/ domingo 7 de mayo de 2023

Carecen de vivienda digna casi 5 millones de poblanos

La mayoría de las viviendas están elaboradas con materiales frágiles o no cuentan con alguno de los servicios básicos

En el estado de Puebla viven 6 millones 567 mil 335 personas, de las cuales, 4 millones 914 mil 196, es decir, el 74.8 por ciento, no tienen una vivienda digna debido a que el espacio es muy pequeño, están elaboradas con materiales frágiles o no cuentan con alguno de los servicios básicos, como energía eléctrica, agua potable y drenaje.

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), del millón 713 mil 381 hogares ocupados en la entidad, un millón 355 mil 663, que corresponde al 79.1 por ciento, se encuentran en estas deficientes condiciones, que las convierte en espacios no aptos para vivir.

Según la organización latinoamericana Techo, para que un hogar sea considerado habitable debe cumplir con ciertas características, como seguridad jurídica, disponibilidad de servicios, costo accesible y un espacio mínimo de 60 metros cuadrados.

De no tener estos requisitos, Alfredo García Galindo, docente e investigador de la Escuela de Humanidades y Educación del Instituto Tecnológico de Monterrey, campus Puebla, explica que sus habitantes corren el riesgo de sufrir problemas psicológicos y de salud, lo que daña su calidad de vida.

Para reducir el alto índice de población que tiene carencias en sus hogares, la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) recomienda que se otorguen incentivos públicos para mejorar y ampliar las viviendas, así como acercar los servicios básicos en aquellos lugares donde no los hay.

¿Cómo debe ser una vivienda digna?

En entrevista con esta casa editorial, María Fernanda Vázquez, directora de Investigación Social de la organización latinoamericana Techo México, da a conocer que para que una vivienda sea considerada digna debe cumplir mínimo con cinco componentes básicos.

Estos son seguridad jurídica; disponibilidad de servicios, materiales e infraestructura; que tenga un costo accesible, y que cuente con una buena ubicación con relación a centros de trabajo, salud, educación y esparcimientos.

También debe ser habitable, es decir, que el hogar tenga, como mínimo, un tamaño de 60 metros cuadrados, y que esté construida con materiales resistentes, como ladrillo o tabiques.

La mayoría de las viviendas están elaboradas con materiales frágiles o no cuentan con alguno de los servicios básicos. Foto: Archivo | El Sol de Puebla

Sobre las características básicas de las viviendas, la vocera de Techo estima que deben contar con espacios básicos, como una recámara, un baño completo, cocina y sala comedor.

“La vivienda adecuada es una necesidad básica, es el lugar de refugio que necesitan las personas para protegerse, resguardarse de las inclemencias del tiempo, preservar su intimidad y, en la mayoría de los casos, representa el lugar de asentamiento no solo de personas individuales, sino de núcleos familiares (…) Es una necesidad humana básica, como el alimento, el abrigo o el descanso”, subraya.

Fernanda Vázquez asegura que no todas las personas pueden acceder a una vivienda digna debido a la pobreza o al alto índice de empleos informales, que no les permite obtener un crédito hipotecario.

“En general, existe una crisis de vivienda digna que urge ser atendida en Puebla, como en cada uno de los estados que componen la República Mexicana. Estos son los lineamientos básicos para que alguien viva bien, sin embargo, está claro que no todos tienen este privilegio”, agrega.

Techo se dedica a mejorar las condiciones de vivienda y hábitat a través del diseño, gestión y construcción de proyectos de vivienda, acceso a servicios básicos e infraestructura comunitaria en acción conjunta entre pobladoras, pobladores y la juventud voluntaria.

¿Cuáles son las carencias de las viviendas?

De acuerdo con el INEGI, del millón 713 mil 381 hogares ocupados en la entidad, 620 mil 243 son espacios que miden 55 metros cuadrados, característica que los convierte en lugares con una superficie menor al parámetro establecido, que es de 60 metros cuadrados.

A su vez, 735 mil 420 hogares no cuentan con al menos un servicio básico, entre los que destacan agua potable, energía eléctrica, drenaje, además de no tener cisternas y sanitarios.

Específicamente sobre el segundo tema, el Instituto expone que, en Puebla, 87 mil 193 casas tienen pisos de tierra; 82 mil 485 no cuentan con energía eléctrica y drenaje; 76 mil 093 no disponen de agua potable; 26 mil 984 no poseen de un sanitario, y en 462 mil 665 no hay cisternas o tinacos.

