Malick Ndiaye, el niño de Senegal que construyó un telescopio con latas de refresco

El niño de Senegal relató que le tomó dos semanas realizar el telescopio

Julio Sánchez | El Sol de Puebla

  · viernes 19 de noviembre de 2021

Abajo a la derecha, la estrella Aldebarán con las Hyades a su alrededor y en la parte superior izquierda las Pléyades. Foto: Giuseppe Donatelle

Malick Ndiaye era un niño diferente a otros, cuando no sabía ni leer o escribir, solo estaba interesado en un viejo libro donde aparecían asombrosas imágenes de estrellas y planetas. Teniendo ahora 13 años, llevó ese deseo por aprender más lejos y, para acercarse a las estrellas, decidió construir su propio telescopio.

Oriundo del pueblo de Touba en Senegal, tomó diversas latas de refresco, unos lentes y alambre para conseguir su objetivo. Su caso llegó a las redes sociales donde se volvió viral y diversos astrónomos como organismos ya se han acercado a él para apoyarlo en su deseo de aprender de las estrellas.

Su historia llegó hasta el presidente de la Asociación Senegalesa para la Promoción de la Astronomía, quien decidió hacerle un regalo. Foto: Cortesía Facebook Maram Kaire

LA GRAN CONSTRUCCIÓN DEL TELESCOPIO

El padre de Malick fue quien consiguió el libro “Todo el universo”, el cual se convertiría en su fuente de conocimiento. El libro lo recibió como un regalo de Abdou Diouf, expresidente de Senegal, quien se lo dio a su padre tras retirarse después de desempeñarse como gendarme y conductor personal.

Desde que Malick tuvo contacto con el libro no hacía más que observarlo, aprender y realizar sus propias anotaciones, de forma que varias de las hojas cuentan con garabatos puntos o rayas. Teniendo ocho años ya era capaz de identificar la posición de estrellas como Aldebaran, Betelguese y Sirius. Además, comenzó a trazar sus propios mapas.

Durante el verano no pudo más y decidió poner manos a la obra para conseguir su propio telescopio. Para construirlo tomó unos anteojos viejos de su padre, una lente de cámara, alambre, papel, latas y unas cañas. Su nuevo telescopio lucía junto a su ventana y un día un hombre que trabajaba en obras de carretera y al preguntar por el instrumento no pudo creer que el niño lo hubiera creado, por lo que decidió compartirlo en redes sociales.

Me tomó dos semanas construir el telescopio, cuando vi el cielo nocturno y vi los detalles de la superficie de la Luna, me pareció que podía tocarlo con mi mano”, relató Malick en una entrevista. “Un día estaba en la puerta de la casa y pasó un hombre que trabaja en las obras de la carretera. Me preguntó si se trataba de topografía y le dije que no, era un telescopio que yo mismo había hecho. Entonces me tomó fotos y un video y los subió a Facebook”.

La madre de Malick relató a diversos como vivió preocupación al principio debido a que mucha gente se acercó al niño y muchas personas se comunicaban con ella para localizarlo y entrevistarlo. Pero, logró que su hijo no confundiera las cosas y siga centrado en sus estudios.

EL APOYO DE MARAM KAIRE

Dentro de los miles de personas que vieron la historia de Malick Ndiaye se encontró Maram Kaire, el presidente de la Asociación Senegalesa para la Promoción de la Astronomía (ASPA). Al igual que Malick, Kaire soñaba desde los 12 años con estudiar astronomía y conocer más el universo. Su trabajo le permitió ser reconocido por la NASA y convertirse en un promotor directo en su país de la astronomía.

Maram se dio a la tarea de encontrar al niño y contactar a su madre para hacerle llegar un recuerdo especial. Su encuentro quedó grabado en redes sociales, en donde Kaire puso una condición a Malick para quedarse con el telescopio.

“Hablé con la madre de Malick y le ofrecí un telescopio con el desafío que tenía que construirle un trípode”, relató Maram. “Le tomó una semana hacerlo con madera y ya lo tiene en casa”.

En sus mismas redes sociales, Maram mostró el trabajo que realizó Malick para construir su propio trípode. La estructura de madera es de gran tamaño, resistente y como decoración al tener pintada la bandera de Senegal múltiples veces.

“Este instrumento le permitirá iniciar sus primeras observaciones del cielo, la base de la astronomía y mantener intacta su pasión por las estrellas”, relató el presidente de la ASPA. “Esto siempre reforzará el gusto por la creatividad y el entusiasmo para ir más allá. La generación más joven merece todos nuestros esfuerzos”.

La reacción del joven de 12 años fue un poco más sencilla, aunque con mucho entusiasmo, al decir que lo único que quería era seguir con su observación de las estrellas.

Algunos de los requisitos para participar son tener de 24 a 55 años y una altura entre los 153 y 190 centímetros Foto: DLR

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