El empresario José Ángel López Lima, quien murió el lunes por la tarde a los 78 años en su natal Tlaxcala, es un hombre que se encuentra ligado a la historia taurina de Puebla, y deja como legado la plaza de Toros "El Relicario", que se encargó de construir en el lejano 1988 para ofrecer atractivos carteles y revivir la más grande de todas las fiestas en esta angelópolis.
SUS INICIOS
Nacido en 1942 en una familia sencilla en el municipio de Cuapiaxtla, Tlaxcala, José Ángel López Lima, todas las mañanas caminaba largas distancias para continuar sus estudios, por las tardes apoyaba a su padre en actividades del campo y en las noches en sus deberes escolares.
Así hasta la secundaria, cuando llegó el momento en el que tuvo que salir a vivir a la ciudad de México, donde alternó el trabajo en la central de abasto con los estudios de contador público. Fue subiendo en los semestres y lo mismo en la empresa donde colaboraba hasta convertirse en un destacado hombre de negocios, principalmente de la industria cafetalera a nivel mundial.
Estableció como centro de operaciones la ciudad de México, donde vivía con su esposa María Serafina Zamora y sus dos hijos Liliana y Miguel Ángel López Zamora, entre sus muchos pasatiempos tenían la fiesta taurina, así que, en familia, pasaron innumerables domingos en la plaza de toros México en los tendidos del coso de la colonia Noche Buena disfrutando de las temporadas grandes.
LLEGARON A PUEBLA
La ciudad de México para José Ángel y familia representaba innumerables retos, así como problemáticas. Su empresa de café estaba en auge y don José Ángel y esposa buscaban una ciudad de mayor tranquilidad para la familia. Así que, decidieron establecer como centro de operaciones a la ciudad de Puebla, un lugar que también les permitía visitar con frecuencia su natal Cuapiaxtla, Tlaxcala. Y desde luego, ocasionalmente asistir a festejos taurinos de la región.
SU PRIMERA FERIA TAURINA EN PUEBLA
Algunos aficionados taurinos de Puebla capital enterados de que José Ángel López Lima vivía en Puebla y de que no había empresario que hiciera feria de toros, en mayo de 1988, convencieron al cafetalero de hacer corridas en una plaza portátil llamada La Guadalupana, con capacidad para cuatro mil espectadores, después de que en 1975, en la ciudad se había sido demolido el "Toreo de Puebla", ubicado en la 19 Sur entre 9 y 11 Poniente,
El éxito fue tal en la placita portátil, que la Asociación Taurina de Puebla le pidió que construyera una plaza de toros buscando el apoyo del gobierno estatal.
Lo consiguió y la plaza de toros “El Relicario de Puebla” se inauguró el 19 de noviembre de 1988 con un cartel internacional integrado por Jorge Gutiérrez, David Silveti y el español Vicente Ruiz “El Soro” que lidiaron un encierro de Reyes Huerta.
La segunda corrida fue el 25 de ese mismo mes con Manolo Martínez, el hispano José Miguel Arroyo “Joselito” y Manuel Lima con toros de Xajay. Esa tarde se rindió homenaje a Don Pepe Alameda. José Ángel gestionó la plaza hasta 1996 y retomó las riendas en el 2000. En ese año, techó el inmueble, bajo estudios de mercadotécnica buscó un nuevo concepto para renovar la fiesta.
Así que optó por los viernes en las noches lo que fue un éxito rotundo. Trajo a Pablo Hermoso de Mendoza en este nuevo horario nocturno y fue una sensación. Después vinieron las novilladas por las noches con promociones y también generaron importantes dividendos. En El Relicario hubo trascendentes faenas y se formaron grandes toreros como Rafael Ortega, Uriel Moreno “EL Zapata”, José Rubén Arroyo entre muchos otros.
Se mantuvo como empresario hasta el 2005 cuando el gobierno de Mario Marín decidió ya no renovarle la concesión, pero siguió haciendo empresa en diferentes regiones de Puebla, como Teziutlán, y su natal Tlaxcala.
CONFERENCISTA DE LA INDUSTRIA TAURINA
Mientras estaba al frente de la Asociación Mexicana de Empresarios Taurinos fue invitado a dar conferencias sobre la Industria de los Toros, misma que dictó en gran parte del territorio mexicano.
En una entrevista en el mes de mayo de este año, José Ángel López Lima declaró: “mi éxito en los toros se debió a que no era taurino, en realidad era hombre de negocios”.
Su fallecimiento el pasado 10 de noviembre causó una profunda conmoción al mundo taurino, su aportación como empresario, ganadero, pero sobre todo como ser humano dejan una huella irremplazable. Descanse en paz Don José Ángel López Lima.