/ domingo 14 de febrero de 2021

¡San Valentín galáctico! Las estrellas brillan por el amor

En los mitos y en la ciencia, al menos como anécdota, de alguna forma el amor a brillado junto con los cuerpos celestes

En los mitos y en la ciencia, al menos como anécdota, de alguna forma el amor ha brillado junto con las estrellas.

“… y en este momento, soy la única persona que sabe por qué brillan las estrellas”: Hans Bethe. Gráfico: Especial

LOS AMANTES Y EL RÍO

En las noches de verano, los observadores de la antigua China contemplaron tres brillantes estrellas, separadas por un fulgurante río estelar.

La estrella más esplendorosa representa a Zhi Nü, hija del Emperador de Jade. Ella tejía las nubes de colores para embellecer el cielo.

Cada día, después de tejer nubes, Zhi Nü y sus hermanas bajaban a la tierra a bañarse en un río.

Cierto día, el pastor de vacas Niu Lang Xing vio a las jóvenes bañándose. Uno de sus bueyes lo animó a jugarles una travesura y Niu Lang decidió esconderles las túnicas, las que les permitían volar entre el cielo y la tierra.

Al darse cuenta las jóvenes, decidieron que una de ellas debía ir a recuperar las túnicas. Escogieron a la más pequeña y la más hermosa, a Zhi Nü. Ella no pudo negarse y salió por las túnicas. Pero siendo vista desnuda por el pastor, no tuvo más remedio que aceptar ser su esposa.

Las hermanas regresaron al cielo pero no Zli Nü, se fue con el pastor y día a día ella conoció su corazón bondadoso.

El Emperador de Jade al descubrir que una de sus hijas no había regresado, mandó a buscarla. Se enteró que vivía con un pastor en la tierra, pero nada pudo hacer, ya que ella se había enamorado del pastor y se habían casado.

Niu Lang y Zhi Nü tuvieron un matrimonio feliz y lleno de amor. No pasó mucho para que naciera un niño y una niña.

Pero Zhi Nü extrañaba a su padre y el tejer nubes. Un día estando sola en casa, encontró su túnica mágica. Decidió visitar a su padre, con la idea de regresar pronto. Una vez en el cielo, el Emperador no permitió que regresara a la tierra y para impedírselo, hizo que un río fluyera entre el cielo y la tierra. Un río que Zhi Nü no podía cruzar. Otra versión dice que la Diosa del Cielo, madre de Zhi Nü, tomó una aguja y rasgó el cielo, separando el cielo de la tierra.

En una orilla del río Niu Lang y sus hijos contemplaban a Zhi Nü en la otra orilla, sin poder acercarse.

El emperador notó que su hija estaba triste, por lo que apiadándose de ella, hizo que una vez al año, el séptimo día de la séptima Luna, un grupo de urracas formaran un puente sobre el río, y así ella y su esposo e hijos pudieran reunirse. Las lluvias de agosto son las lágrimas de felicidad de Zhi Nü.

El Triángulo de Verano, con la posición de Júpiter y Saturno para julio agosto de 2021. Gráfico: Stellarium

LAS ESTRELLAS

La brillante estrella Zhi Nü, es la estrella Vega de la constelación de la Lira, mientras que la estrella de Niu Lang Xing es Altair de la constelación del Águila, junto con Deneb del Cisne, forman el asterismo El Triángulo de Verano. Los asterismos son figuras no oficiales, contrario a las constelaciones.

La estrella Altair tiene dos estrellas de menor brillo a cada lado, beta β (Alshain) y gamma γ (Tarazed), las cuales representan a los hijos del matrimonio en la mitología china.

Para quienes observan desde lugares sin contaminación lumínica, descubrirán que entre Vega (Zhi Nü) y Altair (Niu Lang Xing) brilla el camino de estrellas que forma nuestra galaxia, la Vía Láctea, el río.

La séptima Luna corresponde al séptimo mes en el calendario lunar chino, agosto, cuando la región observada de la Vía Láctea es más tenue que en el resto del año. Lo que se interpreta como el momento en que pueden cruzar los amantes para encontrarse.

