Artículo No. 1162
De los asteroides hemos escuchado mucho, por lo general noticias catastróficas.
En las últimas semanas, se anunció que en septiembre, un asteroide colisionaría a la Tierra. Sin embargo, como sucede con las noticias apocalípticas, la realidad es algo diferente a lo anunciado.
LOS ASTEROIDES
En 1801, el astrónomo Giuseppe Piazzi descubrió un objeto entre la órbita de Marte y Júpiter. Su descubrimiento requirió de un nuevo método matemático, que por aquellos días desarrollaba Karl Frdiedrich Gauss, el Príncipe de las Matemáticas.
El nuevo objeto recibió el nombre de Ceres, deidad romana de la agricultura y las cosechas; de su nombre se deriva la palabra, cereal.
De inmediato, Ceres se convirtió en un planeta.
Al siguiente año, en la misma órbita de Ceres, se descubrió Pallas, luego Juno, en 1804, seguido de Vesta, en 1807, y la lista siguió aumentando. Los nuevos objetos fueron llamados, asteroides, y Ceres, dejó su puesto de planeta, para ser el mayor de los asteroides en el Cinturón de Asteroides.
Poco a poco, se fue dando forma a una superestructura, hasta entonces desconocida, el Cinturón de Asteroides.
Las continuas inspecciones a nuestro Sistema Solar, encontraron asteroides más allá del Cinturón de Asteroides. Algunos cercanos al planeta Júpiter y otros a Marte, unos más sobre la órbita del mismo Júpiter, los troyanos, y otros más, cercanos a la Tierra.Estos asteroides reciben el nombre de NEO, por sus siglas en inglés, Near Earth Object, es decir, objeto cercano a la Tierra.
Hasta el momento se conocen 19 mil NEOs, y podría haber más.
En los NEO, existen los que cruzan la órbita de la Tierra, que en algún momento podrían colisionar. Son los asteroides peligrosos, llamados PHO, Poteantially Hazadr Object., objeto potencialmente peligroso.
LOS METEORITOS
Mientras se estudian los NEO y los PHO, para conocer y predecir, matemáticamente, sus trayectorias, existen otros objetos que están colisionando a la Tierra.
Se calcula que cada día, choca contra nuestro planeta unas 100 toneladas de polvo cósmico. Recibe este nombre, todo aquello que sea menor a una décima de milímetro.
Lo que sea mayor al polvo cósmico, y hasta los 150 metros, es llamado, meteoroide.
Cuando un meteoroide entra en la atmósfera terrestre y se incendia, le llamamos, meteoro o estrella fugaz. Si el meteoro cae a la superficie terrestre, recibe el nombre de, meteorito.
Los micrometeoritos que generan las estrellas fugaces, no superan el centímetro de diámetro, como las canicas.
Se calcula que unas 80 toneladas de micrometeoritos impactan a la Tierra cada día.
Las lluvias de estrellas o meteoros, son micrometeoritos dejados por cometas o asteroides en la órbita de la Tierra. Cada año, cuando nuestro planeta cruza esa zona de la órbita, los micrometeoritos entra en la atmósfera terrestre y generan un hermoso espectáculo.
LA AMENAZA
Ahora bien, al conocer la existencia de asteroides peligrosos, se hace necesario darles seguimiento constante.
El impacto de meteorito sería una catástrofe global, no local, por lo que es necesario que todas las naciones se involucren. Sin embargo, pocas son las que mantienen programas espaciales, usando dinero de sus contribuyentes, para salvar, en algún momento, a todo el planeta.
Por fortuna, México participa en la defensa global. Los telescopios del Instituto de Astrofísica, Óptica y Electrónica, INAOE, colaborar en el seguimiento de los NEO y PHO. Aun así, se requiere de más científicos y de más presupuesto.
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LAS PREDICCIONES
Lo que nos interesa es conocer, cuando chocaría un asteroide contra la Tierra y de que tamaño sería. Sin embargo, por ahora, es imposible la precisión.
Por ejemplo, al acercarse un cometa al Sol, el viento solar (partículas), provocan que el cometa expulse material de forma violeta, lo que genera la coma y la cola del cometa. Estas expulsiones podrían modificar la trayectoria del cometa, con que haya una desviación de pocos grados, a la distancia sería una gran desviación. De igual forma, cuando un meteorito recibe más luz del Sol de un lado que del otro, se calienta y genera un empuje o desviación. Esto significa, que las informaciones que se publican, de impactos de asteroides en fechas futuras, son probabilísticas.
Es así, que la información del asteroide 2006 QV89, de 40 metros de diámetro, anunciado para colisionar a la Tierra en septiembre, es una fecha probable. Por ahora, la probabilidad de impacto es de 1 entre 11 428. Será hasta el verano, cuando los astrónomos obtengan cálculos más precisos. Aun así, no esperan una colisión. Is embargo, este asteroide es de los considerados potencialmente peligrosos.
Hay otras fechas apocalípticas anunciadas, los años 2175 o 2199, cuando el asteroide Bennu se acerque a la Tierra. Como vimos, una desviación podría llevarlo a colisionar con la Tierra o alejarlo. Es por eso, que para conocerlo mejor, la nave no tripulada, OSIRIS Rex de la NASA, se encuentra recogiendo muestras de Bennu, para traerlos en 2023.
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Antes, en 2020, regresará la nave japonesa Hayabusa 2, con muestras del asteroide Ryugu.
Aunque se hace un rastreo importante de asteroides, por ahora es imposible rastrear aquellos menores a 50 metros. Es así, que en 2013, nadie vio un meteorito de 17 metros, que explotó sobre la ciudad de Chelyabinsk, Rusia, con la potencia de 20 a 30 bombas atómicas como la de Hiroshima. El porqué no destruyó como 20 a 30 bombas atómicas, se debe a que explotó a 20 mil metros de altura, mientras que la bomba de Hiroshima lo hizo a 600 metros. La onda de choque rompió ventanas que hirieron a 2 mil personas.
La próxima vez que escuchemos el anuncio de una colisión con un asteroide para dentro de varios meses o décadas, sabremos que es impreciso. Por ahora, mejor nos relajamos esperando las próximas lluvias de estrellas, y al mismo tiempo, alentemos a los niños y jóvenes a dedicarse a una carrera científica. Podrían salvar a nuestro planeta. german@astropuebla.org