/ domingo 14 de abril de 2019

¿Podría nuestro Sistema Solar volver a tener 9 planetas?

No sería la primera vez que ello suceda, tanto en el siglo XX como en el XIX se tuvo ese mismo número de cuerpos celestes

Artículo No. 1169

De confirmarse el planeta nueve, tema visto en nuestro artículo anterior, el domingo 7 de abril, nuestro Sistema Solar retornaría a nueve planetas. Aunque no sería la primera vez. Hubo nueve planetas en el siglo XX, así como en el siglo XIX.

Esta es la historia.

LOS PLANETAS

Varios siglos atrás, cuando no existía la luz artificial, los cielos estrellados cobijaron a las culturas durante las noches, cada una de ellas, plasmó en las estrellas sus mitos, miedos y religiones.

En el fondo firme de estrellas, de apariencia inamovible, llamado firmamento, unos luceros se movían sin orden, avanzaban, se detenían, y retomaban su camino. Estos movimientos errantes, inspiraron su nombre, errantes, dicho en griego, planetés.

Los planetas conocidos en la antigüedad, fueron los únicos observables a simple vista: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.

Ciento setenta años después de la invención del telescopio, por Galileo Galilei en 1610, el curioso William Herschel, descubrió en 1781, un nuevo planeta, Urano. El primero descubierto con telescopio.

EL SIGLO XIX

No pasó mucho, para que el 1 de enero de 1801, el primer día del siglo XIX, Giuseppe Piazzi observara con telescopio, un pequeño lucero desconocido, en movimiento. Pensó haber descubierto un cometa, pero uno raro, porque no era difuso, sino sólido, como un planeta.

Tras perderle la pista, Karl Friedrich Gauss, el Príncipe de las Matemáticas, proporcionó un método matemático para el cálculo de las órbitas, con tener pocos datos; el caso de Piazzi. Así, el 31 de diciembre del mismo año, se redescubrió el escurridizo lucero, que pasó a convertirse en el planeta Ceres, ubicado entre las órbitas de Marte y Júpiter.

Entonces, nuestro Sistema Solar tuvo ocho planetas: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Ceres, Júpiter, Saturno y Urano.

Al observar a Urano, aparecía en una posición diferente, aunque cercana a la calculada por la Mecánica Celeste. Esta matemática era precisa para calcular la posición de los planetas, con excepción de Mercurio y Urano, por lo que se sospechaba que no era problema de la matemática. Algo más en las cercanías de estos dos planetas, los perturbaba.

Surgió la hipótesis de que un planeta lejano, ejercía influencia gravitacional sobre Urano, perturbando su posición.

En 1846, John Couch Adams en Inglaterra y Urbain Jean Joseph Le Verrier en Francia, y sin conocimiento del otro, calcularon la posición del planeta perturbador.

Las nubes y lluvia sobre La Ciudad Luz, París, impidieron que Le Verrier enviara sus datos al observatorio de la ciudad, entonces, los envío al de Berlín, en donde Johann Gottfried Galle los recibió. No pasaron ni treinta minutos cuando Galle observó el planeta perturbador, y le escribió a Le Verrier: “… el planeta que usted indica, existe realmente”.

Por su parte, Adams avisó al observatorio de Greenwich, pero no lo tomaron en serio, y se perdió la oportunidad de descubrir un nuevo planeta.

Le Verrier y Adams descubrieron un nuevo planeta en la punta de una pluma, sin más herramientas que su ingenio, y las matemáticas.

Al nuevo planeta se le llamó, Neptuno. El Sistema Solar pasó a nueve planetas: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Ceres, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.

El caso de Mercurio es diferente. Aparece en nuestro artículo del 13 de enero, sobre Vulcano, el Planeta del Sr. Spock.

En menos de una década, Ceres se convirtió en asteroide, en el mayor de ellos, en el recién descubierto Cinturón de Asteroides, entre Marte y Júpiter.