Esta situación afecta la calidad de vida de 4 millones 914 mil 196 poblanos de todas las edades, ya que, de estos, 2 millones 560 mil 135 viven en espacios menores a los 55 metros cuadrados.

De acuerdo con el INEGI, del millón 713 mil 381 hogares ocupados en la entidad, 620 mil 243 son espacios que miden 55 metros cuadrados. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

Mientras tanto, un millón 285 mil 298 no tienen una cisterna o tinaco; 349 mil 583 viven en un hogar con piso de tierra; 325 mil 884 no disponen de energía eléctrica y agua potable; 305 mil 008 no cuentan con drenaje y 88 mil 288 no poseen de un sanitario.

Ante este panorama, Ariosto Goytortua López, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi), explica que la mayoría de las casas que tiene algún tipo de carencia fueron autoconstruidas por las mismas familias, ya que de esta manera les resulta más económico tener un hogar.

Sin embargo, no descarta que existan fraccionamientos realizados por desarrolladores formalmente establecidos, y que también cuenten con distintas deficiencias.

No obstante, aclara que este tipo de inmuebles fueron ejecutados antes de 2013, cuando aún no existía un Plan Nacional de Vivienda para establecer lineamientos para la construcción.

Silvia y Eugenia, dos mujeres sin una vivienda digna

Silvia Silva y Eugenia Hernández son dos mujeres que viven en distintos puntos del estado de Puebla, pero que tienen algo en común: habitan en casas elaboradoras con materiales frágiles y donde escasean los servicios básicos.

La primera historia se presenta en la colonia Elsa Córdoba, al sur de la Ciudad de Puebla, donde se encuentra el hogar de Silvia Silva García y de sus seis familiares, incluyendo tres menores de edad.

A primera vista se puede observar que este inmueble no es un verdadero hogar para esas personas, ya que está construido únicamente con palos de madera, lonas y láminas.

Además, el servicio de agua potable solo llega dos veces a la semana, lo que limita de manera significativa sus posibilidades de tener una correcta limpieza personal y de su vivienda.

Por si fuera poco, el inmueble es muy pequeño, por el hecho de que está compuesto únicamente por cuatro piezas, que son el baño y tres cuartos. Incluso, en una habitación duermen cuatro personas, y ahí mismo habilitaron su comedor, sala y cocina.

“Uno se acostumbra a las circunstancias en las que vive. Es difícil estar aquí porque nos entra el agua, el aire y el polvo, pero es para lo único que nos alcanza, porque los únicos que traen dinero son mi esposo y mi papá, que son albañiles”, refiere.

La mujer de 29 años menciona que viven en esas condiciones desde hace 15 años. Desde entonces toda la familia duerme intranquila, debido a que teme que su casa se derrumbe por los materiales frágiles con los que fue elaborada.

La vivienda de Silvia está construida únicamente con palos de madera, lonas y láminas. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

“Solo pido que las autoridades del municipio y del estado se fijen en las personas que vivimos en estas condiciones. Estaría bien que nos ayuden para acceder a una vivienda digna, no pedimos algo grande ni lujoso, solo algo bien”, aclara.

El otro caso es el de Eugenia Hernández, quien vive con otras cuatro personas en una casa que se localiza en la colonia Cuitláhuac de la junta auxiliar Azumiatla, en el extremo sur del municipio de Puebla.

La madre de familia explica que llevan en ese inmueble desde hace tres años, sin embargo, lo único que han podido construir es un cuarto de 12 metros cuadrados, donde descansan los cinco integrantes de la familia.

El resto del hogar, donde se habilitó su sala y comedor, está elaborado exclusivamente con materiales frágiles como láminas, madera, lonas, bolsas para basura y cobertores.

“Es algo muy difícil vivir así, que pocos entenderían, pero no nos queda de otra. Aquí dormimos todos en un solo cuarto amontonados porque es el único lugar seguro, ya que el resto de la casa está hecha de material que nos regalan, pero se nos mete el agua, el aire y el polvo”, declara.

La mujer expone que en su vivienda también faltan todos los servicios básicos, como agua, drenaje y luz, por lo que eso también hace que no vivan en óptimas condiciones.

