/ miércoles 9 de marzo de 2022

NASA estudia muestra de la Luna que fue traída a la Tierra hace 50 años

La NASA decidió mantener estas muestras sin abrir al confiar en que la tecnología avanzaría para estudiarlas de mejor forma

NASA informó que comenzó con el estudio de unas muestras de la Luna sin abrir que fueron traídas a la Tierra hace 50 años para aprender más sobre ella y estar mejor preparados para cuando se decida regresar a su superficie.

Estas muestras lunares fueron recolectadas por la misión Apolo 17 y son estudiadas en el Centro Espacial de la NASA en Houston en donde se prepararán para poder catalogar y compartir de manera adecuada la muestra.

LA ESPERA DE LA NASA Y LOS NUEVOS ESTUDIOS

De acuerdo con la NASA cuando las muestras fueron obtenidas en 1972, se tomaron muchas precauciones para que se mantuvieran algunas de ellas sin abrir. La intención de esto era esperar a contar con los recursos adecuados para estudiarlas a detalle y aprender más de ellas.

“La agencia sabía que la ciencia y la tecnología evolucionarían y permitirían a los científicos estudiar el material de nuevas formas para abordar nuevas preguntas en el futuro”, comentó Lori Glaze, directora de la División de Ciencias Planetarias de NASA. “La iniciativa ANGSA fue diseñada para examinar muestras especialmente almacenadas y selladas”.

La División de Ciencias de Investigación y Exploración de Astromateriales (ARES) es la encargada de proteger, estudiar y compartir la colección de muestras extraterrestres de la NASA y el proyecto es dirigido por el Programa de Análisis de Muestras de la Próxima Generación de Apolo (ANGSA), equipo que tiene como objetivo aprender más sobre la superficie lunar antes de las próximas misiones de Artemis al Polo Sur de la Luna.

Los científicos señalaron que centran su atención en el segmento inferior sellado del núcleo de la muestra. Al respecto, señalaron que la temperatura en el fondo del núcleo era muy fría cuando se recolectó, por lo que se pudo dar la presencia de volátiles, que son sustancias que se evaporan a temperaturas normales, como el hielo de agua y el dióxido de carbono.

Entender los volátiles de esta muestra es clave para las futuras misiones ya que podrán ser comparadas con las muestras de Artemis y comprender mejor dónde y qué volátiles podrían estar presentes en ambas muestras.

Fue en febrero de este año cuando los científicos comenzaron el largo proceso para obtener las muestras. Foto: Cortesía NASA

Fue a inicios de febrero cuando el equipo de científicos comenzó con el cuidado proceso de varios meses para extraer la muestra al abrir el primer tubo protector exterior y capturar el gas de su interior.

El siguiente paso fue un proceso de varias semanas para perforar el contenido interior y recolectar lentamente los gases lunares que esperan se mantengan en su interior. Cuando este proceso culmine el equipo comenzará a retirar la tierra y rocas del contenedor, algo que se espera suceda para el final de la primavera.

“Comprender la historia geológica y la evolución de las muestras de la Luna en los sitios de aterrizaje del Apolo nos ayudará a prepararnos para los tipos de muestras que se pueden encontrar durante Artemisa”, indicó Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA en Washington. “Esta es una emocionante oportunidad de aprendizaje para comprender las herramientas necesarias para recolectar y transportar estas muestras, analizarlas y almacenarlas en la Tierra para futuras generaciones de científicos”.

¿CÓMO FUERON RECOLECTADAS ESTAS MUESTRAS DE LA LUNA?

La muestra lunar que es estudiada lleva por nombre ANGSA 73001, que fue recolectada por la misión Apolo 17 en diciembre de 1972 en un trabajo ejecutado por los astronautas Eugene Ceman y Harrison “Jack” Schmitt.

Para conseguirla, los astronautas clavaron un par de tubos conectados de 1.5 por 14 pulgadas en la superficie lunar para poder recolectar segmentos de rocas y suelo en un depósito de deslizamiento de tierra ubicado en el valle Tauro-Littrow de la Luna.

Una vez que fueron extraídas, los astronautas sellaron individualmente un tubo impulsor al vacío en la Luna antes de que fuera llevado de regreso a la Tierra. Solo dos tubos fueron sellados al vacío en la superficie lunar y este es el primero que se abre.

