“Nadie es tan santo ni tan diablo” y siempre existen dos lados de la historia y la Independencia de México no escapa a ello, por ello a un día de conmemorar la guerra que nos dio patria y libertad te revelamos los secretos más obscuros de aquellos héroes, hombres y mujeres, de quienes en aras de exaltar el patriotismo se han omitido “pequeños” detalles de su vida.
Por supuesto la figura central de la historia es el cura Miguel Hidalgo, cuyo nombre en realidad es bastante largo para ser recordado: Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte y Villaseñor.
Todos sabemos que es el “Padre de la patria” pero seguro pocos sabrán que también fue padre de por lo menos seis niños que procreó con diferentes mujeres, sí, así como se lee: “padre de seis niños con diferentes mujeres”; un episodio de la historia que fue ligeramente omitido pero que, en entrevista exclusiva con El Sol de Puebla, el historiador y arqueólogo Eduardo Merlo, rememora.
“En su parroquia, todo mundo le decía padre, menos sus hijos que le decían tío, entonces sí, sí tuvo seis hijos, con varias señoras… Cuando era párroco, tenía una mujer escondida y la gente sí se daba cuenta, pero no lo decía, es cuando se vuelve el caudillo cuando, bueno, es poderoso y las mujeres van y se le acercan”.
Pero ese no fue el único “secreto” con el que el cura Hidalgo cargó y es que pese a que hoy día se proclama a diestra y siniestra que el movimiento independista nos libró del yugo español, en realidad Miguel Gregorio Antonio si reconocía el poder del rey y hasta se alzó en armas en nombre del propio monarca español pues lo que en realidad aborrecía era a los gachupines, es decir a los europeos llegados a la Nueva España y que gobernaban en nombre del soberano.
“Quería Hidalgo una nación que no dependiera de España, pero que reconociera al monarca de España (cuenta Merlo) por eso Hidalgo grita en el atrio de Dolores ¡Viva Fernando VII!, eso como que la gente nunca lo dice”.
Aunque ello en su momento no fue tan malo, detalla el historiador, pues “si Hidalgo desde el principio hablaba mal del rey, la gente no lo hubiera seguido tan fácilmente” pues por descabellado que parezca, en ese entonces, la población le era fiel al monarca, algunos por convicción, otros más por obligación o temor y hasta por tradición pues al ser una figura distante (estaba al otro lado del mundo) se convirtió prácticamente en una figura mítica a seguir.
Así, a sus 57 años de edad, algo mayor pues “para su tiempo la gente de 45 era anciana, porque el promedio de vida era mucho menor que ahora… seguía siendo un hombre fuerte y vigoroso” que gustaba prácticamente de todos los placeres de la vida, incluso aquellos que incluían licor, juegos de azar y hasta charrería, cuenta el arqueólogo.
Un experto en el jaripeo
Pero, vamos por partes; nacido en el Rancho San Vicente, de la Hacienda Corralejo en Penjamo, Guanajuato, Miguel Hidalgo era todo un experto en el jaripeo.
“Sabía montar perfectamente, sabía tirar a la reces de la cola en los juegos que se hacían… hacía piruetas… todavía no se usaba la palabra charro como nosotros la usamos, pero era un charro, era un charro”, relata entusiasmado Eduardo Merlo.
Igual de bueno era el cura Hidalgo para el albur, pues incluso cuando Aldama llega hasta la parroquia de Dolores para alertarlo sobre el descubrimiento de la conspiración, Miguel Gregorio tuvo tiempo de bromear.
“Preocupadísimo Aldama: ¡señor estamos descubiertos!, ya pueden estar viniendo para acá los soldados que nos van a tomar presos
Y Don Miguel Hidalgo le dice: espérame déjame vestir - y se está poniendo las calcetas tranquilamente-
Pero señor, señor
No te preocupes - entonces le dice a su hermano-, su hermano era su asistente, Mariano Hidalgo: despierta a la cocinera y que le haga un chocolatito aquí al capitán para que se calme
Ya que se termina de vestir, dice:
Hidalgo: Señores no nos queda más remedio que ir a coger gachupines
Y lo dice en el tono de albur”.
