Artículo No. 1185
En mayo de 1961, menos de dos meses después del vuelo espacial del cosmonauta soviético Yuri Gagarin, del 12 de abril, el presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, anuncia que no pasarán ni diez años, para que su país conquiste la Luna.
La Unión Soviética encabezaba la exploración espacial, y no tomaron el discurso de Kennedy con la seriedad que merecía. Hasta el siguiente año, cuando supieron que el proyecto Apollo recibía mucho dinero y la atención del gobierno, es cuando crean su propio plan del viaje a la Luna.
Designan a Vladimir Chelomei para el proyecto lunar, y no a Serguei Koroliov, quien bajo su mando, convirtió a la URSS en líder en la exploración espacial. Colocó el primer satélite de la Tierra en el espacio, el Sputnik; al primer ser vivo, la perrita Laika; al primer cosmonauta, Yuri Gagarin; a la primera mujer cosmonauta, Valentina Tereshkova; y después vendrían otros éxitos, como la primera caminata espacial, por Alexei Leonov. Al parecer Chelomei era protegido del Premier Nikita Jrushov.
Chelomei propone un viaje a corto plazo, para rodear a la Luna y regresar a la Tierra, no contemplaba el alunizaje. Presenta el cohete UR-500, que derivó en el actual y muy confiable cohete Protón, también presentó la nave lunar orbital LK1.
El rápido avance de los estadounidenses, llevó a los soviéticos a preparar un plan de respaldo, esta vez, va para Koroliov. Él propone el cohete N1, de 5 etapas y 105 metros de alto (5 metros menos que el Saturno V), para llevar 95 toneladas al espacio, idónea para alcanzar la Luna, además, el plan contemplaba el alunizaje, entre 1967 y 1968
EL IMPULSO
El cohete N1 requería motores poderosos y especiales.
A diferencia del uso de los combustibles en la Tierra, en el espacio no hay oxígeno que permita la combustión, por lo que es necesario agregar un comburente. A la unión de combustible y comburente, se la llama propergol.
Koroliov solicita a Valentin Glushko, el gran experto en motores de cohete, utilizar propergoles criogénicos, aquellos que están a bajas temperaturas y necesitan una chispa para el encendido. Glushko se niega, él prefiere los propergoles hipergólicos, aunque de menor rendimiento, pero con la ventaja de encontrarse a temperatura ambiente, lo que facilita su manejo y por lo tanto requieren motores sencillos o menos complejos. Con estos propergoles, el encendido se da con la simple unión entre el combustible y el comburente. Son los usados en misiles balísticos por su fácil transporte en aviones, submarinos y lanzaderas móviles.
Koroliov no acepta la propuesta, resulta que estos propergoles son tóxicos. Koroliov temía que en un accidente, la nube tóxica cayera sobre algún poblado, no podía arriesgar las vidas ajenas. Glushko no cedió, confiaba que sus motores no ocasionarían accidentes.
La rencilla entre ambos venía desde la Segunda Guerra Mundial. Entonces, Glushko acusó de traición a Koroliov, de utilizar los laboratorios para proyectos personales. Koroliov fue a prisión y bien pudo ser fusilado, la guerra contra los nazis impedía una investigación seria. Tras la victoria soviética, se demuestra la inocencia de Koroliov, lo ascienden a coronel, y es enviado a Alemania a conocer los misiles V2.
Sin remedio, Koroliov recurre a Nikolai Kuznetsov, experto en motores a reacción para aviones, pero no para cohetes. El resultado, el motor NK-15, de baja potencia. Para levantar al N1 necesitaron ¡30 motores! Vale la comparación, el Saturno V de Estados Unidos, solo necesitó 5 motores F1.
En 1964, Chelomei trabajaba en su proyecto, y Koroliov hacia lo propio. Con la destitución de Nikita Jruschov aquel año, Chelomei pierde el apoyo, deja el proyecto, y todo pasa a control de Koroliov.
El plan que se mantuvo era así: Viajarían tres cosmonautas a la Luna, dos orbitarían la Luna en la nave LOK, uno saldría al espacio, para avanzar y entrar en la nave de alunizaje LK, no había escotilla entre ambas naves. Bajaría el cosmonauta a la Luna y permanecería ahí hasta 48 horas. Estudiaría el terreno, colocaría experimentos y la bandera soviética. Despegaría y alcanzaría en la órbita lunar a sus camaradas, para regresar a la Tierra. Todo en 7 días.
