De los últimos cuatro años, la temporada de influenza 2018-2019 fue la más delicada en la entidad poblana, ya que durante este periodo se registraron un total de 239 casos confirmados y 57 defunciones a causa del virus, esto de acuerdo a los registros del Boletín Epidemiológico de la Influenza.
Al realizar un comparativo cronológico se puede observar que en la temporada de influenza estacional 2016-2017 -que comprende octubre a mayo- el estado tuvo un acumulado de 191 casos confirmados, cifra con la que se posicionó en el lugar 10 nacional. En tanto, la entidad registró un total de 10 defunciones por la misma causa, ocupando así el lugar número 17 a nivel nacional.
En el periodo consecutivo, es decir, 2017-2018, Puebla tuvo un registro a la baja de casos confirmados y de fallecimientos. En la primera categoría se tuvo un total de 118 mientras que en la segunda se presentaron siete pérdidas.
Sería en el periodo de influenza estacional 2018-2019 cuando la entidad registraría las cifras más elevadas en comparación con los años anteriores. Respecto a los casos confirmados se tuvo un total de 239, cifra que posicionó al estado en el lugar número 15 nacional. Por otro lado, con el tema de las defunciones, el estado tuvo un registro de 57, número con el que alcanzó el lugar número cuatro nacional.
Finalmente, durante la temporada 2019-2020, la entidad nuevamente registró un comportamiento a la baja con un total de 140 casos confirmados y 12 defunciones.
A nivel federal, la Secretaría de Salud advirtió que durante los meses de diciembre y enero se espera el pico de la influenza, por lo que el Subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, recientemente pidió a los estados alistar las camas Covid que se vayan desocupando para dar la atención correspondiente a los pacientes de influenza.
En Puebla ya se encuentra disponible la vacuna, misma que estará destinada principalmente a las personas consideradas en nivel de riesgo como son menores de 5 años de edad, población mayor de 60 años, mujeres embarazadas y personal médico. Aunado a esto se le dará prioridad a la población de riesgo que oscila entre los 5 a 59 años de edad, entre las que se encuentran personas con enfermedades cardiacas, congénitas y crónicas; de estas últimas como la diabetes mellitus, obesidad mórbida, enfermedades pulmonares, enfermedades cardiovasculares, insuficiencia renal, inmunosupresión, cáncer y VIH/SIDA.