Los rastros sobre el pasado de la vida humana en la tierra dieron un paso más con el hallazgo de los restos fósiles de un niño homínido que murió hace casi 250,000 años en Sudáfrica.
Este hallazgo corresponde a un menor de entre cuatro y seis años, en tanto que la parte localizada se trata de un cráneo parcial con dientes, de la clase Homo naledi.
El descubrimiento tuvo lugar en la parte remota de una cueva, mismo que daría pie a que el cuerpo hubiese sido colocado justo en este punto a propósito, en un punto identificado como una especie de tumba.
Las investigaciones se encuentran a cargo del profesor Guy Berger de la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo, quien afirmó que la ubicación del hallazgo tendría cierto misterio por la manera en como estos restos suelen localizarse en espacios remotos y oscuros en algo que ellos denominaron como el sistema Rising Star Cave.
En cuanto a la clase Homo naledi se trata de una especie de humano que data del Pleistoceno medio, hallada en la cueva Rising Star, Cradle of Humankind, misma que está ubicada al noreste de Johanesburgo y que pudo haber tenido lugar en la tierra entre los 335.000 y 236.000 años.
Pero no es la primera vez que un hallazgo de este estilo se da, pues en el año 2015 se dio el descubrimiento de 1550 especímenes, correspondiente a 737 elementos diferentes, que a su vez pertenecieron a por lo menos 15 sujetos distintos.
En reiteradas ocasiones los especialistas han señalado que el Homo naledi sigue siendo, hasta ahora, uno de los parientes más antiguos de los humanos, con enigmáticas características, pues se trata de una especie primitiva anterior a una época en la que se pensaba que sólo los humanos modernos habitaban en áfrica.
Finalmente, Berger refirió que la presencia de este hallazgo complica la comprensión acerca de quién hizo qué primero en relación a la invención de culturas complejas, así como el uso de herramientas de piedra o la implementación de prácticas rituales.