Entre los elegidos para caminar en la Luna, estaban: Vladimir Komarov, Yuri Gagarin y Alexei Leonov.
Entonces, la tragedia sucedió.
En 1966, Serguei Koroliov muere tras una operación quirúrgica. En 1967, Vladimir Komarov muere al estrellarse la Soyuz 1 contra el suelo. Y en 1968, Yuri Gagarin muere en un accidente de avión.
Los motores ineficientes y las tragedias, condenaron el programa lunar soviético.
Quedó a cargo Vasili Mishin, aunque experto, carecía del impulso que Koroliov daba a los proyectos. Chelomei ve una oportunidad y regresa, propone de nuevo su plan con el cohete UR-500 y su nave orbital LK1. Además, para gran sorpresa de todos, propone otro plan aún más ambicioso. Su nuevo y más poderoso cohete UR-700, con la nave MK1, para viajar ¡a Marte! Tal vez, la humanidad estuvo cerca de viajar al planeta rojo.
Se decide continuar con el plan de Koroliov. El 21 de febrero de 1969, ya muy retrasados, se realiza la primera prueba del cohete N1. Para entonces, la Apollo 8 ya había circunnavegado a la Luna, en diciembre del 68.
El nerviosismo se apodera de los ingenieros, saben que un error sería fatal. A lo lejos, el cohete N1 enciende sus 30 motores y se eleva. De pronto, hay un incendio, los motores se apagan y el cohete cae en medio de una fuerte explosión, destruyendo la torre de lanzamiento. De haber tenido éxito, tal vez aún habrían podido ser los primeros en la Luna.
En mayo, la Apollo 10 sobrevuela la Luna e inspeccionan el lugar de alunizaje. El 3 de julio, a 17 días de la Apollo 11, el cohete N1 explota de nuevo en otra prueba.
El 20 de julio de 1969, los astronautas de la Apollo 11 de los Estados Unidos, realizan el más grande sueño de la humanidad, viajar a la Luna y caminar sobre ella.
El cohete N1 jamás funcionó. La Unión Soviética cancela el programa lunar y se concentran en las Estaciones Espaciales, en donde se vuelven expertos, suben a la órbita terrestre 7 Estaciones Salyut y una Mir. Gracias a ellos, hoy existe la Estación Espacial Internacional y las Tiangong de China.
El proyecto Apollo de la NASA tuvo un gran impulso, recibió 25 mil millones de dólares, mientras que la Unión Soviética, gastó 7 400 millones de dólares para llegar a la Luna. Tal vez, con más dinero, la historia sería otra.
A pesar de la trágica historia, la Unión Soviética envió varias sondas robóticas a la Luna, fotografiaron el lado oculto de la Luna, otras alunizaron, recogieron muestras, y volaron de regreso a la Tierra.
Que no quede la impresión de que Valentin Glushko o Vladimir Chelomei son los malos de la película. Tomaron sus decisiones, por situaciones del momento. Dieron importantes contribuciones al programa espacial soviético, del que ahora gozan todos los países del mundo.
Debido a las contribuciones espaciales de la Unión Soviética y hoy de Rusia, es imposible verlos derrotados, al contrario, bien pueden ser los verdaderos vencedores. Hoy, los cohetes rusos son utilizados por la Agencia Espacial Europea, despegan desde América, en la base de la Guayana Francesa, cerca de Venezuela. La NASA coloca en sus cohetes Atlas, motores soviéticos RD-180, si, construidos en la era soviética, estos motores impulsaron al Curiosity a Marte y la New Horizons a Plutón. China basa su nave espacial Shenzhou en las naves rusas Soyuz, al igual con los trajes espaciales. La India sigue el mismo camino. Siendo Rusia el único país con transporte de cosmonautas a la Estación Espacial Internacional, todas las agencias espaciales del mundo, confían la vida de sus cosmonautas, a las eficientes y confiables naves Soyuz, la mejor nave espacial construida hasta la fecha. german@astropuebla.org