Vivir en un lugar inadecuado provoca problemas psicológicos y de salud

Alfredo García Galindo, docente e investigador de la Escuela de Humanidades y Educación del Tecnológico de Monterrey, campus Puebla, advierte que todas aquellas personas que viven en un lugar inadecuado corren el riesgo de sufrir problemas psicológicos y de salud.

Esto debido a que habitan en un entorno con una alta concentración de individuos, sin privacidad, y en muchos casos con falta de higiene debido a la escasez de servicios básicos.

Los padecimientos más comunes en este sector de la población son cuadros de depresión, estrés, violencia doméstica, dificultades de aprendizaje y trastornos en el desarrollo.Asimismo, son propensos a sufrir diferentes enfermedades comunes y contagiosas que los ponen en riesgo, entre las que destacan asma, tuberculosis, diarreas o dermatitis.

“Estas son las tendencias generales de cómo se ve afectada la calidad de vida de estas personas. Viven en un entorno con mucho confinamiento, sin servicios y falta de higiene, por lo que a un corto plazo empiezan a padecer algo de esto”, refiere.

Incentivos públicos para mejorar las viviendas y acercar servicios disminuiría el problema

A fin de erradicar el alto índice de población que tiene carencias en sus hogares, Gustavo David Vargas Constantini, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), da a conocer una serie de propuestas que se deben implementar en el estado.

“El derecho a la vivienda digna es entender que tanto hombres como mujeres de todas las edades, clase y condición social tienen acceso a una casa, que sea un lugar donde puedan vivir con seguridad, dignidad, paz y un ambiente saludable, tanto en la condición física como en la condición psicológica”, subraya.

Una primera solución sería que las autoridades otorguen incentivos públicos para que las personas más vulnerables puedan mejorar y ampliar sus viviendas, con el fin de que todos sus integrantes tengan una buena calidad de vida.

Asimismo, se deben acercar servicios básicos en aquellos sitios donde no los hay, principalmente todo lo relacionado con agua, drenaje, luz eléctrica, transporte público, centros de salud y escuelas.

“Si les damos incentivos podrán tener un hogar que los cuide del frío, calor, lluvias, vientos y de los derrumbes; mientras tanto, al acercarles servicios, tendrán una zona que sea habitable y cómoda“, concluye.

En el estado de Puebla viven 6 millones 567 mil 335 personas, de las cuales, 4 millones 914 mil 196, es decir, el 74.8 por ciento, no tienen una vivienda digna debido a que el espacio es muy pequeño, están elaboradas con materiales frágiles o no cuentan con alguno de los servicios básicos, como energía eléctrica, agua potable y drenaje.

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), del millón 713 mil 381 hogares ocupados en la entidad, un millón 355 mil 663, que corresponde al 79.1 por ciento, se encuentran en estas deficientes condiciones, que las convierte en espacios no aptos para vivir.

Según la organización latinoamericana Techo, para que un hogar sea considerado habitable debe cumplir con ciertas características, como seguridad jurídica, disponibilidad de servicios, costo accesible y un espacio mínimo de 60 metros cuadrados.

De no tener estos requisitos, Alfredo García Galindo, docente e investigador de la Escuela de Humanidades y Educación del Instituto Tecnológico de Monterrey, campus Puebla, explica que sus habitantes corren el riesgo de sufrir problemas psicológicos y de salud, lo que daña su calidad de vida.

Para reducir el alto índice de población que tiene carencias en sus hogares, la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) recomienda que se otorguen incentivos públicos para mejorar y ampliar las viviendas, así como acercar los servicios básicos en aquellos lugares donde no los hay.

¿Cómo debe ser una vivienda digna?

En entrevista con esta casa editorial, María Fernanda Vázquez, directora de Investigación Social de la organización latinoamericana Techo México, da a conocer que para que una vivienda sea considerada digna debe cumplir mínimo con cinco componentes básicos.

Estos son seguridad jurídica; disponibilidad de servicios, materiales e infraestructura; que tenga un costo accesible, y que cuente con una buena ubicación con relación a centros de trabajo, salud, educación y esparcimientos.

También debe ser habitable, es decir, que el hogar tenga, como mínimo, un tamaño de 60 metros cuadrados, y que esté construida con materiales resistentes, como ladrillo o tabiques.

