En los próximos años, la pandemia por Covid-19 parece ser que no será el único problema al cual se enfrentará la humanidad, ya que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para el año 2030, los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo.
Y es que, de acuerdo a un informe del Ministerio de Sanidad español, el trastorno de ansiedad es el más frecuente, pues afecta al 6.7 por ciento de población (8.8 por ciento en mujeres y 4.5 por ciento en hombres). Esta cifra alcanza el 1.04 por ciento si se incluyen signos o síntomas de ansiedad.
En este sentido, los expertos aseguran que dentro de este espectro de problemas mentales, uno de los diagnósticos más frecuentes es el trastorno de ansiedad fóbica o fobia específica; de hecho, en la última edición de “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” define estos trastornos como la aparición de miedo o ansiedad intensa, inmediata (casi siempre) y desproporcionada ante objetos o situaciones específicas que, de forma general, no serían consideradas peligrosas y que, además, el paciente intenta evitar o resistir activamente.
LA CORONAFOBIA: UNA FOBIA ASOCIADA AL CONTAGIO
Dentro de la medida del confinamiento, impuesta en prácticamente todos los países al inicio de la pandemia, el aislamiento y la reducción drástica del contacto físico y social, ha afectado en gran medida a la salud mental, esto debido a las restricciones en el ocio y el tiempo libre.
Las consecuencias de ello han sido diversas en relación a la salud mental de las personas y un padecimiento es la Coronafobia, que se traduce como una ansiedad excesiva a contraer el Covid-19.
Las personas que la han llegado a experimentar perciben un miedo extremo, así como un conjunto de síntomas fisiológicos desagradables desencadenados por pensamientos o información relacionada con esta enfermedad.
Esta fobia es realmente incapacitante en la medida en que está fuertemente relacionada con el deterioro funcional y la angustia psicológica y, por tanto, tiene importantes implicaciones para el bienestar mental.
Asimismo, relacionado con el miedo excesivo al contagio, es destacable el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), otra alteración relacionada con la ansiedad cuyos síntomas pueden verse exacerbados en el contexto del coronavirus; el DSM V define el TOC como la presencia de obsesiones, compulsiones o ambas.
Los individuos con este tipo de obsesiones o impulsos, recurrentemente tienen imágenes persistentes no deseadas. Un gran ejemplo puede ser la idea de contagiarse o de contagiar a lo seres queridos; las compulsiones pueden aparecer para hacer frente al malestar generado por las obsesiones en forma de comportamientos repetitivos que la persona aplica de manera rígida, como puede ser el frecuente lavado de manos, medida que se ha planteado para la prevención de la infección.
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No obstante, esta conducta suele ser una compulsión frecuente del TOC asociado a la contaminación. Así, esta acción que es adecuada y saludable (no solo en época de pandemia si no de forma general) puede convertirse en la base del aumento de la prevalencia del TOC asociado al covid-19 en este caso.
OTRAS FOBIAS ASOCIADAS AL CONFINAMIENTO
El aislamiento social ha desencadenado otras fobias y entre ellas destaca la “agorafobia”, un trastorno de ansiedad fóbica en el que la persona experimenta un miedo intenso ante lugares o situaciones de los cuales sería difícil huir o pedir ayuda en caso de urgencia.
Una más es la “fobia social”, ya que el confinamiento también puede llevar a una afectación negativa de las habilidades sociales y con una mayor propensión a esta fobia.
Es importante destacar que el grupo poblacional que más se ha visto afectado son los adolescentes. En este caso, el miedo se da ante situaciones sociales en las que el individuo está expuesto al posible examen por parte de otras personas.