Fue en 2019 cuando este segmento se abrió y reveló una gran variedad de granos y objetos pequeños que los geólogos lunares buscan con ansias poder estudiar.

NASA informó que comenzó con el estudio de unas muestras de la Luna sin abrir que fueron traídas a la Tierra hace 50 años para aprender más sobre ella y estar mejor preparados para cuando se decida regresar a su superficie.

Estas muestras lunares fueron recolectadas por la misión Apolo 17 y son estudiadas en el Centro Espacial de la NASA en Houston en donde se prepararán para poder catalogar y compartir de manera adecuada la muestra.

LA ESPERA DE LA NASA Y LOS NUEVOS ESTUDIOS

De acuerdo con la NASA cuando las muestras fueron obtenidas en 1972, se tomaron muchas precauciones para que se mantuvieran algunas de ellas sin abrir. La intención de esto era esperar a contar con los recursos adecuados para estudiarlas a detalle y aprender más de ellas.

“La agencia sabía que la ciencia y la tecnología evolucionarían y permitirían a los científicos estudiar el material de nuevas formas para abordar nuevas preguntas en el futuro”, comentó Lori Glaze, directora de la División de Ciencias Planetarias de NASA. “La iniciativa ANGSA fue diseñada para examinar muestras especialmente almacenadas y selladas”.

La División de Ciencias de Investigación y Exploración de Astromateriales (ARES) es la encargada de proteger, estudiar y compartir la colección de muestras extraterrestres de la NASA y el proyecto es dirigido por el Programa de Análisis de Muestras de la Próxima Generación de Apolo (ANGSA), equipo que tiene como objetivo aprender más sobre la superficie lunar antes de las próximas misiones de Artemis al Polo Sur de la Luna.

Los científicos señalaron que centran su atención en el segmento inferior sellado del núcleo de la muestra. Al respecto, señalaron que la temperatura en el fondo del núcleo era muy fría cuando se recolectó, por lo que se pudo dar la presencia de volátiles, que son sustancias que se evaporan a temperaturas normales, como el hielo de agua y el dióxido de carbono.

Entender los volátiles de esta muestra es clave para las futuras misiones ya que podrán ser comparadas con las muestras de Artemis y comprender mejor dónde y qué volátiles podrían estar presentes en ambas muestras.

Fue en febrero de este año cuando los científicos comenzaron el largo proceso para obtener las muestras. Foto: Cortesía NASA

Fue a inicios de febrero cuando el equipo de científicos comenzó con el cuidado proceso de varios meses para extraer la muestra al abrir el primer tubo protector exterior y capturar el gas de su interior.

El siguiente paso fue un proceso de varias semanas para perforar el contenido interior y recolectar lentamente los gases lunares que esperan se mantengan en su interior. Cuando este proceso culmine el equipo comenzará a retirar la tierra y rocas del contenedor, algo que se espera suceda para el final de la primavera.

“Comprender la historia geológica y la evolución de las muestras de la Luna en los sitios de aterrizaje del Apolo nos ayudará a prepararnos para los tipos de muestras que se pueden encontrar durante Artemisa”, indicó Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA en Washington. “Esta es una emocionante oportunidad de aprendizaje para comprender las herramientas necesarias para recolectar y transportar estas muestras, analizarlas y almacenarlas en la Tierra para futuras generaciones de científicos”.

¿CÓMO FUERON RECOLECTADAS ESTAS MUESTRAS DE LA LUNA?

La muestra lunar que es estudiada lleva por nombre ANGSA 73001, que fue recolectada por la misión Apolo 17 en diciembre de 1972 en un trabajo ejecutado por los astronautas Eugene Ceman y Harrison “Jack” Schmitt.

Para conseguirla, los astronautas clavaron un par de tubos conectados de 1.5 por 14 pulgadas en la superficie lunar para poder recolectar segmentos de rocas y suelo en un depósito de deslizamiento de tierra ubicado en el valle Tauro-Littrow de la Luna.

Una vez que fueron extraídas, los astronautas sellaron individualmente un tubo impulsor al vacío en la Luna antes de que fuera llevado de regreso a la Tierra. Solo dos tubos fueron sellados al vacío en la superficie lunar y este es el primero que se abre.

Fue en 2019 cuando este segmento se abrió y reveló una gran variedad de granos y objetos pequeños que los geólogos lunares buscan con ansias poder estudiar.

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