Tan excepcional y simpático, como inteligente era el cura Hidalgo, que antes de este episodio se pone al descubierto su destreza en los naipes, y es que cuenta la historia, dice Merlo, que justo la noche anterior jugó baraja con el comandante de Dolores a quién engañó para revelar el lugar en el que ocultaba el dinero y con ello financiar la guerra de Independencia.
“Por eso apuesta más de lo que llevaba de dinero y apostaba fuerte, y le dice al intendente: ya me acabé el dinero, pero quiero seguir jugando, le pido a usted que me preste una cantidad” (ya no recuerdo si 200 pesos o algo así, que era mucho, mucho dinero, para seguir apostando y lo hace con toda intención) entonces el otro que no quiere deja de jugar, le dice: sí, claro señor cura como no” - y llama a su mujer y le dice: ve a donde está el dinero y dale lo que pida el señor cura”, lo que quería Hidalgo era saber donde guardaban la lana”, puntualiza Eduardo Merlo.
Tan inteligente era Miguel Hidalgo que durante su paso por el seminario se ganó el apodo de “El Zorro”, que por cierto se convirtió en cura, más por conveniencia que por vocación religiosa., pues con ello además de evitar el férreo control de su padre, tenía asegurada una vida cómoda.
“La carrera eclesiástica era una buena posibilidad sobre todo de encontrar una buena posición económica”.
Otra de las picarescas historias de “El Zorro” se vinculan con la prohibición de aprender y hablar francés, idioma que Miguel Hidalgo dominó al igual que la producción de vino, actividad que desde finales del siglo XVI estaba prohibida en la Nueva España para obligar a los locales a adquirir la bebida europea.
“A pesar de la prohibición mandó a sembrar vides en dolores y entonces empezaron a producir vino que claro era de consumo local, nada más de dolores y de algunos pueblitos de alrededor porque no lo podían hacer público porque se le venían encima”.
Hidalgo roba a Puebla su más preciado secreto
Y si pensabas que la vida de Don Miguel Hidalgo y Costilla poco tuvo que ver con Puebla, la verdad fue otra, pues el cura logró robar a los poblanos el secreto de la talavera a quienes aplicó el famoso dicho de “platica poblano mientras yo te gano”.
“Don Miguel Hidalgo mando a su gente y dijo: no los van a aceptar así de entrada los alfareros, vayan háganse los chistosos, los amigos y métanse de sirvientes de criados, barran, hagan lo que no quieran hacer otros y se van fijando como se hace, el secreto; y vinieron y lo aprendieron y ya que lo aprendieron se fueron y los alfareros ni cuenta se dieron”
Así los enviados del curan regresaron a Dolores e instalaron talleres de talavera, aunque sólo le llamaron losa, un arte que hoy en día perdura en aquella demarcación.
¿JOSEFA ORTIZ, LA AMANTE… DE LA INDEPENDENCIA?
De carácter abierto alegre y muy simpático, Doña Josefa Ortíz de Domínguez se ganó el corazón de casi todo Querétaro, “se llevaba bien con todos, todo el mundo la quería” aunque hubo, como siempre, quienes la envidiaban por lo que de su persona se divulgaron más de un chisme que la pintaban como amante de Hidalgo y hasta del viudo Allende, cuenta Eduardo Merlo.
“Como era de carácter abierto y como era muy sociable las demás señoras la veían mal y la acusaban de tener ligereza, pero era correcta, era simpática, era agradable”.
Lo que si fue verdad es que a Doña Josefa le gustaba la fiesta y también la conspiración contra la corona.
“Tenía un buen sentido de la organización, cuando organizaba las tertulias en su casa, que era la casa de gobierno de Querétaro, las hacía muy bien, tenía fama de buena anfitriona y claro algunas de estas tertulias no eran tertulias eran sesiones para prepararse a la guerra que ellos querían”.
EL VIUDO, PERO BUEN PARTIDO
Como ya adelantamos Ignacio Allende, además de ser capitán de las milicias, también fue viudo, aunque eso no fue impedimento para ser el más asediado por las mujeres de la época.
