Wendi es una chica trans de 38 años que desde los 21 vive con VIH y en el Día Mundial de Lucha contra el SIDA este 1 de diciembre pidió a los jóvenes, principalmente, protegerse al momento de tener relaciones sexuales y a la sociedad dejar de estigmatizar a la comunidad LGBT, ya que las personas heterosexuales también son vulnerables de adquirir el virus.
Su vida ha sido difícil por la aceptación familiar debido a su transición de hombre a mujer, también por la etiqueta de que las mujeres trans son promiscuas y las principales portadoras del VIH, que se transmite por tres vías: sexual, de la madre al hijo y por medio de agujas.
Lenin, un chico de 32 años de edad que no se protegió y se confió de la persona con la que tuvo relaciones sexuales, contó que tiempo después empezó a tener diarreas frecuentes e infecciones estomacales, dolor en los pulmones y sudoraciones que no parecían normales por lo que acudió al médico, quien lo canalizó para unos estudios especiales que dieron como resultado que había adquirido el Virus de Inmunodeficiencia Humana.
“Mi tratamiento es costoso y la invitación es a que no se confíen, no creas que no te pueda pasar, sí puede suceder”, dijo a El Sol de Puebla.
Sobre el tema, Eduardo Gamboa Corona, fundador del Proyecto Quimera, explicó que una persona con VIH puede vivir más de 30 años, pero con tratamiento adecuado, dejar el alcohol, tabaco, tener una buena alimentación y hacer ejercicio.
“Tener VIH no significa muerte hoy en día, significa tener esperanza, la expectativa es de más de 30 años, puedes morir de otra cosa, diabetes, un infarto, pero no del virus, hay proyectos que crean conciencia, sensibilización y ampliación del panorama”, expuso.
Otra experta en el tema es Gabriela Chumacero Rodríguez, presidenta del Grupo Transgénero Puebla, quien destacó la importancia de programas en favor de los derechos humanos de las personas trans que puedan estar infectadas del virus, como la instalación de un Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (Capasits), que ya existe en Tehuacán, Izúcar de Matamoros y Puebla.
“Hace dos años Tehuacán fue una población no tanto de la comunidad LGBT sino en general, era una población alta de VIH. Hoy la población más afectada es la heterosexual por los migrantes que vienen a infectar a sus familias, a sus esposas, a sus hijos”, afirmó.
