo y Alejandro Esquivel… con ellos ya jugó sus últimos años dentro de la liga”, destaca “El Gallo” mayor.

“El Gallito” durante su etapa infantil. Foto: Cortesía

DE CATCHER A SEGUNDA BASE

Cuando empezó a jugar en la Liga Zaragoza, “El Gallito” ni siquiera imaginaba hacerlo en una posición de cuadro. Su lugar estaba detrás de la receptoría; llegaba al campo, se colocaba sus arreos y emulaba a su ídolo César Tapia, a quien veía jugar cada vez que acudía al estadio Hermanos Serdán para ver a sus Pericos.

Como receptor representó a Puebla en infinidad de nacionales, siendo siempre el titular indiscutible detrás del plato en la categoría en que estuviera.

“Aunque no lo creas, nunca pudo jugar un nacional en Puebla, porque todos eran en el interior de la República”, destaca su papá.

“A los nueve años, allá por 2013, participó en el internacional de La Florida, donde fue todo el equipo de Linces. A esas alturas todavía era receptor”, recuerda Sergio.

Ya estando con Borregos, el equipo fue inscrito en la categoría 15-16 años de la misma Liga Zaragoza, y con tan solo 13 años de edad, “El Gallito” aún no tenía esa potencia en su brazo para poder enfriar a corredores de mayor edad a la hora que se fueran al robo de la intermedia.

Entonces, Chucho y Alejandro, decidieron colocar a Santiago en la segunda base, una posición donde comenzó a figurar con el equipo melenudo, y que lo llevaría a lograr conquistas inimaginables.

A los 14 años de edad, su papá conocía las habilidades de su hijo y escuchó hablar de Edwis Taveras, un instructor dominicano que ya había trabajado en la escuelita de Linces que tenía “Tato” Luna por la zona de La Carcaña.

“Lo llevé con él. La verdad no había ni donde entrenar. Empezamos en un terreno baldío por Villa Frontera y en otros sitios, hasta que Taveras se instaló en el Tec de Puebla.

“Allí lo trabajó como segunda base y parador en corto todo el tiempo, entrenó fuerte, y al año de estar con él, a los escasos 15 años (4 de junio de 2019), lo firmaron los Pericos, y al poco tiempo lo vieron los Yanquis, quienes observaron sus habilidades tanto en la segunda base como en el campo corto, le dieron seguimiento, y finalmente lo firmaron”.

Con los Venados estuvo en las prácticas en la pasada campaña invernal. Foto: Cortesía

Santiago posee las herramientas que buscan las grandes organizaciones en un pelotero para firmarlo: Fuerza, contacto, velocidad, defensa y buen brazo.

Esa misma velocidad que ya mostraba desde que estudiaba la primaria cuando fue una de las figuras del equipo de atletismo del CENHCH.

“En realidad cada instructor tiene su crédito en su crecimiento, desde que empezó con Raúl Bustos, su paso por la Zaragoza, hasta que lo agarraron los Pericos”, reconoce Sergio Gómez, quien habla con orgullo de su hijo quien cursa de manera digital el quinto semestre de preparatoria.

En invierno, “El Gallito” fue seleccionado en el draft de 2021 por Venados de Mazatlán, con quienes ya entrenó la campaña pasada al lado de sus paisanos y también egresados de la Liga Zaragoza, Édgar Torres y Édson García, pero al no haber todavía lugar para él, lo mandaron a Pericos donde jugó un rato en la Liga de Desarrollo.

Con su familia en el parque Hermanos Serdán. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla


Un atleta en potencia con grandes aspiraciones, que después de firmar con los Yanquis tiene un objetivo en mente: convertirse en el tercer poblano en jugar en Grandes Ligas.

Un “Gallito”, con los espolones suficientes para lograrlo.

Santiago “El Gallito” Gómez tenía tres años de edad cuando sus papás lo llevaron a la escuela de Taekwondo del profesor Cristian Rojas Tirado (QEPD). A los siete años ya contaba con el grado de cinta negra, distinción máxima que se otorga a un alumno de esta disciplina marcial.

Fue a esa edad, concretamente en el 2011, cuando “El Gallito” dijo a sus padres “quiero jugar beisbol”.

Y fue así como hizo su transición al Rey de los Deportes para, poco más de una década después firmar con los Yanquis de Nueva York y convertirse en uno de los prospectos más interesantes de la organización más ganadora en la historia de las Grandes Ligas.

Pero este “Gallito” poblano, que por azares del destino nació en la Ciudad de México, ha sido todo deporte, y no solo el Taekwondo y el beisbol han acompañado su vida. A la par practicó el atletismo en su colegio, Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec, y a los 12 años representó a Puebla en la Olimpiada Nacional, donde se ubicó en el octavo lugar en los 150 metros planos.

Todo lo hecho y lo logrado, siempre llevando la estafeta de Puebla.

POBLANO AL CIEN

“Mi hijo es cien por ciento poblano. Nació en Ciudad de México, porque allá estaba el ginecólogo de mi esposa, pero al día siguiente nos regresamos a Puebla, donde hemos hecho nuestra vida”, aclara Sergio “Gallo” Gómez, padre de Santiago, y por el que el nuevo prospecto de los Yanquis heredó el sobrenombre del “Gallito”.

