/ viernes 21 de enero de 2022

Si no duermes, tienes más probabilidad de presentar sobrepeso: es culpa de las orexinas

Algunos estudios con animales han demostrado que los bajos niveles de orexina causan obesidad, incluso cuando se consumen menos calorías

¿Sabías que el sueño es un factor clave en el sobrepeso y la obesidad también? Dormir poco puede afectar a nuestra salud en gran medida, trayendo consecuencias a nuestro cuerpo que se ven reflejados en experimentar pérdida de memoria, problemas de concentración y más fatiga mental, además, dormir bien, es fundamental para adelgazar… ¡sí, así como lo lees!

Para hacernos una idea de la importancia que el dormir bien tiene en nuestro peso, un estudio del Centro de Investigación Biomédica sobre la obesidad y la nutrición considera que por cada hora adicional de sueño reduciríamos hasta un 36 por ciento el riesgo de sobrepeso, nada mal.

Y es que, al parecer, la falta de sueño aumenta la secreción de una hormona llamada grelina, una hormona que envía una señal de hambre al cerebro; al mismo tiempo desciende el nivel de leptina, otra hormona implicada que ayuda a suprimir el apetito; así que cuando la leptina baja, aumentan las ganas de comer.

No obstante, otra de las hormonas claves implicadas en la regulación del sueño, es la orexina, una proteína que va a intervenir en el funcionamiento neuronal y que va a regular varios procesos celulares.

¿QUÉ ES LA OREXINA Y CUÁL ES SU RELACIÓN CON LA OBESIDAD?

La orexina, también conocida como hipocretina, es una hormona neuronal polipeptídica que se encuentra el hipotálamo posterior y que está formada por treinta aminoácidos. El hipotálamo desempeña un papel relevante en el mantenimiento de toda una serie de funciones como son la sed, el apetito, la libido y la regulación del sueño.

Las hormonas de las orexinas juegan un papel muy importante, tanto en la influencia de la ingesta como en el apetito, ya que estas tienen la capacidad de aumentar el hambre, de hecho, se ha comprobado que el sistema orexina/hipocretina está muy relacionado con la interacción entre el cerebro y el sistema digestivo, lo que sería el eje cerebro-intestinal.

Algunos estudios con animales han demostrado que los bajos niveles de orexina causan obesidad, incluso cuando se consumen menos calorías. Este es uno de los factores por los que el consumo de azúcar nos hace engordar.

El consumo de azúcar provoca que aumente su nivel en sangre, y esto a su vez ayuda a suprimir la orexina, es por esto que al cabo de poco tiempo después de tomar azúcares refinados, el descenso de la hipocretina nos hace sentir más fatigados e inactivos de lo normal, pues genera una curva metabólica en la que, si bien, al principio el azúcar añade energía, después ejerce un efecto rebote generando más cansancio del que sería habitual.

En este sentido, en lugar de quemar las calorías a través de la acción, las induce al descanso.

SU RELACIÓN CON EL INSOMNIO Y LA NARCOLEPSIA

Algunos estudios han demostrado que las cantidades demasiado altas de orexina en el hipotálamo producen estados de insomnio, mientras que la falta de hipocretina genera narcolepsia, enfermedad autoinmune que destruye las neuronas orexinas.

De esta manera, los niveles de orexina también influyen en la sensación de sueño después de las comidas. Los altos niveles de glucosa en sangre, como los que aparecen después de una gran comida, pueden desactivar células del cerebro que normalmente segregan sustancias que nos mantienen despiertos y alerta. En el 2007, un estudio demostró cómo el funcionamiento de las orexinas son menos activas durante la noche.

Al parecer, la actividad de las orexinas se apaga debido a las subidas de glucosa que experimentamos después de comer. Esta interacción entre la glucosa y la orexina explica, además del hecho de tener sueño al finalizar una comida, el insomnio cuando se tiene hambre, ya que la actividad de las neuronas es mayor debido a la falta de glucosa en sangre.

¿Sabías que el sueño es un factor clave en el sobrepeso y la obesidad también? Dormir poco puede afectar a nuestra salud en gran medida, trayendo consecuencias a nuestro cuerpo que se ven reflejados en experimentar pérdida de memoria, problemas de concentración y más fatiga mental, además, dormir bien, es fundamental para adelgazar… ¡sí, así como lo lees!

Para hacernos una idea de la importancia que el dormir bien tiene en nuestro peso, un estudio del Centro de Investigación Biomédica sobre la obesidad y la nutrición considera que por cada hora adicional de sueño reduciríamos hasta un 36 por ciento el riesgo de sobrepeso, nada mal.

Y es que, al parecer, la falta de sueño aumenta la secreción de una hormona llamada grelina, una hormona que envía una señal de hambre al cerebro; al mismo tiempo desciende el nivel de leptina, otra hormona implicada que ayuda a suprimir el apetito; así que cuando la leptina baja, aumentan las ganas de comer.

No obstante, otra de las hormonas claves implicadas en la regulación del sueño, es la orexina, una proteína que va a intervenir en el funcionamiento neuronal y que va a regular varios procesos celulares.

¿QUÉ ES LA OREXINA Y CUÁL ES SU RELACIÓN CON LA OBESIDAD?

La orexina, también conocida como hipocretina, es una hormona neuronal polipeptídica que se encuentra el hipotálamo posterior y que está formada por treinta aminoácidos. El hipotálamo desempeña un papel relevante en el mantenimiento de toda una serie de funciones como son la sed, el apetito, la libido y la regulación del sueño.

Las hormonas de las orexinas juegan un papel muy importante, tanto en la influencia de la ingesta como en el apetito, ya que estas tienen la capacidad de aumentar el hambre, de hecho, se ha comprobado que el sistema orexina/hipocretina está muy relacionado con la interacción entre el cerebro y el sistema digestivo, lo que sería el eje cerebro-intestinal.

Algunos estudios con animales han demostrado que los bajos niveles de orexina causan obesidad, incluso cuando se consumen menos calorías. Este es uno de los factores por los que el consumo de azúcar nos hace engordar.

El consumo de azúcar provoca que aumente su nivel en sangre, y esto a su vez ayuda a suprimir la orexina, es por esto que al cabo de poco tiempo después de tomar azúcares refinados, el descenso de la hipocretina nos hace sentir más fatigados e inactivos de lo normal, pues genera una curva metabólica en la que, si bien, al principio el azúcar añade energía, después ejerce un efecto rebote generando más cansancio del que sería habitual.

En este sentido, en lugar de quemar las calorías a través de la acción, las induce al descanso.

SU RELACIÓN CON EL INSOMNIO Y LA NARCOLEPSIA

Algunos estudios han demostrado que las cantidades demasiado altas de orexina en el hipotálamo producen estados de insomnio, mientras que la falta de hipocretina genera narcolepsia, enfermedad autoinmune que destruye las neuronas orexinas.

De esta manera, los niveles de orexina también influyen en la sensación de sueño después de las comidas. Los altos niveles de glucosa en sangre, como los que aparecen después de una gran comida, pueden desactivar células del cerebro que normalmente segregan sustancias que nos mantienen despiertos y alerta. En el 2007, un estudio demostró cómo el funcionamiento de las orexinas son menos activas durante la noche.

Al parecer, la actividad de las orexinas se apaga debido a las subidas de glucosa que experimentamos después de comer. Esta interacción entre la glucosa y la orexina explica, además del hecho de tener sueño al finalizar una comida, el insomnio cuando se tiene hambre, ya que la actividad de las neuronas es mayor debido a la falta de glucosa en sangre.

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