La mayoría de las viviendas están elaboradas con materiales frágiles o no cuentan con alguno de los servicios básicos. Foto: Archivo | El Sol de Puebla

Sobre las características básicas de las viviendas, la vocera de Techo estima que deben contar con espacios básicos, como una recámara, un baño completo, cocina y sala comedor.

“La vivienda adecuada es una necesidad básica, es el lugar de refugio que necesitan las personas para protegerse, resguardarse de las inclemencias del tiempo, preservar su intimidad y, en la mayoría de los casos, representa el lugar de asentamiento no solo de personas individuales, sino de núcleos familiares (…) Es una necesidad humana básica, como el alimento, el abrigo o el descanso”, subraya.

Fernanda Vázquez asegura que no todas las personas pueden acceder a una vivienda digna debido a la pobreza o al alto índice de empleos informales, que no les permite obtener un crédito hipotecario.

“En general, existe una crisis de vivienda digna que urge ser atendida en Puebla, como en cada uno de los estados que componen la República Mexicana. Estos son los lineamientos básicos para que alguien viva bien, sin embargo, está claro que no todos tienen este privilegio”, agrega.

Techo se dedica a mejorar las condiciones de vivienda y hábitat a través del diseño, gestión y construcción de proyectos de vivienda, acceso a servicios básicos e infraestructura comunitaria en acción conjunta entre pobladoras, pobladores y la juventud voluntaria.

¿Cuáles son las carencias de las viviendas?

De acuerdo con el INEGI, del millón 713 mil 381 hogares ocupados en la entidad, 620 mil 243 son espacios que miden 55 metros cuadrados, característica que los convierte en lugares con una superficie menor al parámetro establecido, que es de 60 metros cuadrados.

A su vez, 735 mil 420 hogares no cuentan con al menos un servicio básico, entre los que destacan agua potable, energía eléctrica, drenaje, además de no tener cisternas y sanitarios.

Específicamente sobre el segundo tema, el Instituto expone que, en Puebla, 87 mil 193 casas tienen pisos de tierra; 82 mil 485 no cuentan con energía eléctrica y drenaje; 76 mil 093 no disponen de agua potable; 26 mil 984 no poseen de un sanitario, y en 462 mil 665 no hay cisternas o tinacos.

Esta situación afecta la calidad de vida de 4 millones 914 mil 196 poblanos de todas las edades, ya que, de estos, 2 millones 560 mil 135 viven en espacios menores a los 55 metros cuadrados.

De acuerdo con el INEGI, del millón 713 mil 381 hogares ocupados en la entidad, 620 mil 243 son espacios que miden 55 metros cuadrados. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

Mientras tanto, un millón 285 mil 298 no tienen una cisterna o tinaco; 349 mil 583 viven en un hogar con piso de tierra; 325 mil 884 no disponen de energía eléctrica y agua potable; 305 mil 008 no cuentan con drenaje y 88 mil 288 no poseen de un sanitario.

Ante este panorama, Ariosto Goytortua López, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi), explica que la mayoría de las casas que tiene algún tipo de carencia fueron autoconstruidas por las mismas familias, ya que de esta manera les resulta más económico tener un hogar.

Sin embargo, no descarta que existan fraccionamientos realizados por desarrolladores formalmente establecidos, y que también cuenten con distintas deficiencias.

No obstante, aclara que este tipo de inmuebles fueron ejecutados antes de 2013, cuando aún no existía un Plan Nacional de Vivienda para establecer lineamientos para la construcción.

Silvia y Eugenia, dos mujeres sin una vivienda digna

Silvia Silva y Eugenia Hernández son dos mujeres que viven en distintos puntos del estado de Puebla, pero que tienen algo en común: habitan en casas elaboradoras con materiales frágiles y donde escasean los servicios básicos.

La primera historia se presenta en la colonia Elsa Córdoba, al sur de la Ciudad de Puebla, donde se encuentra el hogar de Silvia Silva García y de sus seis familiares, incluyendo tres menores de edad.

A primera vista se puede observar que este inmueble no es un verdadero hogar para esas personas, ya que está construido únicamente con palos de madera, lonas y láminas.

Además, el servicio de agua potable solo llega dos veces a la semana, lo que limita de manera significativa sus posibilidades de tener una correcta limpieza personal y de su vivienda.