La Nebulosa del Corazón, IC 1805. Foto: s58y

LA FESTIVIDAD

El cariño de Zhi Nü y Niu Lang es la historia de amor más conocida de la mitología china y en varios países de Asia. Originó hace más de 1500 años a la festividad Qi Xi, que significa: doble siete, por el séptimo día de la séptima Luna. La festividad se celebra en agosto y es similar a nuestro Día de San Valentín. Aquel día, las mujeres de la antigua China le pedían a Zhi Nü, sabiduría para encontrar el amor, una mano diestra para tejer y un buen matrimonio.

La festividad Qi Xi inspiró a celebraciones similares en otras culturas, en Japón se celebra la Tanabata, el Día de la Estrella, la fiesta de Chilseok en Corea y That Tich en Vietnam.

Pero el brillo de las estrellas encierra otra historia de amor.

Celebrando la Tanabata en Japón. Foto: Aimaimyi

LAS MATEMÁTICAS

En una noche de la primavera de 1938, Hans Bethe paseaba con su novia Rose. Sentados en una banca del parque, viendo el cielo estrellado, ella dijo: “Mira que bonito se ve todo”, a lo que Hans contestó: “Sí, y en este momento soy la única persona en el mundo que sabe por qué brillan las estrellas”. Rose, tomó aquellas palabras como un hermoso cumplido, pero lo que Hans le decía era que esa mañana, había terminado los cálculos matemáticos que resolvían el problema de cómo brillan las estrellas. Resulta que días antes, Hans Bethe había asistido a un congreso organizado por George Gamow y Edward Teller en Washington, en donde pretendían resolver el problema de la producción de energía de las estrellas, conocer cómo y por qué brillan. De vuelta en Nueva York, no le llevó mucho a Hans Bethe dar con el resultado. Gamow diría después, que lo resolvió apenas se bajó del tren de regreso.

Un año después Hans y Rose contrajeron matrimonio y en 1967, él recibió el premio Nobel de Física por su descubrimiento. ¡Feliz 14 de febrero! german@astropuebla.org

En los mitos y en la ciencia, al menos como anécdota, de alguna forma el amor ha brillado junto con las estrellas.

“… y en este momento, soy la única persona que sabe por qué brillan las estrellas”: Hans Bethe. Gráfico: Especial

LOS AMANTES Y EL RÍO

En las noches de verano, los observadores de la antigua China contemplaron tres brillantes estrellas, separadas por un fulgurante río estelar.

La estrella más esplendorosa representa a Zhi Nü, hija del Emperador de Jade. Ella tejía las nubes de colores para embellecer el cielo.

Cada día, después de tejer nubes, Zhi Nü y sus hermanas bajaban a la tierra a bañarse en un río.

Cierto día, el pastor de vacas Niu Lang Xing vio a las jóvenes bañándose. Uno de sus bueyes lo animó a jugarles una travesura y Niu Lang decidió esconderles las túnicas, las que les permitían volar entre el cielo y la tierra.

Al darse cuenta las jóvenes, decidieron que una de ellas debía ir a recuperar las túnicas. Escogieron a la más pequeña y la más hermosa, a Zhi Nü. Ella no pudo negarse y salió por las túnicas. Pero siendo vista desnuda por el pastor, no tuvo más remedio que aceptar ser su esposa.

Las hermanas regresaron al cielo pero no Zli Nü, se fue con el pastor y día a día ella conoció su corazón bondadoso.

El Emperador de Jade al descubrir que una de sus hijas no había regresado, mandó a buscarla. Se enteró que vivía con un pastor en la tierra, pero nada pudo hacer, ya que ella se había enamorado del pastor y se habían casado.

Niu Lang y Zhi Nü tuvieron un matrimonio feliz y lleno de amor. No pasó mucho para que naciera un niño y una niña.

