/ viernes 23 de octubre de 2020

Médicos, héroes con bata en la batalla contra el coronavirus | Día Del Médico

Doctores de diversos hospitales comparten sus experiencias en la lucha diaria contra el Covid-19

Trabajar los días de descanso, enfermarse del virus, alejarse de sus familiares, mudarse solos para no infectar a sus seres queridos, e incluso, enfrentar el fallecimiento de un padre durante la misión, son parte de las vivencias que médicos –reconocidos como los grandes héroes contra el Covid-19- han enfrentado en esta contingencia sanitaria y que, pese a ello, no se detienen.

De viva voz, médicos de diversos hospitales comparten sus experiencias en el Día Del Médico (que se conmemora cada 23 de octubre en nuestro país) y que en este 2020, toma mayor relevancia ante la gran responsabilidad de salvar vidas y encontrar la cura.

A lo largo de estos siete meses, la fortaleza y la valentía, es lo que han puesto por delante para hacer frente a la pandemia. Confiesan que a diario enfrentan una batalla contra un enemigo invisible que los obliga poner a prueba sus conocimientos, emociones y determinación.

Desde sus lugares de trabajo reconocen que el miedo se ha hecho presente en diversos momentos de la contingencia, sin embargo, todos coinciden en que hay algo más significativo que sobrepasa los temores: el amor por su vocación.

FORTALEZA EN MEDIO DE LA BATALLA

Estar en primera línea de contacto con pacientes Covid representa uno de los retos más reveladores en la vida profesional de Rosa Alicia Roque Romero, quien actualmente labora como médico en el área de Urgencias del Hospital General del Sur y en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). A pesar de su incansable lucha, el virus no le dio inmunidad, y el pasado 30 de julio tuvo que enfrentar la pérdida de aquel ser que la inspiró a emprender su camino en el ámbito de la salud: su padre.

Con emotividad, recuerda que sus padres se conocieron gracias a esta noble profesión. Él era médico y su madre enfermera, hecho que desde pequeña la motivó a seguir sus pasos. Asegura que siempre habían estado unidos como familia, pero el virus los separó.

Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Antes de que la enfermedad llegara a su hogar, ella tomó las medidas necesarias para evitar exponerlos, incluso, decidió irse a vivir a otro domicilio para “no llevar el enemigo a casa”, no obstante, los padecimientos de su padre lo hicieron vulnerable al contagio.

“Uno tiene que separarse de ellos. Llegó el momento en el que les dije ´ya no los voy a ver, mejor me voy a vivir aparte, quédense en casa, aíslense´. El miedo, muchas veces ya no es por uno, sino por ellos. Da temor ser uno quien meta el enemigo a casa. Es una situación muy difícil”.

Alicia comparte que es muy pesado estar más de ocho horas con el equipo de protección personal, pero asegura que, pensar en su padre, es lo que le da fortaleza para seguir adelante y evitar que más personas mueran a causa de la Covid.

“En estos momentos tengo un compromiso social muy importante. El haber vivido ambos lados esta pandemia me inspira a luchar porque, al tener una pérdida en casa, sabes que no quieres que nadie más lo viva. Se tocan las fibras más sensibles y uno siempre quiere ayudar, muchísimo más”.

VIDA PERSONAL, EN PAUSA

A pesar de las arduas jornadas laborales, el neumólogo Iván Juárez Verdugo, siempre se muestra dispuesto a escuchar y atender a sus pacientes, pues sabe que han depositado toda su confianza en él para salir adelante de esta enfermedad.

Confiesa que a raíz de la pandemia, su vida personal se puso en pausa, pues de lunes a domingo su agenda está dedicada enteramente a una misión: luchar contra una enfermedad 10 veces más mortal que la influenza.

Foto: Maricarmen Hernández | El Sol de Puebla

Su profesionalismo lo llevó a ser nombrado Coordinador Médico del Centro de Enfermedades Respiratorias del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado de Puebla (ISSSTEP), hecho que lo obligó a dar más de sí, pero al mismo tiempo representó una mayor responsabilidad y nivel de riesgo.

