/ jueves 7 de mayo de 2020

Abogada poblana vivió 17 días con coronavirus y murió sin saberlo

La familia no pudo despedirse de ella; autoridades de salud solicitaron la cremación del cuerpo

Edith comenzó a sentir malestares de una gripe común, se mantuvo en casa, acudió a un médico particular y cuando su cuerpo comenzó a colapsar sus familiares la llevaron al Hospital General de Norte donde perdió la vida. Dos días después de su deceso, autoridades le confirmaron que el Covid-19 atacó sus pulmones.

Sin darse cuenta de la enfermedad, esta abogada de 62 años vivió 17 días con el virus.

Sus familiares la describen como una mujer independiente, tenía su propio despacho y durante 20 años había sido juez de lo civil y en material penal; fuerte, exitosa, muy protectora y directa, a quien le sobrevive una hija de 28 años de nombre Alma Edith que es Chef y que actualmente vive en Los Cabos en donde ejerce su profesión en un hotel de la zona.

El pasado 2 de abril se sumó a las cifras oficiales de fallecidos que asciende a 866 contagios y 188 fallecidos en Puebla por este mortal virus. Ella era hipertensa y tenía obesidad, dos comorbilidades que autoridades de salud destacan como factores de riesgo en la lucha contra el coronavirus.

“El contagio sigue siendo una incógnita para nosotros, pensamos que pudo haber sido en el supermercado al que acudía en la 19 sur”, confiesa César C., uno de sus dos hermanos, quien aceptó narrar parte de lo que vivido para crear conciencia entre los poblanos que aun se muestran incrédulos y salen a las calles sin ninguna medida de precaución.

FALLECIÓ EN 2 SEMANAS APROXIMADAMENTE

Todo inició el pasado 16 de marzo cuando tuvieron una comida en casa de su hermano César por el cumpleaños de su esposa. Ahí su cuñada tenía una gripa muy fuerte. Después de la reunión, Edith comenzó con tos seca y temperatura como cualquier gripa. En primer lugar pensaron que se había contagiado, después su presión arterial bajó a 90/50 y vino la hospitalización.

Una consulta con un médico particular después de 10 días de malestar, el 27 de marzo, tranquilizó a la familia de esta ex juez que vivía sola, pero dos días después su situación se complicó porque comenzó a sentirse débil y a perder el sentido del gusto y el olfato.

“Eso nos alarmó y la llevamos al Hospital General del Norte a consulta el lunes 30 de marzo, en donde un médico del Servicio de Triage Respiratorio la atiende y a pesar de presentarse con temperatura de varios días, entre 37.8° a 38.7°, la regresa a su casa con el diagnóstico de faringitis”, dijo a El Sol de Puebla.

La mañana del jueves 2 de abril, Edith ya se encontraba semiinconsciente, por lo que fue trasladada de urgencia al mismo hospital, donde estuvo casi hora y media en espera por la sospecha de que fuera Covid-19.

“Me solicitaron autorización para entubarla, ya que tenía insuficiencia respiratoria y este procedimiento, aunque en un principio fue difícil, lograron al final colocarle el respirador; pero a pesar de contar con la respiración asistida sus pulmones no alcanzaban a saturar de oxígeno adecuadamente por lo que seguía debilitándose”, narró su hermano.

Luego de tres horas y adelantándose a los hechos, solicitaron a familiares una autorización para aplicarle protocolos de resucitación por si presentaba un paro cardiorrespiratorio.

“Esto fue aproximadamente a las 5:40 pm, pero apenas un par de minutos después de haber firmado este documento mi hermana cae en paro cardiaco y después de varios minutos de maniobras, se declara su fallecimiento a las 6 pm”, detalla César al acusar negligencia médica, pues si hubieran atendido adecuadamente a su hermana cuando visitó por primera vez el hospital, quizá hubiera superado la enfermedad.

Familiares reconocen que Edith era hipertensa y obesa, lo que aumentó la letalidad del virus en su caso.

NO SE PUDIERON DESPEDIR

Una vez declarada la muerte de Edith, las indicaciones del área de Servicio de Trabajo Social del hospital fueron muy claras, no podían velarla, realizar una misa de cuerpo presente, ni llevar a cabo ningún tipo de ceremonia que implicara reunión de personas. El protocolo era llevar el cuerpo directo a la cremación por ser el fallecimiento sospechoso de dicha enfermedad.