“Era muy joven era el galán de la película, guapo, joven, pretendido por todas las muchachas, porque quedó viudo muy joven, se murió su mujer al poquito de haberse casado, entonces sí era un buen partido”.
LOS OLVIDADOS DE LA HISTORIA
Epigmenio y Emeterio González Flores, dos nombres que seguro no te suenan, ni por casualidad, pero no te asustes, a ti no se te olvidaron, más bien se le olvidaron a la historia pues al ser los primeros en ser detenidos tras el descubrimiento de la conspiración, su nombre se desvaneció poco a poco, aunque a estos hermanos debemos en gran parte la Independencia de nuestro país pues fueron ellos quienes iniciaron el movimiento insurgente.
“A los primeros que aprenden son a los Gonzales por eso la historia no les hace mucho caso, pero son los que tenían armas en su casa, ellos eran los que movían todo… ellos empezaron a buscar a sus amigos, a platicar con ellos y los convencieron”
MORELOS Y SU MUY, MUY OBSCURO SECRETO
Aunque en realidad José María Morelos y Pavón fue el más honrado, íntegro y cabal de los libertadores, en realidad su secreto más obscuro, literalmente, está ligado a su origen racial, relata el arqueólogo Eduardo Merlo.
“Era mulato y en aquellos tiempos el mulato no valía nada, su mamá, y aquí se ve como la corrupción ha sido de todos los tiempos, cuando lo llevaron a bautizar le dio una mordida al cura para que en el acta en la partida de bautizo pusiera mestizo”.
Fue así como el llamado Siervo de la Nación logró escalar entre la sociedad, ordenarse sacerdote y convertirse en uno los próceres de la patria, pues de haberse quedado como mulato, sin la intervención del sacerdote que lo bautizó, hubiera sido un esclavo más.
“Porque quien clasificaba a la gente era el cura, veía el chamaco y si lo veía prietito lo bajaba y si lo veía blanquito lo subía, si estaba blanco ponía español, si empezaba a volverse medio oscurito ya lo iba a clasificando”.
Por cierto que aquí se aplica un refrán más: “Lo que no has de querer, en tu casa has de tener”, y es que pese a ser uno de los grandes libertadores de México, Morelos tuvo un hijo traidor, sí, un hijo y además traidor.
Se trató de Juan Nepomuceno Almonte, que por cierto no fue reconocido por Morelos como hijo debido a su investidura como sacerdote, pero quien habló con Napoleon III para que mandara un emperador europeo a México.
“Él dijo Juan Nepomuceno, porque estaba de moda ese santo, y de apellido Almonte, y ¿por qué, le preguntaron después? Almonte pues porque nació en el monte, no le podía poner Morelos, no lo podía reconocer, aunque quisiera”, relata Merlo.
PUEBLA, LA RELIGIÓN Y LA INDEPENDENCIA
Y finalmente seguro te has de preguntar la razón de que Puebla no ocupe un prominente lugar en los libros de historia cuando de la Independencia se habla, contrario a lo que sucede con la intervención francesa, la respuesta es muy sencilla, en realidad los poblanos estaban en contra del movimiento insurgente, incluso aquí se organizaron rezos para pedir por las almas de aquellos que se levantaron contra la corona.
“El obispo hizo rogativas en todas las iglesias para que rezaron porque cómo un sacerdote se levantaba contra la autoridad del rey, eso jamás se había visto, entonces para que la gente se previniera de lo que estaba pasando, se iba a acabar el mundo, decían, entonces en las iglesias hubo rogativas para que Dios perdonara a estos rebeldes que atentaban contra la autoridad del rey”.
Y si el episodio no fuera lo bastante vergonzoso, históricamente hablando, este otro dato es la cereza del pastel y es que el famoso Fuerte de Loreto y Guadalupe que los poblanos presumen incluso a nivel mundial, en realidad fue construido para combatir a las fuerzas liberales de la Independencia.
“Entonces el ayuntamiento pidió una cooperación, de los vecinos ricos y construyeron el fuerte de Loreto, por si los rebeldes alguna vez se acercaban a Puebla, era una manera de defender a la ciudad, esa es la idea del Fuerte de Loreto”.
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