Por si fuera poco, el inmueble es muy pequeño, por el hecho de que está compuesto únicamente por cuatro piezas, que son el baño y tres cuartos. Incluso, en una habitación duermen cuatro personas, y ahí mismo habilitaron su comedor, sala y cocina.

“Uno se acostumbra a las circunstancias en las que vive. Es difícil estar aquí porque nos entra el agua, el aire y el polvo, pero es para lo único que nos alcanza, porque los únicos que traen dinero son mi esposo y mi papá, que son albañiles”, refiere.

La mujer de 29 años menciona que viven en esas condiciones desde hace 15 años. Desde entonces toda la familia duerme intranquila, debido a que teme que su casa se derrumbe por los materiales frágiles con los que fue elaborada.

La vivienda de Silvia está construida únicamente con palos de madera, lonas y láminas. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

“Solo pido que las autoridades del municipio y del estado se fijen en las personas que vivimos en estas condiciones. Estaría bien que nos ayuden para acceder a una vivienda digna, no pedimos algo grande ni lujoso, solo algo bien”, aclara.

El otro caso es el de Eugenia Hernández, quien vive con otras cuatro personas en una casa que se localiza en la colonia Cuitláhuac de la junta auxiliar Azumiatla, en el extremo sur del municipio de Puebla.

La madre de familia explica que llevan en ese inmueble desde hace tres años, sin embargo, lo único que han podido construir es un cuarto de 12 metros cuadrados, donde descansan los cinco integrantes de la familia.

El resto del hogar, donde se habilitó su sala y comedor, está elaborado exclusivamente con materiales frágiles como láminas, madera, lonas, bolsas para basura y cobertores.

“Es algo muy difícil vivir así, que pocos entenderían, pero no nos queda de otra. Aquí dormimos todos en un solo cuarto amontonados porque es el único lugar seguro, ya que el resto de la casa está hecha de material que nos regalan, pero se nos mete el agua, el aire y el polvo”, declara.

La mujer expone que en su vivienda también faltan todos los servicios básicos, como agua, drenaje y luz, por lo que eso también hace que no vivan en óptimas condiciones.

Vivir en un lugar inadecuado provoca problemas psicológicos y de salud

Alfredo García Galindo, docente e investigador de la Escuela de Humanidades y Educación del Tecnológico de Monterrey, campus Puebla, advierte que todas aquellas personas que viven en un lugar inadecuado corren el riesgo de sufrir problemas psicológicos y de salud.

Esto debido a que habitan en un entorno con una alta concentración de individuos, sin privacidad, y en muchos casos con falta de higiene debido a la escasez de servicios básicos.

Los padecimientos más comunes en este sector de la población son cuadros de depresión, estrés, violencia doméstica, dificultades de aprendizaje y trastornos en el desarrollo.Asimismo, son propensos a sufrir diferentes enfermedades comunes y contagiosas que los ponen en riesgo, entre las que destacan asma, tuberculosis, diarreas o dermatitis.

“Estas son las tendencias generales de cómo se ve afectada la calidad de vida de estas personas. Viven en un entorno con mucho confinamiento, sin servicios y falta de higiene, por lo que a un corto plazo empiezan a padecer algo de esto”, refiere.

Incentivos públicos para mejorar las viviendas y acercar servicios disminuiría el problema

A fin de erradicar el alto índice de población que tiene carencias en sus hogares, Gustavo David Vargas Constantini, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), da a conocer una serie de propuestas que se deben implementar en el estado.

“El derecho a la vivienda digna es entender que tanto hombres como mujeres de todas las edades, clase y condición social tienen acceso a una casa, que sea un lugar donde puedan vivir con seguridad, dignidad, paz y un ambiente saludable, tanto en la condición física como en la condición psicológica”, subraya.

Una primera solución sería que las autoridades otorguen incentivos públicos para que las personas más vulnerables puedan mejorar y ampliar sus viviendas, con el fin de que todos sus integrantes tengan una buena calidad de vida.

Asimismo, se deben acercar servicios básicos en aquellos sitios donde no los hay, principalmente todo lo relacionado con agua, drenaje, luz eléctrica, transporte público, centros de salud y escuelas.

“Si les damos incentivos podrán tener un hogar que los cuide del frío, calor, lluvias, vientos y de los derrumbes; mientras tanto, al acercarles servicios, tendrán una zona que sea habitable y cómoda“, concluye.

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