“Una vez que se hizo el reconocimiento legal de cuerpo dentro del hospital, la funeraria, que es propiedad de un amigo de mi sobrino, se hizo cargo prácticamente de todo (…) alrededor de las 12 de la noche se llevaron el cuerpo. A esa hora iban a ingresarla al crematorio y me dieron instrucciones de ir a recoger las cenizas al día siguiente alrededor del mediodía”, cuenta.

El acta de defunción de la joven poblana decía que había muerto por insuficiencia respiratoria, pero todo apuntaba a murió por Covid-19. La confirmación vino dos días después a través de una llamada telefónica.

SITUACIÓN DELICADA POSTERIOR AL FALLECIMIENTO

En medio del dolor por la muerte de Edith, sus familiares entraron a una fase de incertidumbre, saber si estaban o no contagiados.

“Mientras estuvimos en el hospital, el departamento de trabajo social me pidió todos mis datos, así como los de mi hermano y los de mi esposa, ya que fuimos los que estuvimos en contacto con mi hermana los últimos días”. La prueba de confirmación de Covid de Edith se entregaría dos días después del fallecimiento, por lo que de ser positiva se iba a requerir tomar medidas muy estrictas de aislamiento, confinamiento y seguimiento”, añade.

Dos días después recibieron la llamada que confirmación por parte de la jefa de Epidemiología del Hospital General del Norte, quien les pidió mantenerse dos semanas en aislamiento, cada quien en una recamara, cada uno usando un baño y sin poder estar cerca.

El encierro y las duda sobre tener o no el virus, llevó a su esposa a sufrir varias crisis de ansiedad, pues entre el dolor y saber que el esposo de una conocida cercana había muerto por coronavirus en un Hospital del IMSS, complicó las cosas.

QUÉDATE EN CASA

Aún, con gestos de impotencia, César C. hace un atento llamado a las y los poblanos de que se detengan a escuchar historias verdaderas como la que él vivió en carne propia. El virus es real, es verdadero y muy peligroso, advierte.

Hace un par de horas me entero que el padrino de mi nieta, compadre de mi hija, de ocupación piloto comercial y que vive en Lomas de Angelópolis es positivo al Covid, por lo que reitero, esto es real y mucha gente está en peligro ya que tienen muchos factores de riesgo como diabetes, obesidad, hipertensión, hiper o hipotiroidismo y ahí es donde el virus ataca, así que atiendan las medidas de prevención”.


Edith comenzó a sentir malestares de una gripe común, se mantuvo en casa, acudió a un médico particular y cuando su cuerpo comenzó a colapsar sus familiares la llevaron al Hospital General de Norte donde perdió la vida. Dos días después de su deceso, autoridades le confirmaron que el Covid-19 atacó sus pulmones.

Sin darse cuenta de la enfermedad, esta abogada de 62 años vivió 17 días con el virus.

Sus familiares la describen como una mujer independiente, tenía su propio despacho y durante 20 años había sido juez de lo civil y en material penal; fuerte, exitosa, muy protectora y directa, a quien le sobrevive una hija de 28 años de nombre Alma Edith que es Chef y que actualmente vive en Los Cabos en donde ejerce su profesión en un hotel de la zona.

El pasado 2 de abril se sumó a las cifras oficiales de fallecidos que asciende a 866 contagios y 188 fallecidos en Puebla por este mortal virus. Ella era hipertensa y tenía obesidad, dos comorbilidades que autoridades de salud destacan como factores de riesgo en la lucha contra el coronavirus.

“El contagio sigue siendo una incógnita para nosotros, pensamos que pudo haber sido en el supermercado al que acudía en la 19 sur”, confiesa César C., uno de sus dos hermanos, quien aceptó narrar parte de lo que vivido para crear conciencia entre los poblanos que aun se muestran incrédulos y salen a las calles sin ninguna medida de precaución.

FALLECIÓ EN 2 SEMANAS APROXIMADAMENTE

Todo inició el pasado 16 de marzo cuando tuvieron una comida en casa de su hermano César por el cumpleaños de su esposa. Ahí su cuñada tenía una gripa muy fuerte. Después de la reunión, Edith comenzó con tos seca y temperatura como cualquier gripa. En primer lugar pensaron que se había contagiado, después su presión arterial bajó a 90/50 y vino la hospitalización.

Una consulta con un médico particular después de 10 días de malestar, el 27 de marzo, tranquilizó a la familia de esta ex juez que vivía sola, pero dos días después su situación se complicó porque comenzó a sentirse débil y a perder el sentido del gusto y el olfato.