Pero Zhi Nü extrañaba a su padre y el tejer nubes. Un día estando sola en casa, encontró su túnica mágica. Decidió visitar a su padre, con la idea de regresar pronto. Una vez en el cielo, el Emperador no permitió que regresara a la tierra y para impedírselo, hizo que un río fluyera entre el cielo y la tierra. Un río que Zhi Nü no podía cruzar. Otra versión dice que la Diosa del Cielo, madre de Zhi Nü, tomó una aguja y rasgó el cielo, separando el cielo de la tierra.

En una orilla del río Niu Lang y sus hijos contemplaban a Zhi Nü en la otra orilla, sin poder acercarse.

El emperador notó que su hija estaba triste, por lo que apiadándose de ella, hizo que una vez al año, el séptimo día de la séptima Luna, un grupo de urracas formaran un puente sobre el río, y así ella y su esposo e hijos pudieran reunirse. Las lluvias de agosto son las lágrimas de felicidad de Zhi Nü.

El Triángulo de Verano, con la posición de Júpiter y Saturno para julio agosto de 2021. Gráfico: Stellarium

LAS ESTRELLAS

La brillante estrella Zhi Nü, es la estrella Vega de la constelación de la Lira, mientras que la estrella de Niu Lang Xing es Altair de la constelación del Águila, junto con Deneb del Cisne, forman el asterismo El Triángulo de Verano. Los asterismos son figuras no oficiales, contrario a las constelaciones.

La estrella Altair tiene dos estrellas de menor brillo a cada lado, beta β (Alshain) y gamma γ (Tarazed), las cuales representan a los hijos del matrimonio en la mitología china.

Para quienes observan desde lugares sin contaminación lumínica, descubrirán que entre Vega (Zhi Nü) y Altair (Niu Lang Xing) brilla el camino de estrellas que forma nuestra galaxia, la Vía Láctea, el río.

La séptima Luna corresponde al séptimo mes en el calendario lunar chino, agosto, cuando la región observada de la Vía Láctea es más tenue que en el resto del año. Lo que se interpreta como el momento en que pueden cruzar los amantes para encontrarse.

La Nebulosa del Corazón, IC 1805. Foto: s58y

LA FESTIVIDAD

El cariño de Zhi Nü y Niu Lang es la historia de amor más conocida de la mitología china y en varios países de Asia. Originó hace más de 1500 años a la festividad Qi Xi, que significa: doble siete, por el séptimo día de la séptima Luna. La festividad se celebra en agosto y es similar a nuestro Día de San Valentín. Aquel día, las mujeres de la antigua China le pedían a Zhi Nü, sabiduría para encontrar el amor, una mano diestra para tejer y un buen matrimonio.

La festividad Qi Xi inspiró a celebraciones similares en otras culturas, en Japón se celebra la Tanabata, el Día de la Estrella, la fiesta de Chilseok en Corea y That Tich en Vietnam.

Pero el brillo de las estrellas encierra otra historia de amor.

Celebrando la Tanabata en Japón. Foto: Aimaimyi

LAS MATEMÁTICAS

En una noche de la primavera de 1938, Hans Bethe paseaba con su novia Rose. Sentados en una banca del parque, viendo el cielo estrellado, ella dijo: “Mira que bonito se ve todo”, a lo que Hans contestó: “Sí, y en este momento soy la única persona en el mundo que sabe por qué brillan las estrellas”. Rose, tomó aquellas palabras como un hermoso cumplido, pero lo que Hans le decía era que esa mañana, había terminado los cálculos matemáticos que resolvían el problema de cómo brillan las estrellas. Resulta que días antes, Hans Bethe había asistido a un congreso organizado por George Gamow y Edward Teller en Washington, en donde pretendían resolver el problema de la producción de energía de las estrellas, conocer cómo y por qué brillan. De vuelta en Nueva York, no le llevó mucho a Hans Bethe dar con el resultado. Gamow diría después, que lo resolvió apenas se bajó del tren de regreso.

Un año después Hans y Rose contrajeron matrimonio y en 1967, él recibió el premio Nobel de Física por su descubrimiento. ¡Feliz 14 de febrero! german@astropuebla.org

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