En su consultorio particular del Hospital Ángeles, también atiende a otros pacientes, lo que incrementó sus horarios laborales, pero es una labor que asegura, está dispuesto hacer para vencer el virus y sanar a más personas. “Hemos estado muy atareados los neumólogos, trabajamos hasta los domingos y no hay nada de descanso (…) la gente deposita toda la confianza en nosotros y los médicos entregamos todo. Hemos derramado lágrimas, compartido sonrisas, pero tenemos que seguir adelante”.

Comparte que desde el inicio de la pandemia no ha podido convivir abiertamente con su familia toda vez que, durante este tiempo, ha consultado a más de 2 mil pacientes positivos a Covid, por lo que tendrá que esperar un poco más hasta que las condiciones lo permitan.

“La vida personal ahorita está prácticamente en ceros. Desde marzo, solo he podido ver a mi familia tres veces, sin besos, ni abrazos. Ha sido difícil, pero esto no nos detiene. Aun con el riesgo que esto representa tenemos que seguir atendiendo”.

JORNADAS EXHAUSTAS Y PROTECCIÓN SOFOCANTE

Por su parte, Francisco Dasney Rivero Olivar, médico de alta especialidad en rehabilitación pulmonar, describe como sofocante el hecho de portar durante 8 horas continuas el equipo de protección personal, sin embargo, sabe que es necesario por él, sus pacientes y su familia.

Sus ojos es lo único que se alcanza a ver detrás de su careta y su mascarilla. Conforme comparte sus experiencias, sus gafas de protección quedan empañadas por el calor acumulado. Cada gotita de sudor refleja el esfuerzo que dedica durante el día para ayudar a las personas que requieren de él. A pesar de las incomodidades que esto representa, su buen ánimo nunca decae.

Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla

“Sí, es muy sofocante. Incluso, el problema es a la hora de ir al baño. Casi no podemos tomar agua y todo eso lo tenemos que prever desde el inicio de la jornada hasta el final, para no quitarnos y ponernos el equipo de protección y reducir los riesgos”.

El médico que labora en el CRIT Puebla, reconoce que dedicarse a esta profesión en tiempos de pandemia en sumamente pesado, pero la satisfacción de ver a los pacientes recuperados es su mayor motivación, lo que hace que su esfuerzo valga cada segundo.

“La satisfacción que me ha tocado ver es ver la recuperación de los pacientes. El agradecimiento que recibimos de las familias es algo invaluable y que también se agradece mucho. Estamos dando lo mejor de nosotros para sacarlos adelante”, comparte.

Pero, para poder ayudar, primero tenía que estar bien consigo mismo, lo que implicaba tener una buena condición de salud. Fue por ello que, lejos de irse de incapacidad, optó por bajar 16 kilos mediante el ejercicio para no exponerse y continuar junto con sus colegas en esta importante batalla.

SE EXPONE A LA FAMILIA

Por su parte el médico Juan Carlos Bueno, neumólogo broncoscopista del Hospital Puebla, comparte que estar en contacto con pacientes Covid provocó que inminentemente se enfermara y que a su vez, contagiara del virus a su familia.

Aunque hubo temor por el extraño comportamiento de esta enfermedad, el médico puso por delante su profesionalismo para sanar a su familia y también a los más de 2 mil 300 pacientes que se han puesto en sus manos.

Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Asegura que el reto más grande han sido aquellos pacientes que llegan en etapas muy delicadas de la enfermedad, pero su satisfacción es ver que el 95 por ciento de todos sus pacientes han salido avante de esta situación. “Esto cansa física y emocionalmente, pero hay que seguir al pie del cañón No hay que bajar la guardia. Cada día aprendemos cosas nuevas de esta enfermedad, por eso, nosotros que somos los expertos en el tema, tenemos que estar al frente de esta enfermedad”, comparte.

Al preguntarles por separado qué se siente ser considerados como héroes, a todos se les forma una gran sonrisa que se puede apreciar incluso con el cubrebocas, y con gran humildad agradecen el halago de la sociedad, mismo que aceptan con responsabilidad y con el cual se comprometen a seguir dando todo su esfuerzo pese a la adversidades. “Gracias. Todos los días estamos dando lo mejor de nosotros y deseamos estar a la altura de este gran halago”, coincidieron.