“Eso nos alarmó y la llevamos al Hospital General del Norte a consulta el lunes 30 de marzo, en donde un médico del Servicio de Triage Respiratorio la atiende y a pesar de presentarse con temperatura de varios días, entre 37.8° a 38.7°, la regresa a su casa con el diagnóstico de faringitis”, dijo a El Sol de Puebla.

La mañana del jueves 2 de abril, Edith ya se encontraba semiinconsciente, por lo que fue trasladada de urgencia al mismo hospital, donde estuvo casi hora y media en espera por la sospecha de que fuera Covid-19.

“Me solicitaron autorización para entubarla, ya que tenía insuficiencia respiratoria y este procedimiento, aunque en un principio fue difícil, lograron al final colocarle el respirador; pero a pesar de contar con la respiración asistida sus pulmones no alcanzaban a saturar de oxígeno adecuadamente por lo que seguía debilitándose”, narró su hermano.

Luego de tres horas y adelantándose a los hechos, solicitaron a familiares una autorización para aplicarle protocolos de resucitación por si presentaba un paro cardiorrespiratorio.

“Esto fue aproximadamente a las 5:40 pm, pero apenas un par de minutos después de haber firmado este documento mi hermana cae en paro cardiaco y después de varios minutos de maniobras, se declara su fallecimiento a las 6 pm”, detalla César al acusar negligencia médica, pues si hubieran atendido adecuadamente a su hermana cuando visitó por primera vez el hospital, quizá hubiera superado la enfermedad.

Familiares reconocen que Edith era hipertensa y obesa, lo que aumentó la letalidad del virus en su caso.

NO SE PUDIERON DESPEDIR

Una vez declarada la muerte de Edith, las indicaciones del área de Servicio de Trabajo Social del hospital fueron muy claras, no podían velarla, realizar una misa de cuerpo presente, ni llevar a cabo ningún tipo de ceremonia que implicara reunión de personas. El protocolo era llevar el cuerpo directo a la cremación por ser el fallecimiento sospechoso de dicha enfermedad.

“Una vez que se hizo el reconocimiento legal de cuerpo dentro del hospital, la funeraria, que es propiedad de un amigo de mi sobrino, se hizo cargo prácticamente de todo (…) alrededor de las 12 de la noche se llevaron el cuerpo. A esa hora iban a ingresarla al crematorio y me dieron instrucciones de ir a recoger las cenizas al día siguiente alrededor del mediodía”, cuenta.

El acta de defunción de la joven poblana decía que había muerto por insuficiencia respiratoria, pero todo apuntaba a murió por Covid-19. La confirmación vino dos días después a través de una llamada telefónica.

SITUACIÓN DELICADA POSTERIOR AL FALLECIMIENTO

En medio del dolor por la muerte de Edith, sus familiares entraron a una fase de incertidumbre, saber si estaban o no contagiados.

“Mientras estuvimos en el hospital, el departamento de trabajo social me pidió todos mis datos, así como los de mi hermano y los de mi esposa, ya que fuimos los que estuvimos en contacto con mi hermana los últimos días”. La prueba de confirmación de Covid de Edith se entregaría dos días después del fallecimiento, por lo que de ser positiva se iba a requerir tomar medidas muy estrictas de aislamiento, confinamiento y seguimiento”, añade.

Dos días después recibieron la llamada que confirmación por parte de la jefa de Epidemiología del Hospital General del Norte, quien les pidió mantenerse dos semanas en aislamiento, cada quien en una recamara, cada uno usando un baño y sin poder estar cerca.

El encierro y las duda sobre tener o no el virus, llevó a su esposa a sufrir varias crisis de ansiedad, pues entre el dolor y saber que el esposo de una conocida cercana había muerto por coronavirus en un Hospital del IMSS, complicó las cosas.

QUÉDATE EN CASA

Aún, con gestos de impotencia, César C. hace un atento llamado a las y los poblanos de que se detengan a escuchar historias verdaderas como la que él vivió en carne propia. El virus es real, es verdadero y muy peligroso, advierte.

Hace un par de horas me entero que el padrino de mi nieta, compadre de mi hija, de ocupación piloto comercial y que vive en Lomas de Angelópolis es positivo al Covid, por lo que reitero, esto es real y mucha gente está en peligro ya que tienen muchos factores de riesgo como diabetes, obesidad, hipertensión, hiper o hipotiroidismo y ahí es donde el virus ataca, así que atiendan las medidas de prevención”.


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