EL SIGLO XX

Nuestro Sistema Solar regresó a ocho planetas, hasta que en 1930, el joven Clyde Tombaugh observara un nuevo y escurridizo lucero, más allá de Neptuno. Su proeza fue detectarlo en más de 10 mil placas fotográficas.

Al nuevo planeta se le llamó Plutón.

Nuestro Sistema Solar regresó a nueve planetas: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón.

EL SIGLO XXI

Aunque de inmediato se consideró a Plutón, un planeta, los astrónomos observaron peculiaridades, que lo alejaban de los demás planetas.

Para empezar, su órbita es muy inclinada respecto al plano, que forman las demás órbitas planetarias alrededor del Sol. Inclinación de 17°. También, la órbita es muy excéntrica o muy alargada; y por si fuera poco, su órbita ¡cruza la de Neptuno! Estando a veces Plutón más cerca del Sol que Neptuno. Además, la órbita de Plutón está dentro del Cinturón de Kuiper, por lo que no es una órbita limpia, está llena de rocas de hielo, que dan origen a los cometas.

Durante la asamblea de l’Union Astronomique International, UAI, en 2006, los astrónomos definieron qué debe cumplir un planeta:

1. Orbita alrededor del Sol.

2. Tiene suficiente masa para que su gravedad supere las fuerzas del cuerpo rígido, de manera que asuma una forma en equilibrio hidrostático, es decir, una esfera.

3. Ha limpiado su órbita de planetesimales. La materia protoplanetaria ya no se encuentra en la órbita, sino en el planeta.

Al no cumplir Plutón el punto 3, se definieron los planetas enanos:

1. Orbita alrededor del Sol, no a otro planeta.

2. Tiene la suficiente masa para que su gravedad supere las fuerzas de cuerpo rígido, tomando la forma de una esfera.

3. No ha limpiado su órbita de planetesimales.

Nuestro Sistema Solar regresó a 8 planetas. Y, ante el posible descubrimiento del lejano planeta nueve, nuestro Sistema Solar volvería a nueve planetas. ¿Volverá? Ya veremos.

german@astropuebla.org

Artículo No. 1169

De confirmarse el planeta nueve, tema visto en nuestro artículo anterior, el domingo 7 de abril, nuestro Sistema Solar retornaría a nueve planetas. Aunque no sería la primera vez. Hubo nueve planetas en el siglo XX, así como en el siglo XIX.

Esta es la historia.

LOS PLANETAS

Varios siglos atrás, cuando no existía la luz artificial, los cielos estrellados cobijaron a las culturas durante las noches, cada una de ellas, plasmó en las estrellas sus mitos, miedos y religiones.

En el fondo firme de estrellas, de apariencia inamovible, llamado firmamento, unos luceros se movían sin orden, avanzaban, se detenían, y retomaban su camino. Estos movimientos errantes, inspiraron su nombre, errantes, dicho en griego, planetés.

Los planetas conocidos en la antigüedad, fueron los únicos observables a simple vista: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.

Ciento setenta años después de la invención del telescopio, por Galileo Galilei en 1610, el curioso William Herschel, descubrió en 1781, un nuevo planeta, Urano. El primero descubierto con telescopio.

EL SIGLO XIX

No pasó mucho, para que el 1 de enero de 1801, el primer día del siglo XIX, Giuseppe Piazzi observara con telescopio, un pequeño lucero desconocido, en movimiento. Pensó haber descubierto un cometa, pero uno raro, porque no era difuso, sino sólido, como un planeta.

Tras perderle la pista, Karl Friedrich Gauss, el Príncipe de las Matemáticas, proporcionó un método matemático para el cálculo de las órbitas, con tener pocos datos; el caso de Piazzi. Así, el 31 de diciembre del mismo año, se redescubrió el escurridizo lucero, que pasó a convertirse en el planeta Ceres, ubicado entre las órbitas de Marte y Júpiter.