Leer más: [Video] Hallan con vida en mortuorio del IMSS La Margarita a recién nacido prematuro

Trabajar los días de descanso, enfermarse del virus, alejarse de sus familiares, mudarse solos para no infectar a sus seres queridos, e incluso, enfrentar el fallecimiento de un padre durante la misión, son parte de las vivencias que médicos –reconocidos como los grandes héroes contra el Covid-19- han enfrentado en esta contingencia sanitaria y que, pese a ello, no se detienen.

De viva voz, médicos de diversos hospitales comparten sus experiencias en el Día Del Médico (que se conmemora cada 23 de octubre en nuestro país) y que en este 2020, toma mayor relevancia ante la gran responsabilidad de salvar vidas y encontrar la cura.

A lo largo de estos siete meses, la fortaleza y la valentía, es lo que han puesto por delante para hacer frente a la pandemia. Confiesan que a diario enfrentan una batalla contra un enemigo invisible que los obliga poner a prueba sus conocimientos, emociones y determinación.

Desde sus lugares de trabajo reconocen que el miedo se ha hecho presente en diversos momentos de la contingencia, sin embargo, todos coinciden en que hay algo más significativo que sobrepasa los temores: el amor por su vocación.

FORTALEZA EN MEDIO DE LA BATALLA

Estar en primera línea de contacto con pacientes Covid representa uno de los retos más reveladores en la vida profesional de Rosa Alicia Roque Romero, quien actualmente labora como médico en el área de Urgencias del Hospital General del Sur y en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). A pesar de su incansable lucha, el virus no le dio inmunidad, y el pasado 30 de julio tuvo que enfrentar la pérdida de aquel ser que la inspiró a emprender su camino en el ámbito de la salud: su padre.

Con emotividad, recuerda que sus padres se conocieron gracias a esta noble profesión. Él era médico y su madre enfermera, hecho que desde pequeña la motivó a seguir sus pasos. Asegura que siempre habían estado unidos como familia, pero el virus los separó.

Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Antes de que la enfermedad llegara a su hogar, ella tomó las medidas necesarias para evitar exponerlos, incluso, decidió irse a vivir a otro domicilio para “no llevar el enemigo a casa”, no obstante, los padecimientos de su padre lo hicieron vulnerable al contagio.

“Uno tiene que separarse de ellos. Llegó el momento en el que les dije ´ya no los voy a ver, mejor me voy a vivir aparte, quédense en casa, aíslense´. El miedo, muchas veces ya no es por uno, sino por ellos. Da temor ser uno quien meta el enemigo a casa. Es una situación muy difícil”.

Alicia comparte que es muy pesado estar más de ocho horas con el equipo de protección personal, pero asegura que, pensar en su padre, es lo que le da fortaleza para seguir adelante y evitar que más personas mueran a causa de la Covid.

“En estos momentos tengo un compromiso social muy importante. El haber vivido ambos lados esta pandemia me inspira a luchar porque, al tener una pérdida en casa, sabes que no quieres que nadie más lo viva. Se tocan las fibras más sensibles y uno siempre quiere ayudar, muchísimo más”.

VIDA PERSONAL, EN PAUSA

A pesar de las arduas jornadas laborales, el neumólogo Iván Juárez Verdugo, siempre se muestra dispuesto a escuchar y atender a sus pacientes, pues sabe que han depositado toda su confianza en él para salir adelante de esta enfermedad.

Confiesa que a raíz de la pandemia, su vida personal se puso en pausa, pues de lunes a domingo su agenda está dedicada enteramente a una misión: luchar contra una enfermedad 10 veces más mortal que la influenza.

Foto: Maricarmen Hernández | El Sol de Puebla

Su profesionalismo lo llevó a ser nombrado Coordinador Médico del Centro de Enfermedades Respiratorias del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado de Puebla (ISSSTEP), hecho que lo obligó a dar más de sí, pero al mismo tiempo representó una mayor responsabilidad y nivel de riesgo.