Sergio, guerrerense de nacimiento, llegó a Puebla hace 33 años donde estudió la carrera de Educación Física y más tarde se casó con su compañero de vida, Celia Castro.

“Gallito” es el segundo hijo del matrimonio Gómez Castro, y desde su embarazo fue atendida en la capital por el hermano de Sergio, de profesión ginecólogo.

“Mi hermano quiso atender el parto de mi sobrino y nos trasladamos a la Ciudad de México, donde nació “El Gallito”, pero allí estuvo un solo día, porque al día siguiente nos regresamos a Puebla, nuestro lugar de residencia.

“No hay ninguna duda, “Gallito” creció, estudió y se hizo deportivamente en Puebla, y con orgullo digo que es poblano al cien por ciento”, aclara Sergio Gómez.

Su primer deporte fue el Taekwondo. Foto: Cortesía

SU CAMBIO A LA PELOTA

Ya como cinta negra a los siete años de edad, Santiago decidió probar fortuna en el beisbol. En aquel 2011 se vivía el gran momento de los Pericos que ya habían disputado dos finales del Sur consecutivas y una final de Liga Mexicana.

Fue a esa edad cuando Santiago dijo a sus papás “quiero ser beisbolista”. A Sergio, beisbolista amateur, le encantó la idea y de inmediato encontró un sitio para él.

“Lo llevamos primero con los Filis al parque Ecológico. Allí lo entrenó Raúl Bustos, y al poco tiempo lo pasamos a la Liga Zaragoza con Linces del “Tato” Luna".

“Con Linces jugó hasta los 12 años, y después pasó a Borregos del Tec de Monterrey que tenían a su cargo Chucho Calvo y Alejandro Esquivel… con ellos ya jugó sus últimos años dentro de la liga”, destaca “El Gallo” mayor.

“El Gallito” durante su etapa infantil. Foto: Cortesía

DE CATCHER A SEGUNDA BASE

Cuando empezó a jugar en la Liga Zaragoza, “El Gallito” ni siquiera imaginaba hacerlo en una posición de cuadro. Su lugar estaba detrás de la receptoría; llegaba al campo, se colocaba sus arreos y emulaba a su ídolo César Tapia, a quien veía jugar cada vez que acudía al estadio Hermanos Serdán para ver a sus Pericos.

Como receptor representó a Puebla en infinidad de nacionales, siendo siempre el titular indiscutible detrás del plato en la categoría en que estuviera.

“Aunque no lo creas, nunca pudo jugar un nacional en Puebla, porque todos eran en el interior de la República”, destaca su papá.

“A los nueve años, allá por 2013, participó en el internacional de La Florida, donde fue todo el equipo de Linces. A esas alturas todavía era receptor”, recuerda Sergio.

Ya estando con Borregos, el equipo fue inscrito en la categoría 15-16 años de la misma Liga Zaragoza, y con tan solo 13 años de edad, “El Gallito” aún no tenía esa potencia en su brazo para poder enfriar a corredores de mayor edad a la hora que se fueran al robo de la intermedia.

Entonces, Chucho y Alejandro, decidieron colocar a Santiago en la segunda base, una posición donde comenzó a figurar con el equipo melenudo, y que lo llevaría a lograr conquistas inimaginables.

A los 14 años de edad, su papá conocía las habilidades de su hijo y escuchó hablar de Edwis Taveras, un instructor dominicano que ya había trabajado en la escuelita de Linces que tenía “Tato” Luna por la zona de La Carcaña.

“Lo llevé con él. La verdad no había ni donde entrenar. Empezamos en un terreno baldío por Villa Frontera y en otros sitios, hasta que Taveras se instaló en el Tec de Puebla.

“Allí lo trabajó como segunda base y parador en corto todo el tiempo, entrenó fuerte, y al año de estar con él, a los escasos 15 años (4 de junio de 2019), lo firmaron los Pericos, y al poco tiempo lo vieron los Yanquis, quienes observaron sus habilidades tanto en la segunda base como en el campo corto, le dieron seguimiento, y finalmente lo firmaron”.

Con los Venados estuvo en las prácticas en la pasada campaña invernal. Foto: Cortesía

Santiago posee las herramientas que buscan las grandes organizaciones en un pelotero para firmarlo: Fuerza, contacto, velocidad, defensa y buen brazo.

Esa misma velocidad que ya mostraba desde que estudiaba la primaria cuando fue una de las figuras del equipo de atletismo del CENHCH.

“En realidad cada instructor tiene su crédito en su crecimiento, desde que empezó con Raúl Bustos, su paso por la Zaragoza, hasta que lo agarraron los Pericos”, reconoce Sergio Gómez, quien habla con orgullo de su hijo quien cursa de manera digital el quinto semestre de preparatoria.

En invierno, “El Gallito” fue seleccionado en el draft de 2021 por Venados de Mazatlán, con quienes ya entrenó la campaña pasada al lado de sus paisanos y también egresados de la Liga Zaragoza, Édgar Torres y Édson García, pero al no haber todavía lugar para él, lo mandaron a Pericos donde jugó un rato en la Liga de Desarrollo.

Con su familia en el parque Hermanos Serdán. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla


Un atleta en potencia con grandes aspiraciones, que después de firmar con los Yanquis tiene un objetivo en mente: convertirse en el tercer poblano en jugar en Grandes Ligas.

Un “Gallito”, con los espolones suficientes para lograrlo.

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