Entonces, nuestro Sistema Solar tuvo ocho planetas: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Ceres, Júpiter, Saturno y Urano.

Al observar a Urano, aparecía en una posición diferente, aunque cercana a la calculada por la Mecánica Celeste. Esta matemática era precisa para calcular la posición de los planetas, con excepción de Mercurio y Urano, por lo que se sospechaba que no era problema de la matemática. Algo más en las cercanías de estos dos planetas, los perturbaba.

Surgió la hipótesis de que un planeta lejano, ejercía influencia gravitacional sobre Urano, perturbando su posición.

En 1846, John Couch Adams en Inglaterra y Urbain Jean Joseph Le Verrier en Francia, y sin conocimiento del otro, calcularon la posición del planeta perturbador.

Las nubes y lluvia sobre La Ciudad Luz, París, impidieron que Le Verrier enviara sus datos al observatorio de la ciudad, entonces, los envío al de Berlín, en donde Johann Gottfried Galle los recibió. No pasaron ni treinta minutos cuando Galle observó el planeta perturbador, y le escribió a Le Verrier: “… el planeta que usted indica, existe realmente”.

Por su parte, Adams avisó al observatorio de Greenwich, pero no lo tomaron en serio, y se perdió la oportunidad de descubrir un nuevo planeta.

Le Verrier y Adams descubrieron un nuevo planeta en la punta de una pluma, sin más herramientas que su ingenio, y las matemáticas.

Al nuevo planeta se le llamó, Neptuno. El Sistema Solar pasó a nueve planetas: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Ceres, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.

El caso de Mercurio es diferente. Aparece en nuestro artículo del 13 de enero, sobre Vulcano, el Planeta del Sr. Spock.

En menos de una década, Ceres se convirtió en asteroide, en el mayor de ellos, en el recién descubierto Cinturón de Asteroides, entre Marte y Júpiter.

EL SIGLO XX

Nuestro Sistema Solar regresó a ocho planetas, hasta que en 1930, el joven Clyde Tombaugh observara un nuevo y escurridizo lucero, más allá de Neptuno. Su proeza fue detectarlo en más de 10 mil placas fotográficas.

Al nuevo planeta se le llamó Plutón.

Nuestro Sistema Solar regresó a nueve planetas: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón.

EL SIGLO XXI

Aunque de inmediato se consideró a Plutón, un planeta, los astrónomos observaron peculiaridades, que lo alejaban de los demás planetas.

Para empezar, su órbita es muy inclinada respecto al plano, que forman las demás órbitas planetarias alrededor del Sol. Inclinación de 17°. También, la órbita es muy excéntrica o muy alargada; y por si fuera poco, su órbita ¡cruza la de Neptuno! Estando a veces Plutón más cerca del Sol que Neptuno. Además, la órbita de Plutón está dentro del Cinturón de Kuiper, por lo que no es una órbita limpia, está llena de rocas de hielo, que dan origen a los cometas.

Durante la asamblea de l’Union Astronomique International, UAI, en 2006, los astrónomos definieron qué debe cumplir un planeta:

1. Orbita alrededor del Sol.

2. Tiene suficiente masa para que su gravedad supere las fuerzas del cuerpo rígido, de manera que asuma una forma en equilibrio hidrostático, es decir, una esfera.

3. Ha limpiado su órbita de planetesimales. La materia protoplanetaria ya no se encuentra en la órbita, sino en el planeta.

Al no cumplir Plutón el punto 3, se definieron los planetas enanos:

1. Orbita alrededor del Sol, no a otro planeta.

2. Tiene la suficiente masa para que su gravedad supere las fuerzas de cuerpo rígido, tomando la forma de una esfera.

3. No ha limpiado su órbita de planetesimales.

Nuestro Sistema Solar regresó a 8 planetas. Y, ante el posible descubrimiento del lejano planeta nueve, nuestro Sistema Solar volvería a nueve planetas. ¿Volverá? Ya veremos.

german@astropuebla.org

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