En su consultorio particular del Hospital Ángeles, también atiende a otros pacientes, lo que incrementó sus horarios laborales, pero es una labor que asegura, está dispuesto hacer para vencer el virus y sanar a más personas. “Hemos estado muy atareados los neumólogos, trabajamos hasta los domingos y no hay nada de descanso (…) la gente deposita toda la confianza en nosotros y los médicos entregamos todo. Hemos derramado lágrimas, compartido sonrisas, pero tenemos que seguir adelante”.

Comparte que desde el inicio de la pandemia no ha podido convivir abiertamente con su familia toda vez que, durante este tiempo, ha consultado a más de 2 mil pacientes positivos a Covid, por lo que tendrá que esperar un poco más hasta que las condiciones lo permitan.

“La vida personal ahorita está prácticamente en ceros. Desde marzo, solo he podido ver a mi familia tres veces, sin besos, ni abrazos. Ha sido difícil, pero esto no nos detiene. Aun con el riesgo que esto representa tenemos que seguir atendiendo”.

JORNADAS EXHAUSTAS Y PROTECCIÓN SOFOCANTE

Por su parte, Francisco Dasney Rivero Olivar, médico de alta especialidad en rehabilitación pulmonar, describe como sofocante el hecho de portar durante 8 horas continuas el equipo de protección personal, sin embargo, sabe que es necesario por él, sus pacientes y su familia.

Sus ojos es lo único que se alcanza a ver detrás de su careta y su mascarilla. Conforme comparte sus experiencias, sus gafas de protección quedan empañadas por el calor acumulado. Cada gotita de sudor refleja el esfuerzo que dedica durante el día para ayudar a las personas que requieren de él. A pesar de las incomodidades que esto representa, su buen ánimo nunca decae.

Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla

“Sí, es muy sofocante. Incluso, el problema es a la hora de ir al baño. Casi no podemos tomar agua y todo eso lo tenemos que prever desde el inicio de la jornada hasta el final, para no quitarnos y ponernos el equipo de protección y reducir los riesgos”.

El médico que labora en el CRIT Puebla, reconoce que dedicarse a esta profesión en tiempos de pandemia en sumamente pesado, pero la satisfacción de ver a los pacientes recuperados es su mayor motivación, lo que hace que su esfuerzo valga cada segundo.

“La satisfacción que me ha tocado ver es ver la recuperación de los pacientes. El agradecimiento que recibimos de las familias es algo invaluable y que también se agradece mucho. Estamos dando lo mejor de nosotros para sacarlos adelante”, comparte.

Pero, para poder ayudar, primero tenía que estar bien consigo mismo, lo que implicaba tener una buena condición de salud. Fue por ello que, lejos de irse de incapacidad, optó por bajar 16 kilos mediante el ejercicio para no exponerse y continuar junto con sus colegas en esta importante batalla.

SE EXPONE A LA FAMILIA

Por su parte el médico Juan Carlos Bueno, neumólogo broncoscopista del Hospital Puebla, comparte que estar en contacto con pacientes Covid provocó que inminentemente se enfermara y que a su vez, contagiara del virus a su familia.

Aunque hubo temor por el extraño comportamiento de esta enfermedad, el médico puso por delante su profesionalismo para sanar a su familia y también a los más de 2 mil 300 pacientes que se han puesto en sus manos.

Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Asegura que el reto más grande han sido aquellos pacientes que llegan en etapas muy delicadas de la enfermedad, pero su satisfacción es ver que el 95 por ciento de todos sus pacientes han salido avante de esta situación. “Esto cansa física y emocionalmente, pero hay que seguir al pie del cañón No hay que bajar la guardia. Cada día aprendemos cosas nuevas de esta enfermedad, por eso, nosotros que somos los expertos en el tema, tenemos que estar al frente de esta enfermedad”, comparte.

Al preguntarles por separado qué se siente ser considerados como héroes, a todos se les forma una gran sonrisa que se puede apreciar incluso con el cubrebocas, y con gran humildad agradecen el halago de la sociedad, mismo que aceptan con responsabilidad y con el cual se comprometen a seguir dando todo su esfuerzo pese a la adversidades. “Gracias. Todos los días estamos dando lo mejor de nosotros y deseamos estar a la altura de este gran halago”, coincidieron.

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